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ALADAS PALABRAS... DE LA ILIADA
Acaba de aparecer una excelente traducción de la ILIADA de Homero en Alianza Editorial a cargo de un joven escritor y profesor: Oscar Martínez García. La he leído con auténtica fruición y he disfrutado nuevamente al reencontrarme con los machadianos “héroes de la Ilíada”. Es sabido que los textos antiguos no envejecen, en cambio sus traducciones sí. Por eso damos una calurosa bienvenida a esta nueva traducción de la Ilíada, la primera del siglo XXI.

Que la Ilíada sea la primera obra escrita de nuestra tradición literaria occidental, y una de las que mayor impronta ha dejado en nuestra literatura, no debe hacernos olvidar que Homero fue el heredero de una tradición anterior de carácter oral. Antes de que él fijara por escrito este poema, una serie de recitadores (aedos) fueron memorizando y repitiendo oralmente estas leyendas que hablaban de héroes, dioses, conquistas y batallas… Al tener que memorizar unos textos tan largos, no nos debe extrañar que el recitador comience su poema invocando a las Musas, las hijas de la memoria, para que le ayuden a recordar su relato… Una y otra vez a lo largo del poema el recitador debe volver a pedir auxilio a las Musas, para que le “inspiren” su canto.
De esta fase de transmisión oral previa a Homero subsisten en sus poemas diversas pistas y señales: el empleo de fórmulas fijas para referirse a un guerrero o a una divinidad; el uso de epítetos y adjetivos heredados que a veces ni siquiera el propio poeta entendía, o el empleo de secuencias de palabras que han de ocupar un cierto segmento o porción del verso…
Ahora propongo jugar un poco con las palabras, con los adjetivos y epítetos de los personajes de la Ilíada. Algunos son sonoros, otros muy poéticos, otros evocadores y sugerentes; unos populares, otros selectos, y todavía algunos nos pueden resultar extraños. Y es esa extrañeza la que nos permite demorarnos en la lectura de la Ilíada. ¿Qué habrá querido decir Homero con ese adjetivo? ¿Qué grado de extrañeza provocaba en un lector antiguo? ¿El mismo que a nosotros? Intentemos ahora desentrañar el misterio de estas palabras mágicas (ya Borges se dio cuenta de la importancia que tienen los adjetivos para hacer más bello el lenguaje).

La Aurora es “dededosderosa”: visualización muy plástica de que la Aurora, que nace fresca y joven cada día, se muestra a los mortales con su especial colorido. Otras veces se la llama “peplodeazafrán”.
Tetis, la hija del viejo dios del mar, posee “piesdeplata”. Al igual que las Nereidas, al marchar nadando por los mares producen una estela de blanca espuma semejante al color de la plata.
Iris, la mensajera de los dioses, es de “piesdeviento”, en alusión a la velocidad con que se desplaza por el éter llevando los recados del padre Zeus. El dios de los mares, Poseidón es “deazuladoscabellos”. Los guerreros que acuden al combate poseen “encendidamirada” (¿??).
¿Qué os parece que Homero llame a las modestas cigarras “vozdelirio”?
También los objetos inanimados parecen cobrar vida con algunos de sus epítetos. Así, la lanza que un guerrero dispara es “delargasombra”. Visual manera de representar el disparo y su trayectoria. En otros pasajes se la llama “amarga”; en otras ocasiones, “nutridaporelviento”. Y sus hermanos los venablos resultan “gimientes” (¿por sus efectos, por el sonido que producen al cruzar los aires?).
El yelmo del guerrero, de modo misterioso se nos describe como “dehuecamirada”.
La encantadora diosa Afrodita es unas veces “amantedelasonrisa”.
El héroe Esténtor (que ha dado nombre al adjetivo ‘estentóreo’) posee una “vozdebronce”.
Al hablar de los metales, Homero llama al hierro “fatigoso”. Al propio sueño lo califica de “broncíneo”. Y los remos de las naves son “bienpulidos”. También llamativa resulta la denominación que da a la sal: “divina”. Dentro del mundo animal, las avispas son “devivacintura”.


Claro está que la lectura de la Ilíada resulta atractiva por muchas otras razones: se trata de un poema antiguo, pero nada primitivo. A pesar de que nos encontramos ante un texto épico, está lleno de humanidad: los héroes homéricos lloran y sienten miedo; hay engaños y escenas de amores; tiernas despedidas de los guerreros al acudir al combate; hay oráculos y escenas donde los amigos muestran sus lealtades, está el destino que modela parcialmente la libertad del hombre. Y desde el punto de vista literario es una obra orgánica, unitaria, y bien estructurada: con sus hermosos símiles, con una técnica de anticipación y retardación de las acciones con la que Homero introduce un cierto suspense en el desarrollo de los acontecimientos.

ANTONIO GUZMAN GUERRA
Universidad Complutense




Domingo, 13 de Junio 2010
Redactado por Antonio Guzmán el Domingo, 13 de Junio 2010 a las 09:58

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