EDIFICIO Y CIUDAD. Guadalupe Gª Catalán




Blog sobre urbanismo y arquitectura de Tendencias21
Editado por
Guadalupe García Catalán
Eduardo Martínez de la Fe
Guadalupe García Catalán obtuvo el título de Arquitecto en 1982 en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. A lo largo de más de veinticinco años de ejercicio profesional, ha compaginado éste con otras actividades.
En 1994 obtuvo la Suficiencia Investigadora en Geografía en la Facultad de Historia de la Universidad de Salamanca, sin llegar a redactar la Tesis Doctoral.
Le fueron otorgados tres premios y un accésit en sendos concursos sobre Diseño Urbano en la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
Trabajó varios años como Secretaria Técnica del Colegio de Arquitectos, primero en Salamanca, después en Las Palmas de Gran Canaria y por último en Segovia. También fue vocal por Salamanca en el Colegio de Arquitectos (COAL).
Fue miembro de la Junta Directiva por Madrid de la ONG “ASF-E” (Arquitectos Sin Fronteras), así como coordinadora de esa revista durante los años 2000 a 2002.
En la última década ha compaginado la experiencia como docente en Urbanismo en la Universidad SEK de Segovia (hoy IE, Instituto de Empresa) con las tareas de arquitecto municipal en varios ayuntamientos de Castilla y León.




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Noticias de urbanismo


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FUENTE: Asociación Sostenibilidad y Arquitectura
El próximo martes 13 de noviembre tendrá lugar a las 17:30 horas en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid una mesa redonda sobre la pertinencia del desmantelamiento como modo de hacer arquitectura.
Por primera vez, sale de los circuitos marginales la cuestión: ¿Destruir lo construido (de-construir) puede ser una alternativa?


Sin duda, SÍ, desde mi modesto punto de vista. Derribar lo horrible, lo inservible, lo que nunca debió ser levantado.
Restituir la legalidad es no solo una posibilidad, sino casi una obligación por parte de los poderes públicos. Y si los Poderes Públicos no pueden porque no tienen un euro, sí tienen la potestad de ordenarlo, de la misma forma que tuvieron la libertad de permitirlo.
Que desaparecieran todos esos esqueletos que la crisis paralizó sería, en la mayoria de los casos (siempre hay excepciones) una favor que nos haríamos a todos. Esta teoría, un tanto excéntrica, revolucionaria, cuando menos original aquí ahora, hay que empezar a contemplarala sin miedo.
Me alegra que desde instituciones serias se plantee esta posibilidad y por ello, me hago eco desde este blog.


FUENTE: ASA,
ASA, Asociación Sostenibilidad y Arquitectura es una asociación de arquitectos y urbanistas que integra los trabajos que se llevan a cabo sobre sostenibilidad, medio ambiente, biodiversidad y cambio climático, para potenciar su aplicación, difusión, investigación y colaboración.

http://www.sostenibilidadyarquitectura.com/blog/la-oportunidad-bajo-los-escombros-desmantelar-construye-arquitectura/

Guadalupe Garcia Guadalupe
Viernes, 9 de Noviembre 2012





Paseando por la valenciana “Ciudad de las Artes y las Ciencias” (ambicioso nombre), reflexionaba sobre este tipo de intervenciones urbanas. Por un lado, la recuperación de los ríos y de los cauces fluviales para uso y disfrute públicos. Por otro, la relación entre el continente y contenido de los museos. Me referiré a esta última cuestión de momento, aún a riesgo de caer en la frivolidad, ya que es tema complejo que no cabe en la brevedad deseable de un blog.


Los ojos de Calatrava
Desde finales del siglo XX se puso de moda la arquitectura de los museos, las ciudades competían por tener el Museo más atractivo. Así sucedió en Bilbao, en Valencia y en otras muchas urbes españolas y extranjeras, en una especie de carrera olímpica por contratar al más famoso arquitecto que dejara bien visible su sello y quedara para siempre su Museo como impronta y símbolo de la ciudad. En una primera reflexión, todo bien: los museos están ligados a la Cultura y añaden prestigio.
En una segunda lectura, sin embargo, comenzó a suceder que era la arquitectura misma más importante que lo que albergaba, siendo el Museo el propio elemento significativo como edificio, sin que su contenido fuese comparable en calidad al continente. Es de esta forma, que la arquitectura se convierte casi en escultura, resultando que si el edificio no sirve para una función concreta no es realmente Arquitectura, al menos no es buena arquitectura, tal como postuló Vitruvio (*).
Me pregunto si esto es honesto, si la preponderancia de la arquitectura sobre otras Artes o Ciencias es algo lícito. Personalmente, como Vitruvio, opino que solo hay Arquitectura si su aspecto responde a una función específica, si el edificio es habitable y cómodo, si es estable desde el punto de vista estructural y también, por supuesto, el edificio resulta bello. Por todo esto, me parece dificilísimo hacer buena arquitectura y no me parece tan buena aquella que se limita a la belleza formal descuidando la función a la que sirve, y que desdeña aspectos como la economía estructural y el mantenimiento. Por desgracia, todos conocemos malos ejemplos.
Volviendo a Valencia y su “Ciudad de los museos”, el conjunto está formado por cuatro edificios, un puente y la ordenación de los jardines (espacios ganados al Turia), todos ellos diseñados por Santiago Calatrava y otros colegas. El edificio que más llamó mi atención es el llamado “Ágora” que, por su nombre, identifiqué como un lugar de encuentro. Con forma de pez globo color añil; la espina dorsal son los lucernarios que iluminan el espacio interior y el resto de sus paredes están revestidas (aquí intuyo la influencia gaudiniana) de pequeños fragmentos de azulejo. Formalmente, muy logrado. Mi sorpresa fue cuando, al acercarme para hacer las fotos, observé que el edificio está en desuso y en pleno deterioro. Todos sabemos que cuando una casa no se habita, se arruina. ¿Un Ágora vacío, al que nadie acude y no se utiliza? Pues eso parece, y no creo que solo por la “crisis”, sino porque tal vez el conjunto fue hiper-dimensionado desde el principio en uno de esos ejercicios de despilfarro y pretenciosidad a los que se nos acostumbró en los “felices noventa”. Una pena. 
 
(*) De "De architectura", tratado escrito por Vitrubio alrededor del año 15 a. de J.C. Es el más antiguo que se conserva y fue tomado por los arquitectos del Renacimiento como referencia de la arquitectura clásica. Para Vitruvio, la arquitectura descansa en tres principios: la Belleza (Venustas), la Firmeza (Firmitas) y la Utilidad (Utilitas). La arquitectura se puede definir, entonces, como un equilibrio entre estos tres elementos, sin sobrepasar ninguno a los otros. No tendría sentido tratar de entender un trabajo de arquitectura que no comprenda estos tres aspectos.
Guadalupe Garcia Guadalupe
Martes, 17 de Abril 2012





Pasando por allí no pude evitar recordar la polémica en torno al soterramiento de varios tramos de la M-30 para aliviar el tráfico y recuperar el Manzanares. Conflictos competenciales (que si del ayuntamiento, que si de la C.A.M.) demoraron las obras, los políticos se empezaron a poner muy nerviosos y finalmente, se re-bautizó la M-30 como "calle" pasando de este modo a ser del ayuntamiento de la capital.


PASARELA DE LA M-30 (III): la calle 30 y el Pirulí
Este es un ejemplo entre otros muchos del lío morrocotudo que supone esto de las autonomías, aunque nadie se atreva a ponerlo en tela de juicio, ¡no! Ya son muchos a chupar del bote y esto no hay quien lo desmonte. Pero no iba hoy a escribir de política, de la caótica política que ha llevado al país al estado en el que estamos. No, de eso ya escriben otros. Yo quería tan solo dar unas pinceladas desde lo que me compete o compite.
También quería nombrar "El Pirulí", la emblemática torre de TVE que supone un auténtico hito de la ciudad, tanto urbanístico como tele-técnico. A mí me gusta (urbanísticamente) y como el blog es mío, lo digo: me gusta. Tele-técnicamente ya no tanto porque tengo interferencias en mi tele y el antenista le echa la culpa al Pirulí. Yo ns-nc, que de antenas no entiendo nada

FOTO tomada desde la mitad de la pasarela, mirando hacia el sur. Autora: yo.
A la izquierda: el popular barrio de La Concepción, al fondo El Pirulí. Primer plano: peto de la pasarela del color característico del acero pre-oxidado. Segundo plano, coches a toda pastilla (no muchos, era domingo).
Guadalupe García Catalán
Viernes, 22 de Abril 2011





Mi Maestro Oíza decía que el arquitecto ha de descender y ascender constantemente, como un zoom: ir del detalle al conjunto, del conjunto al detalle.


PASARELA DE LA M-30 (II): de lo general a lo particular
En este detalle se observa como el diseñador-diseñadora (suele ser labor de equipo), ha trascendido hasta el mínimo, hasta la menor escala de lo pequeño. El paramento que forma la barandilla es de "acero corté", un tipo de hierro pre-oxidado que puso de moda el BBV del complejo "Azca" de la Castellana (allá por 1980 -otra vez mi Maestro, Oíza-) y que presenta muy buen comportamiento resistente. La perforación, sutilísima, sin duda se debe a dos factores:
a) La mejora acústica (se repite en las pantallas de las áreas de descanso); es decir, la reducción del nivel de decibelios y del "efecto eco".
b) La contribución a aligerar el peso del conjunto, lo que beneficia la reducción de los soportes, con lo que el conjunto gana en esbeltez y en euros (menos material = menos peso = menor coste).
Guadalupe García Catalán
Jueves, 21 de Abril 2011





Salí de "la Paz" y me acerqué hasta las torres del "pelotazo", las construídas sobre los terrenos del Real Madrid, donde de jovencita íbamos a patinar. Carezco en este momento de datos rigurosos pero contaré mis primeras impresiones.


Era un 25 de noviembre y el otoño ya había pelado los árboles.
Decía Carmen Añón, prestigiosa paisajista (la única persona que ahora me viene a la memoria dedicada al diseño de jardines y su pedagogía), que es más honesto un árbol metálico que un arbol de mentira. Me explicaré, pero otro día.
Hoy iba a hablar de las torres. Primera cosa que me llama la atención: son CUATRO torres y no tres, como yo creía, estúpida ignorante, provinciana sin remedio (?).
Las cuatro se elevan sobre unos terrenos muy amplios que dejan espacio suficiente para recrearse en él: puede ser atractivo o no. Depende. En esto, como en todo, según la cabeza que lo proyecte, la mano que lo construya y el agua que lo riegue. Es un trabajo en equipo. No existen genios ni torpes totales: crear una plaza o un jardín acogedor es una labor de coordinación, donde los ingredientes pueden ser de menor calidad o más lujosos (arena frente a granito, matorral frente a césped, por ejemplo) pero se necesita un cocinero que haga el cocido sabroso. En general, cuantos menos ingredientes, más sabroso y más digestivo será ese cocido.
Lo que yo vi ese día fueron vallas de obra (¿la cuarta torre?), bolardos, un pequeño mirador que, con tan solo trece escalones, solo vale para mirar lo mismo que se ve desde un entresuelo y por supuesto, para que no se suban los cojos o paralíticos (no nos vayan a estropear el mirador), unas fuentes, unos árboles metálicos, como los que hacía Enric Miralles (qepd) y en fin, un cierto caos en ese espacio abierto que no se precibe unitario ni acogedor.
De las torres, sin saber aún su autoría; es decir, virgen de influencias emocionales, diré que la que más me gustó, con mucho, es la situada más al sur, perteneciente a una conocida entidad financiera madrileña.
Volveré, haré fotos y continuaré.
Guadalupe García Catalán
Sábado, 19 de Febrero 2011





El Central Park mide unos 4 km de norte a sur y casi uno de ancho. El contorno es un rectángulo: tan reticular como las calles que lo rodean. Su disposición es sin embargo bastante orgánica, caminos serpenteantes que conectan varios lagos, zonas muy variadas con muchos usos y jardines de varios estilos...


Los carruajes que hacen de guías turísticos explican la parte económica y de cotilleo (los artistas más cotizados de la nueva factoría USA-Film se jactan de vivir en una casa con vistas al Central Park).

Lo que más me impactó fue el contraste de los rascacielos como telón de fondo de los grandes espacios verdes, que es realmente hermoso; la diversidad de gente y sus actividades (patinando, pedaleando, caminando –con perro o sin él-…), las ardillas que se dejan ver desde los caminos, las praderas, los colores…

En torno al parque se encuentran muchos edificios de importante contenido cultural, como el MOMA (de los más prestigiosos museos de arte moderno en el mundo), el Museo de Historia Natural, el Guggenheim (próxima entrada dedicada al mismo) y varios más.

Los newyorkinos están muy orgullosos de su parque y financian su mantenimiento. Algunos, hacen poner su nombre en algún punto significativo. Creo que lo del cartelito con el nombre del promotor del banco (de sentarse) debió nacer allí.

Por útlimo, para los cinéfilos: Woody Allen rodó aquí, en Central Park, muchas escenas de la película "Desmontando a Harry" (1997), que es bastante auto-biografía.
Guadalupe García Catalán
Sábado, 9 de Octubre 2010





A mí me fascinó la primera vez que fui, allá por el año 1990, sencillamente me fascinó. Fui por acompañar a un grupo de colegas, y era escéptica total. Lo primero que me arrebató fue la escala. Todo en Manhattan es a lo bestia: las alturas de los edificios, el gentío, las luces, las longitudes de las calles…


La imagen que tenemos en la cabeza como “Nueva York” es en realidad la isla de Manhattan, como ya escribí en la entrada de hace unos días.

Su silueta, la Sky-Line tantas veces vista, sigue resultando espectacular. Los famosos puentes, también. Sí, esa es la palabra adecuada: espectacular.

Los planos no dan una idea, pero recorrer Manhattan de Norte a Sur a pie puede costar casi un día entero, y atravesarla de Levante a Poniente mínimo una hora. La isla mide unos 15 Kilómetros de largo por 3 de ancho.

Otra cuestión que sorprende es la linealidad de su trazado: las calles se organizan en una trama reticular cuyo eje principal (Norte-Sur) es la 5ª Avenida; así denominan las Avenidas: 1ª, 2ª … hasta la 10ª. Lo mismo sucede con las vías Oeste y Este, que toman el nombre de Calle con los números cardinales: 1, 2… 41, 41 St… y así hasta la Calle Noventaytantos. Se añade a las calles el Easth o West para indicar si quedan en el lado Este de la 5ª Avenida, o al Oeste. En suma, resulta sumamente práctico pues es muy fácil orientarse, pese al tamaño gigantesco de todo. Una sola excepción a esta ortogonalidad: la Calle Broadway, famosa por los teatros y musicales, que nace en el Downtown (sur de Manhattan) y cruza la Midtown diagonalmente hasta la Uppertown; he leído que era un antiguo camino indio aborigen que respetaron.

Podría parecer que Manhattan carece de encanto pero no es así, uno queda rápidamente atrapado por los gentíos, por las luces nocturnas, por los rascacielos compitiendo por “rascar el cielo”, por su gran oferta cultural y comercial, y por su parque central, que gravita como un pulmón en medio de esa inmensa nube edificada.
Otra cosa de las que más me impresionó en 1990 fue las desaparecidas “Twin Towers”. Me tumbé en un banco de la plaza contigua y se veían oscilar… ¡impresionante! Desde arriba, coches y personas se percibían como si de una maqueta se tratase.

CONTINUARÁ LA SERIE SOBRE NEW YORK...
Guadalupe García Catalán
Martes, 5 de Octubre 2010





Al pairo de la cabecera que el editor ha escogido para este blog, una vista aérea de Manhattan, empezaremos por hablar de esta mega-ciudad, que visité por última vez en marzo del año 2008 y de la que tanto hay que contar. Lo que la mayoría de gente denominamos "Nueva York" es en realidad, "Manhattan", ya que la ciudad es tan inmensa que se extiende a uno y otro lado de ambos ríos en otros barrios de muy diferente índole (como Brooklyn que nos suena más conocido, o Long Island en cuyas playas toma el sol la clase alta de NY).


La isla de Manhattan (o península, según qué autores) está estructurada en áreas bastante delimitadas funcionalmente. Al sur está la zona bursátil (famosa Wall Street) y los puertos. Un poco más al norte, se hallan el barrio judío, Little Italy, Chinatown... no hace falta explicar su etimología. Estas zonas son auténticos guetos, hasta extremos de paranoia total; por ejemplo, en Chinatown todos los letreros y carteles están en lengua china (mandarín, imagino); lástima no haber sacado alguna foto, y si hablas en Inglés no te entenderán ni harán esfuerzos para ello, ya que los emigrantes confeccionaron su pequeño bastión en medio del País de las Oportunidades a imagen y semejanza del que procedían.

El centro de Manhattan es la zona comercial y administrativa, por la que se desplazan como un oleaje masas de gente con sus calzados deportivos y sus trajes elegantes a las horas de entrada y salida de las oficinas. Los zapatos a tono con sus trajes los llevan en una bolsa de mano y los sustituyen al llegar a la oficina (detalle reflejado en una película cuyo nombre no retengo, pero las protagonistas eran muy conocidas, entre ellas una Melanie Griffith jovencísima).
En el centro está muy restringido el uso de los automóviles privados y todo el mundo usa el transporte público; no hay espacio para aparcarlo en las calles y hacerlo en un garaje puede costar entre 10 y 20 $ la media hora.

Fue en Manhattan la primera vez que oí hablar del “derecho aéreo”, o edificabilidad teórica asignada a todo solar. Si por alguna razón, el planeamiento urbano le otorga un uso o una protección que no permite su “materialización”, el propietario puede vender sus derechos. La idea no es mala y camina hacia la igualdad de derechos y deberes, aunque luego su aplicación es muy difícil de gestionar. Y es que, cuando se mezcla la cuestión jurídica con el diseño de la ciudad, las cosas se complican hasta convertirse en un rompecabezas... y no sigo porque me salen varios artículos, pero feos y farragosos. No quiero aburrir al personal.
Guadalupe García Catalán
Miércoles, 29 de Septiembre 2010