BRANDING. Andy Stalman

Blog de Tendencias21 sobre el mundo del Branding en la Era Digital

"El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once, y siempre gana Alemania." Así fue durante las últimas seis ediciones de la Eurocopa Femenina de la UEFA, hasta este 2017, en que por fin, no ganó Alemania, sino Holanda.


El fútbol femenino europeo es cosa seria.
Un domingo sin fútbol no es un domingo. Por fortuna este primer domingo de agosto tuvimos la suerte de ver la final del Campeonato de Europa Femenino de la UEFA. La ganadora de la semifinal ante Inglaterra, Holanda, se enfrentaba a la ganadora de la otra manga frente a Austria. Históricamente las selecciones masculinas de ambos países tienen muy buen pie. El trato del balón es parte del ADN de sus equipos.

Sarina Wiegman, la seleccionadora de Holanda, resumió el partido magistralmente: "Ha sido una gran final, con dos selecciones que querían jugar al fútbol y querían ganar. Ambas han jugado al ataque y un partido con seis goles es muy emocionante y grande para el fútbol femenino. Creo que nos hemos merecido ganar pero Dinamarca ha demostrado que también merecía estar aquí".

La final tuvo todos los ingredientes de una gran final. Seis goles, intensidad, buen juego, un marcador cambiante (Dinamarca comenzó marcando), y jugadas como la de Nadim por la banda izquierda, con caño incluido, que parecía homenajear a Neymar.

El triunfo de Holanda acabó, por fin, con 6 campeonatos seguidos conquistados por Alemania (desde 1997 hasta 2013), la Brasil del futbol femenino. Alemania, Noruega y Suecia eran las únicas selecciones que habían ganado la Campeonato de Europa Femenino de la UEFA desde su primer edición en el año 1984. Ahora se suma Holanda al cuarteto. Parecería que el fútbol femenino es territorio de la Europa del norte. Sobre el arrollador dominio alemán, Nils Nielsen, el seleccionador de Dinamarca, se despachó sin filtros: "Es genial que otra selección que no sea Alemania gane la competición. Eso demuestra que el nivel del fútbol femenino cada vez está mejor."

España, en transición, no hizo una gran Eurocopa, pero indudablemente la Primera División Femenina está creciendo, tanto en recursos, como en audiencia como en asistencia. También en calidad, la MVP de esta Eurocopa, Lieke Martens, es jugadora del Barça.
Andy Stalman

Domingo, 6 de Agosto 2017


"La política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación". Robert Louis Stevenson


Donald Trump, signo de los tiempos.
En la tercera temporada de la serie Madam Secretary el presidente Dalton le dice a su Secretaria de Estado que en política no se está para participar se está para ganar. Curiosamente el parecido entre el personaje de Madam Secretary y Hillary Clinton dio para muchos comentarios. Lo irónico es que la candidata demócrata no hizo lo que su oponente sí: jugó sólo a ganar.

La gente ha cambiado. La sociedad ha evolucionado. Pero el hombre sigue igual de desconcertado ante el mundo que le ha tocado vivir. La incertidumbre provoca miedo y el futuro ha dejado de ser previsible. Lo que ha sucedido en las últimas semanas desde el Brexit, pasando por el “No” en Colombia y hasta Trump, es una clara manifestación del cambio. Ya estamos inmersos en la era de la incertidumbre. Donde ni las encuestas aciertan.

El ciudadano está mas maduro, informado, preparado pero a la vez da la impresión que está igual de manipulable que siempre. Ya no es posible volver atrás. El mundo que pasó, pasó. Ya no es posible que una sola persona resuelva los problemas de un país o del mundo. Ya no hay salvadores ni estadistas.

Y es curioso porque vivimos en una era signada por la comunicación. Nunca antes la posibilidad de conectarnos y compartir información en tiempo real estuvo tan al alcance de tanta gente. En el ruido del siglo XXI la lucha por la atención de la gente ha abierto la puerta al “vale todo”. Miente, engaña, manipula, provoca, no importa que sea verdad o no, lo que importan son los titulares en los medios. Lo que interesa no es la verdad sino estar todos los días en los medios. Donald Trump ha sido el ejemplo más reciente de esto porque llevo esta premisa al siguiente nivel: no generaba la noticia, él era la noticia.

A su favor podemos agregar que se ha tenido una fe ciega. Que ha tenido una constancia en su campaña y una consistencia en su mensaje inquebrantables. Que ha sabido conectar con las personas que no eran escuchadas y que ha usado a los medios como pocos en la historia. Contra casi todo y contra casi todos nunca tiro la toalla. Tenía un objetivo muy claro y aunque el fin nunca justificará los medios, allí está él: 45º Presidente de los Estados Unidos.

Lo que queda de manifiesto es el poder cada vez más extendido de los “relatos”, imaginarios aterrizados en discursos que dicen lo que la gente quiere o necesita escuchar. No importa que luego no se haga, primero ganemos, luego nos preocuparemos de ello. Y esto, que no es nuevo, es más fácil de explicar que de entender. La gente quiere cambio. Punto. Lo que cuesta comprender es que la gran mayoría no quiere lo que tiene, pero no sabe lo que quiere. Y al final, ni lo viejo muere, ni lo nuevo nace. Incluso muchos embajadores o paladines del cambio terminan siendo iguales o sumamente parecidos a sus antecesores.

Andy Stalman

Miércoles, 9 de Noviembre 2016


La frase del título es la de mi admirado Séneca, quién también dijo que «a los que corren en un laberinto, su misma velocidad los confunde».


No hay camino que no tenga fin.
¿Te gusta conducir? El tráfico en las ciudades es insano. Pasamos una cantidad de horas que roza lo inhumano sobre el coche, el taxi, o el autobús. El ranking de ciudades de Europa con los más altos niveles de congestión, basado en el promedio de horas gastadas anuales esta encabezado por Londres y su área metropolitana, que registra un total de 96 horas perdidas de media, seguida por Bruselas con 74 horas y Colonia con 65. Los conductores españoles perdieron de media 17 horas en 2014, según el informe anual de medición de tráfico de INRIX .

En mi caso, el cálculo me da una media de, como mínimo, una hora perdida al día. Suponiendo que de las 52 semanas al año, en 45 de ellas uso el coche, me da una media de 225 horas al año, o lo que es decir 10 días al año que se me escurren arriba de un automóvil.

Estamos esperando, por fin, que lleguen los coches sin conductor. Se habla de 2020, y que los problemas que lo demoran no son técnicos, sino legislativos. En algunos casos, éticos y sociales. Establecer un nuevo marco normativo no es sencillo, y menos aún una nueva dimensión ética sobre las máquinas y su ámbito de decisión.

Mientras Elon Musk vaticina que “en menos de 20 años, poseer un coche será como ser dueño de un caballo ”, las carreteras están colapsadas de coche y más coches. La angustia nos empuja a tener ganas de ver el móvil, escuchar la radio, ver por la ventanilla, huir, con el cuerpo o con la mente, pero huir. Siempre terminamos atrapados dentro de una escapatoria imposible. Atrapados entre filas interminables de coches, coches, y más coches. Hay días en que la lluvia lo pone todo aún más complicado y hay días, afortunadamente, en que el sol, al menos, nos regala unos momentos agradables al acariciar nuestros ojos cansados y nuestras frentes arrugadas. Tratas de huir mirando por la ventanilla del coche, viendo como muchos instantes de la vida ocurren sentado al volante del coche o como acompañante. Viendo como la vida, así, se va; y tú en la carretera esperando, esperando. Te dicen, sugieren, que tomes el transporte publico, pero también hay tráfico para él. Veo los grandes autobuses verdes parados a mi lado cada mañana y cada tarde. Tienes que tomar el tren o el metro, te dicen, si tienes la buena suerte de vivir o trabajar cerca de alguna estación para poder cogerlos.

Andy Stalman

Martes, 22 de Diciembre 2015


El plan más importante de esta generación es salvar el mundo de su destrucción. No es un grito apocalíptico, sino la oportunidad histórica, de enmendar el daño que le hemos hecho como humanidad a la Tierra. Pero para lograrlo se necesitan dos cosas: tiempo suficiente y un buen plan. Hoy, la humanidad carece de ambos.


El futuro del mundo empieza en París.
El ser humano, es una suma de contradicciones e ironías. Mientras comienza su plan de colonizar Marte, en la Tierra unos 4.000 niños menores de cinco años mueren al día por falta de agua potable y saneamiento adecuado, según UNICEF. Sin embargo, habitamos un planeta con el 70 por ciento de su superficie cubierta de agua.

La cumbre sobre el cambio climático que empieza en Paris ayudará por encima de todo al fomento de la conciencia pública sobre el impacto que nuestras decisiones, o la ausencia de ellas, genera sobre la Tierra. Demasiado poco para la tragedia que se vive.

Esta 21ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) culmina un largo proceso de negociación que empezó en la COP de Durban en 2011. Poner de acuerdo a 195 países se presenta como menos fácil que colonizar Marte. Y aunque el optimismo no sobra, se han dado pasos para, por fin, alcanzar acuerdos vinculantes tras la misma. Muchas voces autorizadas dicen que París no es el final de un proceso de cambio climático, sino un nuevo principio.

Tener o no acceso a agua potable es la diferencia entre vivir o morir. Ciento setenta niños por hora mueren cada día por falta de ella. La raza humana ya ha consumido el 80 por ciento de sus recursos de agua dulce naturales. Quedan sólo 8 mil metros cúbicos de agua potable por persona por año, ante los 9 mil que quedaban en 1990 y los 15 mil en 1900. Más de 2,5 billones de personas tienen acceso a agua potable y 3,5 billones tienen dificultades ante este acceso .

El agua no es un tema menor, aunque no es el único asunto importante. “El acceso al agua potable en una comunidad mejora de manera decisiva aspectos como la educación y la igualdad de género. Contar con un punto de agua cercano al hogar mejora los índices de asistencia al colegio, lo que además contribuye al cumplimiento de otro Objetivo del Desarrollo del Milenio, garantizar la educación primaria universal”, confirma la directora general de Plan Internacional, Concha López. No es cotidiana la conciencia de este problema y menos aún la posibilidad de ayudar a erradicarlo.

En un artículo reciente de la revista Nature, hay más cifras que despiertan conciencias. En el mundo hay 422 árboles por persona, en promedio. La buena noticia es que esto es 7,5 veces más de lo que se pensaba. Sin embargo, cada año se pierden 15.000 millones de ejemplares. Y, desde que comenzó la civilización humana, se estima que el número cayó un 46 por ciento.

Andy Stalman

Domingo, 29 de Noviembre 2015


Parece algo imposible. Sólo parece.


¿Puede la sociedad pedirle peras al olmo?
No podemos pedir lo imposible, sino hacer que sea posible.

A los ancianos que inspiren

A los analistas que sean objetivos

A los ancianos que se involucren

A los colegios que potencien la creatividad

A los emprendedores que cambien la realidad aumentada por la realidad mejorada

A los empresarios que creen valor

A los extremistas que dialoguen

A los filósofos que no se callen

A los futbolistas que colaboren

A los inmigrantes que se integren

A los jóvenes que sean librepensadores

A los jefes que escuchen

A los jueces que sean justos

A los líderes que creen más líderes

A los legisladores que cumplan

A los maestros que enseñen a pensar

Andy Stalman

Domingo, 25 de Octubre 2015


"Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad." Karl A. Menninger


¿Dónde está el hombre?
Dicen que cuando el mundo huele a podrido. Se ve podrido, y se oye podrido, es que está podrido. Nigeria, Kenia, Yemen, Siria, Iraq, Somalia, Ucrania, Libia, Sudán del Sur…

Volvemos a ver y a vivir el odio a lo diferente. Por el odio en sí.

Estamos viviendo la mayor ola migratoria de refugiados desde la segunda guerra mundial. Los conflictos se multiplican y las raíces de los mismos parecen beber de la misma fuente.

Un país, una sociedad, sólo es libre por voluntad de espíritu colectivo, y por nadie más que por él mismo puede ser liberado.

Y es en medio de esa podredumbre de unos pocos, no de la mayoría que queremos ver renacer el ser humano, el hombre. Estamos asqueados de las luchas, las xenofobias, los enfrentamientos en nombre de facciones religiosas, de etnias, o por pedazos de tierra o de sacos de riqueza, o parcelas de influencia o poder que nunca llegan a la gente en que emerge la solidaridad, la cooperación, el compromiso.

Hay malos. Sin duda. Muchos. Y los hay en varios lugares, como en Nigeria donde ya se supera el millón y medio de desplazados por el terrorismo yihadista, o Siria con más de tres millones de refugiados y más de 6,5 millones de desplazados . Parecería que la maldad, como la estupidez, no tiene límites.

Mirando por el retrovisor los conflictos del siglo XX todos coincidiremos que fueron, sin duda, tiempos peores en muchos sentidos. Pero, estaba latente la posibilidad de intervenir en el futuro, de cambiar y mejorar el mundo. La sensación en estos inicios de siglo es que todo se nos está yendo de las manos.

Pero como una rueda de la historia volvemos a ser parte de un mundo insensible.

En esta dinámica de anacronismos permanentes, de avances y retrocesos todos somos más o menos conscientes de las transformaciones que estamos atravesando y de los increíbles avances de los que estamos aprovechándonos en varios campos como la medicina, la ciencia, las comunicaciones, el transporte, y tantos etcéteras.

En la actualidad, resulta habitual debatir y leer en los medios sobre qué le está ocurriendo al mundo. Y se pregunte a quien se pregunte, la respuesta mayoritaria es que, a la vista de los resultados, la civilización necesita una reorientación.
Andy Stalman

Jueves, 3 de Septiembre 2015


"Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible” nos decía Hermann Hesse


La educación, la última frontera.
Estamos viviendo una era de progresos inimaginable. Pero hay días en que los anacronismos propios de una Era de tanto progreso nos golpean en la cara. Uno de los ámbitos de mayor relevancia en esta época es, indudablemente, la educación. Y vemos, con preocupación, que la educación está siendo condicionada en muchos países, que se oponen al progreso. Todos somos conscientes que para que una sociedad cambie, el cambio debe empezar en la educación.

La educación ha sido y sigue siendo una herramienta para el control y también para el progreso, para la dominación y para la libertad, para estancarse o avanzar. Depende del uso que se haga de ella, la educación es un pilar esencial para el desarrollo en esta nueva Era. Resulta, en algún punto, inconcebible, que en plena Era Digital, en la que la humanidad tiene misiones en Marte, aterriza naves en un cometa en movimiento, los coches empiezan a conducirse solos y cientos de prodigios tecnológicos más, que la buena educación no sea un patrimonio esencial.

No muchos lo mencionan, pero la educación seguirá siendo el tesoro de una sociedad. Y una amenaza para los tiranos, los extremistas, los fundamentalistas, los populistas, los que quieren el poder solo para sí.

Porque educar es mucho más que ir al colegio. La meta principal de la educación, afirmaba Jean Piaget, "es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas no simplemente de repetir lo que otras generaciones han hecho; hombres que sean creativos, inventores y descubridores. Y esto genera progreso y evolución."

La segunda meta de la educación, seguía Piaget, "es la de formar mentes que sean críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece. Y esto es un estorbo para los que quieren un pueblo inculto y fácilmente manipulable."

Todo hombre de genio, remarcaba José Ingenieros, "es la personificación suprema de un ideal. Contra la mediocridad, que asedia a los espíritus originales, conviene fomentar su culto; robustece las alas nacientes.” Y nada mejor que hacerlo con nuestros niños y jóvenes desde el principio de sus caminos. En los inicios de su vida, donde comienza a forjarse el carácter."

Andy Stalman

Lunes, 8 de Junio 2015


"Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol." — Martin Luther King


El principio del fin del mundo.
Nunca creímos que el mundo fuese finito. Existen datos aterradores sobre el fin de nuestro planeta. Desde Hawking hasta Al Gore, desde Greenpeace hasta la ONU, la llamada de atención sobre el desgaste de nuestro planeta es cada vez mayor. De momento, el alarmismo, en unos casos, y la realidad en otros, no han llegado a despertar las conciencias globales. Las diferentes realidades en unos y otros lugares de la Tierra, hacen que la concientización lleve mas tiempo del esperado.

Países desarrollado, en vías de desarrollo, sub desarrollados, o sin desarrollo pelean por diferentes conciencias. Mientras, suben las temperaturas, se degrada la atmósfera, se deshiela el Ártico, y fenómenos naturales que no se veían hace décadas se suceden. Las caras de la luna son dos, y de este fenómeno también. Si se realizarán las peores amenazas del calentamiento, varios países nórdicos- Canadá, parte de Europa, Rusia, entre otros- se volverían mucho más fértiles y cultivables y habitables de lo que son ahora, mientras que países de África, o Asia se verían seriamente damnificados.

Cada 22 de abril, desde 1970, se celebra el Día Mundial de la Madre Tierra y en este de 2015, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon recuerda que “las grandes decisiones que tenemos por delante no corresponden solo a los legisladores y los dirigentes mundiales. Hoy, en este Día de la Madre Tierra, hago un llamamiento para que todos nosotros seamos conscientes de las consecuencias que tienen nuestras decisiones sobre el planeta y lo que supondrán para las generaciones futuras.”

Janez Potocnik recuerda que si creemos que la economía es más importante que el medio ambiente que intentemos aguantar la respiración mientras contamos nuestro dinero. Y Asimov recalcó que sólo hay una guerra que puede permitirse el ser humano: la guerra contra su extinción.

El alerta frente al cambio climático tiene cada vez mayor difusión. El cambio climático amenaza a -casi- todos por igual, a ricos y pobres, a europeos y africanos, mujeres y hombres. Sin embargo, el listado de los países más inmediatamente amenazados se parece mucho a la lista de los países más pobres, porque una sequía, una inundación, no tiene el mismo efecto en un país con recursos como en otro sin.

Y mientras delineamos el futuro, protagonizamos una era en la que nunca hubo tanto progreso para el ser humano. En toda la historia, como desde la Revolución Industrial y las revoluciones científicas asociadas a ella hasta nuestros días.

Como siempre, los desafíos ante el progreso deben ser tomados muy en cuenta y muy en serio. Cuando la máquina de vapor de James Watt echó a rodar, en la atmósfera había unas 300 partes por millón de dióxido de carbono, el principal gas que está calentando el planeta. En el verano de 2013 se superó la cifra de 400, algo así no había pasado en los últimos 800.000 años.

Sigue en pie, pendiente, la batalla por construir una relación más equilibrada del progreso con la naturaleza, y también con la tecnología.

Andy Stalman

Lunes, 27 de Abril 2015


La lucha del hombre por dominar el tiempo es una ironía. Sólo se genera el efecto contrario: la dominación del tiempo sobre el hombre. Los sentidos metafóricos de la vida oscilan entre la ciencia y la ficción. El tiempo (o su escasez) es el argumento más utilizado en la actualidad para no hacer, no aprender, no viajar, no conocer, no dialogar, no participar y otra infinidad de no.


"No tengo tiempo" es el slogan del siglo XXI
No tengo tiempo es el slogan del siglo XXI. Siglo en el que el hombre empieza a dominar casi todas las fronteras, excepto la del tiempo. Sin embargo, el tiempo debería tener el tamaño o la extensión ideal para adaptarse a cualquier tipo de entorno productivo o educativo. El diseño es parte esencial de nuestro tiempo. El diseño, en su etimología inglesa, significa “plan mental”.

¿Se puede diseñar el tiempo? ¿Rediseñarlo?

Cuando escucho por enésima vez “no tengo tiempo”, mi decodificador interno lee “quiero cambiar pero seguir igual”. Algo así como cambiar sin cambiar. Es una lucha entre los que prefieren no hacer nada escudados en la falta de tiempo y los que se animan a reinventar el mundo porque no pertenecen a ningún espacio de tiempo. Los primeros no quieren cambiar, no pueden o no saben. No evolucionan, no experimentan, no se quieren equivocar, aunque se estén equivocando. Los segundos intentan realizar una mejor gestión del tiempo, una reinvención del tiempo.

El mundo avanza a la velocidad de los rayos. Por eso, quienes sigan dando excusas en lugar de ver las oportunidades que se les presentan, quedarán en el camino, estancados, olvidados por la historia, y se convertirán en actores secundarios de un mundo que los mirará con falsa melancolía, o simplemente los ignorará. En cambio, aquellos que generan el cambio, lo crean, reescriben la historia y diseñan el futuro serán los protagonistas de años intensos, radicalmente veloces, a la vez que ricos en aprendizaje, experimentación y evolución.

El mundo ya no es de derechas o de izquierdas, del norte o del sur, de ricos o de pobres, de occidente o de oriente. El mundo se divide entre los valientes y los cobardes.

El mundo pertenece a aquellos que más allá de su nacionalidad, profesión, sexo, edad, religión o idioma hacen del tiempo una herramienta de cambio.

El vicepresidente de los Estados Unidos, Joseph Biden Jr. escribió en The New York Times: "En el siglo XXI, la verdadera riqueza de una nación se encuentra en las mentes creativas de su gente y en su capacidad de innovar."

El reloj se inventó con un fin distinto al que le damos hoy. Cambiemos el concepto de que el tiempo pasa rápido. Seamos valientes para reescribir nuestra historia. La historia.
Y valientes para crear un nuevo tiempo. Nuestro tiempo.

¿Por qué no?
Andy Stalman

Martes, 3 de Febrero 2015


Estimado/a lector/a, comparto contigo que la palabra mierda es políticamente incorrecta. Pero no he encontrado otra mejor para sintetizar este año que se acaba. Un año de mierda. De mucha mierda. Un año en que ha pasado de todo, de lo bueno y de lo malo. Al final, entenderás porque.


Un año de "mucha mierda."
Abdicó el Rey de España, el Real Madrid ganó la “Décima”, la India logró que un satélite este orbitando alrededor de Marte, que Curiosity encuentre indicios de vida en el planeta marciano, el año del “mordisco” (el de Suarez, y el de otros…), el año del Mundial (casi Argentina, casi), el año del Ébola (39 años después, sigue acá), el de la despedida de Robin Williams y Chespirito, en el que Escocia vota quedarse en el Reino Unido, en el que los famosos y no famosos se subieron al Ice Bucket Challenge y a la moda selfie.

Un 2014 en que Malala es reconocida con el Premio Nobel de la Paz, el mismo en que Estados Unidos y Cuba ponen fin a más de 50 años de muros en el Caribe, el año del 25 aniversario de la Caída del Muro de Berlín, el mismo año en que la humanidad aterriza una nave en un cometa en movimiento (una misión que empezó hace dos décadas). El año en que se publicó Brandoffon, el Branding del futuro. Muchas noticias, inabarcables en la memoria. El 90% de toda la data del mundo se creó en los últimos dos años.

Un 2014 en que aprendimos que más importante que la información es el análisis, la comprensión y las herramientas para tomar mejores decisiones.
Andy Stalman

Sábado, 20 de Diciembre 2014


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Editado por
Andy Stalman
Andy Stalman
Andy Stalman es Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad de Belgrano y Licenciado en Periodismo por la Universidad Católica Argentina, ambas de Buenos Aires. Ha realizado estudios Avanzados de Comunicación en la Universidad de Saint Joseph, en Philadelphia, EE.UU y está especializado en Dirección de Marketing por la Universidad de Pompeu Fabra de Barcelona. Profesor y Premio a la Excelencia Académica del IE Business School. Doctor en la Universidad Piloto de Colombia de la Cátedra que lleva su nombre. Ha colaborado en España y en el exterior como profesor invitado en la Universidad Pompeu Fabra, la Universidad Antonio de Nebrija y la Universidad de Alcalá de Henares, la Universidad de Piura y el CESA, entre otras.
De 1994 a 1997, se desempeñó como Director de Marketing para Lacoste con sede en Buenos Aires. De 1998 a 2002 fue Director de Marketing de Aeropuertos Argentina 2000 encargado del desarrollo del marketing y comercial de los 35 mayores aeropuertos del país. En octubre de 2002 comienza a trabajar como socio y Managing Director de Cato Partners España, en Barcelona y en 2006 asume la responsabilidad de Cato Partners Europe, con sede en Madrid, liderando proyectos en más de 15 países.
Miembro del Comité de Expertos de Creanavara y de la Junta Directiva de la Asociación Española de Centros Comerciales (AECC). Ha escrito más de 150 artículos especializados en Branding, Comunicación, Diseño y Marketing para diferentes medios generalistas y especializados de varios países. Es conferenciante tanto en España y Europa como en Latinoamérica.
Autor del best seller "Brandoffon, el Branding del futuro", que lleva más de 90 semanas consecutivas como uno de los libros más vendidos de Amazon. En 2016 publicará su nuevo libro "Humanoffon".
Este blog ha sido premiado como el Mejor Blog de Marketing de España en 2015 en la categoría ‘Premio anual Top Blogs Marketing’; y lleva ya más de un millón de visitas.



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