El lenguaje hablado es un tipo de música

Expertos defienden que, desde la perspectiva del desarrollo, la lengua surge de las capacidades musicales


¿Qué fue primero, la música o el lenguaje? Desde la perspectiva del desarrollo, la música, afirman investigadores de la Universidad de Rice y de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos en un artículo que desafía las teorías preestablecidas a este respecto. Según ellos, la música está antes que el lenguaje en la cognición de los bebés, y el lenguaje surge a partir de ella. Por Yaiza Martínez.


19/09/2012

Fuente: Wikimedia Commons.
La música subyace a la habilidad humana de adquisición del lenguaje, afirman investigadores de la Shepherd School of Music de la Universidad de Rice, y de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, contradiciendo otras teorías actuales que señalan que la música y el lenguaje son cognitivamente independientes o que la música es un subproducto del lenguaje.

Según Anthony Brandt, co-autor de un artículo teórico escrito con esta tesis y publicado en la revista Frontiers in Cognitive Auditory Neuroscience, el lenguaje hablado sería, de hecho, “un tipo especial de música”.

En un comunicado de la Universidad de Rice, Brandt añade que “el lenguaje se ve normalmente como fundamental para la inteligencia humana, y la música a menudo es tratada como si fuera dependiente o derivada del lenguaje. Pero, desde la perspectiva del desarrollo, nosotros sostenemos que la música está antes (que el lenguaje) y que el lenguaje surge de la música”.

El experto afirma que “los bebés en primer lugar escuchan los sonidos de la lengua y, sólo más tarde, su significado. De hecho, las enormes habilidades de los recién nacidos en distintos aspectos de la percepción del discurso dependen de la discriminación de los sonidos del lenguaje”, esto es “de los aspectos más musicales del discurso”.

Brandt es profesor de composición y teoría en la Shepherd School of Music, y ha publicado este trabajo con dos colaboradores: la estudiante de graduado Molly Gebrian, y el director del Language and Music Cognition Lab, L. Robert Slevc. En el documento, los investigadores citan varios estudios que han mostrado las capacidades del cerebro de un recién nacido, como la habilidad para distinguir los fonemas (unidades sonoras básicas del habla) y otras características del lenguaje, como el tono, el ritmo o el timbre.

Un juego creativo con el sonido

Brandt y su equipo han definido la música como "un juego creativo con el sonido”, y señalan que esta implica una atención a las características acústicas del sonido, independientemente de cualquier función referencial.

En cuanto al habla, como adultos, las personas se centran principalmente en el sentido de las palabras. Sin embargo, los bebés comienzan a escuchar el lenguaje como "una interpretación vocal intencional y a menudo repetitiva”.

"Ellos escuchan (el habla de otros), no sólo por su contenido emocional, sino también por su consistencia y por sus patrones rítmicos y fonémicos. El significado de las palabras viene después”, explica el investigador.

Con estas ideas, Brandt y sus colaboradores desafían la opinión más extendida sobre habla y música, que señala que el conocimiento musical madura más lentamente que el lenguaje, y que es más difícil. Según Brandt: “Nosotros demostramos que el desarrollo de música y lenguaje se produce a lo largo de tramos temporales similares”.

Inicialmente, los bebés no distinguen bien entre su lengua materna y el resto de las lenguas del mundo. Pero, a lo largo de su primer año de vida, sus capacidades lingüísticas para su lengua materna se van afinando.

De igual modo, inicialmente los niños no distinguen bien entre sus tradiciones musicales nativas y las tradiciones musicales de otras culturas; pero avanzan en el aprendizaje de su propia cultura musical al mismo tiempo que lo hacen en su lengua nativa, afirma el investigador.

Un concierto de fonemas y sílabas

El presente trabajo explora muchas conexiones entre la escucha al discurso y a la música. Por ejemplo, señala que reconocer el sonido de diferentes consonantes requiere un procesamiento rápido del lóbulo temporal del cerebro.

Igualmente, reconocer el timbre de diversos instrumentos precisa de un procesamiento en el lóbulo temporal a la misma velocidad, una característica de la audición musical que a menudo ha sido pasada por alto, afirma Brandt.

“No se puede distinguir entre un piano y una trompeta si no se puede procesar lo que estás oyendo a la misma velocidad que se escucha la diferencia entre “ba” y “da”. En este y en muchos otros aspectos, escuchar música y escuchar el habla coinciden”.

Por otra parte, los autores afirman que, desde una perspectiva musical, el discurso es un concierto de fonemas y sílabas.

“Mientras que la música y el lenguaje pueden ser neural y cognitivamente distintos en los adultos, nosotros sugerimos que el lenguaje es, simplemente, un subconjunto de la música, desde la perspectiva de los niños”. Y “concluimos que la música merece, por tanto, un lugar central en nuestra comprensión del desarrollo humano”.

Brandt afirma que investigaciones futuras en esta misma dirección podrían ayudar a comprender mejor por qué la musicoterapia resulta útil a personas con trastornos de la lectura o del habla. “Mucha gente con deficiencias lingüísticas también presentan deficiencias musicales”.

Otras investigaciones podrían resultar asimismo útiles para la rehabilitación de personas que hayan sufrido un infarto cerebral porque, según Brandt, “la música las ayudaría a readquirir el lenguaje, ya que de esa forma lo adquirieron la primera vez”.

¿Qué fue primero?

Como se ha dicho, la propuesta de Brandt y su equipo desafía teorías y estudios previos. Por ejemplo, en 2009, dos investigaciones realizadas por neurocientíficos de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, revelaron que existe un vínculo biológico profundo entre la música y el habla humana, y que tanto los acordes como las escalas musicales más comúnmente usadas durante siglos guardan similitudes con nuestro discurso.

De estos resultados los investigadores de Duke extrajeron la siguiente conclusión, muy distinta a la de Brandt y su equipo: la razón principal por la que apreciamos la música es porque ésta imita nuestro propio discurso, que ha resultado ser clave para nuestro éxito evolutivo.

Referencia bibliográfica

Brandt A, Gebrian M and Slevc LR (2012) Music and early language acquisition. Front. Psychology 3:327. doi: 10.3389/fpsyg.2012.00327.



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