Bueno, dentro de este ciclo, a mí me ha tocado esto de qué es la educación en la complejidad en la era planetaria. Bueno, primero es difícil definir la complejidad, y también es difícil definir lo de la era planetaria: ambas cosas son difíciles.
Primero quiero decir que yo espero que esta conferencia deje de ser conferencia para convertirse en una charla en la que haya una participación desde el principio; creo que es mucho más ágil, mucho más divertido, y que podemos estar todo el tiempo que queráis hablando de este tema.
En principio sí que quería provocar como un punto de partida para que haya conversación. Lo primero que habría que matizar es que en este momento dentro de lo que llamamos el mundo de la educación pasa lo mismo que en casi todo tipo de disciplinas que se han ido construyendo dentro de la estructura de este modelo social, que arranca desde los momentos en los que conocemos la Historia, desde la Historia conocida.
La disociación presente en la cultura humana
Es decir, cuando hablamos de que este modelo está haciendo crisis, probablemente viene haciendo crisis desde el principio, desde el momento en que se crea: desde el momento en que se produce la imposición progresiva de un modelo, empieza a hacer crisis; esto ha pasado siempre. La crisis probablemente en este momento parece que llega a una situación un poco más cumbre, desde el punto de vista en que ha aparecido la Ciencia desde configura¬ciones muy determinantes y que está influyendo muchísimo en nuestra vida.
Pero yo lo primero que quería hacer es intentar explicar cómo funciona en este momento no solamente la educación, sino el ser humano en casi todas las actividades que influyen habitualmente en su conducta, en su forma de entender las cosas, en su forma de entender la vida, en su forma de analizar, y en sus sensaciones, sus sentimientos.
Y lo primero que quería plantear es cómo hemos ido discurriendo a lo largo de la Historia hacia una estructura disociativa. Probablemente hay mucha gente a lo largo de la Historia que ha pretendido asociar las cosas, generar una asociación intelectual y sensitiva en la consciencia del ser humano, pero hasta ahora parece que no se ha conseguido demasiado, parece que nuestra cultura –y después trataremos de hablar de lo que es cultura– nuestra cultura nos ha conducido fundamentalmente a una disociación.
Y una disociación porque entendemos que todo tipo de aprendizaje lo estamos estableciendo por materias, lo estamos estableciendo por zonas, zonas que vamos deslindando un poco anacrónicamente en la medida en que se nos escapan de las manos las cosas, y vamos estableciendo fronteras entre lo que llamamos materias o llamamos asignaturas o como le queramos llamar, a lo largo de nuestra Historia reciente o menos reciente.
Yo siempre me acuerdo de una frase, parece ser que escrita en la Academia griega, de que para entrar en la Academia de Filosofía habría que saber previamente Geometría. A mí me parece que la disociación nos ha conducido a muchas más cosas que la disociación en el aprendizaje: nos ha conducido a la disociación en el funcionamiento de los sentidos, a la disociación en el funcionamiento de nuestro sistema endocrino, de nuestro funcionamiento biológico y bioquímico, nos ha conducido a la disociación de nuestros sentimientos –nuestros sentimientos habitualmente están disociados; tanto es así que si queremos a alguien, tenemos que pretender querer a otro de otra forma, porque las cosas tienen que estar disociadas y plenamente disociadas – nos ha conducido a la disociación en el pensamiento, en las acciones, nos ha conducido a la disociación en los tiempos.
En principio, desde el desarrollo de la Biología moderna se sabe por ejemplo que nuestro cerebro, que el cerebro del ser humano, que la consciencia y lo que configura su pensamiento –hablaremos de eso un poco más tarde si queréis – no es cronológico, pero sin embargo todo lo que nos está influyendo en la vida desde la literatura hasta el cine, hasta la forma de contar, hasta la narrativa, hasta el uso de la configuración del idioma, hasta las estructuras holográficas que se van decantando hacia la morfología de las palabras, nos lleva a la disociación, nos conduce a una estructura de razón basada en toda una serie de cono¬cimientos que tienen frontera entre sí.
Tanto es así que tratamos de establecer la frontera de tiempos a lo largo de nuestro ritmo biológico y bioquímico, eso que se llama últimamente el ritmo circumdie; es decir, a lo largo del ciclo del día tratamos de por la mañana pensar de una forma, vivir de una forma; en el trabajo disociar nuestro trabajo de nuestras sensaciones, de nuestras intenciones, de nuestra vivencia más profunda. Es decir, vivimos en una actitud y desde una serie de actitudes que nos conducen hacia lo disociativo.
Yo diría que si queremos entrar en un tipo de pensamiento que nos conduzca a un desarrollo pleno de eso que los biólogos llaman la nueva consciencia, eso que en la Biología se llama el neocórtex, si queremos entrar a recorrer caminos por esa especie de laberinto todavía no excesivamente conocido, tendríamos que entrar desde luego en romper esta especie de maleficio que es la disociación.
Parece que desde la disociación naturalmente es mucho más fácil la utilización de elementos que han sido fundamentales en el desarrollo de nuestro modelo social, tales como el uso del poder de una forma directa o indirecta.
Y naturalmente todo eso, esa actitud disociativa se ha colado de una manera manifiesta en lo que llamamos la experiencia y la intención de experiencia educativa. Y es difícil romperla, y es difícil romperla por muchas causas, porque la mayoría de las personas que se dedican a enseñar, más allá de su vocación –que en unas ocasiones es plena y en otras dudosa– más allá de su vocación están inducidos, están naturalmente condicionados por el tipo de experiencia sensitiva y sensorial en el desarrollo progresivo de su propia consciencia.
Toda esta disociación nos lleva a un conjunto de cosas, y al mismo tiempo viene de un conjunto de cosas.
Lo que la nueva biología nos descubre
En el enunciado de la conferencia de esta tarde había una serie de subtítulos que tenían que ver con la ética, la moral y la estética.
Bueno, antes en el preludio ha habido toda una serie de planteamientos como son los planteamientos culturales, la cultura. La cultura es una cosa muy importante, pero a veces confundimos el concepto de cultura. Puede haber dos raíces de la palabra cultura, y la podemos utilizar sensitiva y sensorialmente de dos formas diferentes: una que está relacionada con el culto –por lo tanto estaríamos basándonos de alguna manera en lo doctrinal, de alguna manera en aquello que se debe o no se debe hacer– y otra que tiene que ver con el cultivo; a mí me parece ésta la acepción más interesante de la palabra cultura.
El cultivo tiene que ver con el preparar la tierra, tiene que ver con saber que hay diferentes tipos de semilla, y que en cada una de las semillas está ya la planta que todavía no ha nacido y está su memoria impresa. Y de esto quería un poco hablar para hablar del pensamiento asociativo, no disociativo, que tiene que ver con la complejidad.
Sabemos hoy por la Biología muchas cosas que no sabíamos hace una serie de años; sabemos hoy a través de la Biología que en cada una de nuestras células estamos repetidos, que en cada una de nuestras células está ya el germen de nuestra propia capacidad. Pero no solamente de nuestra propia capacidad: sabemos hoy por la Biología que en la célula y en la mitocondria hay memorias, y no solamente memorias genéticas, sino que hay memorias de lo que ha pasado y de lo que ha sucedido en la Humanidad.
Sabemos ya hoy por la Biología que el ser humano está en proceso, y mucho más allá de lo que han planteado las doctrinas desde hace mucho tiempo. Las doctrinas siempre han afirmado que el ser humano está construido y completo a imagen y semejanza de Dios, o de cualquier tipo de matiz creador, y que simplemente tenemos que conducirnos desde una serie de actitudes preceptivas para llegar a cumplir adecuadamente nuestra vida. Esto nos ha conducido fundamentalmente a la supervivencia, nos ha conducido a la no evolución.
Yo creo que la Biología hoy día sabe que en cada célula del ser humano está la memoria de toda la Humanidad, la memoria de todos los muertos está en cada uno de nosotros. Por lo tanto, no solamente estamos trabajando en nuestro presente, estamos viviendo nuestro presente: estamos viviendo el pasado y el presente de los que nos han precedido y estamos viviendo el futuro de los que todavía no han nacido.
Desde esta serie de peculiaridades que la disociación impide que se trasladen unos campos a otros, lo que hoy en día conoce la Biología no se traspasa al mundo educativo, o se traspasa al mundo educativo 25 o 30 años después. Lo que hoy día conoce la Matemática se enseña en Matemáticas dentro de diez años. Todo esto pasa en todo tipo de disciplinas.
El ser humano está por construir
Pero si hay algo importante que yo creo que desde el mundo pedagógico, desde el mundo de la transmisión del conocimiento debiéramos saber, es que el hombre, el ser humano está por construir; que el ser humano confunde, desde su estructura de razón, desde lo que llamamos en este momento su consciencia, el ser con el estar.
Y esto me parece que es muy importante para la educación y me parece que es muy importante para casi todo tipo de disciplinas; pero fundamentalmente desde la educación se modificará y se pondrá en crisis realmente este modelo, y no precisamente en crisis económica sino en crisis de valores morales para potenciar el valor hacia una nueva conciencia y consciencia desde el paradigma de lo que yo llamo el paradigma de la Estética.
Realmente, eso que podríamos llamar el modelo de lo disociativo nos ha conducido a que lleguemos a definir el mundo de la realidad como el mundo que está percibido exclusivamente por nuestros sentidos. Hoy día la Ciencia y la tecnología saben que el hombre está percibiendo desde sus sentidos una porción pequeña del arco electromagnético –lo que llamamos realidad está en un contexto realmente pequeño – que eso está siendo recibido por nuestro cerebro pero que al mismo tiempo nuestro cerebro recibe muchas más cosas, y esas muchas más cosas no solamente las estamos obviando sino las estamos enterrando; y bueno, después nos salen de muchas formas, después inciden en nuestra caracterología, después influyen en la configuración progresiva de nuestros miedos.
Pero, ¿qué hacemos cuando llevamos esto a la enseñanza? Probablemente, el problema de la enseñanza es que, para entrar en el mundo de la complejidad, aquellas personas que nos dedicamos a lo educativo debiéramos tratar de alentar y de potenciar la aventura, no solamente hacia lo desconocido sino hacia lo ignorado.
Yo voy a tratar de utilizar –utilizo muy pocas citas y no quiero utilizar casi ninguna – pero hay una cita que siempre me ha llamado la atención, que es una cita relacionada con el viejo Heráclito, un filósofo griego, que decía que la consciencia del ser humano es circular, y en la medida en que es muy pequeño, lo que le rodea, la frontera de lo desconocido es muy pequeña; y en la medida en que es muy grande, la frontera de lo que desconoce es muy grande. Por lo tanto, desde esa conclusión Heráclito llegaba a definir que el ser que sabe muy poco ignora muy poco, que el ser que sabe mucho ignora mucho.
Realmente, en el planteamiento de lo que en este momento llamamos el mundo educativo –con rarísimas excepciones y loables excepciones – lo que se pretende –a partir del hecho utilitarista de la educación – lo que se pretende es que tengamos un conocimiento hacia la supervivencia y que nos atrincheremos en ese conocimiento. Eso conduce a que esa cultura disociativa nos empuje a generar una actitud endogámica y que nos empuje a generar actitudes de fronteras, fronteras que no solamente se hacen en la Tierra.
Naturalmente que nuestro modelo empieza a estar en crisis; a partir de que un modelo está en crisis se defiende mucho más; al defenderse mucho más, se van haciendo las fronteras cada vez más cercanas. Bueno, esto da idea del nacimiento de fenómenos que tienen que ver con nacionalismos, con ismos de muchos tipos.
Pero eso también se produce dentro de la estructura de la consciencia y de la estructura de la razón, naturalmente conducida, potenciada y yo diría acunada por la doctrina. La doctrina a veces la relacionamos casi exclusivamente con aquello que llamamos religión. Bueno, la doctrina no es solamente religión; probablemente la mayoría de las actitudes doctrinales tienen su origen en estructuras que tienen que ver con lo religioso, pero se han ido trasladando al funcionamiento social, de tal manera que nos han construido una urdimbre que en principio hemos llamado Ética, que está basada en la conservación de toda una serie de valores, que llamamos valores por llamar algo. Y eso nos ha conducido a actitudes filosóficas, muchas de ellas aparentemente loables, desde las que se ha configurado la llamada Ética filosófica. Bueno, la verdad es que todo eso a lo único que está conduciendo es a una actitud de supervivencia en la que el hombre siga afirmando de sí mismo: yo soy como estoy.
Propuesta y desarrollo del diálogo
A mí me gustaría que, si tenéis alguna cosa que decir antes de que siga, pues empecemos a dialogar; y si no, yo sigo. ¿Alguien tiene algo que decir?... a ver.
- Que a mí me resulta muy difícil cómo poderse acercar a los alumnos a su estado de ignorancia, porque se establecen muchos ejercicios, pero esos ejercicios ya te están pidiendo que tienes que saber algo; entonces me resulta muy difícil pensar en un ejercicio que les acerque a una ignorancia en vez de a un asentamiento de algo que ya se tienen que saber.
–Bueno, a mí también me parece difícil. Con vuestro permiso voy a coger un micrófono; es que esto de estar sentado allí en una sillita, además la más grande de todas… (risas), es una cosa muy rara; yo prefiero pasear; ¿os parece bien?; y así te contesto más de cerca; ¿de acuerdo?
Bueno, primero es muy difícil plantearnos que desde el tipo de estructura de razón que tenemos en este momento, podamos romperla por las buenas, o podamos romperla de repente. La consciencia se estructura a partir de toda una serie de elementos que van incidiendo en eso que llamamos la configuración de la idea, y por lo tanto después la configuración de la acción.
Primero hay una serie de elementos exógenos; hay una serie de elementos exógenos que conducen hacia el cerebro, y lo conducen desde lo que llamamos los sentidos. Bueno, utilizamos los sentidos un poco anacrónicamente y disociativamente también, porque no utilizamos todos los sentidos unidireccionalmente hacia el mismo concepto, cosa que es ya compleja. Después explicamos un poco cómo vamos utilizando los sentidos.
Pero es que además en nuestra actitud están incidiendo muchas más cosas. Naturalmente está incidiendo nuestra genética, esto está claro; pero no toda nuestra genética sino la parte de la genética que vamos despertando, es decir, la parte de nuestra memoria genética que despertamos a través del desarrollo de nuestra propia conducta.
Incluso los niños cuando son muy pequeños, para desarrollar algunas características que tienen que ver con el funcionamiento morfológico incluso de su estructura física, biológica, y para potenciar el desarrollo de su estructura energética con respecto a su biología, hacen cosas rarísimas, hacen gestos muy raros. Nosotros decimos: se está riendo el niño: lo que está haciendo es una mueca horrible –horrible entre comillas– una mueca que él necesita hacer: está desarrollando estructuras. Todo eso que va desarrollando, esa parte de la genética que desarrolla, está influyendo también en su conducta, está incidiendo en su punto de pensamiento, en eso que llamamos el centro pensante, por decirlo de alguna manera.
Bueno, pero también en eso están influyendo más cosas: están influyendo sus experiencias pasadas, experiencias pasadas que tienen que ver con muchas más cosas de las que creemos. ¿Está influyendo lo que ignora?, y ¿está influyendo lo que ignoramos?: probable¬mente sí.
Hoy día se sabe que el hombre sólo descubre aquellas cosas que ya sabe; hoy día se sabe que el hombre tiene capacidades por ejemplo de comunicarse más allá de los sentidos, y como todavía no ha desarrollado esas capacidades que están en su neocórtex, toda esa serie de glándulas que forman la esfera de su neocórtex, como todavía no ha desarrollado todo eso, inventa el teléfono. Es decir, sólo inventa, sólo descubre aquello que está dentro de sus capacidades posibles; y así vamos caminando hacia el futuro.
El problema es cuando esas herramientas las estamos utilizando en contra; ¿cómo las podemos utilizar en contra? nos preguntamos: hombre, porque es que cada uno de nosotros no solamente tenemos razón –que es una forma definida holográfica de conocimiento, una utilización determinada del idioma – no solamente tenemos razón: tenemos la razón; y la razón es una cosa tan idiota que la tiene todo el mundo: si la tiene todo el mundo no puede ser muy importante. Bueno, iba a poner algún ejemplo, pero en esta casa no me gusta (risas).
¿Qué es lo que debiera hacer un educador? Un educador tiene ante sí probablemente la tarea más compleja de todas; lo que tiene que hacer es anular su memoria pasiva; bueno, tendríamos que analizar qué es la memoria pasiva. En la vida hacemos unas cuantas cosas –no muchas– hacemos unas cuantas cosas, que son estupideces y que nosotros mismos consideramos estupideces, y después nos pasamos el resto de nuestra vida tratando de justificar las estupideces que hemos hecho: eso es la memoria pasiva, es decir, la memoria pasiva es una falta de aventura.
Si nosotros estuviéramos aparcando nuestra razón, si nosotros estuviéramos eliminando la consciencia holográfica de las palabras y de los fonemas, si estuviéramos acercándonos a la música, a la música del fonema, a eso que los orientales llaman un mantra, estaríamos entrando en una forma mucho más divertida, mucho más bonita, y estaríamos desarrollando lo que podríamos llamar el espíritu de aventura.
Decía un filósofo francés que la felicidad se compone de dos aspectos y que tiene relación con potenciar dos cosas: el espíritu de aventura y la mala memoria. Lo de la mala memoria no es verdad, porque es que hay malas memorias y hay buenas memorias; las buenas memorias son experiencias, las malas memorias son trabas.
¿Qué es el trabajo?: una eliminación progresiva de las trabas; ¿y en qué tenemos que trabajar?: en eliminar las trabas que nos impiden acercarnos sensitivamente a la veracidad de lo que estamos percibiendo, acercarnos a la verdad; y acercarnos a la verdad sin que nosotros nos paguemos y nos hagamos partícipes de esa verdad, sino mostrando el camino, un camino de aventura a otro.
Digamos que cada ser humano es esencial y completamente diferente a todos los demás. Decíamos al principio de mi intervención que todo ser humano tiene dentro de su genética la memoria de la Humanidad; bueno, pero hay muchas cosas que tienen la memoria de la Humanidad.
Nosotros estamos poniendo fronteras en todo; y cuando hablábamos en el comienzo de mi intervención, yo hablaba de lo planetario; bueno, lo planetario es todo. Hasta ahora nosotros seguimos viviendo disociativamente; es verdad que ya nos damos cuenta de que el mundo está unido, de que podemos ir en avión de un sitio a otro: esto no es nuevo. Cuando la segunda migración aria se pone desde Occidente a Oriente en marcha, y miles y después millones de individuos se van trasladando recorriendo prácticamente el mundo… Esto no es nuevo.
Pero en este momento sí es nueva esa actitud personal; pero ¿para qué es nueva?: ¿estamos defendiendo nuestros miedos?, ¿estamos poniendo fronteras aunque estemos rompiendo las fronteras? Yo creo que en este momento cada vez más, porque el modelo en este momento se está defendiendo más que nunca.
¿Cómo lo podemos romper desde la educación?: potenciando esa especie de intención de aventura hacia la ignorancia. Claro que el niño tiene la necesidad de repetir; el niño tiene la necesidad de repetir, pero ¿es que nosotros no tenemos la necesidad de repetir, no se lo estamos induciendo?: éste es el problema. Nosotros le estamos induciendo al niño a que siempre esté escuchando el mismo cuento, nosotros siempre estamos contando el mismo cuento con distinto argumento. ¿Cómo se rompe eso?: a través del arte, sólo a través del arte.
Pero el arte no es pintar, no es hacer música, o no es hacer juegos con el cuerpo como han hecho estas personas antes de que empezáramos la conferencia, el arte no es solamente eso: el arte es una actitud poética que tiene que ver con un disparo, con un disparate hacia la frontera de la consciencia. Esto es lo que tenemos que creernos en nosotros mismos; si nos lo creemos en nosotros mismos, estaremos no induciéndolo: estaremos preparados para asistir de espectadores a que el niño lo hace de manera natural, no se lo estaremos reprimiendo.
- Hay gente que dice: la educación hacia la complejidad significa fundir, unir todos los elementos que han tenido que ver con la cultura y con el desarrollo del hombre y de su propia experiencia y consciencia, en un mismo hecho, en un mismo elemento; hombre, esto es muy difícil, es que eso el niño no lo asocia.
- Hombre no: si yo –no tengo aquí una pizarra– pero si yo digo que todos los números que nos hemos inventado –o que se inventaron los árabes; unos dicen que los árabes, no voy a entrar en esa historia– parten de los tres símbolos que el hombre ha utilizado como elementos míticos o sagrados a lo largo de la Historia, que son el cuadrado, el triángulo y el círculo, si yo se lo demuestro al niño, el niño no se va a olvidar de los números nunca, jamás. Si eso lo relaciono con la arquitectura, no se va a olvidar nunca; el niño, cuando está haciendo una casita, está haciendo números.
Es decir, tenemos que prepararnos, tenemos que estar despiertos; y para estar despiertos ¿qué tenemos que hacer?: bueno, probablemente no tenemos que hacer demasiadas cosas, tenemos que dejar de hacer: tenemos que dejar de estar prevenidos, que es lo que habitualmente estamos, prevenidos. Estamos defendiéndonos, estamos defendiéndonos porque tenemos miedo: pues claro que tenemos miedo, y a lo mejor tenemos razones para tener miedo.
El problema es que seamos capaces de romper la supervivencia para entrar en una consciencia de evolución, y es ahí donde yo creo que está la clave de la educación. Alguna pregunta, por favor.
- Una pregunta chiquitita. Además de lo que decía nuestra amiga, una de las cosas que a mí me parecen más difíciles es recuperar la ilusión por aprender. A mí me está dando la sensación estos días que iniciamos el curso, que cuando los alumnos entran fresquitos en primero de secundaria, vienen con ilusión la mayoría, y también cuando van a salir de cuarto de secundaria, porque se van a marchar.
Pero esta sensación de hacer la vida arte es complicada, tal vez no sabemos todavía los educadores hacer de la vida arte, porque nosotros mismos, como personas, estamos aprendiendo continuamente hacer de la vida arte; entonces, ¿cómo transmitir algo?... transmitir, claro, esa búsqueda de la ignorancia; pero esa ilusión por aprender, estar todos en esa sintonía, ¿cómo?
– Claro, es que esto de la educación además, no solamente es complejo porque estemos hablando de niños, sino porque estamos hablando de niños de diferentes edades, porque estamos hablando de una escalera tremendamente compleja.
Bueno, primero yo creo que hay que plantearse que la educación no debe empezar a los cero años y acabar a los 24, sino el concepto educativo es un concepto evolutivo, evolutivo de la consciencia y de la experiencia; debe empezar cuando el ser humano nace. Yo no creo que empiece cuando el ser humano nace, creo que empieza cuando el ser humano se engendra –esto es otro tipo de matiz– porque a través de la sangre se producen también memorias y despertares de memorias; pero esto es un tema, la Biología también ya lo conoce. Bien, debe empezar a los cero años y debe terminar cuando el individuo abandone este mundo.
Pero en todo ese tiempo hay diferentes momentos que están relacionados con distintas encrucijadas. Primero, dentro del mundo educativo hemos construido una especie de pirámides, desde las cuales todo niño a una edad determinada, sean las que sean las características psicológicas, sensitivas, energéticas, bioquímicas, hormonales de ese niño, tiene que aprender las mismas cosas.
Bueno, desde un punto de vista de programas educativos no es solamente que tiene que aprender las mismas cosas, es que a los 10 años aprende unas cosas, a los 11 años aprende las mismas cosas que a los 10, a los 12 las mismas cosas que a los 11, y así sucesivamente; es decir, yo estoy harto de ver libros de texto donde los romanos aparecen constantemente todos los años, año tras año, diciendo lo mismo de los romanos. Hombre, al cabo de ese tiempo el niño no aprende nada de los romanos, los odia. Bueno, yo esto lo hago como un paréntesis.
Cuando el ser humano entra… –son cosas que la Biología ya sabe también y no se han trasladado al mundo educativo; es decir, a mí me parece que esto es una prueba más de la disociación –. ¿Cuándo por la cantidad de materia y de conocimientos, obligamos a la persona a que sea mayor, a que sea más condensado?: pues a los 13, 14, 15 años, la edad que llamamos de la adolescencia.
Es una edad tremendamente compleja biológica y bioquímicamente; es una edad en la que se produce un funcionamiento no solamente bioquímico sino neuronal polidireccional, en todas las direcciones; es decir, se abren al mismo tiempo todo intento –y paralelamente– de campos de experiencia al mismo tiempo; o sea, el niño no sabe si coger chacha o ponerse a servir, como decía mi tía Enriqueta, no sabe qué hacer.
Y en ese momento en el que no sabe qué hacer, y como consecuencia de eso se tumba a ver la tele, le obligamos a que sea el momento máximo de aprendizaje, no de experiencia sino de aprendizaje: aprehender, aprehender además, no aprender sino aprehender, es decir, asimilar conocimientos no para su formación sino hacia un utilitarismo de los conocimientos. El niño se rebela; el niño: el adolescente. Quiero decir que lo que llamamos un niño en nuestra sociedad, entre los turkanas, los nandis, los masais, los kikuyos, es todo un padre de familia y un guerrero.
Quiero decir, yo creo que tenemos que romper las pirámides de edad –esto es muy importante–, olvidarnos del concepto de vida útil y vida inútil –porque si hablamos de vida útil, tendremos que por definición hablar de vida inútil– y salir de la linealidad del pensamiento para entrar en ese pensamiento complejo.
¿Y cómo hacer que eso que llamamos un adolescente se interese por un concepto?: potenciando nuestra capacidad de imaginación; ¿desde dónde?: bueno, pues yo te diría que un adolescente es, por su propio funcionamiento psicológico y sensitivo, el ser que más cerca está de lo poético y de lo artístico, el que más cerca está. O sea, está deseando entrar en el concepto sensorial y sensitivo del amor por ejemplo, y además se burla de él, como es lógico; hagámosle que entre.
Desde siempre –no solamente en el mundo educativo– hemos dividido nuestro cerebro en trocitos, como estábamos diciendo al principio de la conversación, y es difícil… no es difícil, es que me falta tiempo para ir analizando cada uno de esos conceptos, cada una de las disociaciones que hacemos.
Pero independientemente a eso, una de las disociaciones más importantes que hemos hecho a lo largo de nuestro funcionamiento, de nuestro modelo, es que el arte es una cosa que no tiene nada que ver con todo lo demás, es que lo poético es algo que no tiene nada que ver con la vida, tiene que ver con una situación expansiva, con una sensación sensocreativa provisional: es que sin la poética no hay conocimiento, no hay conocimiento.
Yo pongo muchas veces este ejemplo: no es Velázquez el que ha pintado las Meninas, todo aquel que las contempla pinta de nuevo el cuadro; eso es el arte. Si enseñamos a descubrir que un pintor es aquél que contempla un cuadro y aquél que se puede impregnar del ritmo del cuadro, de la estructura oculta de lo que hay ahí; si trasladamos a un adolescente la idea de que el conocimiento de algo sólo nos sirve para ignorar más cosas y esa ignorancia es felicidad…
Yo conozco a una persona que tiene muchas medallas de la Nasa, es un gran científico, tiene en este momento 80 años, y dice que él, cuando tenía 40 años y empezaba en eso del espacio, que él podía escribir dos o tres libros de lo que conocía; y que ahora puede atreverse a escribir algunos más de lo que ignora. Eso es un camino. Bueno, ¿hay preguntas, por favor?, que estamos empezando…
- Yo estaba haciendo un poco de reflexión, y entre otras cosas es una pena que este tipo de charlas no las oigan todos los maestros y padres –muy importante– que educan a sus hijos, porque yo creo que lo primero que hay que hacer es que cada adulto lo sienta para poder transmitir eso a cada persona joven.
–¿Y cuál es tu pregunta?
- La pregunta es que cómo se podría hacer para que eso llegara a todos los maestros, y que se concienciaran para que los niños de todas las edades…
–Mira, la mayoría de los padres y la mayoría de los profesores –que también son padres y forman parte del modelo social– automáticamente lo que rechazan es cualquier cosa que les puede hacer tambalear los miedos. De manera que lo que estamos diciendo aquí es algo que tiene que ver con un intento de modificación de una serie de intenciones, de una serie de vectores, pero no es algo que pueda ser en este momento un pensamiento habitual o una forma habitual de funcionamiento.
Porque lo primero que hay que saber y lo primero que hay que hacer es que un grupo de gente, con espíritu poético y con una intención de aventura, rompa las dinámicas a las que está sometido en este momento el mundo educativo. Muchas veces decimos: es que las dinámicas del mundo educativo tienen que ver con el poder: no, el poder está en todos, es decir, tienen que ver con la razón, con la consciencia, con lo que llamamos linealidad de pensamiento.
En este momento nuestro pensamiento habitualmente es lineal. ¿Qué quiere decir lineal?: primero quiere decir que es cronológico, nuestra forma de pensar es cronológica, porque es cronológica la literatura, porque es cronológico el cine; al mismo tiempo es geográfico. Bueno, el que sea cronológico significa que estamos en contra de nuestro funcionamiento biológico, o sea, nuestro funcionamiento biológico no es cronológico, nuestra vida, nuestras sensaciones no son cronológicas.
A nosotros nos puede haber pasado una cosa muy importante ayer, o que creemos muy importante, y lo que está incidiendo en nuestra consciencia, en nuestra sensibilidad, en nuestro pensamiento, en nuestros sueños, lo que está incidiendo es una cosa que nos sucedió hace 20 años y de la que no nos acordamos. Por lo tanto, fijaos si es complejo esto. ¿Pero cómo hacer que de las cosas que no nos acordamos, que están influyendo en nuestra conducta, en nuestra forma de establecer nuestro idioma incluso, la utilización de nuestros fonemas, nuestro pensamiento, lo que llamamos nuestro pensamiento…?
Decíamos antes que la consciencia está formada por muchas más cosas de las que hemos dicho: está formada también por nuestro sistema endocrino; nuestro sistema endocrino está incidiendo en el funcionamiento de nuestro pensamiento, pero al mismo tiempo el funcionamiento de nuestro pensamiento está influyendo en nuestro sistema endocrino. Tanto es así que cuando nos pasa una cosa determinada sudamos, o lloramos, o nos pasan cosas muy raras que no queremos que nos pasen, y esas cosas que no queremos que nos pasen es porque nuestra conducta, nuestra razón, está yendo en contra de la evolución de nuestra biología.
Decíamos al principio de la conferencia que el hombre se tiene que completar en su ciclo biológico, que hemos desarrollado una capacidad de nuestro funcionamiento, que los cien mil millones de neuronas que tenemos y que están interactuando en nuestro funciona¬miento no tienen todas las sinapsis creadas, que incluso si tuvieran todas las sinapsis creadas, no estaríamos utilizando… Estamos utilizando fundamentalmente en nuestro pensamiento las partes más cargadas, lo que llamamos obsesiones, nuestras deudas; no estamos utilizando aquellos caminos que todavía no hemos recorrido o que queremos recorrer. Si no entramos en una dinámica de querer despertar hacia eso, de querer potenciar en definitiva lo artístico, lo poético, la aventura, si no entramos en esa dinámica y si no hay gente que entre en esa dinámica, es difícil que esa dinámica pueda ser llevada a toda la masa social.
Yo de todas maneras quiero plantear que todo lo que nos está ocurriendo aquí en este momento, todo lo que ocurre a todo el mundo en todos sitios, es como la onda del estanque: no se para nunca.
Nosotros decimos que el funcionamiento del cerebro –nos lo han dicho los psiquiatras, los psicólogos muchas veces – es binario; bueno, pues es como el que dice misa. Quiero decir, el funcionamiento de nuestro cerebro es polidireccional; al mismo tiempo es binario, nuestro idioma es binario, la conciencia holográfica del idioma es binaria; a partir de ahí estamos configurando una forma de pensar. Pero tenemos muchos idiomas.
El niño nos lo demuestra permanentemente: desarrolla idiomas que tienen que ver con posturas, eso que los orientales llaman mudras. Una postura está definiendo una manera de estar; no la sabemos interpretar; tampoco queremos saberla interpretar. ¿Hay alguna escuela de maestros que se aproxime a ese tipo de conceptos, que los estudie, que los elabore, que trabaje en los mudras por ejemplo?
Bueno, también sabemos que el hecho de emitir una frase –una frase o un sonido– en una parte de la respiración o en otra está incidiendo en nuestro funcionamiento –y también en el del que lo escucha– de una manera o de otra; ¿eso se estudia en alguna parte? ¿Cómo podemos transmitirlo, cómo podemos percibirlo, cómo podemos alertar nuestros sentidos si no estamos entrenándonos ni capacitándonos hacia el hecho de que nuestros sentidos estén alerta? Bueno, es que habitualmente incluso, hacemos lo de los monos: para ver nos tapamos los oídos.
Nosotros tenemos un símbolo en nuestra estructura legislativa que es la Justicia. Fijaos en la paradoja: la Justicia es una cosa que tiene dos símbolos fundamentales, uno la balanza –cosa que no existe, que físicamente el equilibrio es imposible, y que la mejor manera de no caerse es yendo deprisa; si no, montaos en una bicicleta– y otra es la venda; y con una cosa que no existe y además sin ver y sin sentir y sin oír, hace justicia: tócate las narices… Quiero decir, esto son nuestros símbolos.
En vez de abrir nuestra capacidad sensitiva a todo tipo de experiencias, en vez de estar utilizando nuestros sentidos polidireccionalmente, y además saber que nos falta mucho por recorrer en nuestra capacidad bioquímica y biológica, que nos faltan muchas experiencias… Porque no sabemos todavía –sí lo sabe la Biología, los neuropsicólogos saben– que cada vez que hacemos un movimiento estamos incidiendo en nuestra conducta, y cada vez que lo reprimimos también; la Educación no lo sabe. ¿Cómo podemos con estas herramientas caminar?: tenemos que recibir nuevas herramientas y tenemos que reclamar nuevas herramientas; éste es el planteamiento. Bueno, más cosas.
- A mí me parece muy interesante todo lo que dices, pero cuando hablamos de educación no nos hablan de eso. El Informe Pisa significa si saben leer y escribir, si tienen cuatro dígitos o… Entonces claro, el profesor está ahí, tiene que hacer eso, porque si no, en el Informe Pisa sale fatal.
Entonces, yo estoy de acuerdo con que la educación es otra cosa. Hay un libro precioso, ése de Todo lo que sé en la Vida lo aprendí en el Parvulario, que lo habréis leído, y si no, leéroslo porque es interesantísimo. Eso es una forma.
Y la otra es la del currículum oculto, que has estado tocando sin decirlo. Porque claro, todas estas cosas adolescente que le acompaña, entonces claro, todas esas cosas no las enseñamos; solamente ahora mismo hablándote te estoy mostrando una cantidad de cosas que no te estoy diciendo.
Bien, pues eso, cuando tú dices que cómo demostrar: sé tú misma. No sabes lo revulsivo que es en un centro donde todo es a la orden de ar, que tú seas de otra manera. Bueno, tienes que ser fuerte, porque si no, te matan, claro. Pero bueno, sé tú misma y ya está. Pero yo quería decirte a ver cómo se toca eso de...
–¿De sé tú misma?
- No, lo del currículum oculto.
–Pues yo te contesto a las dos cosas; una de ellas no me la has preguntado, lo del sé tú misma, pero empiezo por ahí. Yo no soy yo mismo, no, yo trato de averiguar –dentro de todas las posibilidades que encuentro en mi entorno– trato de averiguar cómo estoy, y eso a lo mejor me va aproximando a cómo soy, que no lo sé: es una experiencia nueva el cómo soy.
El cómo soy sería todo mi funcionamiento plenamente completo y complejo; el cómo estoy es producto de mi circunstancia. Trato de despedirme adecuadamente de cómo estoy para acercarme un poquito más a cómo soy. Para eso intento transmitir, como todos –como todos no– intentamos lo más posible transmitir cómo estamos.
Pero yo creo que es muy importante que dentro del mundo educativo –por empezar por algo– que dentro del mundo educativo supiéramos discernir el estar del ser. Porque el ser sería todo nuestro funcionamiento pleno, toda nuestra estructura endocrina funcionando hacia una vivencia, toda nuestra capacidad de memoria genética funcionando hacia un impulso: ése sería el soy. Y el estoy es, dentro de la limitación, ser consciente, honesto y aventurero.
A mí me parece que la diferencia entre las dos palabras no es baladí. Y por suerte, en nuestro idioma, en el castellano –o en el español; bueno, en el castellano mejor dicho, españoles son otros idiomas también – en el español existe esa diferencia verbal que aclara muchas cosas.
Tú planteabas: evidentemente hay un intento; ¿cómo podemos hacer determinadas cosas, cómo podemos respetar determinados tipos de ritmos de aprendizaje de conocimientos, si estamos condicionados e inducidos por una estructura social, por un modelo que nos obliga a que toda una serie de cosas se configuren de una forma determinada. Y yo estoy de acuerdo contigo: es que hay que romper ese modelo; pero romper ese modelo no es que el aprendizaje sea menor. Mira, yo me acuerdo de una experiencia…
- Yo voy a lo del currículum oculto, porque ésa es la verdadera educación.
–No…
– Me encanta, porque si estuviéramos de acuerdo, ¿para qué estábamos aquí?. Vamos a ver, tú piensa que tú vas con el discurso tuyo y me parece muy bien, pero yo voy con el mío y también me parece muy bien. La disquisición entre el ser y estar me parece perfecto, porque lo dijo Ortega hace mucho, y no iba a decirlo porque quedaba como pedante…
–Mira, yo creo lo que decía Valle Inclán; Valle Inclán decía: los enemigos del hombre son tres: José, Ortega y Gasset (risas). Que lo diga Ortega a mí me da igual.
- Si, pero Valle Inclán toda su obra la escribió en la cama tumbado, porque decía que para qué se iba levantar; es lo que teníamos que hacer todos: ¿para qué nos vamos a levantar?: a dormir. No, pero me interesa lo del currículum oculto, porque lo has pasado un poquito así por encima, que si los adolescentes, que tal: estoy de acuerdo claro, llevamos años enseñando, entre comillas, a adolescentes.
Porque claro, los adolescentes van por su… pero luego les preguntan a ver si saben la raíz cuadrada. Pues claro, tú o les enseñas la raíz cuadrada o si no, pues claro, mucho arte, mucha historia pero cero patatero; y luego los centros fatal, y el sistema educativo horrible, en fin… Hay que elegir, ¿no?
–No, es que no creo que haya que elegir. Es que lo que tú planteas, primero lo que tú planteas no era mi intención en esta conferencia, pero bueno, yo no tengo por qué no tocarlo; es decir, yo no quería hablar en esta conferencia de contenidos: estás hablando de contenidos educativos. Sí, ya lo sé que todo es contenido.
Pero el planteamiento es otro. Nosotros tenemos un programa, nosotros tenemos programas, y los programas ¿debemos respetarlos o no?: nos obligan a respetarlos. Ése es el primer problema, no el principal, el primer problema. ¿Quién hace los programas?; me puedes contestar que el Ministerio; da igual. ¿Quién hace los programas?, ¿las personas que hacen los programas tienen un conocimiento suficiente de las pirámides biológicas, del funcionamiento sensorial y senso-energético de cada edad, de las relaciones que se van produciendo entre la estructura…?: no, no lo conocen. ¿Y sabes por qué no lo conocen?: porque hay un bache tremendo entre el mundo educativo y otro tipo de experiencias, como otro tipo de experiencias lo tiene respecto al mundo educativo.
Yo le llamo disociación; no es que falte interdisciplina, lo que falta es asociación, es decir, lo que falta es pensamiento complejo en la sociedad, en la sociedad; porque si no hay pensamiento complejo, habrá pensamiento lineal, y el pensamiento lineal sí que es dual: ése sí que es dual, ése si que está caminando entre el bien y el mal, entre lo blanco y lo negro, ése sí que no distingue que más allá del rojo está el infrarrojo y llega hasta el infinito, y que más allá del violeta está el ultravioleta y también llega hasta el infinito. Y no sabemos cuál es la realidad, sabemos la realidad que percibimos pero no sabemos la que es. Esto, que ya la Ciencia sabe, este tipo de planteamiento, de actitud, debía formar parte de la estructura del conocimiento.
Y tú dices: es que el adolescente tiene que saber la raíz cuadrada –no, ya sé que no lo dices tú, lo has planteado, ya sé que no eres tú quien lo dice, pero lo has planteado como algo que se exige –; es que a lo mejor no estamos hablando de cosas distintas, a lo mejor se puede llegar a la raíz cuadrada de otra manera, es que a lo mejor se puede llegar de otra manera; a lo mejor se puede llegar a los números enteros partiendo de los números complejos, al revés; no al revés sino al derecho.
Es decir, a lo mejor estamos construyendo desde la razón y desde la racionalidad y desde la linealidad, cuando en este momento estamos en un momento que a lo mejor, desde un punto de vista de configuración senso-energética, es decir, a lo mejor desde un punto de vista sensorial y policultural, estamos ya rozando el concepto de lo planetario, lo planetario no en el sentido de romper las fronteras a través del dinero, sino de romper las fronteras por dentro y por fuera a través de las hojas de los árboles y de las raíces de las culturas, es decir, por dentro y por fuera de la Tierra, rompiendo todas las fronteras.
A lo mejor lo que tenemos es que empezar a entender que lo que en este momento estamos haciendo aquí, está influyendo en África y está influyendo en Pakistán; y a lo mejor lo que tenemos es que entender que todos –y eso tenemos que trasladarlo al mundo educativo, porque es fundamental y es prioritario– que todos somos permanentemente responsables de todo lo que sucede, y también de lo que no sucede.
(?)
–No, ser responsable no es ser culpable, perdona, son dos cosas diferentes.
–Yo no sé si estarás de acuerdo que al punto al que hemos llegado, bueno, aquí estamos todos porque hay una inquietud; de algún lado viene; pero también hay una realidad que está contando cosas. Es decir, nuestros niños, cada vez hay más niños ansiosos; hay un 40 por ciento de la población infantil en este momento en Europa con depresión, que si no se resuelve, eso se va a arrastrar creando problemas mucho más graves en los adultos. El sector educativo, un 60 por ciento en España acaba en una depresión.
¿No será que nos tenemos que plantear de una vez por todas y quizás para eso estamos aquí, aunque no lo hayamos formulado todavía– que ese sistema es un sistema de mentira, que está todo él construido sobre la mentira? No sólo los contenidos educativos, que ése es el pretexto; el pretexto es repetirlos para atontar, y funciona como el pensamiento obsesivo.
Es decir, cuando la mente funciona desconectada del actuar, se vuelve pensamiento neurótico obsesivo. La mente sólo tiene sentido para actuar, y nuestro sistema educativo está todo montado sobre una especie de neurosis obsesiva repetitiva que lleva a los niños y a los jóvenes, en el mejor de los casos, a protegerse con la violencia para que no les devore el sistema –en el mejor de los casos–, salvo aquellos que tienen un nido de acogida familiar que les manda pautas de confianza en sí mismos, que más o menos les salva de toda esta situación actual.
En el fondo, o realmente paramos la situación y nos planteamos un quehacer educativo, no como domesticadores para reproducir el sistema… Mira, es alucinante los conservatorios, es alucinante; los conservatorios españoles –y digo los conservatorios por poner uno de los ejemplos; tenemos muchos en este momento…
–Pero mira, hay dos palabras que son muy divertidas: una es Conservatorio, que ya dice mucho, y otra es Normal (risas), que ya dice mucho más…
–Pero tú fíjate qué situación; tenemos un montón de energía pública dedicada a formar en la música para seguir reproduciendo el sistema; porque no hay músicos que toquen en las calles, la música está enlatada, y solamente para unos pocos que ni siquiera la disfrutan, porque es por pose. No hay músicos que toquen en las calles, no hay músicos que incendien la vida de la gente. Es que además, en la medida en que van entrando en el sistema, cada vez tienen más técnica pero cada vez expresan menos.
Y en educación a todos los niveles es igual. Es decir, la educación tiene sentido cuando realmente está toda ella orientada a hacer de un ser humano un ser creativo, y un ser creativo es aquel que sabe y ejerce el derecho de que cada situación tiene infinitas posibilidades de respuesta y a mí no me dice nadie la que tengo que dar.
Pero si un sistema educativo para lo que educa realmente es para agachar la cabeza, pasar por las pruebas que al final… pasar como es el sistema de evaluación español, nada ajeno a lo que es el sistema policial más caduco, es decir, yo ejerzo mi poder sobre ti y tú agachas la cabeza. Lo digo con mucho respeto porque sé que hay mucha gente que vive esto con mucho dolor. Pero realmente esto hay que romperlo.
Si nos estamos haciendo toda esta reflexión para ver cómo parcheamos, pues podemos irnos a nuestra casa, porque no es más que una pirula, pajas mentales que nos estamos haciendo aquí. Todo esto tiene sentido ¿para qué?: para actuar, para realmente plantearnos: bien, ante un pensamiento complejo yo no puedo seguir con el mismo método.
Maestro es aquél que ha andado el camino antes que tú, un camino iniciático, como se ha educado en todos los grupos donde realmente se transmitía el conocimiento, la sabiduría de la vida; ¿quiénes iniciaban?: los que poseían esa sabiduría. ¿Y nuestros maestros dónde se forman?: en una especie de domesticador.
–En la Normal… (risas). Se educan en la norma…
–Pero además, ¿cómo estamos ya aquí? Es curioso, un dato muy curioso; yo fui universitaria durante muchos años porque estuve haciendo varias cosas; di clases en la Universidad también, aparte de en otros niveles. Pero para mí es alucinante contemplar el panorama de nuestros alumnos universitarios, estudiando por los libritos, las separatitas que hacen los profesores, que además venden a sus alumnos, y que jamás van a tener ni siquiera la oportunidad de sentarse ante alguien que les provoque con su pensamiento, como puede ser el autor al que hacen referencia, y que contrasten esto con aquello y con lo otro y con lo otro. Entonces, el objetivo es aprobar; pero cuando acaban, ¿dónde se meten?: en el sistema de esclavitud consentida.
–Mientras están haciéndolo también están en el sistema. Mira, primero yo suscribo casi todo lo que has dicho, casi todo, menos el hecho de que esto hay que romperlo: es que esto no se puede romper, esto se puede transformar; es que no se puede romper. Y te digo por qué no se puede romper.
Nuestro modelo es un modelo prepotente, es un modelo prepotente que ha desarrollado toda una serie de posibilidades a partir de lo que llamamos el desarrollo tecnológico, que se fija menos en el desarrollo científico y en los planteamientos científicos que en los planteamientos tecnológicos. Es un modelo lejos del prosumo, por lo tanto cerca del consumo. La mayoría de la gente que tenía luz hace unos cuantos siglos es porque sabía encender una hoguera, sabía hacer luz; la mayoría de la gente que tiene luz en este momento es porque sabe darle un pellizco a una pared, pero no sabe qué es lo que pasa ahí, no sabe qué es lo que sucede cuando está haciendo eso.
Nosotros vivimos en un modelo que está quemando todos los días los cadáveres de la Tierra de hace millones de años, está quemando los cementerios de la Tierra para con eso calentarnos; desde todos los puntos de vista, está sometiendo estructuralmente al Planeta, un planeta inhóspito. La Tierra es un planeta inhóspito, es un planeta complejo, difícil. Nuestro modelo biológico también es un modelo difícil; está basado en la oxidación, es decir, mientras más desarrollemos, más nos estamos acercando a la muerte; está basado en la muerte como triunfo –en nuestro modelo biológico estoy hablando–. No tenemos ni idea, nadie nos explica nuestro propio modelo biológico.
Cuando tú estabas hablando de que debemos romper, debemos romper ¿cómo?, ¿con la memoria pasiva a rastras, o eliminándola? Debemos transformar la memoria pasiva a través de la poética, a través de la creatividad, a través de la aventura, claro que sí; ¿pero cómo se induce eso, cuando realmente en nuestra sociedad se está induciendo todo lo demás?
Por eso a mí me parecía interesante e importante el planteamiento que me hacían estas buenas mujeres antes de dar esta conferencia –lo de buenas mujeres no es peyorativo; estaba hablando de las tres que forman el comité de este asunto– me parecía interesante el planteamiento y me parecía interesante el intento. Porque el intento debía, y yo creo que debe conducir, a que haya un grupo de gente que de verdad se juramente en formar o en deformar profesores; cuando digo en deformar, en eliminar la estructura de la razón: fuera la razón, fuera la raza, y demos paso al hombre nuevo.
Pero no al hombre nuevo que planteaba el soviet: el hombre que todavía no está descubierto, el hombre que todavía no ha poblado su estructura cerebral, el hombre que todavía no sabe para qué valen las 40 o 50 pequeñas glándulas que existen en el neocórtex, el que todavía reprime una reacción bioquímica para potenciar otra, el hombre esclavo de sus reacciones exocrinas y endocrinas, el hombre esclavizado desde la razón a través probablemente del idioma, del propio idioma, el hombre que todavía no ha descubierto que el idioma no es nada más que un arcano que debe dar paso a otros.
Pero todo eso hay que inducirlo en la gente que enseña, y para tratar de inducirlo en la gente que enseña, es decir, para que la gente que enseña sea aventurera, hay que hacerlo desde algún lado; y sí que tenemos que transmitirlo. Bueno, yo llevo transmitiendo esto desde hace mucho tiempo, desde muchos niveles. Bien, yo te diría que el mundo de lo que llamamos la educación es el mundo que requiere una formación más compleja.
Cuando tú hablas del mundo de la música, bueno, yo lo que no sé es cómo todos los músicos no están locos. Es que acercarse a la música consiste en repetir incesantemente un movimiento para llegar a teóricamente dominar un instrumento, cuando el inventor del pentagrama –por decirlo de alguna manera– cuando Pitágoras ya sabía que el principal instrumento musical de la reacción energética del hombre y de su propio ritmo es el cuerpo, y que confundimos… Primero decimos: yo soy dueño de mi cuerpo; hombre, tú eres tu cuerpo, no eres dueño de nada; segundo nos planteamos: el cuerpo soy yo: que tú seas tu cuerpo no significa que el cuerpo eres tú, es decir, el desarrollo de tu propia capacidad te llevará al tú.
Cuando un niño nace, nace con toda una serie de memorias ya. Es que todo esto se desconoce en el mundo educativo, es decir, se desconoce en el mundo educativo que hay una etapa en la que la experiencia del ser humano se produce a través de la sangre de la madre, de la sangre de la madre que está cargada de memoria porque está cargada de aire. Es que ponemos las fronteras en tantos sitios, que desconocemos que el agua que cae en Albacete se ha evaporado en el Atlántico o cerca de California, es decir, que desconocemos que cuando nosotros nos estamos bebiendo un vaso de agua, estamos bebiendo un agua cíclica que tiene un montón de memoria y que ha pasado por muchos vivos y muchos muertos ya. Desconocemos casi todo lo que ya se conoce, no se traspasa al mundo educativo, tiene diques, porque los diques son políticamente manejables; y tenemos que romperlo, todo eso lo tenemos que romper.
Y no tiene que ver con el nivel de conocimientos. Es que el conocimiento, como decíamos antes, es circular; mientras más conoces, más capacitado estás para conocer; mientras más disocias, es más difícil. Podemos llegar a saber mucho de casi nada, hasta que lleguemos a saber mucho de nada; pero podemos también llegar a saber mucho de casi todo, hasta que podemos llegar a saber bastante de todo. El conocimiento está relacionado uno con otro.
Cuando hablamos del mundo del arte por ejemplo, a mí me parece que el arte es una de esas maravillosas experiencias de aventura del ser humano; el arte es una aventura hacia la frontera de la consciencia, no es otra cosa. Y en esa aventura se produce incertidumbre, y en esa incertidumbre hay felicidad y en esa incertidumbre hay crecimiento.
Pero todo debía ser arte; ¿y por qué no hacer arte en la Matemática?: es que la Matemática es Filosofía, ¿por qué no hacer arte en la Matemática? Pero ¿cómo se enseña a hacer arte en la Matemática?, ¿se enseña a hacer arte en la Matemática desde los postulados academicistas matemáticos?: imposible. Es que ¿está el mundo de la educación preparado para transmitir conceptos que evolucionen revolucionariamente en nuestra estructura biológica y sensitiva, estamos preparados para acercarnos al mundo de la afectividad de otra manera, o tenemos el mundo de la afectividad también disociado?
Desde el principio un niño aprende que no puede tener dos mejores amigas o dos mejores amigos, y dice: mi mejor amigo, mi segundo mejor amigo… ¿cómo mi segundo mejor amigo? Estamos disociando, tenemos que poner las cosas en escalafón: eso es disociación. Bueno, en eso estamos constantemente.
Esa actitud ¿qué significa?: pues bueno, significa que estamos en un momento evolutivo en el que todavía nuestros miedos pueden más que nuestro espíritu de aventura, y tenemos que hacer crecer nuestro espíritu de aventura para que los miedos se vayan a hacer puñetas, para que aparezca el valor. Porque el valor y el miedo son dos cosas compatibles, porque no se puede tener valor si no hay algo de miedo; porque naturalmente, si no hay miedo ¿para qué necesitas el valor?: no lo necesitas para nada, actúas y ya está, practicas como decía Lao Tse la no acción.
–Un momento, vamos a hacer una brevísima pausa de cinco minutos, y luego tenemos dos intervenciones aquí más.
PAUSA
– Sí, vamos a ver, mi pregunta es muy corta; si a lo mejor el camino a seguir podría ser que el maestro, el docente, el que enseña, asuma que no es él el dueño del saber, es decir, que asuma su ignorancia, que asuma que tiene que buscar, que abandone el modelo del profesor técnico, que deje de buscar recetas –que es lo que yo siempre tengo la sensación de que los docentes estamos buscando la receta– y que se atreva a asumir, yo no sé si el maestro como intelectual a la búsqueda, o el maestro como un creador, o el maestro como un artista: si ése puede ser un camino de búsqueda de la complejidad.
– (Bromas sobre el botón del micrófono). Me paso la vida tocando botones… Eso es otra; voy a hablar del botón antes de contestarte a la pregunta, y después de hablar del botón, te contesto a la pregunta; a lo mejor te contesto a la pregunta con el botón.
Hemos pasado en un tiempo muy corto… El hombre viene en eso que llamamos cultura –cultura desde el punto de vista de concepto de cultivo, no desde el punto de vista de concepto de culto o de rito, sino de cultivo– el hombre viene desde el pictograma. El pictograma no es cualquier cosa; yo creo que hemos olvidado los orígenes de la configuración actual de nuestra razón, y por lo tanto es muy difícil llegar, por decirlo de alguna manera, a ponerlos en solfa, a destruirlos, o por lo menos a no ser esclavos de ella.
El hombre viene del pictograma, del pictograma pasa al fonema, del fonema semi¬estructura el holograma, después pasa al rastro. El hombre entra en la escritura, y por lo tanto entra en el rastro, en el rasgo, se autodefine con el rasgo, sigue su propio rastro, su propio rasgo, mira sus pasos en el momento en que escribe, en el momento en que trata de matizar en la intimidad una idea y un concepto. Y sin haber superado el concepto del rastro, ha pasado a la huella, al botón.
Y bueno, estamos dando pasos muy precipitados, que son muy buenos porque generan confusión, pero tenemos que saber que son pasos precipitados; y tenemos que saber también que esa confusión es buena, porque no estatifica la configuración de la razón, no estatifica eso que podemos llamar la configuración de la Ética, genera un modelo de pensamiento que es el modelo en el que estamos viviendo; no solamente vivimos en un modelo político, en un modelo sociológico: vivimos en un modelo de pensamiento que está directamente ligado a la supervivencia, todavía está directamente ligado a la supervivencia.
Pero sin embargo, tenemos toda una fuente de informaciones confusas; por decirlo de alguna manera, en nuestro cuerpo, si nosotros llamáramos en este momento a un iridólogo por ejemplo, descubriría que en nuestros ojos, en cada uno de nuestros iris, hay huellas, hay cicatrices y hay decoloraciones y coloraciones, que denotan cuáles son los impactos, dónde se han producido –biológica y orgánicamente, y por lo tanto sensitiva y sensorialmente– los impactos más importantes a lo largo de nuestra vida. Pero también ese mismo iridólogo estaría siendo capaz de definir, de adivinar, de adelantarse a parte de lo que todavía no hemos vivido. Esto mismo sucede en nuestras huellas, esto mismo sucede en nuestro cuerpo, esto mismo sucede en nuestros movimientos.
Tratando de contestar un poco a tu pregunta, claro que debiéramos asumir que ignoramos; si fuéramos capaces de transmitir al alumno, a la persona que trata de entrar –es que yo no diría tanto en el mundo de la formación, sino en el mundo de la aventura del conocimiento, y más que de conocimiento, del desarrollo de su capacidad de consciencia– si fuéramos capaces de transmitir a esa persona que la persona que trata de abrir un camino ha recorrido el suyo pero no el de él, es decir, que no sabe nada del de él pero que le quiere acompañar; si fuéramos capaces de transmitir simplemente esa sensación, estaríamos entrando en el mundo de la aventura.
Pero para eso no basta –a pesar de que es importante– no basta con el hecho de que tratemos de transmitir la sensación, sino de que además tengamos una formación cada vez más sólida hacia aquello que genera una obstrucción, que genera una mímesis de compor¬tamiento, que genera una traba. En definitiva la palabra trabajo la debiéramos emplear bien y debiéramos analizarla en su profundidad, y saber que trabajo significa eliminar trabas.
Y habitualmente, lo que estamos es creando un entramado en el que progresivamente nos sentimos cada vez más presos, más prisioneros; estamos haciendo a lo que llamamos nuestra consciencia o nuestra razón, estamos poniéndole un uniforme y haciendo que actúe de carcelero de nosotros mismos. Desde esa situación es difícil transmitir a la persona que quiere abrir una aventura hacia su propia consciencia –y que probablemente su único destino posible desde el hecho de nacer es asumir su desarrollo– y lo que debe hacer el mundo de la educación es no trabar ese desarrollo.
Naturalmente que vivimos en un modelo determinado que nos demanda determinadas cosas; naturalmente que estamos exigiendo –desde este tipo de planteamiento– estamos exigiendo al maestro –a mí la palabra profesor no me gusta, porque profesor es el señor que profesa: pues todo el mundo profesa cosas– estamos exigiendo al maestro que tenga una ruptura de la razón que no se la exigimos a los demás, que es muy difícil. O sea, es muy difícil que en el mundo de la educación se transformen de verdad las cosas si no hay una base, si no hay un funcionamiento de personas que quieren transgredir y quieren ir un paso más allá del modelo en el que viven.
Pero el modelo se defiende a sí mismo, como es lógico; todo modelo –todo modelo económico, político, sociológico, científico– todo modelo está construido para dar un paso, pero al mismo tiempo después el modelo se autodefine como el principal obstáculo para dar el siguiente.
Porque el modelo hay que destruirlo desde el propio modelo, el modelo no se puede destruir desde fuera. Porque todo tipo de modelo ha buscado dos cosas: gente sumisa al modelo y gente rebelde ante el modelo, y el modelo se alimenta de ambas cosas, de la gente sumisa y de la gente rebelde. El modelo teme a la gente que, asumiendo el modelo, lo quiere cambiar: eso es lo que el modelo teme.
Y ésa es realmente la aventura, es decir, no olvidar que el hombre ha recorrido un camino. Naturalmente que tenemos una memoria, que en toda nuestra genética está la memoria de la Historia; pero la memoria de la Historia la desconocemos, la asumimos orgánica y biológicamente pero la desconocemos.
Si nosotros analizamos simplemente el lenguaje… Tú y yo estamos hablando y creemos que estamos utilizando la misma lengua para comunicarnos; y estamos utilizando distinta lengua, porque estamos cada uno de los dos dando acepciones distintas a la misma palabra. Es decir, cada uno de los dos estamos emitiendo y escuchando sonidos, asociándolos con los hologramas previos que hay en nuestra estructura de razón; cada uno de los dos reconoce prioritariamente aquellas cosas que previamente conoce. Luego la razón simple¬mente se dedica a reconocer, no se dedica a la experiencia de encontrar espacios nuevos: esto es lo que debiéramos buscar; pero lo debiéramos buscar preparándonos para ello.
Yo antes decía –y me parece que es en lo que menos hemos incidido– pero me parece muy importante el mundo de lo disociado; o sea, me parece muy importante que analicemos cómo los distintos hitos, los distintos elementos de consciencia que ha ido descubriendo el ser humano, no están presentes en todos los campos; y por qué en alguno de los campos –como significa la andadura del desarrollo de la consciencia, es decir, que es la educación– están específicamente vetados, específicamente vetados.
Es decir, por qué no llegamos a introducir en el mundo de la educación cómo influye no solamente el sujeto, verbo y predicado dentro de la configuración de un idioma, por qué no llegamos a asumir que cada idioma transmite cosas distintas, que cada idioma no solamente es una forma distinta de establecer una comunicación: es una forma distinta de pensar. Y que cada persona tiene una forma distinta del idioma, y que estamos imponiendo determinados aspectos, determinadas estructuras incluso sensoriales y fonéticas, que disturban el desarrollo emocional de las personas y que lo complican y que lo complejizan.
Todo esto es el pensamiento complejo en definitiva, todo eso es complejidad, pero esa complejidad no es otra cosa que entrar en un campo sensoafectivo, en un campo de felicidad, que es el único que puede hacer que lleguemos a tener consciencia de que podemos salir de la robótica estructural de la razón.
Naturalmente que tu planteamiento es un planteamiento correcto; tu planteamiento es decir: tenemos que desarbolar de alguna manera nuestro conocimiento, nuestra estructura de razón para poder transmitir alguna otra cosa, para poder transmitir experiencias nuevas. No conseguimos nada si no tenemos a su vez previos conocimientos que nos orienten sobre el desarrollo, sobre la posibilidad de darle libertad al otro.
Es decir, hoy día –estoy viendo detrás de ti a una persona que es psicóloga y que además le interesa la Neuropsicología– hoy día la Neuropsicología ya empieza a saber que no es lo mismo lo que se percibe con el ojo derecho que con el ojo izquierdo, que cuando miramos a otro le miramos sólo con un ojo y el otro sirve de apoyo. Y que muchas veces estamos mintiendo en la relación, y que muchas veces estamos haciendo lo contrario para estar protegiendo nuestro funcionamiento sensitivo y psicológico.
Es decir, para potenciar libertad tenemos que saber lo que es la libertad, porque si no, no estamos potenciando la libertad: si no, estamos potenciando una reacción anacrónica, no la libertad. La libertad significa el respeto al desarrollo de la consciencia del otro, dándole los instrumentos para que el otro potencie su propia experiencia. Eso requiere formación.
Por eso yo decía antes que estas buenas mujeres (risas y bromas), estas buenas mujeres el planteamiento que están haciendo es un planteamiento heroico en cierto sentido; es un planteamiento heroico en cierto sentido porque no tratan de que una serie de gentes con mayor o menor cualificación y diciendo mayores o menores tonterías se ponga delante de un foro a decir cosas, sino que eso signifique el aliciente o el acicate para derivar esto y llevarlo a que se generen aulas de formación en donde haya gente que sea capaz de entrar en una dinámica nueva, en una experiencia educativa distinta. Y esto es lo que me parece el reto.
Pero eso requiere al mismo tiempo la deformación de la razón, es decir, la ruptura de la razón requiere una formación de aspectos que no están introducidos en la razón en este momento, porque no están introducidos en el pensamiento lineal que es base y forma la estructura de nuestro modelo psicológico y sociológico.
- Yo, con un grupo de gente, con mucha gente, llevo mucho tiempo trabajando, intentando que el derecho a la educación se considere un derecho humano fundamental, al mismo nivel que el derecho a la alimentación o a la salud; es más, que el dinero que la cooperación española destina, se destine fundamentalmente a educación en vez de a otro tipo de créditos FAD y créditos de este tipo, y que sea la educación prioritaria en el canje de deuda y… bueno, con mucha dedicación y entusiasmo.
Y cuando oigo sobre todo –te oigo a ti y digo: yo eso es lo que creo– pero oigo los que realmente están pegados al terreno, los que llevan el plan, y yo misma veo cómo esa educación va a países como Burundi o Pakistán o Guatemala, y lo oigo ahora y pienso: ¿qué les estamos haciendo, qué les estoy haciendo?
–Me lo preguntas a mí… (risas).
–Sí, te lo pregunto a ti. (Bromas).
–Vamos a ver, que estemos hablando en este momento de que el modelo educativo hay que cambiarlo, hay que modificarlo, hay que romperlo, significa que hay que romper la estructura de la razón, de la consciencia de la razón en este momento, evolucionar eso que llamamos razón lineal.
Antes se llamaba el pensamiento analítico y el pensamiento analógico; el pensamiento analógico no llega a ser el pensamiento complejo, es otra cosa; el pensamiento complejo es un pensamiento analítico con mucho de analógico, pero también con mucho de sensorial.
Bueno, yo creo que una de las cosas que tratamos de introducir cuando se trata de ayudar a eso que llamamos el tercer mundo, una de las cosas que tratamos de introducir es nuestro modelo dentro de su cabeza, y esto no es otra cosa nada más que una barbaridad. Hombre, esa gente se defiende y se defiende exacerbadamente, y además creando conflicto y exacerbando también su propio modelo; claro, esto crea otro tipo de problemas. Esto no significa que un pakistaní no tenga que saber escribir o saber leer, y que no le debamos ayudar a que sepa escribir o a saber leer.
Hombre, yo creo que en este momento en un país como el nuestro, el 80 por ciento de la gente, de las personas que habitualmente pueblan nuestra sociedad, el 80 por ciento de personas adultas son analfabetas; estoy absolutamente convencido, absolutamente convencido de que el 80 por ciento de los adultos de nuestra sociedad son analfabetos, de que el 80 por ciento de los adultos de nuestra sociedad entienden apenas lo que pone el Marca. Bueno, esto es gente que creemos que está alfabetizada.
Es decir, la educación no es sólo la alfabetización, la educación no es sólo entrar en los modelos racionalistas a los que estamos acostumbrados: la educación también es el análisis de lo que es el ser humano.
Yo me acuerdo de un médico chino que vivía cerca de los Himalayas, y no le dijeras a este señor –ya murió este hombre, era un viejecito– no le dijeras a este señor qué es el esternocleidomastoideo, no tenía la menor idea, no sabía la nominación de casi nada. Pero curaba casi todo. Y no solamente curaba casi todo, sino que practicaba una forma de medicina muy curiosa: una serie de pueblos le pagaban mensual o anualmente un sueldo, una soldada, excepto cuando se ponían enfermos; cuando se ponían enfermos él trabajaba pero no cobraba, cosa que es bastante lógica.
Este señor, que tenía un conocimiento bastante profundo de cuáles son nuestros funcionamientos biológicos y bioquímicos, podríamos decir que en nuestro primer mundo sería un hombre inculto; él era un hombre de una cultura impresionante, una cultura en el sentido realmente profundo.
Tenemos que ser capaces no solamente de globalizar –de globalizar no, de planetizar mejor dicho, la globalización es un concepto economicista desgraciadamente– de planetizar por debajo y por arriba el concepto cultural, pero respetando cuáles son las raíces de cada sitio. Porque si no, nos encontramos que los nandis y los turkanas están en lucha y esa lucha la hemos propiciado nosotros, que los hutus y los tutsis están en lucha y esa lucha la propiciaron los misioneros, los religiosos que fueron a esos países. Es decir, nos encontramos con que en muchas ocasiones eso que llamamos ayuda se convierte en una desorientación. Bueno, esto forma parte del pensamiento complejo.
Nosotros también somos los hutus y los tutsis y los turkanas y los batusis, nosotros somos ellos. En nuestra genética está su vida y sus raíces, en nuestro mundo estamos comunicados todos. Por eso decía que esto es como la onda física del agua; todo se está transmitiendo constantemente.
Y realmente no nos hacemos responsables de casi nada de lo que sucede, desde el punto de vista de que asumimos dos conceptos que evitan la responsabilidad, y uno es la culpa y otro es la inocencia. El mundo está lleno de inocentes y de culpables; los culpables son una gente que sufre muchísimo y que no sirve para nada, y los inocentes son una gente que no iba. Entre esos dos tipos de gente –que tienen que ver con el pensamiento lineal que nos han construido para que seamos culpables en unas situaciones e inocentes en otras– evitamos el ser responsables.
Porque la responsabilidad está relacionada con las cuatro formas de pecados que nos dictaba la Santa Madre Iglesia –y que ella sacó al mismo tiempo de los planteamientos zoroástricos, y los zoroástricos de otros y así sucesivamente– que están relacionados con el pensamiento, palabra, obra u omisión. De todas esas cosas se peca, todas esas cosas nos llevan a la culpabilidad o a la inocencia, pero nunca a la responsabilidad. Y éste es el problema.
Yo te diría que no sólo por lo tanto es importante que desde tu labor trates de llevar posibilidades económicas hacia la educación en países que no tienen determinados tipos de medios, sino que también orientar, o por lo menos que no se oriente demasiado desde un punto de vista del primer mundo –es decir, de esto que llamamos primer mundo, que no sé por qué narices le llamamos primer mundo– de orientar desde este punto de vista la educación, es decir, desde el más puro adiestramiento.
Adiestramiento y doma producen un encantamiento determinado. Yo me acuerdo que yo hice un programa de televisión hace mucho tiempo que se llamaba El Encanto del Adiestramiento. Bueno, el adiestramiento es tremendo, el adiestramiento produce un encantamiento, una estructura de la razón para la que estamos generalmente estructurados desde nuestro estado de consciencia actual. Tenemos que tener en cuenta que nuestro estado de consciencia está en desarrollo, y por lo tanto que nuestros miedos son lógicos, y que el adiestramiento nos frena, nos margina los miedos y nos mete en un cubículo en el cual nos sentimos a gustito como supervivientes, pero infelices.
Pero el encanto del adiestramiento, no hace falta nada más que ver cómo un montón de chinos se ponen con una banderita a hacer así, y tú los ves desde lejos y hacen un dibujito muy mono, y la gente está encantada viendo el dibujito que hacen los diez mil chinos imbéciles con una banderita; y a eso le llamamos estética. Hombre, podíamos no perder tanto tiempo e irnos a ver las Meninas de Velázquez, en lo que no hay ningún chino con banderita; y no porque sean chinos, ¿entiendes? Venga, venga, dad caña…
–Tengo la impresión de que muchas veces estamos equivocando dos procesos de aprendizaje; es decir, yo creo que por un lado aprender a ser persona implica digamos una metodología, por hablar de alguna forma, y enseñar Matemáticas implica otra.
–A lo mejor la misma…
–Yo creo que la misma no, yo creo que a lo que hemos dado demasiada importancia es creernos que con la metodología de la Matemática vamos a hacer personas, y hemos conseguido fracasar en la enseñanza, porque la gente cada vez no les gusta el estudio, no se motivan, no tienen interés, o se pinta lo que aquí se está diciendo, porque indudablemente no es lo que motiva el conocimiento; es decir, las personas queremos conocer por un motivo más allá que por sacar unas notas o por competir con el que tenemos al lado.
Entonces, yo creo que esa parte, que en nuestra cultura se ha puesto debajo de aprender, yo creo que nos lo da el ser persona; y el ser persona se consigue por unos mecanismos que son a través del silencio interior, a través de la generosidad, a través de la emoción, de la sensibilidad, de toda otra serie de valores, por decirlo de alguna forma, que no se desarrollan estudiando Matemáticas.
-Entonces yo creo que en este momento lo que es el reto, desde mi punto de vista, es unir esas dos metodologías. Es decir, hasta ahora parece que, en Occidente por lo menos, prevalece la racionalidad y lo otro parece que se da por añadidura, cosa que se ha demostrado que es falsa; y entonces yo creo que ya hay mucho aprendido de la Humanidad.
Yo por ejemplo todos los caminos de Oriente, es decir, todos los yogas, pues eso, ya sabemos muy bien a lo que te llevan, es decir, todos los caminos místicos también sabes a lo que te llevan, es decir, hay ya muchas cosas que sabemos, porque la Humanidad ha ido acumulando conocimientos, que eso funciona a nivel de desarrollo y de crear colectividad, cosa que este enseñar muchas Matemáticas está generando mucha individualidad, y por lo tanto mucho sufrimiento. Porque yo creo que a casi todos nos gusta sentirnos queridos y querer, es decir, somos como una red.
Entonces yo creo que eso es, desde mi punto de vista hoy día, lo que está en reto en la educación, es decir, que casemos esas dos cosas, y que estemos formados los profesores, los padres, todo el mundo. Yo no sé quién dijo que para educar a una persona hace falta la tribu: pues hacen falta los profesores, hace falta la televisión, hacen falta los padres, hace falta todo el mundo. Yo creo que hay que ir generando ese tipo de cosa.
Porque por ejemplo también me asusta mucho –y que ya se ha producido y que en Francia por ejemplo ha habido contestaciones– lo que es la educación de la ignorancia; es decir, aquí parece que todos somos iguales y todos sabemos lo mismo: pues el profesor tiene que saber más que el alumno y tiene que enseñar, porque si no, aquí todos parece… que hay unas disciplinas que efectivamente tiene que conocerlas y tiene que transmitirlas. Pero claro, eso no es formar personas, eso es formar historiadores o formar… Pero lo importante no va a ser ese contenido, porque ése no motiva hacia conocer la Historia: hacia conocer la Historia va a motivar la otra parte de motivación humana.
En fin, yo creo que esas dos partes tienen que casarse de alguna forma; la dificultad es cómo; me parece muy difícil…
–Bueno, yo creo que tu planteamiento es un planteamiento razonable.
–Por lo menos es mi experiencia…
–Es tu experiencia. Yo con tu permiso, lo que quería decirte es que niego la mayor en este sentido, o sea, yo creo que no se forma historiadores por una parte y personas por otra, ni matemáticos por una parte y personas por otra. Yo creo que un matemático, por definición… es que es como cuando una ministra de nuestro gobierno habla de personas humanas: ¿cómo de personas humanas?, ¿se puede ser otro tipo de personas que no humanas?
Iba a contar un chiste pero no lo cuento; no, es que es grosero (comentarios). Es una ocurrencia con respecto a lo de la ministra de miembros y miembras. Un amigo mío decía: ¿pero cómo puede decir esta mujer esto?, si todo el mundo sabe en este país que el femenino de miembro es coño… (risas). Es que hacemos cada estupidez…
Claro, mira, la formación siempre es una experiencia global, siempre lo es; en este momento el modelo se está empeñando en que no lo sea, pero siempre lo es. Todo camino es mistérico, todo camino es mistérico. Tú hablabas antes de la mística y hablabas de los místicos orientales, o sea, de los místicos derivados por ejemplo del brahmanismo o del sufismo o de la Cábala o de lo que sea; bueno, místicos derivados de la mística cristiana también, que está muy cercana. Es decir, todo camino de evolución de la consciencia es un camino mistérico.
Evolucionamos ¿por qué?: evolucionamos porque damos en las teclas de la memoria, y damos sin querer en las teclas de la memoria que nos hacen generar experiencias distintas, experiencias nuevas, experiencias que estaban inducidas en nuestra genética y que sin embargo el modelo los estaba hurtando. Lo que hace falta es dar en esas teclas; y dar en esas teclas a través de la Matemática, a través de la Historia y a través de todo, generar una actitud interdisciplinaria que configure al mismo tiempo formación, y formación mistérica. ¿Hacia dónde caminamos?: hacia el misterio.
Si estamos caminando hacia que mañana sea el mismo día que hoy, estamos fracasando; si estamos caminando hacia el hecho de que mañana amanezca hacia una experiencia nueva, estamos abriendo nuestra capacidad de consciencia; y eso es lo mistérico. Es decir, eso en definitiva es una actitud espiritual; es una actitud espiritual arreligiosa, antidoctrinal, o no doctrinal; no, no hace falta ser antidoctrinal: no doctrinal. Porque precisamente es la doctrina lo que nos ha llevado al mundo de la Ética, porque nos ha llevado primero al mundo de la Moral, y la Ética sólo es una configuración ateísta –comillas– de la Moral, pero basada en la Moral.
Por eso el nuevo paradigma –que mucha literatura nueva está planteando– ese nuevo paradigma que ha de nacer, yo siempre digo que ese paradigma está cercano a una configuración que rompa los estereotipos y se acerque a un concepto máximo del ser humano que es el arte, es decir, que es la Estética.
Pero el arte relacionado con todo, el arte también relacionado con la Historia. ¿Cómo vamos a aprender Historia cuando un señor nos dice que los visigodos vinieron por aquí, los otros por allá…?: si eso no tiene ningún sentido. Yo tenía un profesor, un catedrático de Historia que se llamaba Ezquerra, que decía: miren señores, voy a contarles a ustedes cómo es la vida de un visigodo desde que se despierta hasta que anochece; en qué cree, qué come, qué hábitos tiene; y cogía el tío y lo contaba. Y decía: bueno, si quieren ustedes saber más de los visigodos, apréndanselo en los libros. Y claro que queríamos saber más de los visigodos, pero porque Ezquerra nos había dicho aquello.
Yo recuerdo una panda de chavales que no les interesaba el estudio, y un día hicimos un programa en el que planteábamos: como no os interesa el estudio y os gusta mucho estar jugando todo el día a las chapas, durante este trimestre vamos a trabajar con el ciclismo, vamos a hacer ciclismo, y vamos a ver los recorridos de la Vuelta ciclista a Francia, los esfuerzos que se hacen, cómo inciden en la biología… Bueno, al cabo del trimestre los tíos sabían mucho de casi todo.
Quiero decir, a veces tenemos que inventar la fórmula, pero para inventar la fórmula no solamente tenemos que dar con la ocurrencia, que esto en este caso sería una ocurrencia: tenemos que dar también con actitudes de conocimiento que nos faciliten cuál es el camino que no traba el desarrollo de la consciencia del alumno.
Por eso yo cuando contestaba antes decía: no, pero es que tenemos que saber cosas, es que los educadores han de saber cosas que tienen que ver con el desarrollo de la consciencia del individuo; es decir, cómo funciona un holograma, cómo se graba una experiencia, qué es una obsesión, cómo incide la obsesión en el pensamiento, a qué reacciones endocrinas nos estamos refiriendo cuando el niño o la niña están en la pubertad, a qué reacciones endocrinas nos estamos refiriendo, cómo están incidiendo en su mirada, en su sensibilidad, en su piel, cómo están incidiendo en el tipo de materias que pueden asumir con más facilidad y aquellas que están sensitiva y psicológicamente rechazando y por qué. Es decir, debiéramos entrar en una forma de conocimiento que facilite la experiencia del otro y no que la induzca; y éste es el matiz.
Y para eso, desgraciadamente, los profesores no están preparados, no se preparan en eso. Y no tiene que ver con su culpa, no es culpa, ni tampoco son inocentes: forma parte de su responsabilidad. Podríamos decir: forma parte de la responsabilidad del modelo: pues nada, pues ya está, como forma parte de la responsabilidad del modelo, a subsistir. Pero no es así, queremos luchar contra eso.
Bueno, ¿qué me contáis?, ¿queréis que siga hablando como un loro, o me preguntáis algo?
–Yo quería preguntar otra vez si el humor realmente puede servir –porque en las clases también hay muy poco sentido del humor– si realmente podía servir para enseñar algo nuevo solamente a través del humor, de reírse…
–Bueno, yo creo que la risa es una de las experiencias más importantes en el desarrollo de la consciencia del ser humano. Bueno, esto lo han sabido todos los artistas siempre, o muchos artistas. Vosotros miráis la portada de una catedral gótica por ejemplo, y hay toda una serie de gente en la portada y está de cachondeo; unos haciendo una cosa, otros otra… Esto tiene significados de muchos tipos; podíamos ir analizándolo y es muy divertido analizarlo.
El humor es una de las mayores experiencias a las que puede llegar la razón; es un elemento destructivo de la razón y alentador en el desarrollo de la consciencia, en el desarrollo de la capacidad de experiencia que nos puede llevar hacia nuevos caminos. Los biólogos convencionales –ya la Biología ha dado otros pasos– pero los biólogos dirían que es una relación entre los dos lóbulos cerebrales; desde el trabajo en un lóbulo cerebral se desarrolla una experiencia en lo que llamamos razonabilidad, en lo que llamamos linealidad de pensamiento; el otro tiene un funcionamiento más analógico, y el choque entre ambos genera el chiste.
Cuando nosotros contamos un chiste decimos: íbamos yo y éste, y dice: será éste y yo, y dice: o sea, ¿qué yo no iba? (risas). O sea, primero se produce una situación analítica, después una reacción analógica, y después un contraste entre ambas situaciones, lo cual provoca la risa, la sonrisa, la situación de choque. Esa situación de choque que une los dos lóbulos genera una experiencia satisfactoria. Yo creo que eso debe estar presente constante¬mente en el campo educativo. La risa, la experiencia de lo lúdico no debe ser un cachondeo, que son dos cosas distintas.
Toda experiencia artística es lúdica, porque toda experiencia rítmica es lúdica. Los sufíes y los brahmanes indios dicen: el hombre no tiene cinco sentidos, tiene siete, lo que pasa es que hay dos que todavía los tiene escondidos; el hombre tiene vista, oído, olfato, gusto, tacto, ritmo y luz interior; por eso a un desarrollo determinado de la consciencia ellos le llaman iluminación.
Bueno, no es nada más que el encuentro con territorios nuevos de capacidad de consciencia, con experiencias distintas que nos abren como si fuéramos un poliverso, un universo multidireccional; y esa idea es lo que constituye la base de lo que en este momento estamos denominando como complejidad.
–Yo quería preguntarte que comentas permanentemente el tema del arte como una frontera que puede romper cadenas. Entonces, los que no somos artistas, podemos serlo a través de descubrir a los poetas de una manera determinada, una mirada a un cuadro y tal; pero parece que eso cierra mucho el campo. A lo mejor todo eso lo podíamos trasladar permanentemente a las personas y las cosas que nos rodean, y entonces se convertiría en una actitud permanente artística con todo lo que hay. ¿Es así, o…?
–Vamos a ver, tú primero dices: los que no somos artistas: bueno, quiero decir en este foro que yo conozco a Maite, que Maite fue alumna de pintura mía hace veintitantos o treinta años, y era buena alumna; y yo creo que algo sí conoces el arte, creo que sí.
Decía José Bergamín que el arte es un disparate, es un disparo hacia la frontera de la consciencia; yo lo veo un poco así. El arte no es otra cosa que un intento de alterar, es una alteración de consciencia, es una ruptura de la razón por lo tanto, es la entrada en un territorio desconocido. Pero no entra en un territorio desconocido el que pinta el cuadro solamente, que lo pinta en un estado de convocación determinado. Los artistas dicen que viene una musa; esa musa no es nada más que una alteración de consciencia.
Esto tiene mucho que ver con el campo educativo, la alteración de consciencia; es muy difícil avanzar si no entramos en permanentes alteraciones de consciencia; si queremos tener una consciencia lineal no nos constituimos en poetas, no podemos entrar en dinámicas rítmicas distintas y nuevas. El arte es una manifestación quizás la más importante a que el ser humano ha llegado. Pero todo se puede transmitir a través de lo que podíamos denominar el arte.
Llamamos arte a muchas cosas. Hay mucha gente que se dedica al arte; bueno, yo creo que todo el mundo es artista; yo pienso que tú has experimentado alguna vez que todo el mundo es artista y que tú eres artista. Pero no eres artista porque seas capaz de construir una catedral a través de mirar una alcachofa con un cuentahílos –recuerdo que tú construiste una catedral a partir de eso– no eres artista por eso: eres artista porque eres capaz de pintar las Meninas mientras las ves.
No todas las veces que las veas; claro, las Meninas a veces están muy fastidiadas porque las han mirado muy mal… Yo tenía un amigo que decía que nunca iba a publicar –escribe muy bien– por si acaso le leen mal… Pero yo creo que tenemos que exponernos a que nos lean mal.
Yo creo que artistas somos todos, y yo creo que el arte es esa experiencia sublime que nos hace temblar y encontrar determinados espacios nuevos. Lo que se llama una experiencia artística nos hace mover nuestras geometrías estáticas, dinamiza nuestro mundo geométrico holográfico, crea espacios nuevos en nuestra estructura neuronal, en nuestro funcionamiento neuronal, recorremos nuestros caminos de otras formas; y eso ayuda a que se vacíen las acumulaciones de energía que denominamos obsesiones, y entramos en nuevas consciencias.
–Y si se mirara así a los alumnos como a las Meninas, pues a lo mejor pasaban cosas…
–Sí, desde luego. Vamos a ver, si fuéramos capaces de mirar a un ser humano, a todo ser humano, como un ser en evolución con capacidad de crecimiento, con capacidad de desarrollo, si fuéramos capaces...
Mira, una de las cosas más tremendas del modelo social en el que vivimos es que a partir de muy poquitas cosas hacemos un invento de nosotros mismos, nos inventamos de una forma determinada, y desde ese invento inventamos a los demás, generando unas actitudes de protección para que no se produzca una movilidad de la imagen que nosotros hemos creado de nosotros mismos. Esto es un problema de miedos, es un problema por lo tanto de falta de aventura.
Pero todavía estamos viviendo con la idea fundamental de la supervivencia, como si fuera una zanahoria puesta delante del carro del que estamos tirando, todavía vivimos desde puntos de vista casi exclusivos de supervivencia, no de evolución de consciencia sino de supervivencia. Bueno, más cosas.
–Una última pregunta.
–¿Una última?, ¿por qué?; ¿nos van a echar de aquí o algo? Si no hemos empezado esta charla… no, yo creo que no la hemos empezado, de verdad, lo digo en serio. No tiene fin pero tiene principio, y no hemos empezado.
–Bueno yo, después de oírte, siento mucha compasión por los maestros ahora mismo, pero en un buen sentido…
–Yo con los músicos… (risas).
–No me extraña. Pero intentando ponerme en la piel de un maestro que tiene que desenvolverse en el sistema educativo vigente, de alguna manera pienso que quizás está abocado a ser una especie de subversivo, un infiltrado, alguien que comparta esta visión que has expuesto tú; de alguna manera es alguien que está condenado a aprovechar los pequeños márgenes en los que puede actuar para hacer algo que muchas veces entra en contradicción con lo que se le pide desde instancias superiores; ¿no?
–¿Quieres que te conteste a eso? Mira, digamos que ser maestro –hay matices en la palabra; a mí me parece bonita la palabra, muy bonita– el magisterio significa una actitud de pasión, y debe significar dentro de una actitud de pasión, un riesgo. Das una pincelada en el aire, tratas de que esa pincelada en el aire no esté condicionando excesivamente el desarrollo de la geometría de esa pintura. Es decir, es siempre un riesgo, es una actitud artística.
Si todo maestro pretendiera ser un poeta, yo creo que sería una profesión apasionante; yo creo que muchos lo pretenden. Lo más importante de una actitud, de una actividad profesional, es que tengamos consciencia de que no solamente estamos creando, estamos posibilitando un nivel de desarrollo evolutivo en el estado de consciencia del otro, sino que eso nos está liberando a nosotros mismos y está posibilitando que recorramos nuestros propios caminos. Si esto no es así no se completa la experiencia, si esto no es así se está entrando en un profesionalismo que dista mucho de merecer utilizar la palabra maestro. Bueno, más cosas, ¿no?; ¿le das la palabra a aquella señorita?
–Nos queda muy poquito tiempo… (bromas).
–Bueno, pues vamos a tratar de contestar brevemente a la última pregunta que nos hace aquella señorita.
–Sí, yo quería hilar –bueno, es pregunta reflexión– con la pregunta que ha hecho antes esta persona, y es que cuando te dedicas a la educación de alguna manera, dices: pobres maestros, qué duro. Pero realmente cuando estás implicado, estás en las aulas, lo duro es ver a niños de a lo mejor de cinco o seis años que te están pidiendo jugar, y tú por un sistema que te lo impone, pues exigirles algo que realmente van a aprender dentro de dos años sin ningún tipo de traba. Eso sí que me parece duro, que todo maestro que está dentro tiene que ser valiente para estar atento a ver lo que realmente el niño le está ofreciendo y las trabas que le estás tú generando, porque es que lo ves claramente. Y lo duro es los estreses de los profesores que vienen generados por eso.
Yo es que trabajo especialmente en la educación infantil, y una preocupación que yo tengo es plantear el tema, porque trabajaba con niños de bebés hasta los seis años, y realmente el sistema yo creo que nos tenemos que replantear desde qué punto de vista se ha construido, que se está modificando con los estándares que se está hablando constantemente aquí, y que realmente se fundamenta bastante poco en lo que es el plantearse todo maestro por ejemplo qué es un niño; creo que eso es una pregunta muy importante.
Y (?) lo que llegaba a plantear es que se ha hablado del arte; el arte me refiero también como el arte de vivir, el arte de amar, que el amor siempre sea como que no interfiere en la educación; yo creo que es algo superimportante, creo que dentro de la educación infantil más.
Y hay una cosa que me preocupa, porque creo que es una pregunta de todo el mundo, de todo ser humano, y es que en las edades tempranas, dentro del sistema que aceptamos o admitimos o nos rebelamos o lo que sea, el entorno afectivo que es de un niño con su madre, por todas las justificaciones que existen no se está abriendo realmente. Entonces al final generamos una sociedad infantil.
Con esto me gustaría decir qué importante es el vínculo establecido con la figura materna, no la madre carnal que sería lo ideal, pero bueno, darle tiempo al ser humano para establecer esos vínculos, para realmente adquirir un estado de madurez para plantearse nuevos retos para la sociedad y para poder evolucionar de una manera (?) infantil. Y que los vínculos maternales, que se dice: no, es que mi hijo no quiero que sea tan dependiente, al revés, cuando se establecen bien va a generar muchísima más independencia.
Bueno, quería decir esto, y que hay que escuchar mucho a las personas (?), a tus alumnos, que ellos te van a dar fuerza, y creer mucho yo pienso que es la fuerza que te dan los alumnos. Ya de adolescentes creo que es otra historia, pero desde luego con mi experiencia, arriesgándome digo: lo duro es irme a mi casa y ver que estoy machacando a mis niños: yo no; por lo menos son más felices; luego ya estudias, reflexionas o lo que sea, porque realmente son todo papelas, y que los niños son los que te dan…
–Bueno, ¿te contesto algo, o es una reflexión tuya?
–No, es un reflexión, pero bueno…
–Vamos a ver, yo creo que has dicho muchas cosas, y contestarte a esas muchas cosas es muy difícil en el poco tiempo que me dejan estas buenas mujeres (risas) y el sistema de alarma. Pero sí hay una cosa que me ha parecido significativa; por eso yo decía que hoy no hemos entrado todavía en el quid de la cuestión, porque tú has nombrado un matiz que me parece muy importante, y es el amor.
Claro, hablar del amor es que parece un poco cursi, porque nos remite a Walt Disney, y cuando se refiere a niños mucho más. El amor es una percepción mistérica de la realidad del otro –y hablar de lo que es el amor, a mí me gustaría poderme explayar un poco– pero sin eso es muy difícil que todo el resto de cositas sensitivas, sensoriales, de las que hemos estado hablando –de tipo de adquisición de conocimientos, de nuevas posibilidades–, sin entrar en la reacción mistérica del amor –que tiene que ver con la identidad máxima del otro y no con su estado– es muy difícil hablar de otra cosa si no definimos ésa. Pero ésa es muy importante; ¿vale?
Buenas noches. (Aplausos).