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Vuelve a despertar la Fuerza en la saga de ciencia ficción más famosa de la galaxia

El episodio VII de Star Wars se estrena hoy en nuestro país rodeado de una gran expectación


Que 'Star Wars' es la saga cinematográfica de ciencia ficción con una Fuerza más intensa en el imaginario cultural, es algo fácil de afirmar, con permiso de los fans de la televisiva Star Trek. Hoy se estrena en nuestro país la séptima entrega, 'El despertar de la fuerza', casi cuatro décadas después de la original, y en la redacción de Tendencias21 hacemos un repaso por la ciencia escondida en la ficción de la cinta. Por Jorge Lázaro.


18/12/2015

Imagen del tráiler promocional de Star Wars VII: El despertar de la fuerza. Fuente: Lucasfilm.
Imagen del tráiler promocional de Star Wars VII: El despertar de la fuerza. Fuente: Lucasfilm.
Hace mucho tiempo, en una galaxia… Bueno, en nuestra misma galaxia, de hecho, George Lucas creó una película que haría historia: La guerra de las galaxias (rebautizada, cuando se vio la posibilidad de expandir el universo, con el subtítulo de Episodio IV: una nueva esperanza) inundaba en 1977 las pantallas de medio mundo con un desfile de fantasía disfrazada de ciencia ficción, tiroteos en rincones extraños de la galaxia, y una revisión fabulada de la lucha contra el bien y el mal.

Hoy, 18 de diciembre, un día después de que lo hiciere en la mayoría de países, se estrena en España la séptima entrega de la saga, con el título de El despertar de la fuerza. A los mandos de este tercer ciclo (tercera trilogía) de la saga galáctica, cuyos derechos posee ahora el gigante Disney, la figura de J.J. Abrams (creador de la serie Perdidos y del exitoso reinicio cinematográfico de la saga rival Star Trek) ha dirigido una cinta cuyo estreno se ha convertido ya en uno de los acontecimientos culturales del año.

El éxito de las aventuras de Luke Skywalker y compañía, que con el estreno hace más de una década de la trilogía de precuelas se convirtió más en la historia de auge y caída de su padre, Anakin Skywalker, habla por sí solo, y sería escribir sobre papel mojado el dedicarle más palabras. Por ello, desde la redacción de Tendencias21 nos aproximamos de manera diferente a las películas, preguntándonos: ¿qué hay de ciencia en lo que Star Wars nos muestra?

Errores en favor del entretenimiento

No es ningún secreto que George Lucas, creador de la saga y director de cuatro de sus entregas (concretamente los Episodios I, II, III y IV), siempre ha primado el entretenimiento y el valor artístico por encima de la ciencia. 

Star Wars no deja de ser el mayor exponente del género conocido como space opera, una subvariante de la soft fiction que ofrece historias de aventuras en un ambiente futurista, y donde la ciencia es apenas una excusa para presentar los escenarios (algo muy alejado de la hard fiction que vemos en, por ejemplo, el 2001: una odisea en el espacio, o en obras como Contact, o Interstellar , a caballo entre las dos tendencias).

Por ello, los errores en las cintas del universo warsie son habituales. En uno de los capítulos de “Cine contra ciencia” de Tendencias21TV, el doctor Gorostiza revisaba algunos de los más famosos: las espadas láser serían algo imposible de crear, salvo que recurriéramos a dispositivos similares que utilizaran plasma; no podría haber explosiones del calado de las que se muestran en el espacio exterior; y si bien un androide tan experto en lenguas como C3PO es algo plausible e imaginable a día de hoy, sería extraño ver que sus conversaciones con su compañero robótico R2-D2 se produjeran en lenguaje humano.

Estos gazapos (especialmente el referido a las espadas láser), quizás estén entre los más sonados, pero no son, ni por asomo, los únicos que presenciamos en la cinta. La mayoría de ellos, como sucede con el tema de las explosiones, están bastante extendidos en la ciencia ficción : la inexplicable transmisión de sonido en el espacio, la visión de un espacio profundo tachonado de estrellas, el distorsionamiento de la luz de estas al entrar en el hiperespacio (algo compartido con Star Trek y su contrapartida: la “curvatura”), o la presencia de gravedad terrestre en todas las naves y planetas/satélites que se visitan.

Antropocentrismo espacial

Este último error, que llegó a pasar factura incluso al meticuloso Kubrick (en las escenas de 2001: una odisea en el espacio rodadas en la Luna), se explica por la causa que sobrevuela la mayoría de patadas a la ciencia en la película: el antropocentrismo.

La visión de Star Wars es la de un universo donde los planetas no solo tienen gravedad similar a la terrestre, sino también climas y ecosistemas como los del Planeta Azul (aunque sin ninguna variedad, pues cada cuerpo mostrado está dominado por un único paisaje), y una presencia de atmósfera respirable en cada rincón del universo. No encontramos, por otra parte, fenómenos tan majestuosos como planetas a la deriva (sin estrellas), púlsars, órbitas entrecruzadas o, en general, nada que se aleje del esquema planetario del sistema solar.

Se hace esta visión enfocada en los humanos más evidente aún al hablar de los seres vivos que pueblan el universo, y que harían tirarse de los pelos al añorado Carl Sagan. La amplia mayoría, cuando no son humanos, tienen formas y mentalidades plenamente antropomórficas; como mucho, se hacen concesiones a seres de formas que siguen siendo terrestres, y que aún así mantienen un modelo humano en, por ejemplo, la comunicación.

En todo este antropocentrismo, únicamente hay algunas excepciones que brillan por su ingenio: una sería el inhóspito hábitat de gusano espacial que ataca al Halcón Milenario en un campo de asteroides en la trilogía original, o los mynocks, los parásitos alados, que viven en su interior; otra, en el sexto episodio de la saga, el gigantesco sarlacc del desierto al que Jabba el Hutt alimenta con prisioneros.

Con todo, el primer ejemplo sigue siendo un error científico, pues no solo sería prácticamente imposible alimentarse en un hábitat como el descrito, sino que dicho hábitat (un campo de asteroides en mitad del espacio, sin ningún cuerpo de tamaño razonable cerca) parece poco plausible.

Estos son los aciertos que estamos buscando

Y aún así, a pesar de todos esos fallos, Star Wars ha logrado ver realizadas algunas de sus suposiciones. Es, por ejemplo, el caso del sistema binario de Tatooine cuyos dos soles, aunque en la película estuvieran presentes solo para justificar la elevar la justificada temperatura del planeta, han demostrado ser más habituales de lo que se creía en el universo. Asimismo, la NASA ya ha localizado un mundo helado como el Hoth de Star Wars, acuático como Kamino, o volcánico como Mustafar.

Es precisamente la agencia de exploración estadounidense la que acaba de publicar, con motivo del estreno de El despertar de la fuerzauna lista con algunas de las similitudes de la saga con aspectos reales de la exploración espacial. Algunas de estas coincidencias, como el parecido entre la Estrella de la Muerte y Mimas (un satélite de Saturno), o como la semejanza entre el diseño inicial del robot Robonaut 2 y el personaje Boba Fett no son más que eso: simples coincidencias.

Sin embargo, con otros aspectos, la saga de Lucas parece más previsora de lo que cabría imaginar. La NASA ya utiliza motores iónicos en naves como Dawn: y motores iónicos son la base del sistema de propulsión de los cazas TIE (que significa, literalmente, “motores iónicos gemelos”, o “Twin Ion Engines”) de la película; más aún, cabría agradecer a Obi-Wan Kenobi la existencia de SPHERES, un minisatélite desarrollado gracias a la inspiración que supuso el droide flotante de entrenamiento con el que el maestro Jedi enseña a Luke en la primera película de la saga.

Toca ahora ver si Abrams ha decidido (o le han permitido) realizar una aproximación más científica a la saga en esta nueva entrega o si, como hiciera con Star Trek, prefiere respetar el espíritu aventurero, fantástico y poco preocupado por el rigor científico de las obra original. Después de todo, no olvidemos que esto sucedió hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana. ¿Y quién sabe si acaso en nuestro mismo universo? Lo que queda claro es que la divulgación de la ciencia, y la Fuerza, nos acompañarán, siempre.



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