La violación de datos a empresas a nivel mundial se intensificó en 2014, poniendo en riesgo la privacidad de industrias tan dispares como la de salud o el mercado minorista militar. Estados Unidos fue uno de los países que más ciberataques sufrió en las bases de datos de diversas compañías, de ahí los crecientes esfuerzos por desarrollar una tecnología capaz de erradicarlos o, al menos, mitigarlos.
En ello trabaja la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de Estados Unidos, más conocida por el acrónimo DARPA, para lo cual ha puesto en marcha un ambicioso proyecto que pretende crear recursos programables que puedan desaparecer. Uno de ellos lleva la autoría de la empresa de investigación y desarrollo estadounidense Xerox PARC, cuyos ingenieros han desarrollado un chip capaz de autodestruirse con sólo recibir la orden.
El hardware se podría utilizar para almacenar datos como claves encriptadas y, dada la orden, romper en mil pedazos tan pequeños que la reconstrucción sería imposible, proporcionando una herramienta potencialmente revolucionaria para aplicaciones de alta seguridad.
Los resultados de la investigación se presentaban la semana pasada en el foro tecnológico Wait, What? que organiza la propia agencia DARPA cada año en San Luis, según recoge en un artículo la revista online PcWorld. "Las aplicaciones que nos interesan son la seguridad de datos y cosas por el estilo", aseguró Gregory Whiting, científico de PARC. "Realmente queríamos llegar a un sistema que fuera muy rápido y compatible con la electrónica comercial", añadió.
En ello trabaja la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de Estados Unidos, más conocida por el acrónimo DARPA, para lo cual ha puesto en marcha un ambicioso proyecto que pretende crear recursos programables que puedan desaparecer. Uno de ellos lleva la autoría de la empresa de investigación y desarrollo estadounidense Xerox PARC, cuyos ingenieros han desarrollado un chip capaz de autodestruirse con sólo recibir la orden.
El hardware se podría utilizar para almacenar datos como claves encriptadas y, dada la orden, romper en mil pedazos tan pequeños que la reconstrucción sería imposible, proporcionando una herramienta potencialmente revolucionaria para aplicaciones de alta seguridad.
Los resultados de la investigación se presentaban la semana pasada en el foro tecnológico Wait, What? que organiza la propia agencia DARPA cada año en San Luis, según recoge en un artículo la revista online PcWorld. "Las aplicaciones que nos interesan son la seguridad de datos y cosas por el estilo", aseguró Gregory Whiting, científico de PARC. "Realmente queríamos llegar a un sistema que fuera muy rápido y compatible con la electrónica comercial", añadió.
Activado por calor
El resultado es un chip basado en Gorilla Glass, el cristal fabricado por Corning Inc que se utiliza en las pantallas de muchos teléfonos inteligentes, pero con una ligera modificación. En este caso el material, a pesar de su alta resistencia contra fracturas y arañazos, se rompe al contactar con una fuente de calor, fragmentándose en pequeños pedazos.
En la demostración en vivo realizada en el foro de DARPA, cuando se encendió el circuito, una pequeña resistencia en la parte inferior del chip calentó el cristal, rompiéndolo en mil pedazos. Es más, los fragmentos continuaron descomponiéndose decenas de segundos después de la explosión inicial, sin dejar más que un montón de polvo indescifrable.
En este caso, el circuito de autodestrucción se activó por un fotodiodo, que a su vez se conectó al recibir el impulso de una luz brillante. La misma provenía de un láser, pero el desencadenante puede ser cualquier cosa, desde un interruptor mecánico a una señal de radio.
La herramienta podría ser de gran utilidad en aplicaciones de seguridad informática. Así, si se utiliza un chip fabricado en cristal para almacenar una clave encriptada, su destrucción aseguraría la completa eliminación de la clave al instante -quizás como parte de un proceso rutinario o en caso de que cayera en manos equivocadas.
El resultado es un chip basado en Gorilla Glass, el cristal fabricado por Corning Inc que se utiliza en las pantallas de muchos teléfonos inteligentes, pero con una ligera modificación. En este caso el material, a pesar de su alta resistencia contra fracturas y arañazos, se rompe al contactar con una fuente de calor, fragmentándose en pequeños pedazos.
En la demostración en vivo realizada en el foro de DARPA, cuando se encendió el circuito, una pequeña resistencia en la parte inferior del chip calentó el cristal, rompiéndolo en mil pedazos. Es más, los fragmentos continuaron descomponiéndose decenas de segundos después de la explosión inicial, sin dejar más que un montón de polvo indescifrable.
En este caso, el circuito de autodestrucción se activó por un fotodiodo, que a su vez se conectó al recibir el impulso de una luz brillante. La misma provenía de un láser, pero el desencadenante puede ser cualquier cosa, desde un interruptor mecánico a una señal de radio.
La herramienta podría ser de gran utilidad en aplicaciones de seguridad informática. Así, si se utiliza un chip fabricado en cristal para almacenar una clave encriptada, su destrucción aseguraría la completa eliminación de la clave al instante -quizás como parte de un proceso rutinario o en caso de que cayera en manos equivocadas.
Tecnología transitoria
A medida que la tecnología digital evoluciona y crece, los datos son cada vez más accesibles, lo que lleva a los defensores de la privacidad a plantearse cómo proteger la información personal y mantenerla en el anonimato. El resultado, como se detalla en la publicación The Christian Science Monitor, ha sido un creciente interés por la tecnología transitoria o autodestructiva o que, según algunos expertos, podría desempeñar un papel clave para la obtención de datos delicados en el futuro.
"Las tecnologías de recuperación de información nos han permitido organizar y reorganizar el acceso a un conjunto vertiginoso de registros públicos e información personal", subraya Christopher Kotfila, investigador de la Universidad Estatal de Nueva York. Sin embargo, no todo han sido ventajas, pues los motores de búsqueda también han supuesto una pérdida de privacidad. Por ello aboga por tecnologías autodestructivas como una forma de devolver el control de la comunicación digital a los propietarios.
Actualmente existen varias empresas que comercializan ese concepto. Es el caso de Snapchat, una red social muy popular, sobre todo entre adolescentes, desde su lanzamiento en 2011. La misma permite a los usuarios enviar texto o imágenes que desaparecen pocos segundos después de haber sido vistos por el destinatario.
En la misma línea, el servicio de correo electrónico Gmail de Google lanzó en junio la función "Deshacer el envío" que, como su propio nombre indica, permite borrar un mensaje de correo enviado hasta 30 segundos después de haber completado la acción. Otro de los servicios del correo de Google es Dmail, plugin que cifra los mensajes y permite a los usuarios elegir cuándo expiran o se autodestruyen. El destinatario sólo verá entonces símbolos sin sentido, impidiendo además que el mail sea reenviado.
La idea ha llegado también a la telefonía móvil. Blackberry y Boeing se unieron el año pasado para desarrollar "un teléfono inteligente súper seguro basado en Android", diseñado para personal de defensa y seguridad. El dispositivo puede autodestruirse si alguien intenta acceder a su disco duro.
A medida que la tecnología digital evoluciona y crece, los datos son cada vez más accesibles, lo que lleva a los defensores de la privacidad a plantearse cómo proteger la información personal y mantenerla en el anonimato. El resultado, como se detalla en la publicación The Christian Science Monitor, ha sido un creciente interés por la tecnología transitoria o autodestructiva o que, según algunos expertos, podría desempeñar un papel clave para la obtención de datos delicados en el futuro.
"Las tecnologías de recuperación de información nos han permitido organizar y reorganizar el acceso a un conjunto vertiginoso de registros públicos e información personal", subraya Christopher Kotfila, investigador de la Universidad Estatal de Nueva York. Sin embargo, no todo han sido ventajas, pues los motores de búsqueda también han supuesto una pérdida de privacidad. Por ello aboga por tecnologías autodestructivas como una forma de devolver el control de la comunicación digital a los propietarios.
Actualmente existen varias empresas que comercializan ese concepto. Es el caso de Snapchat, una red social muy popular, sobre todo entre adolescentes, desde su lanzamiento en 2011. La misma permite a los usuarios enviar texto o imágenes que desaparecen pocos segundos después de haber sido vistos por el destinatario.
En la misma línea, el servicio de correo electrónico Gmail de Google lanzó en junio la función "Deshacer el envío" que, como su propio nombre indica, permite borrar un mensaje de correo enviado hasta 30 segundos después de haber completado la acción. Otro de los servicios del correo de Google es Dmail, plugin que cifra los mensajes y permite a los usuarios elegir cuándo expiran o se autodestruyen. El destinatario sólo verá entonces símbolos sin sentido, impidiendo además que el mail sea reenviado.
La idea ha llegado también a la telefonía móvil. Blackberry y Boeing se unieron el año pasado para desarrollar "un teléfono inteligente súper seguro basado en Android", diseñado para personal de defensa y seguridad. El dispositivo puede autodestruirse si alguien intenta acceder a su disco duro.