El Cristo de Mel Gibson es un robot

Agoniza y muere clavado en la cruz para evitar incomodidades al protagonista


El Jesús que agoniza y muere clavado en la cruz en la película La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, no es un ser humano, sino un robot manipulado a distancia que ha costado más de 32.000 euros a los productores. Jim Caviezel, el actor que encarna al personaje de Jesús, no quiso rodar las escenas de la crucifixión al aire libre y en taparrabos, como hicieron sus predecesores en la filmación de otras emblemáticas películas sobre los mismos hechos históricos. El primer robot crucificado aumenta así la controversia que rodea a la última creación del polémico Gibson. Por Vanessa Marsh.


Vanessa Marsh
21/03/2004

Un robot ha sustituido al actor que hace de Jesucristo en la película La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, durante las escenas de la crucifixión. La noticia la ha divulgado Sun On Line y luego ha trascendido a múltiples foros de Internet, amplificando la polémica suscitada por el estreno de esta película en Estados Unidos.

Gibson invirtió 32.829,87 euros en este robot eléctrico, que se maneja a distancia, para evitar que Jim Caviezel, el actor que encarna a Jesucristo en la película, padeciera en taparrabos las inclemencias del tiempo durante el rodaje.

El Jesús robot fue creado por la empresa de efectos especiales Keith Vanderlaan's Captive Audience F/X y es una viva reproducción de un cuerpo humano sometido a las torturas que se muestran en la película de Gibson, que ha suscitado enorme controversia social.

El robot agoniza como un ser humano torturado, mediante movimientos a distancia producidos por Gibson, reflejando claramente los excesos de crueldad que padece el personaje de Jesús en la película, considerada como un derroche de sangre que no se corresponde con los hechos históricos.

Según los críticos, La pasión de Cristo toma de diferentes Evangelios lo que a Gibson le conviene para su guión, además de incorporar elementos apócrifos que le han valido el comentario de ''El Evangelio según Mel''.

Primer robot crucificado

En realidad, Gibson ha utilizado la crucifixión para montar un espectáculo de crueldad que, paradójicamente, culmina con la sustitución del actor por un robot en los momentos más dramáticos de la película, lo que aumentará sin duda la polémica que rodea a esta obra.

La tecnología aportada por el robot de Gibson no es demasiado complicada y el uso de los robots en el cine ya es amplia, por lo que tecnológicamente la película La Pasión de Cristo no aporta ninguna novedad.

La historia de los robots en el cine se inaugura con la película expresionista Metrópolis, del alemán Fritz Lang, en la que el sabio Rotwang crea al primer robot de la Historia del cine: María, que recibe la vida a través de ondas electromagnéticas.

Generalmente, la aparición de robots en las escenas cinematográficas, encarnados bien por máquinas o bien por androides, ha estado asociada a la divulgación de conocimientos o teorías científicas, por lo que el impacto de la película de Gibson será más bien social o cultural: es el primer robot crucificado de la historia.

Robot versus actor

El riesgo es que a la controversia suscitada por la aparente manipulación de la historia que realiza la película, se añade la sustitución de un actor por un robot en el momento de la agonía y muerte del personaje, lo que para muchos espectadores puede parecer una estafa emocional.

También polémica porque el protagonista Jim Caviezel no ha seguido la línea de sus predecesores en el cine, que desempeñaron el papel de Jesús en su pasión y filmaron las escenas de la crucifixión como personas reales.

Esta novedad, si bien dice mucho de las posibilidades tecnológicas actuales, también deja una cierta decepción, porque tanta tecnología diluye el mensaje y el simbolismo del personaje histórico, que pierde parte de su contenido por cuestiones de comodidad tan elementales como evitar las inclemencias del tiempo durante el rodaje de escenas al aire libre.

Si El Evangelio según San Mateo, de Pasolini, consiguió que la pasión de Cristo pareciera nueva, la pregunta que surge con la robotización del drama del Gólgota realizada por Gibson es si constituye un avance o un retroceso en la perfección cinematográfica. La crítica dirá.



Vanessa Marsh
Artículo leído 45061 veces



Más contenidos