Lufthansa evalúa en pleno vuelo la viabilidad de los biocarburantes

La aerolínea introduce mezclas 50:50 en uno de los motores del A321, que hace viajes diarios


Las empresas de transporte aéreo están dispuestas a apostar por los biocombustibles líquidos como alternativa energética. Tras numerosos experimentos previos, empresas como KLM ya han realizado pruebas en vuelos comerciales. Pero ha sido Lufthansa la que se ha decidido a incluir, durante seis meses, mezclas 50:50 de biocarburantes en uno de los motores de un Airbus A321, con el fin de evaluar su viabilidad técnica y comercial. Por Juan R. Coca.


Juan R. Coca
19/07/2011

A320 que Lufthansa empleará en sus pruebas. Fuente: Lufthansa
Las empresas de transporte aéreo siguen apostando por los biocombustibles como posible sustituto a los carburantes convencionales. De hecho, la compañía de bajo coste Lufthansa ha tomado la decisión de incorporar un porcentaje de biocarburantes a las mezclas de combustible en su línea regular entre Frankfurt y Hamburgo durante seis meses, según publica Fight Global.

David Learmount nos informa, en dicha revista, que la compañía afirma que con esta decisión busca, en primer lugar, desarrollar un cuidadoso estudio para conocer la viabilidad del uso de biocombustibles en sus operaciones rutinarias. Y, en segundo lugar, la empresa –a través de esta estrategia comercial– también pretende evaluar la idoneidad de los biocombustibles a la hora de obtener réditos económicos.

En este proyecto, tal y como indica Europa Press, Airbus ofrecerá asistencia técnica y monitorización de cómo van variando las propiedades del combustible durante los vuelos. Por otro lado, el biocarburante es suministrado por la compañía finlandesa Neste Oil, y se producirá de manera sostenible garantizando la no competencia con productos alimentarios.

Aspectos económicos

Las cuestiones económicas son uno de los principales factores a tener en cuenta a la hora de implantar o no una determinada alternativa energética como la de los biocombustibles. A este respecto, parece existir un consenso en las empresas de transporte aéreo sobre el elevado coste que presentan los biocarburantes en la actualidad.

Lufthansa ha publicado, en una nota de prensa que el precio actual de los biocombustibles es el doble que el del queroseno de aviación común. Este hecho condiciona de manera importante la inclusión definitiva de estos nuevos carburantes en el transporte de pasajeros. No obstante, afirman desde la aerolínea, es necesario hacerlo por razones climáticas y por el hecho de que el combustible fósil es un recurso finito que, paulatinamente, verá incrementado su precio a medida que el recurso se haga cada vez más escaso.

La compañía prevé que el coste total de la prueba ascenderá a unos 6,6 millones de euros (9,3 millones de dólares), de los que 2,5 millones de euros serán aportados por el Ministerio alemán de Economía como parte del programa FAIR.

El apoyo de la ASTM

La necesidad de continuar evaluando la idoneidad del uso de estas alternativas energéticas parece provenir del constante debate social sobre estos nuevos combustibles. De hecho, la idoneidad técnica de éstos parece estar más que probada puesto que la ASTM (American Society for Testing and Materials) formalmente ha dado luz verde, el 1 de julio de 2011, al uso de mezclas de carburantes con un máximo del 50% de ésteres de ácidos grasos y hidroprocesados.

Esta decisión de la ASTM abrió las puertas al uso de biocombustibles en los vuelos comerciales. En este sentido, esta empresa de certificación permite el uso de biocarburantes derivados de materias primas tales como las microalgas, la camelina o la Jatropha, así como de grasas animales. Pues bien, precisamente Lufthansa usará en uno de sus motores de esta prueba mezclas 50:50 de carburantes convencional y biocombustibles proveniente de camelina, Jatropha y grasas animales; elementos permitidos por la directiva de la ASTM.

Lufthansa no es la primera

La web de noticias AVWeb publicó el pasado 30 de Junio que un Boeing 737-800 de 171 pasajeros empleó mezclas 50:50 de biocarburantes en vuelos comerciales. Este hecho llevó a la empresa a afirmar que era la primera compañía que lo hacía. Esta incorporación se realizó en la línea Amsterdam-París y empleó una mezcla con biocombustibles procedente de aceite de cocina usado. Además, KLM ha publicado que en septiembre de este año comenzará a emplear este tipo de alternativa energética en más de 200 vuelos de la misma ruta y usando la misma mezcla de 50:50 de combustible.

Tal y como se indica en dicha web, las empresas de transporte aéreo europeas están especialmente motivadas para encontrar la mejor alternativa posible a los combustibles fósiles, a causa del límite a los carburantes fósiles establecido por la Unión Europea. Este límite establece que las líneas aéreas deben reducir sus emisiones de carbono un 3% en 2012. Por esta razón, las empresas del sector son conscientes de los progresos que se han hecho en los biocombustibles, pero tal y como afirmó el director general de KLM Eurlings Camiel: “Los costes de los biocombustibles deben bajar sustancialmente y de forma permanente”.

Rechazo de los ecologistas

Los colectivos ecologistas siguen mostrando una postura muy crítica con estos desarrollos de los biocombustibles líquidos en la aviación. De hecho, en la revista The Ecologist, William McLennan muestra este posicionamiento de los grupos ambientalistas, ante el anuncio de empresas tales como KLM y Lufthansa de potencial el uso de los biocarburantes en sus líneas.

Como afirma McLennan, los ecologistas consideran que la creciente demanda de biocarburantes por parte de la aviación comercial traerá consigo un notable incremento de la demanda de materias primas tales como la palma de aceite (producida en regiones tropicales) lo que podría también generar la destrucción de la selva tropical en países como Indonesia o Camerún.

Además, el cultivo de vegetales tales como la propia palma o la Jatropha, eliminaría la disponibilidad de áreas de cultivo potencial de materias primas alimenticias en las regiones de producción. Si se diese lugar a este proceso, la producción de este tipo de cultivos vegetales para la obtención de energía, se generaría, entonces, una presión positiva creciente sobre los precios de los alimentos.



Juan R. Coca
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