CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero
 
Sigo haciendo un resumen con comentarios propios  del capítulo de G. del Cerro sobre estos criterios en el libro ¿“Existió Jesús realmente?”. Abordamos hoy el “Criterio de dificultad”.
 
Se puede enunciar así:
 
Sería muy probable que una tradición procediera del Jesús histórico cuando tal tradición causa muchos problemas a la Iglesia posterior. No es lógico que ésta invente tradiciones sobre Jesús que luego habrían de plantearle dificultades para explicarlas. Utilizan los ingleses el término “embarrasement” (embarazo en el sentido de dificultad y estupefacción a la vez) para definir el sentimiento que producen ciertos hechos “incómodos” de la vida de Jesús sobre todo para las ideas que de él se formó la Iglesia primitiva.
 
Ejemplos:
 
· El bautismo de Jesús. A la Iglesia de finales del siglo I y a la del II causó problemas el hecho de que Jesús, Dios y ser sin pecado, fuera bautizado como un pecador por Juan Bautista para la remisión de los pecados. ¿Qué penitencia tenía que practicar Jesús? ¿De qué pecados tenía que limpiarse el que presumía de que nadie podría argüirle de pecado? (Jn 8,46; Heb 4,15). Parece improbable que una historia tan molesta para los intereses teológicos de la Iglesia primitiva fuera un puro invento de ésta.
 
· En los Evangelios la figu­ra del Nazareno tiene un aura de bondad, mansedumbre y serenidad.  En Mt 11,29 Jesús mismo afirma ser "manso y humilde de corazón". Por ello cuando el evan­ge­lista Marcos (1,41) nos dice que en cierta ocasión Jesús se "enfadó muchísimo" (gr. orgistheís) cuando un leproso le pidió que le curase de­bemos sospechar que estamos ante un recuerdo histórico: Jesús no era sólo manso, sino también iracundo. Ese dato contradice su proverbial manse­dumbre. Nadie se habría atrevido a inven­tarlo. No es extraño que es­cri­bas posteriores enmendaran el texto eliminando el "se enfadó muchísimo" escribiendo "se compadeció".
 
· Jesús no conoce el día ni la hora de los momentos finales del mundo (Mc 13,32). Esta afirmación contradice la noción posterior de que Jesús es un ser divino, que todo lo sabe y conoce. recogida en Mc 13,32: “Sobre aquel día o la hora nadie sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre”. No es verosímil que una Iglesia desde la fe pudiera atribuir a Jesús tan sustancial ignorancia. El escándalo –la “dificultad”– que tal expresión provocaba explica la omisión de las palabras “ni el Hijo” en algunos manuscritos de Mc y en muchos e importantes del lugar paralelo de Mt 24,36.
 
· Más de 30 indicaciones en los Evangelios de que esteba indirectamente relacionado con la política de su tiempo: a) Ser el Mesías davídico o pretensión regia; b) el pago del tributo; el títulus crucis…
 
· El grito de Jesús en la cruz: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” (Mc 15,34 par). Por más que la expresión sea una cita del Salmo 22,1, ese abandono en tales circunstancias ha sido desde siempre una dolorosa crux theologorum… si admitimos que es probable que la frase provenga de Jesús.
 
Dificultades:
 
Los dichos “embarazosos” se encuentran conservados en la tradición, lo que indica que tal vez no causaron suficientes problemas como para ser eliminados, y que las sensibilidades parecen haber sido variadas en las comunidades primitivas: lo que resultaría inasumible para unas no lo habría sido para otras.
 
Respuesta:
 
· No podían omitir los Evangelistas hechos muy testimoniados por la tradición
 
· No caían en la cuenta porque estos hechos o dichos están muy dispersos; faltan en algunos evangelios; están rodeados de una “vida” de Jesús súper encomiástica lo que hace que pasen desapercibidos o se neutralicen.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Miércoles, 30 de Noviembre 2016

 
Escribe Antonio Piñero

Esta es la pregunta que se hacen Gonzalo del Cerro y Fernando Bermejo. El primero en el capítulo del libro “¿Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate”, Editorial “Raíces”, Madrid 2008,  sobre los  “Criterios de historicidad para la reconstrucción de la figura del Jesús histórico. Algunas reflexiones sobre su valor”, donde trata de las fases de la crítica histórica de los Evangelios, del estado actual de la cuestión en torno a los criterios de historicidad  y hace unas reflexiones sobre los principales criterios de historicidad. El segundo en  un artículo publicado en la revista “Estudios Bíblicos”, titulado “La figura histórica de Jesús los patrones de recurrencia Por qué los límites de los criterios de autenticidad no abocan al escepticismo”.
 
Escribe  Gonzalo del Cerro en el capítulo arriba citado:
 
Hay un convencimiento de salida de que una certeza absoluta es difícilmente alcanzable. Así lo reconoce J. P. Meier, que ilustra su afirmación con el caso de Poncio Pilato. Que fue gobernador romano de Judea en los años 28 al 30 d. C. consta no solamente por los cuatro Evangelios y los Hechos de los Apóstoles, sino también por Josefo, Filón, Tácito y la inscripción fragmentaria de Cesarea descubierta en el 1961. Siempre es posible que Josefo se confundiera, que el texto de Filón pudiera ser una interpolación cristiana y hasta que la inscripción de Cesarea fuera un fraude. Pero como todas estas suposiciones son poco o nada probables, la presencia de Poncio Pilato en Judea esos años como gobernador goza de un alto grado de probabilidad. De no reconocerlo así, tendríamos que renunciar a todo conocimiento de la historia.
Desde que comenzó la investigación histórica sobre Jesús con Hermann Samuel Reimarus (1768), el historiador aplica una serie de reglas o criterios para discernir lo antiguo (perteneciente al Jesús histórico) de lo más moderno (interpretaciones, retoques o añadiduras de las comunidades cristianas) en la figura de Jesús presentada por los Evangelios. Esos “criterios” son como normas u orientaciones filológicas a las que debe atenerse todo investigador, pues le ayudan a ir construyendo un conjunto seguro.

1. Criterio de desemejanza o disimilitud:
 
2. Criterio de dificultad.
 
3. Criterio de atestiguación múltiple:
         Un subcriterio importante es el siguiente: Patrones de recurrencia
 
4. Criterio de coherencia o consistencia:
 
5.  Criterio de “rechazo y ejecución”
 
6. La inserción de Jesús en las coordenadas de su momento histórico.
 
7. Criterio del estilo de Jesús
 
 8. Criterio de huellas del arameo
 
 9. Criterio de las tendencias evolutivas de la tradición sinóptica
 
 
Haré un resumen del pensamiento de G. del Cerro en este capítulo del libro arriba citado en las postales siguientes.
 
 
Comienzo por el primer criterio:
 
 
1. Criterio de desemejanza o disimilitud:
 
“Ciertos dichos y hechos de Jesús pueden considerarse auténticos si se demuestra que no pueden derivarse de, o son contrarios a concepciones o intereses del judaísmo antiguo o del cristianismo primitivo”. Por eso, hay autores que etiquetan el criterio como de “originalidad”. Se trataría de algo inesperado, nuevo, desconocido, único. Es la uniqueness como la denominan los anglosajones.

· Un ejemplo puede ser el uso de Abba (arameo, “Padre”, en tono familiar) por parte de Jesús (Mc 14,36; cf. Gál 4,6 y Rom 8,15). En la época en la que Jesús vivió este modo de dirigirse a Dios era absolutamente raro. Solían utilizarse otras expresiones como “Nuestro Padre celestial”, etc., que guardaban una mayor deferencia y distancia respecto a Dios. En Mt 6,9 (“Padre nuestro que estás en los cielos…”) se recoge la expresión más usual. Puede sospecharse por tanto que este uso peculiar de Jesús, que va en contra de lo normal del judaísmo de la época, y que no tiene otra razón de haberse transmitido salvo el que Jesús se expresara así, es histórico.

            · El uso del Amén de valor afirmativo con légo, “decir”;
            · La sorprendente y desconocida llamada de los discípulos por parte del Maestro.

Dificultades:

            A. La fuerza de este criterio se basa en dar por ciertos unos conocimientos de los que carecemos en realidad, pues ignoramos muchos aspectos del judaísmo del siglo I y de la iglesia primitiva.
B. El criterio disimilaridad, disimilitud o desemejanza sigue funcionando en arenas movedizas, pues no parece lógico que para caracterizar a un personaje o un suceso se tenga que extraerlo del contexto histórico, que suele ser el que lo hace comprensible.

Deshistoriza a Jesús, eliminando de su enseñanza los múltiples aspectos en que este concordaba con su propia religión, el judaísmo– y con las creencias de quienes se remiten a él –la comunidad cristiana primitiva.
Corre el riesgo de confundir lo específico con lo característico; condiciona las conclusiones que pueden obtenerse, pues presupone la singularidad de Jesús.

Supone que una idea o expresión “única” no podría proceder de un transmisor o un oráculo profético cristiano.
Y en el fondo implica asunciones contradictorias, pues para ser aceptable como genuino, un dicho debería diferir del judaísmo contemporáneo, pero al mismo tiempo usar sus categorías y encajar en él.

En síntesis:

Admitir sólo como histórico aquello que no se parezca en nada a la herencia judía de Jesús o al pensamiento sobre él de la Iglesia posterior es inaceptable, porque  supondría perder en la imagen de Jesús todo lo que éste tuvo en común con el judaísmo de su tiempo y todo lo que las comunidades cristianas posteriores compartieron con él.
La pintura de Jesús deducible de este criterio resultaría distorsionada y sería a todas luces falsa. Hay que complementarlo con otra regla que dé razón de lo que Jesús compartía con su tiempo, pues es hoy comúnmente admitido que Jesús sólo puede entenderse dentro de las coordenadas, sociales, políticas, económicas y religiosas del Israel/Pales­tina de su tiempo.
 
Seguiremos.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com 
Martes, 29 de Noviembre 2016
 Escribe Antonio Piñero
 
 
PREGUNTA:
 
Quería pedirle su opinión sobre este texto, en el que se intenta dilucidar el porqué de la famosa frase de Jesús  ``¿Por qué me has abandonado?´´. ¿Fue realmente una manifestación de Jesús de abatimiento al ver su obra fracasada, o simplemente estaba rezando el salmo? Un saludo.
 
 
RESPUESTA:
 
 
Yo no le respondo, sino Fernando Bermejo, una antiguo colaborador mío que ha escrito mucho en el Blog, esta vez en un artículo publicado en la revista “Estudios Bíblicos”  70,3 (2012) 371-401.
  
COPIA
 
Sobre  Mc 15,34b / Mt 27,46
 
De las siete frases atribuidas en los Evangelios canónicos al Jesús crucificado, únicamente “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” está atestiguada en Mc y Mt. Es ella la única que presenta ciertos visos de historicidad, aunque esta es muy discutida.
 
A favor de la historicidad se barajan: a) El criterio de dificultad: la exclamación de Jesús puede ser interpretada como un grito de desesperación, razón por la cual puede haber desaparecido en Lc y Jn  ; ningún cristiano habría inventado tal grito para ponerlo en labios de Jesús, no solo porque la desesperación como pérdida de la confianza en Dios es un pecado grave (y Jesús es considerado en la tradición cristiana un ser impecable), sino también porque el sentimiento vehiculado por la frase contradiría la constante comunión con Dios considerada propia del Señor (cf. Jn 16,32-33); b) El griego corresponde claramente a un intento de transliteración del arameo (en Mc: “Eloi, Eloi, lama sabakhthani”  ; en Mt: “Ēli, Ēli, lema sabakhthani”)  , lo que parecería favorecer su origen jesuánico; c) Las agónicas palabras se corresponden bien con la situación de tormento de un crucificado; dado que el Salmo 22 es un texto conocido, es posible que Jesús lo recordara y pronunciara en un momento difícil, y que fuese escuchado por alguno de los fieles seguidores cercanos a la cruz.
 
En contra, los argumentos no son menos: a) Al igual que las otras seis frases atribuidas en los evangelios al Jesús crucificado, esta tampoco goza de atestiguación múltiple (Mt 27,46 parece depender de Mc 15,34); b) El hecho de que sea una cita del Sal 22,2 resulta sospechoso, dadas las proclividades escriturísticas de los evangelistas; c) El criterio de dificultad no puede ser empleado en este caso, pues podría no expresar pérdida de esperanza, sino precisamente lo contrario (y también la expresión “Dios mío” implica confianza), sobre todo si se lee en el contexto global del Salmo 22, cuyo final es positivo  ; d) Una comunidad cristiana arameoparlante pudo componer oraciones en arameo, como lo prueba el Maranatha de 1 Cor 16,22; e) El hecho de que Lc y Jn se sintieran libres para cambiar las últimas palabras de Jesús (que revestían especial solemnidad) sería más fácilmente comprensible si se pensaba que la cita del Sal 22 surgió de una reflexión comunitaria.
 
En suma, si la frase recogida en Mc 15,34 / Mt 27,46 procede del propio Jesús o le fue atribuida por una reflexión cristiana sobre la crucifixión parece resultar una cuestión muy difícilmente decidible.
(Autor Fernando Bermejo)
FIN DE COPIA
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
 

NOTA:

Todavía tengo más de cien preguntas recibidas y contestadas que no he publicado todavía y que iré sacando poco a poco.
Rogaría a mis amigos lectores un poco de paciencia. Estoy ocupadísimo con el "pulido y abrillantado" del "Nuevo Testamento de San Millán". Calculo que ese trabajo --incluida la severa corrección ortotipográfica y de estilo-- durará cerca de una año.
Lunes, 28 de Noviembre 2016
Jesús y el fariseísmo (y VI). Educación de Jesús

Escribe Antonio Piñero
 
 
En algún caso, más raro,  los evangelistas añaden a los saduceos como enemigos de Jesús. Así Mc 8,11:
 
“Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba.”
 
Pero  contrástese con Mt 16,4-6:
 
“ ¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide y no se le dará otra señal que la señal de Jonás.» Y dejándolos, se fue. 5 Los discípulos, al pasar a la otra orilla, se habían olvidado de tomar panes. 6 Jesús les dijo: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos»”…
 
 
Y luego con Mc 8,15:
 
 
“Él (Jesús) les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.»”
 
 
Véase que el dicho estaba dirigido muy probablemente “a esta generación”.
 
 
Un caso que refuerza la idea del paso que dan los evangelistas entro la tradición impersonal o genérica a lo personal y en concreto a la mención de los fariseos, y el añadido delos saduceos,  para caracterizarlos como malvados es el siguiente contraste entre Lc 3,7:
 
 
“Decía, pues, a la gente que acudía para ser bautizada por él: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?” (Fuente Q hacia el año 50, impersonal)
 
y Mt 3,7 (hacia los años 85… personal:
 
“Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?”
 
 
En todos estos casos es claro que las indicaciones más precisas son secundarias, es decir no proceden de una tradición oral primitiva, sino que es añadida por el evangelista muchos años después. Se constata, pues, de nuevo una tendencia de esa tradición secundaria o de los evangelistas mismo. En Mateo es clara la inquina contra los fariseos. Igualmente el desconocido autor del Papiro de Oxirrinco 840, que citamos hace varios días: el interlocutor es un jefe de los sacerdotes fariseo (¡!), y en Evangelio de Juan aparecen continuamente como adversarios de Jesús los fariseos y los jefes de los sacerdotes cuando en tradiciones semi paralelas adivinamos que no era así
 
 
Señala Rudolf Bultmann que esta tendencia de añadir adversarios típicos no era solo de la tradición secundaria palestinense, sino de la helenística, de lengua griega, donde ya se había fijado como tradicional que los enemigos de Jesús eran los fariseos, legistas, saduceos y jefes de los sacerdotes. Y nótese que estos adversarios a menudo aparecen con artículo determinado, no indeterminado, en los textos, lo que traiciona el subconsciente de los evangelistas, pues los caracteriza como “los” enemigos. Por tanto, debemos concluir que no podemos asegurar con rotundidad que los adversarios de Jesús y la primera comunidad de Jerusalén fueran estos personajes, sobre todo los fariseos, sino que es la tradición evangélica la que los ha dibujado así y continúa hasta hoy con graves consecuencias.
 
Y como había, según los Hechos de apóstoles, fariseos (15,5) e incluso sacerdotes (6,7) dentro de la comunidad jerusalemita primitivísima hay que pensar que la presentación de fariseos y jefes de los sacerdotes como enemigos de Jesús es independiente de la disputa intrajudía entre fariseos y no fariseos. Lo que se oponía a la comunidad primitiva  “creyentes en el mesías” era la masa de “no creyentes en el mesías”. Bultmann opina que algunos de estos debates fueron incluso un producto de la comunidad primitiva (por ejemplo, debates sobre el ayuno, pureza, ritual, divorcio) que luego los retrotrasladó a la vida de Jesús para buscar en el ejemplo del Maestro un apoyo. Esta opinión es dudosa, pero es más que posible. Y otra conclusión: no todos los casos son meramente redaccionales. Puede haber –sobre todo en caso de coincidencia entre los Sinópticos (y eventualmente Juan)– que los enemigos fueran tal cual, incluso fariseos.
 
 
Para confirmar lo que decimos a saber, que los fariseos no eran ni mucho menos tan “malvados” como los presenta la tradición tardía, constatamos que faltan en el Nuevo Testamento algunos indicios que señalan una conexión en algunos casos distinta y favorable entre Jesús y los fariseos. Los evangelios dejan traslucir ciertos detalles positivos respecto a los fariseos. Lucas, por su parte, nos pinta a un Jesús en contacto amistoso con ellos. En varias ocasiones (véase 7,36-50; 11,37-54; 14,1-24) acepta participar de su mesa y mantiene con ellos diálogos instructivos. Y lo que es más importante, en Lucas 13,31 son los mismos fariseos quienes avisan a Jesús del peligro que corre e intentan salvarlo: "Vete de aquí porque Herodes quiere matarte". Otro ejemplo: en Marcos 12, 28-34, en los momentos finales de la vida de Jesús cuando la relación entre el Nazareno y los fariseos debía de ser más tensa, el evangelista nos pinta un diálogo entre un escriba, fariseo, y Jesús en el que ambos están de acuerdo y en el que el Nazareno alaba a su "contendiente": "Al ver Jesús que había respondido con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios".
 
 
En conclusión: cuidado con la aparente “tradición”. Tiene sus sesgos y debemos aprender a descubrirlos. En concreto, la relación de Jesús con los fariseos  pudo ser bastante menos agresiva que la que dibujan los Evangelios, en bastantes casos amistosa y no es extraño ni descabellado que Jesús fuera considerado por los fariseos como un personaje afín al ideario de su secta. Y desde luego se alegraban cuando dejaba callados a los saduceos: Mt 22,34.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
 
Domingo, 27 de Noviembre 2016
Se publica en inglés "La vida oculta de Jesús" ("El otro Jesús" / La vida oculta de Jesús a la luz de los evangelios canónicos y apócrifos"

Aquí les paso esta noticia y les copio lo que aparece en el libro en su cubierta y en la contracubierta:

 

The Hidden Life of Jesus

BY Antonio Pinero
TRANSLATED BY Thomas W. Hudgins
·         Imprint: Cascade Books
·         Category: Biblical Studies
 
·         ISBN: 9781498238595
·         Pages: 246
·         Publication Date: 11/7/2016
·         Retail Price: $30.00
WebPreis: 24.00 $
 
 
Contracubierta
 
The discovery of the so-called Nag Hammadi Library rocked the world. Among the texts discovered in 1945 were some Gospels that modern eyes had never seen. Since then, studies regarding the life and teaching of Jesus of Nazareth have made significant advances. As this new light was cast on one of history's most influential figures (if not the most influential), a dark cloud of doubt moved in almost simultaneously. Had the Gospels of Matthew, Mark, Luke, and John reflected the real Jesus, or was this new attention on the "hidden" Gospels about to unveil the "hidden life" of the Revealer? The canonical Gospels say very little about the early years of Jesus' life. In fact, Mark and John say nothing. The so-called apocryphal Gospels, on the other hand, say a whole lot. After an analysis of the first two chapters of Matthew and Luke (Part 1), the information found in the so-called apocryphal Gospels is synthesized in story form (Part 2). What should we think of this hidden life? In the end, the reader must decide. But this hidden life is hidden no longer. Of course, that all depends on whether the events they describe actually happened.
 
Recomendaciones:
 
"Antonio Pinero's colloquial retelling of legends about Jesus' birth and childhood is taken not only from the New Testament but, more particularly, from a synthesis of many apocryphal gospels. The book is a fascinating introduction to Jesus' career prior to his ministry and is aimed at readers unfamiliar with these 'hidden' years. Editorial chapters provide helpful introductory material.

--J. Keith Elliott, Emeritus Professor, The University of Leeds, UK; Editor of A Synopsis of Apocryphal Nativity and Infancy Narratives


"Professor Antonio Pinero deserves to be better known in English-speaking New Testament scholarly circles. In this volume, Professor Pinero plays to his strengths by bringing together discussion of both the canonical Gospels and the non-canonical early Christian gospels. There is plenty here to agree with, as well as a number of things to disagree with, regarding Professor Pinero's various historical and theological assessments, but all readers will benefit from being able to have access to such illuminating and challenging discussion in one compact volume."

--Stanley E. Porter, President, Dean, and Professor of New Testament, Roy A. Hope Chair in Christian Worldview, McMaster Divinity College, Hamilton, Ontario, Canada
 

Sábado, 26 de Noviembre 2016
Escribe Antonio Piñero


Sigo exponiendo la necesidad de contrastar los textos de la tradición sinóptica para observar cómo esta añade a los textos recibidos los adversarios que le parece bien. Al ser un añadido del evangelista, no tiene valor histórico alguno, o muy poco.


l

Mt 12,27: Y si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces”.


“Vuestros hijos” se refiere a los hijos de los judíos, no a los hijos de los fariseos. Luego este discurso se dirigía a los judíos en general. Lo mismo en Lucas:


“Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces”.



2. Compárese Lc 9,57 y Mc 12,35:


“Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.») y Mt 8,19 (Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.») El escriba queda mal porque luego no sigue a Jesús”.


Mc 12,35: “Jesús, tomando la palabra, decía mientras enseñaba en el Templo: «¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?”


Pero Mt 22,41 escribe: “Estando reunidos los fariseos, les propuso Jesús esta cuestión:”


Es evidente que Mateo ha añadido “los fariseos” por su cuenta con la intención de denigrarlos.


3. Compárese Lc 17,20 con sus paralelos o semiparalelos: 

“Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.” 


Pero en los semiparalelos de Mc 13,21: 


“Entonces, si alguno os dice: “Mirad, el Cristo aquí” “Miradlo allí”, no lo creáis”, 


y Mt 24,23: 


“«Entonces, si alguno os dice: “Mirad, el Cristo está aquí o allí, no lo creáis”  la pregunta parecida o análoga es impersonal.


Por tanto, el añadido “los fariseos” es propio de los evangelistas: no refleja ninguna tradición primitiva. Con toda razón, argumentaba Karl Ludwig Schmidt a principios del siglo XX en su obra “El marco de la historia de Jesús. Investigaciones de crítica literaria  sobre la tradición más antigua sobre Jesús, de 1919 que todos los datos concretos, situacionales, topográficos y cronológicos no pertenecen a la tradición primitiva sobre Jesús, sino que son obra de la pluma de los evangelistas. No pueden tomarse como históricos.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Viernes, 25 de Noviembre 2016

Notas


Escribe Antonio Piñero
 
Lo que estoy intento con la paráfrasis de unas páginas de R. Bultmann, “Historia de la tradición sinóptica”, que durará unas cuantas postales, es mostrar en lo posible que la tradición que pinta a Jesús discutiendo agriamente sobre todo con fariseos no es fiable. Es un producto polémico de la situación antifarisea sobre todo de la Iglesia primitiva, en especial la de Mateo. Esta dinámica afecta también a escribas y doctores de la Ley, y otros adversarios de Jesús, reales o presuntos.
 
Véase, por ejemplo, Mc 9,14-15:
 
“Al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos. Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle”.
 
En los paralelos de Mateo y de Lucas faltan los escribas. Así Mt 17,14 dice:
 
“Cuando llegaron donde la gente, se acercó a él un hombre que, arrodillándose ante él”. Y Lc 9,37-38:
 
“37 Sucedió que al día siguiente, cuando bajaron del monte, le salió al encuentro mucha gente. En esto, un hombre de entre la gente empezó a gritar: «Maestro, te suplico que mires a mi hijo, porque es el único que tengo…”.
 
En Mt 21,12-17, en el relato de la purificación del Templo (que en Mateo es aún más inverosímil, se añade al final una mención polémica a la unión de escribas y sumos sacerdotes contra Jesús: He aquí el texto:
 
“Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas. 13 Y les dijo: «Está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración. ¡Pero vosotros estáis haciendo de ella una cueva de bandidos!».
14 También en el Templo se acercaron a él algunos ciegos y cojos, y los curó. 15 Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron  16 y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí –les dice Jesús – ¿No habéis leído nunca que  «De la boca de los niños y de los que aún maman te preparaste alabanza?»  17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la noche.
 
Y volvemos con los fariseos: la tradición primitiva era evidentemente impersonal. La corrección antifarisea. Lo que sigue es un contraste entre textos de Lucas y Mateo:
 
Lc 6,39:
 
“Les añadió una parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?»”.
 
Compárese con Mt 15,12-14:
 
“Entonces se acercan los discípulos y le dicen: «¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?» 13 El les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. 14 Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.»
 
De nuevo el contraste:
 
Lc 6,42-43:
 
¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo”, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano. 43 «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno (Sermón del Llano, para todos).
 
Pero Mt 12,33-35 lo introduce en una polémica especial contra los fariseos:
 
“Raza de víboras, ¿cómo podéis vosotros hablar cosas buenas siendo malos? Porque de lo que rebosa el corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas y el hombre malo, del tesoro malo saca cosas malas.
 
Obsérvese que este dicterio antifariseo está enmarcado entre Mt 12,24-25
 
“Mas los fariseos, al oírlo, dijeron: «Este no expulsa los demonios más que por Beelzebul, Príncipe de los demonios.» El, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no podrá subsistir”,
 
y Mt 12:38:
 
 “Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti»”.
 
Me parece que por ahora va quedando claro la regla que ya expusimos: “Cuando hay un hueco, porque la tradición de los diálogos de escuela o polémicos de Jesús se había transmitido de forma impersonal, ese hueco lo rellenan los evangelistas añadiendo el nombre de “fariseos” sobre todo.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com 
Jueves, 24 de Noviembre 2016
Jesús y el fariseísmo (III). Educación de Jesús (23-11-2016)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Hay otros casos en la tradición sinóptica en el crítico tiene toda la impresión de que la presencia de los fariseos en determinados textos se ve forzada, secundaria, añadida, no se justifica por la situación que presenta la escena que el evangelista está dibujando. Así en Mc 2,15-16:
 
 
“Y sucedió que estando él (Jesús) a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?».
 
 
El sintagma “escribas de los fariseos” es considerado por muchos críticos como incomprensible en sí y como un elemento secundario añadido a la escena. En realidad no sabemos qué significa esta precisión de escribas propios de los fariseos. En sí, además,  la celebración del discipulado en una escena de comensalidad en casa del nuevo seguidor de Jesús se convierte en una crítica por parte de los fariseos. Da toda la impresión de que el redactor ha introducido aquí a los fariseos para concretizar una crítica general que se habría hecho a Jesús.
 
 
Otro caso se observa también en el mismo Marcos. Por ejemplo, 2,18:
 
 
“Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar”.
 
 
El transfondo probable de esta perícopa es una disputa entre los discípulos de Jesús y los de Juan Bautista. Los fariseos han sido añadidos secundariamente.
 
 
Otro caso: Mc 10,2:
 
 
“Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»”
 
 
Pero el famoso manuscrito D (el Códice Beza, testigo del texto denominado occidental en Evangelios y Hechos) omite “fariseos”.  Estimo que esta ausencia es probablemente original.
 
 
En Mc 7,1-3: los fariseos vienen expresamente desde Jerusalén para disputar con Jesús. Esto es muy notable y para muchos críticos un tanto sospechoso:
 
 
“Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas –es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos”.
 
 
En mi opinión, el texto es ambivalente. Ciertamente se ve una insistencia en citar a los fariseos como los principales enemigos de Jesús Mas, por otro lado, quizás la escena no sea tan irreal. Supone que Jesús tuvo un momento de atracción de masas en Galilea hasta que le sobrevino la sensación de fracaso y decidió “subir a Jerusalén”. Y los fariseos de Jerusalén tomaron nota de ese prestigio y quisieron intervenir. Y a la vez –y lo digo respecto a los que creen que Jesús no pudo ser un fariseo– se puede mantener que los fariseos eran tan poco sociables con los ajenos…, que jamás habrían hecho caso a Jesús y se habrían trasladado expresamente de Jerusalén a Galilea si Jesús no fuera uno de los suyos. De algún modo. Si no lo fuera, no le habrían hecho ni el menor caso.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com 
Miércoles, 23 de Noviembre 2016
Escribe Antonio Piñero
 
La perspectiva atenta y comparativa sobre el tema “Jesús y los fariseos” ayudará, y mucho, a ver el comportamiento de la tradición evangélica: se percibirá, sobre todo al final del análisis de variados textos y en una vista de conjunto, cómo son erróneas ciertas percepciones que se nos ofrecen como seguras en lecturas rápidas de los Evangelios, lecturas no comparativas, es decir, no teniendo en cuenta los paralelos de los otros evangelistas.
 
Es interesante –opino– comprobar cómo la tradición aumenta el papel negativo de los fariseos en las discusiones que Jesús mantuvo según los textos con diversos tipos de personajes. Este hecho es muy perceptible: basta con comparar sinópticamente los textos en los que en alguno de ellos aparecen los fariseos como enemigos de Jesús y cómo en otros no hay nada. A veces es tan perceptible que se nota en un mismo y único texto sin recurrir a la comparación. Así:
 
 
Mc 3,1-8: “Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. 2 Estaban  (¡obsérvese el impersonal!:varios e indeterminados) al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle…Y luego, de repente, en el v. 6, que es claramente secundario, ya aparecen los fariseos como añadidos –muy probablemente por Marcos mismo–– a una historia que la tradición había transmitido como propia de adversarios o dialogantes anónimos. Escribe Marcos sin haberlo justificado antes: “En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.”
 
Otro caso en el que basta igualmente con analizar el texto de un solo evangelista para observar el añadido, por parte del evangelista del vocablo “fariseos” a una tradición previa. Así Mc 8,10-13:
 
“Subió a continuación (Jesús) a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanutá. 11 Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. 12 Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice (Jesús): «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal.» 13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.
 
 
Parece bastante claro que “los fariseos” fueron aquí añadidos por Marcos para crear una situación concreta para un dicho de Jesús que en principio no estaba dirigido solo a los fariseos, sino a “esta generación”.
 
Otro ejemplo de añadido, opino que malicioso, observable en este caso por comparación sinóptica, es el siguiente:
 
· Lc 11,15 (Q): “Pero algunos de ellos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios.»
 
· Mc 3,22: Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios.
 
· Mt 12,24: “Mas los fariseos, al oírlo, dijeron: «Este no expulsa los demonios más que por Beelzebul, Príncipe de los demonios.»
 
Obsérvese que Lucas recoge por su parte una tradición también indeterminada. Marcos añade que los oponentes son los escribas. Pero Mateo –cuya comunidad está aún dentro del ámbito sinagogal, después del 70 d.C. por supuesto, con el Templo ya destruido–  y que tiene grandes problemas con los dirigentes de esa comunidad por su fe en Jesús como Mesías rechazada por la mayoría,  añade, o cambia, para afirmar que los oponentes de Jesús eran fariseos.
 
Téngase en cuenta que los dirigentes de la comunidad judía a la que pertenecía el grupo de judeocristianos en los que estaba integrado Mateo eran ya fariseos declarados, prácticamente todos, pues eran los únicos supervivientes de la catástrofe de la lucha contra Roma (esenios y saduceos habían desaparecido y los celotas extremos también), y que estos fariseos empezaban ya a recomponer el judaísmo buscando una ortodoxia. A estos dirigentes les fastidiaba que un grupo de judeocristianos siguiera defendiendo y creyendo en un Mesías sedicioso a los ojos del Imperio Romano, ajusticiado en una cruz. En estas circunstancias de ataque a su comunidad por parte de los dirigentes, fariseos o filo fariseos, no es extraño que Mateo cargue las tintas contra los fariseos e intente “demostrar” en lo que es posible que el Maestro, Jesús, ya en vida había tenido graves problemas con los fariseos. Y así demostraba que no era extraño que ellos, sus seguidores los tuvieran también con el mismo grupo.
 
Y otra nota: un análisis de la “Fuente Q” nos muestra que no hay disputas con los fariseos estrictamente. Y es natural ya que los fariseos estrictos apenas existían en Galilea, como hemos indicado en una postal anterior.
 
Por tanto, primera conclusión:
 
Se constata una tendencia de la tradición, que pasa por escrito en los Evangelios: Allá donde hay dudas de quién se oponía a Jesús, o era indeterminado, los fariseos y los escribas aparecen en la tradición posterior sustituyendo a esos personajes indeterminados (algunos, la gente, etc.)”.
 
Seguiremos mañana con esta argumentación.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
 
Martes, 22 de Noviembre 2016
Escribe Antonio Piñero
 
Del fariseísmo de Jesús hablaremos en su momento detenidamente. Ahora me interesa poner en cuestión la imagen antifarisea de los Evangelios. Para ello me voy a servir de un  análisis, lúcido en extremo, de Rudolf Bultmann en su Historia de la tradición sinóptica (pp.  54-56: son de la 7ª edición alemana de 1967; no tengo la española, que sé que existe y que creo publicó la Editorial Sígueme).
 
Hay unas veinte escenas de los tres primeros evangelios (Marcos - Mateo - Lucas) que nos pintan a Jesús disputando agriamente contra los fariseos. Estos episodios nos llevan de modo espontáneo a considerar a Jesús como adversario acérrimo de este grupo, y en general ésta es la opinión de los cristianos de hoy. Sin embargo, esta tradición es muy insegura y por lo menos exagerada. En general, un examen detenido de los textos nos lleva a sostener que la tradición evangélica tiende a convertir en una disputa, a veces agria, lo que primero podría ser en Jesús un simple “diálogo didáctico”, es decir una explicación de la Ley ante un auditorio más menos restringido.
 
Veamos algunos casos. Así por ejemplo, Mc 12,28-34:
 
 
“28 Uno de los escribas, tras acercarse y oír que estaban disputando, y al ver que les respondía correctamente le preguntó:
–¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
29 Le contestó Jesús:
–El primero es: «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor, 30 y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, toda tu vida, toda tu mente, toda tu fuerza». 31 El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Mayor que éstos no hay otro mandamiento.
32 El escriba le dijo:
–Bien dicho, maestro, hablas según la verdad, porque «es uno y no hay otro excepto él».33 Y «amarlo con todo el corazón, todo el entendimiento, toda la fuerza», y «amar al prójimo como a uno mismo» es mucho más importante que todos los holocaustos y sacrificios.
34 Jesús, al ver que respondía inteligentemente, le dijo:
–No estás lejos del reino de Dios.
Y nadie se atrevía ya a preguntarle”.
 
 
Obsérvese el contraste con el paralelo de Mt 22,34-40:
 
34 Al enterarse de que Jesús había hecho enmudecer a los saduceos, los fariseos se juntaron y volvieron a la carga. 35 Uno de ellos, que era escriba, le puso una pregunta mal intencionada:
             36 –Maestro ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?
             37 Él le contestó:
             –«Amarás al Señor tu Dios”
 
 
El contraste está entre Mc 12,28 (“uno de los escribas”) que   Mateo en 22,34 sustituye por fariseos que vuelven a cargar contra Jesús y le hacen una pregunta mal intencionada, es decir “para tentarlo”.
 
Y Lucas, por su parte, sigue la tendencia de empeorar la relación Jesús – fariseos:
 
 
“Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?” (Lc 10,25).
 
Obsérvese de nuevo la anotación: el legista no obra inocentemente sino que lo hizo "para ponerle a prueba" = tentarlo.
 
 
Otro caso es cuando la tradición más primitiva  recoge una pregunta de “alguien”, no especificado,  y la misma tradición en otro evangelista sustituye ese “alguien” ignoto por fariseos o "escribas y fariseos".
 
Un ejemplo  claro es:
 
Lc 11,16:  “Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo”.
 
En el paralelo de Mateo se recoge la misma tradición, pero el evangelista la modifica  negativamente:
 
Mt 12,38: “Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti.
 
 
Otro ejemplo de la tradición sinóptica se halla en un famoso texto, aunque no canónico, el Papiro de Oxirrinco 840 que amplifica la perversidad de los fariseos:  
 
 
(Verso): “Tomando Jesús a sus discípulos, los introdujo en el mismo lugar de las purificaciones. Y él se paseaba por el Templo. Entonces se acercó cierto pontífice fariseo, de nombre Leví, les salió el encuentro y dijo al Salvador: “¿Quién te ha dado permiso para poner los pies en este lugar de las purificaciones y contemplar estos vasos sagrados sin haberte lavado y sin que se hayan lavado los pies tus discípulos? Más bien, estando contaminado, has pisado este templo, lugar sagrado, que nadie que no esté lavado y haya cambiado sus vestidos, puede pisar ni se atreve a contemplar los vasos sagrados”. Pero poniéndose al instante el Salvador al lado de sus discípulos, le respondió:
 
(Recto) 23-45: “Entonces tú, que estás en el templo, ¿eres puro?”. Aquél le dijo: “Sí, estoy puro, pues me he lavado en la piscina de David, y he subido por una escalera distinta de la de bajada; y me he puesto vestidos blancos y limpios. Así he venido y contemplado estos vasos sagrados”. El Salvador le respondió diciendo: “¡Ay de los ciegos que no ven! Tú te has bañado en corrientes en las que se han metido perros y puercos de noche y de día. Te has lavado y te has enjugado la piel exterior, lo que también las meretrices y las flautistas perfuman, lavan, enjugan y atavían para excitar la concupiscencia de los hombres. Pero su interior está lleno de escorpiones y de toda clase de maldad. En cambio yo y mis discípulos, de quienes dices que no nos hemos purificado, nos hemos lavado en aguas de vida eterna”
 
Hay que fijarse cómo exagera la importancia del fariseísmo como opositor de Jesús haciendo que el fariseo sea un pontífice (algo insólito). Y amplificando la respuesta de Jesús en tonos totalmente ofensivo. Es un caso claro cómo una tradición apócrifa posterior a los evangelios canónicos sigue una tendencia inaugurada por estos.
 
Seguiremos porque lo creo interesante. Está en juego la credibilidad de la tradición… que no es aséptica.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
 
Lunes, 21 de Noviembre 2016
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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