CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
La infancia del cristianismo (II) (13-05-2021.- 1177)
Escribe Antonio Piñero
 
Sigo con mi reseña del libro de Etienne Trocmé que lleva este título.
 
Otra parte interesante del prólogo de Xavier Pikaza es el apartado cronológico de esta “infancia” cristiana que sirve para encuadrar mejor el resto del libro propiamente tal.
 
Comenta Pikaza que desde la idea/sentimiento de que  Jesús estaba vivo entre ellos, sus seguidores empezaron a interpretar su figura y su misión desde el punto de vista de que él, Jesús, era el Mesías esperado a pesar de la muerte en cruz,  y que por ello comenzaron a escrutar las Escrituras (sobre todo Ley / Profeta / Salmos) para buscar en ellas textos que justificaran que el Mesías debía morir, luego resucitar, ser exaltado al cielo y volver a la tierra, muy pronto, para cumplir su encargo de Mesías (aparentemente interrumpido por su muerte), a saber, instaurar el reino de Dios.
 
De este modo Pikaza divide los tiempos importantes de la génesis del cristianismo en 5 bloques cronológicos. Haré de ellos un resumen / comentario.
 
I. El primer bloque se centra hacia el año 30 de nuestra era (aproximadamente, ya que también es posible que Jesús muriera en el 33) en dos centros geográficos: Jerusalén y Galilea. En esta región tuvo que haber “experiencias pascuales”, es decir, un sentimiento de que Jesús estaba vivo, cada uno a su modo y manera.
 
Nosotros, sin embargo, no sabemos cómo fueron. Pero tuvo que haber tales experiencias, pues sin creencia en la resurrección de Jesús no hay cristianismo. Pikaza supone que la cristología de los seguidores galileos de Jesús era más bien “baja” y muy judía: vieron en el Maestro al profeta injustamente asesinado y que habría de volver pronto como el “Hijo de hombre” (así en arameo à Hijo del Hombre en griego) para implantar el Reino. Unían así la persona de Jesús resucitado con esa otra figura misteriosa del Libro de Daniel, 7,13, que cada uno interpretaba como podía (un hombre; un ángel; el pueblo de Israel al completo), pero a la que Dios otorgaba, como mano derecha suya, todo honor, poder y gloria, de modo que liberara a Israel de todos sus enemigos e instaurara su Reino en el mundo con Israel al mando de las naciones.  En ese nuevo panorama los Doce ocuparían puestos importantes y serían como los antiguos jueces que juzgarían a las doce tribus de Israel (Mt 19,28 y Lc 22,30)
 
Esta comunidad galilea empezó pronto a recopilar las palabras de Jesús (que más tarde darían lugar, reunidas, a la “Fuente Q” o Fuente de los dichos del Señor). Y supone Pikaza que Pedro y sus once colegas, los Doce, repartían su presencia y su actividad entre Jerusalén y Galilea, aunque los Hechos de apóstoles solo hablan de lo ocurrido en Jerusalén. Pero tuvo que haber una unión, sea como fuere, de las dos comunidades.
 
II. Años 30-35 d. C.
 
En este breve período no hay noticias especiales de la comunidad de Galilea aparte de lo dicho en el apartado anterior (experiencias pascuales = apariciones y búsqueda de explicaciones de lo ocurrido a Jesús en las Escrituras judías, las que los primeros judeocristianos tenían al igual que el resto de los judíos para la interpretación de la muerte en cruz sobre todo).
 
Es importante el hecho de que pronto la comunidad de Jerusalén se dividió en dos grupos con un pensamiento sobe la figura y misión de Jesús un tanto diferente:
 
 A) El grupo de los judíos, muy piadosos, de lengua materna griega, pero residentes en Jerusalén porque creían que allí se iba a implantar pronto el reino de Dios: los helenistas. Según Pikaza, estos helenistas eran “partidarios de una reinterpretación del mesianismo judío” a partir de la creencia en la resurrección de Jesús.
 
B) El grupo, principal, de los judeocristianos de lengua aramea, entre los que se hallaban los parientes de Jesús. Este grupo estaba más interesado en seguir cumpliendo la ley de Moisés que en hacer teología (Hechos, sin embargo, hace a Pedro pronunciar un discurso en Pentecostés, a los 50 días de la muerte de Jesús, con una teología/ cristología (Hch 2,36) muy parecida a la de Pablo en Rm 1,3-4.
 
Me parece muy difícil, a partir de  los datos que ofrecen los capítulos 6-8 de los Hechos ver exactamente como esos dos grupos fueron formando la primera teología / cristología acerca de Jesús, cómo interactuaron entre ellos y qué papel tuvieron exactamente Pedro y los Doce en la formación de esta primerísima teología judeocristiana, tan judía por una parte y con gérmenes de gran renovación, por otra, que no se ven en absoluto claros.
 
Seguiremos con este interesante panorama.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
https://youtu.be/sIJbOvABpUk

Jueves, 13 de Mayo 2021

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Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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