Era preciso que el escritor holandés Arnon Grunberg se instalara en Nueva York para que empezara a sentirse europeo pues, entre los suyos, la identidad familiar a menudo se había construido en base al exilio y el desarraigo. Una historia que, en la actualidad, puede ser la de cualquiera de nosotros. (Article)
Fuente : http://www.presseurop.eu/es/content/article/434971...
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