Imagen: Susan Coward. Fuente: Universidad de Victoria.
En 2008, un equipo de investigadores liderado por especialistas de la Universidad de Victoria, en Canadá, se embarcó en un proyecto que pretendía profundizar en el proceso de la muerte y las maneras de enfrentarlo, desde diversas perspectivas religiosas.
Harold Coward, director del Centro de Estudios de Religión y Sociedad de la Universidad de Victoria (CSRS) y su colaboradora, la doctora Kelly Stajduhar, reunieron con este fin a 22 investigadores procedentes de una amplia gama de disciplinas académicas y de diversos países, como el Reino Unido, África, China, Tailandia, Estados Unidos y Canadá.
Coward y Stajduhar reclutaron asimismo a enfermeras, médicos y cuidadores de diversas partes del mundo para su estudio.
Conocer las necesidades religiosas de los moribundos
Con todos ellos, fueron analizados los requisitos que pueden garantizar una “buena muerte” en las siguientes tradiciones religiosas: el hinduismo, el budismo, el Islam, las religiones chinas, el cristianismo y las religiones aborígenes. La investigación fue realizada en hospicios para moribundos de todo el mundo.
Según explican los investigadores en un comunicado emitido por la Universidad de Victoria, con el presente estudio se ha intentado paliar una carencia de la literatura médica: ya existían muchas investigaciones acerca del control del dolor y de los cuidados paliativos pero, en cambio, los estudios sobre las necesidades religiosas de las personas moribundas eran escasos.
El resultado de la investigación ha sido el libro “Religious Understandings of a ‘Good Death’ in Hospice Palliative Care”, que será publicado por SUNY Press en 2011. En esta obra, se muestran recursos prácticos para ayudar a los profesionales a atender las diversas necesidades religiosas de los pacientes moribundos.
La meditación como cuidado paliativo
En uno de los capítulos del libro, se habla de la atención a moribundos en hospicios budistas de Tailandia. Pinit Ratanakul, de la Universidad Mahidol de Bangkok, fue en este caso el encargado de estudiar la relación entre religión y muerte.
Para los budistas tailandeses, escribe Ratanakul, una buena muerte es aquélla que es apacible, que está libre de miedo, ira o ansiedad, y que conduce hacia el renacimiento o la iluminación.
Los budistas consideran que el último estado consciente es de extrema importancia, porque contribuye significativamente a la calidad del renacimiento resultante.
Por eso, una gran parte de la preparación para la muerte en los hospicios budistas consiste en paliar el dolor a través de la meditación y de la terapia dhamma (de autosuperación).
Los moribundos estudiados en Tailandia contaban, por tanto, con guía espiritual y con cuidados médicos en los últimos momentos de su vida. Las atenciones proporcionadas por los monjes budistas ayudaban a los moribundos a comprender la muerte como un paso en el ciclo de las reencarnaciones.
Harold Coward, director del Centro de Estudios de Religión y Sociedad de la Universidad de Victoria (CSRS) y su colaboradora, la doctora Kelly Stajduhar, reunieron con este fin a 22 investigadores procedentes de una amplia gama de disciplinas académicas y de diversos países, como el Reino Unido, África, China, Tailandia, Estados Unidos y Canadá.
Coward y Stajduhar reclutaron asimismo a enfermeras, médicos y cuidadores de diversas partes del mundo para su estudio.
Conocer las necesidades religiosas de los moribundos
Con todos ellos, fueron analizados los requisitos que pueden garantizar una “buena muerte” en las siguientes tradiciones religiosas: el hinduismo, el budismo, el Islam, las religiones chinas, el cristianismo y las religiones aborígenes. La investigación fue realizada en hospicios para moribundos de todo el mundo.
Según explican los investigadores en un comunicado emitido por la Universidad de Victoria, con el presente estudio se ha intentado paliar una carencia de la literatura médica: ya existían muchas investigaciones acerca del control del dolor y de los cuidados paliativos pero, en cambio, los estudios sobre las necesidades religiosas de las personas moribundas eran escasos.
El resultado de la investigación ha sido el libro “Religious Understandings of a ‘Good Death’ in Hospice Palliative Care”, que será publicado por SUNY Press en 2011. En esta obra, se muestran recursos prácticos para ayudar a los profesionales a atender las diversas necesidades religiosas de los pacientes moribundos.
La meditación como cuidado paliativo
En uno de los capítulos del libro, se habla de la atención a moribundos en hospicios budistas de Tailandia. Pinit Ratanakul, de la Universidad Mahidol de Bangkok, fue en este caso el encargado de estudiar la relación entre religión y muerte.
Para los budistas tailandeses, escribe Ratanakul, una buena muerte es aquélla que es apacible, que está libre de miedo, ira o ansiedad, y que conduce hacia el renacimiento o la iluminación.
Los budistas consideran que el último estado consciente es de extrema importancia, porque contribuye significativamente a la calidad del renacimiento resultante.
Por eso, una gran parte de la preparación para la muerte en los hospicios budistas consiste en paliar el dolor a través de la meditación y de la terapia dhamma (de autosuperación).
Los moribundos estudiados en Tailandia contaban, por tanto, con guía espiritual y con cuidados médicos en los últimos momentos de su vida. Las atenciones proporcionadas por los monjes budistas ayudaban a los moribundos a comprender la muerte como un paso en el ciclo de las reencarnaciones.
La importancia de la conexión
En lo que se refiere a los cuidados paliativos para niños, la especialista en la materia Elizabeth Davies trabajó en la investigación con su marido, el doctor Thomas Attig de la Bowling Green State University de Ohio, y con la religiosa Francis Dominica, una enfermera británica fundadora del primer hospicio infantil del mundo en Oxford.
Daves escribe que “los niños son conscientes de la muerte y de la espiritualidad de una manera muy clara para ellos, e insospechada por los adultos”. Según la investigadora, por eso es importante reconocer la gama de experiencias que un niño puede tener cuando se acerca su propia muerte, para que sus cuidadores puedan atender mejor sus necesidades.
Por otro lado, resulta crucial tener en cuenta que las situaciones de muerte infantil son experiencias que afectan a toda la familia. Por eso, según Daves: “es de vital importancia ser capaces de tratar temas religiosos con las familias, y eso significa dirigirse a ellas de una manera culturalmente sensible, que puedan comprender”.
Daves escribe: “Independientemente de dónde vengan o de su cultura, los padres aman a sus hijos. Ellos valoran mucho la sensibilidad, el respeto, la amabilidad. El enfoque de mi investigación ha sido el de tratar de ayudar a los profesionales del sector a ser más conscientes de la importancia de la conexión de humano a humano”. Parte de esta conexión procede de la comprensión de las necesidades religiosas de cada familia y niño, aunque éstas sean muy diferentes a las de los especialistas.
Atención más allá de las tradiciones religiosas
El presente libro recoge, por otro lado, experiencias de personas moribundas aborígenes y de Panyab (región entre India y Pakistán) que habían asistido a hospicios para enfermos terminales o que habían recibido atención de éstos al final de sus vidas.
Por último, el libro también contempla el proceso de muerte en las personas no religiosas. Según Coward: “Existe toda una nueva generación de gente que afirma sentirse espiritual pero no religiosa. Para cada una de estas personas, la palabra espiritual puede significar una cosa distinta”.
Una parte del libro está, por esa razón, dedicada a los cuidados espirituales en los momentos cercanos a la muerte, más allá de cualquier tradición religiosa.
Después de reunir toda la información, el equipo de investigadores pasó varios meses cotejando cada uno de los capítulos. Éstos fueron editados y compilados finalmente por Coward y Stajduhar.
Los investigadores esperan que “Religious Understandings of a ‘Good Death’ in Hospice Palliative Care” sirva como guía para médicos, enfermeras, estudiantes y voluntarios implicados en el trabajo en hospicios de atención a moribundos de todo el mundo, y que se convierta en un recurso internacional de atención en el proceso de la muerte.
En lo que se refiere a los cuidados paliativos para niños, la especialista en la materia Elizabeth Davies trabajó en la investigación con su marido, el doctor Thomas Attig de la Bowling Green State University de Ohio, y con la religiosa Francis Dominica, una enfermera británica fundadora del primer hospicio infantil del mundo en Oxford.
Daves escribe que “los niños son conscientes de la muerte y de la espiritualidad de una manera muy clara para ellos, e insospechada por los adultos”. Según la investigadora, por eso es importante reconocer la gama de experiencias que un niño puede tener cuando se acerca su propia muerte, para que sus cuidadores puedan atender mejor sus necesidades.
Por otro lado, resulta crucial tener en cuenta que las situaciones de muerte infantil son experiencias que afectan a toda la familia. Por eso, según Daves: “es de vital importancia ser capaces de tratar temas religiosos con las familias, y eso significa dirigirse a ellas de una manera culturalmente sensible, que puedan comprender”.
Daves escribe: “Independientemente de dónde vengan o de su cultura, los padres aman a sus hijos. Ellos valoran mucho la sensibilidad, el respeto, la amabilidad. El enfoque de mi investigación ha sido el de tratar de ayudar a los profesionales del sector a ser más conscientes de la importancia de la conexión de humano a humano”. Parte de esta conexión procede de la comprensión de las necesidades religiosas de cada familia y niño, aunque éstas sean muy diferentes a las de los especialistas.
Atención más allá de las tradiciones religiosas
El presente libro recoge, por otro lado, experiencias de personas moribundas aborígenes y de Panyab (región entre India y Pakistán) que habían asistido a hospicios para enfermos terminales o que habían recibido atención de éstos al final de sus vidas.
Por último, el libro también contempla el proceso de muerte en las personas no religiosas. Según Coward: “Existe toda una nueva generación de gente que afirma sentirse espiritual pero no religiosa. Para cada una de estas personas, la palabra espiritual puede significar una cosa distinta”.
Una parte del libro está, por esa razón, dedicada a los cuidados espirituales en los momentos cercanos a la muerte, más allá de cualquier tradición religiosa.
Después de reunir toda la información, el equipo de investigadores pasó varios meses cotejando cada uno de los capítulos. Éstos fueron editados y compilados finalmente por Coward y Stajduhar.
Los investigadores esperan que “Religious Understandings of a ‘Good Death’ in Hospice Palliative Care” sirva como guía para médicos, enfermeras, estudiantes y voluntarios implicados en el trabajo en hospicios de atención a moribundos de todo el mundo, y que se convierta en un recurso internacional de atención en el proceso de la muerte.