CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
La opinión confesional acerca de la investigación del cristianismo primitivo. “Compartir” (265) de 27 de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Hay un lector y preguntante del Blog y FBook que se queja de que él no dispone de los medios que yo tengo para publicar sus refutaciones a mis ideas. Por este motivo publico su carta y que cada lector piense lo que quiera. Intento ser lo más imparcial posible y no ser impositivo, pero, por lo visto, no lo logro. Consideraré más adelante si hago un comentario a este correo o bien dejaré que hable por sí mismo. A lo largo de años habré respondido a unas 15 preguntas, o más, de este lector. Si todo el mundo obrara como él, no podría seguir trabajando. Me tendría que dedicar solo al correo.
 
Foto: Pintura mural antigua proporcionada por la Asociación española de Investigación sobre las mujeres.
 
Estimado Señor:
 
El 6 de junio del año pasado le envié un mail expresándole que desde los años 80 he venido leyendo artículos suyos sobre diversos temas relacionados con el cristianismo primitivo, y le pregunté: "¿Usted es cristiano católico?", y usted me contestó: "Soy cristiano cultural. Filólogo, racionalista, escéptico y agnóstico. Pero muy respetuoso", calificación personal que también publicó en alguno de sus artículos.
 
 
Después de tanto tiempo, creo que ya es hora de expresarle realmente lo que pienso de usted, pues lo he estado evaluando a través de muchas preguntas que le he enviado vía mail (varias respondidas lacónicamente y otras sin contestar) y mediante los innumerables artículos y respuestas suyas a cientos de personas que buscan su "sabiduría". En todas esa fuentes, usted realmente demuestra que es un “cristiano” cultural, de lo cual yo entiendo que usted, Sr. Piñero, busca al Dios que quiere, en lugar del Dios que es. Su entendimiento y concepción de Dios es superficial, lo que le da la libertad para pensar y hacer lo que usted quiera, sin consideración ni respeto alguno al Creador y a quienes creemos en Él en forma absoluta, sin relativismo como el suyo. Sus convicciones no son espirituales, sino racionales y vacías, sin profundidad, cercanas al ateísmo. El Dios judío-cristiano que usted concibe es relativo, en lugar de un  Dios existente y absoluto. Es triste leer sus comentarios tan vacíos, tan fríos, tan llenos de amargura.
 
 
Hace más de 30 años vengo esperando para decirle que usted es un perfecto ignorante en materia de conocimiento historiográfico de la historia del cristianismo primitivo: en sus artículos y respuestas de los ignorantes que les escriben usted demuestra un tremendo desconocimiento, falta de comprensión de las Escrituras, ignorancia total de la naturaleza de la Biblia y del propósito del ministerio de Jesús; tergiversa los hechos relacionados con la historia de la Iglesia primitiva, con el ministerio de los apóstoles y miente abiertamente, sin mencionar las fuentes. Por ejemplo, usted escribió: “Jesús no fundó de ningún modo una Iglesia como empezó a entenderla ya la comunidad de Mateo hacia el año 90 d. C.”, contradiciendo al propio Jesús que, con autoridad, afirmó: “sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mateo 16: 18). ¿Usted tiene más autoridad que el Mesías? ¿Acaso Mateo escribió lo que quiso escribir? Y, ¿de qué comunidad de Mateo hacia el año 90 está hablando usted? No existe eso, o lo inventó usted u otros intelectuales agnósticos-racionales como usted. Debe saber que Mateo escribió el primer libro del Nuevo Testamento, hacia la cuarta década d.C. (No voy a entregar detalles).  
 
 
Realmente usted es un incompetente, porque ¿cómo un racionalista, escéptico y agnóstico (casi ateo) puede tener la capacidad de comprender la Palabra de Dios? ¿Cómo puede usted afirmar que Pablo creó la “muerte vicaria” de Cristo, si el mismo Jesús expresó que Él vino a dar su vida por la expiación del pecado de la humanidad (Juan 3: 16-17) y el apóstol Pedro manifestó antes que Pablo la naturaleza de la muerte de Cristo (Hechos 2: 36-39). Usted razona sin espíritu, sólo con el cerebro, por lo tanto jamás podrá entender las Escrituras en su verdadera dimensión y vivirá siempre sumido en la ignorancia e incompetencia. Usted no tiene autoridad para escribir respecto de un Ser divino como Jesús ni de la institución que Él creó para quienes creen en la naturaleza de Su misión y buscan hacer la voluntad de Su Padre. Usted nos falta el respeto a quienes creemos en la naturaleza divina de Jesucristo y de los libros del Nuevo Testamento.
Estoy con plena capacidad cognitiva y documental para refutar cada una de sus afirmaciones contradictorias, falacias, tergiversaciones, incomprensiones,  razonamientos  y difamaciones hacia Jesús, los apóstoles y demás autores del Nuevo Testamento. ¡Es aberrante lo que usted hace!
 
 
Lamentablemente no tengo los medios -como usted los tiene- para publicar mis refutaciones  contra sus escritos, pero me conformo con decírselo a usted. Además, no tengo tiempo para escribir un trabajo de decenas de páginas para poner al desnudo sus equivocaciones.
Usted, Sr. Piñero, es peor que el Sr. Conde Torrens, pues éste no sobredimensiona lo que ha hecho a raíz de su desconocimiento del cristianismo primitivo, pero usted ha estudiado ese cristianismo , su historia y sus sagrados escritos, aunque sus conclusiones son erradas. Por ejemplo, ¿cómo puede relacionar al primitivo cristianismo con la comunidad esenia, cuando las diferencias son abismantes entre ambos movimientos del siglo I d.C.
 
 
Deseo terminar mi exposición con las mismas palabras de Pablo que transmití a Conde Torrens: “Quiero terminar este trabajo con unas maravillosas palabras del apóstol Pablo, que jamás un par de paganos podrían haber concebido: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció… Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural (como usted, Sr. Piñero) no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1ª Corintios 2: 6-14). Por eso usted se equivoca tanto, aunque todos le creen.
Como yo no le creo debo decírselo, pues soy un cristiano que no calla ante el error y la mentira.
 
 
Por último, espero no haberle ofendido con la franqueza que me expresado, y si ha sido así, le pido perdón. Yo sólo he defendido la Verdad de Dios ante el error de sus interpretaciones historiográficas sobre Jesús, los apóstoles, la Iglesia primitiva. Ya han sido siglos en que esa Verdad ha estado oculta producto de la intolerancia católico-ortodoxa-protestante.
Saludos. Mañana descansaré cristianamente en el santo día del Señor, el Sábado, para ser bendecido: “Si retrajeres del día de Sábado tu pie, de hacer tu voluntad en Mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado” (Isaías 58: 13-14).
 
 
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1ª Corintios 1:19)



Si lo desea, no conteste este mail.
 
Ha concluido mi comunicación con usted.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Lunes, 27 de Agosto 2018
El Jesús histórico y el paraíso terrenal y el ultramundano. “Compartir” (264) de 23  de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
 
Foto: Paraíso terrenal
 
 
 
Pregunta:
 
 
En Lucas 23,43, ¿qué significan las palabras de Jesús al ladrón (“Y le dijo: en verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”) O, en caso de que se trate de un pasaje redaccional, no tradicional y antiguo, sino compuesto por el evangelista, ¿qué quiso decir el evangelista, teniendo en cuenta la idea que los primeros cristianos tenían del paraíso?
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
Este es un pasaje que solo está en Lucas. Ya eso basta para negarle la historicidad por falta de atestiguación múltiple. Además pienso que es con toda seguridad no histórico, es decir, no pertenece a los dichos aceptados por el consenso de los investigadores como auténticamente provenientes del Jesús histórico, pues supone una teología muy avanzada, postpascual, sobre la figura y naturaleza del Jesús; es teología cristiana en suma y no jesuánica.
 
El "hoy" indica, según Lucas o su fuente, que la resurrección / exaltación  / elevación de Jesús no se hace a los tres días cuando resucite su cuerpo, sino tras el momento mismo de su muerte. Probablemente esta exaltación, aún sin cuerpo, era la doctrina primitiva judeocristiana.
 
 
Y supongo que Usted pregunta qué significa estrictamente “paraíso”. Pues también estrictamente hablando no lo sabemos, porque los judíos son muy parcos en las descripciones del cielo. Según el Jesús de la historia estimo que el paraíso del mundo futuro, al menos en una primera fase era muy parecido al paraíso terrenal. Los apocalípticos creen que el final sería como el principio.
 
Luego terminado el tiempo del paraíso del reino de Dios en la tierra, se abriría el paraíso ultramundano. En efecto,  se supone que para un escritor tardío como Lucas, de teología paulina en lo básico, el paraíso/reino de Dios es ultramundano y su característica principal es “estar siempre con el Señor”, como dice Pablo –sin precisar más– en 1 Tes 4,17. Y nos imaginamos que es la suma de todas las felicidades que puede tener un ser humano completo, con alma y cuerpo espiritualizado (1 Cor 15,44). En síntesis: con los pocos mimbres que poseemos nos tenemos que imaginar por nuestra cuenta qué es exactamente el paraíso. Y ojo con las ideas de Lucas: hay comentaristas que piensan que, según, Lc 20,24:27
 
24Les dijo Jesús:
–¿No os equivocáis por no conocer las Escrituras ni la fuerza de Dios? 25Pues cuando resuciten los muertos ni se casarán ellos ni ellas serán dadas en matrimonio, sino que serán como ángeles en los cielos. 26Pero sobre los muertos que resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios desde la zarza diciéndole: «Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?» 27No es Dios de muertos sino de vivos; os equivocáis totalmente,
 
La comunidad a la que él pertenecía era “encratita”, es decir, era contratria al matrimonio, y estaba compuesta por algunos que pretendían ya en este mundo vivir sin sexo, como ángeles. En este caso, el paraíso terrenal de Lucas en concreto (que se reproduciría en el paraíso apocalíptico, escatológico, futuro), sería muy consecuente: no habría sexo, porque este viene solo después del pecado de Adán. Antes ni siquiera sabían que estaba desnudos (Gn 3,7).

Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
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Jueves, 23 de Agosto 2018
¿ De dónde proviene a idea de morir por los pecados de los hombres para así redimir?  “Compartir” (263) de 21  de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero

PREGUNTA:
 
 
Mi consulta: ¿De dónde proviene a idea de morir por los pecados de los hombres para así redimir, salvar a la humanidad? De antemano, muchas gracias.
 
 
RESPUESTA:
 
Esta idea es paulina y no tiene nada que ver con el Jesús histórico.
 
 
Creo que esta pregunta está respondida en el libro que vuelvo a citar. He escrito en mi “Guía para entender a Pablo de Tarso”, Trotta, Madrid, 2015, p. 118, lo siguiente:
 
 
Comentario a 1 Tesalonicenses 5,10: murió por nosotros: “morir por otro” significa morir en favor de otro y en sustitución del otro, para que no muera quien debería morir. Esta fórmula, típicamente griega, no se encuentra en la Biblia, incluidos los deuterocanónicos, pero sí en Pablo, donde es frecuente. Se suele aducir como ejemplo, típico y único, 2 Macabeos 6,28; 7,9.37-38. Pero es erróneo: el texto no dice que el anciano Eleazar y los siete hermanos, que mueren atrozmente durante la persecución antijudía de Antíoco IV Epífanes (168 a.C.), lo hicieran en vez de otros o para que otros judíos no murieran, sino “en pro de las leyes patrias”,  “en defensa de las leyes patrias” (griego: hyper tôn nómon, o perì tôn patríon nómon). Lo que Pablo dice es lo que se denomina técnicamente “una muerte vicaria”, es decir, un inocente muere por un culpable de modo que este siga con vida. Pero esta noción de “dar la vida por” no es una invención de Pablo, puesto que es absolutamente normal en el mundo grecorromano (Versnel 2005, 43-55, con múltiples ejemplos).
 
Versnel, H.S, “La muerte de Jesús como acontecimiento de salvación: influencias paganas en la doctrina cristiana”, en E. Muñiz-RESPUESTA Urías (eds.), Del Coliseo al Vaticano. Claves del cristianismo primitivo, Fundación Lara, Sevilla, 2005, 33-56.
 
Y en la p. 123 presento textos en los que Pablo habla de “morir por nosotros, en vez de nosotros”, es decir, muerte vicaria
 
· Cristo nos rescató de la maldición de la Ley haciéndose maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que está colgado de un madero (Dt 21,23) (Gál 3,13).
 
· Porque el amor de Cristo nos constriñe convencido de lo siguiente: que si uno murió por todos, ciertamente todos murieron. 15 Y murió por todos, para que quienes viven no vivan ya para sí mismos, sino para aquel que murió y fue resucitado por ellos. 21: Al que no conoció pecado hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuéramos justicia de Dios en él (2 Cor 5,14-15. 21).
 
· En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo oportuno, Cristo murió por los impíos. 7 En verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atreva alguien a morir. 8 Dios presenta sus cartas de recomendación de que nos ama en que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros (Rom 5,6-8).
 
 
 
Y en la p. 126 escribo:
 
Pablo apela sin duda a diferentes imágenes para referirse a la muerte de Cristo como expiación, rescate, alianza nueva, perdón de los pecados, morir por otros. Las imágenes del Templo para explicarlas son abundantes en Pablo. Que él entendiera este conjunto como lo hicieron sus sucesores y sobre todo la iglesia posterior, a saber, como un estricto sacrificio de su cuerpo ofrecido a Dios Padre, no queda del todo claro en el pensamiento paulino, y la razón es porque probablemente da por supuesto y conocido este extremo. Pero el número y peso de los textos que mezclan muerte del Mesías con sangre, rescate, alianza nueva y reconciliación, nos lleva a pensar que su idea acerca de esa muerte fue la de un sacrificio en el que la ira de Dios queda eliminada, por lo que este perdona los pecados de la humanidad.
 
Además, la muerte de Cristo, según Pablo, fue “sustitutoria” o “vicaria” para que no fuera condenada a muerte eterna toda la humanidad. En el mundo grecorromano, de donde está tomada la expresión de muerte vicaria, las metáforas de expiación y rescate están ligadas a la concepción sacrificial. Pablo sintió que no hacía falta explicar más, aunque su concepto de expiación fuera más complejo que el del Levítico. El Apóstol está forjando entre metáforas un nuevo sentido a la muerte del Mesías, hecho que para muchos de sus compatriotas judíos era inexplicable.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

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Martes, 21 de Agosto 2018
El rechazo final del cristianismo a la idea de la reencarnación. “Compartir” (262) de 21 de agosto 2018 Preguntas y respuestas
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Cubierta del libro “Reencarnación” de la Editorial Abada, Madrid, 2011.
 
 
 
La última parte de la interesante pregunta sobre la reencarnación que he transcrito en tres partes, puesto que era muy amplia, termina preguntándome “Si estoy de acuerdo” con o que el preguntante ha escrito.
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
En líneas generales estoy de acuerdo con Usted. Sólo añadiría: si sus oponentes ideológicos son tan acérrimos defensores de la metempsícosis, que lean, por favor, y se atrevan a discutir, el espléndido tratado “Reencarnación. La transmigración de las almas entre Oriente y Occidente”, obra comunal de diversos autores, la mayoría colegas míos del mismo departamento de Filología Griega y otros del Departamento de Hebreo de la Universidad Complutense de Madrid, editada por A. Bernabé – M. Kahle – M. A. Santamaría, por ABADA Editores, Madrid, 2011. Obra excelente, exhaustiva, digna de atención, que he recomendado varias veces (véase los Índices electrónicos de mi Blog: http://mynorte.com/cristoria  y http://mynorte.com/cristoria/pyr.html
Realizados por mi amigo José García Guillén), que tiene un capítulo expreso sobre la “Doctrina de la transmigración de las almas en el cristianismo primitivo, obra de M. López Salvá y M. Herrero de Jáuregui. Obra, insisto, recomendable en extremo.
 
 
Copio y resumo:
 
 
En conclusión, podemos afirmar:
 
 
a) Que la reflexión de los cristianos sobre la transmigración comienza a tomar auge en el siglo II con el platonismo medio y llega probablemente hasta el siglo VI, cuando se declaró anatema a todo el que defendiera las ideas del Padre de la Iglesia Orígenes que algunos consideraban propicias a admitir la transmigración.
 
 
b) Que la concepción pagana y cristiana del alma tienen ciertos supuestos comunes, como son la dualidad cuerpo/alma, la pervivencia del alma después de la muerte y la creencia en una vida futura bienaventurada.
 
 
c) Que la preexistencia del alma ha sido aceptada por buena parte de los primeros teólogos cristianos, sobre todo por los que estaban más familiarizados con la filosofía de Platón, como Orígenes y los gnósticos, lo que queda de manifiesto tanto en los textos de Nag-Hammadi, como en las referencias que ofrece Ireneo de Lyon. Aparece también en Sinesio de Cirene e incluso asoma en Gregorio de Nazianzo. Esta idea estuvo presente hasta que en el II Concilio de Constantinopla, ya en el siglo VI (553), fueron condenados como anatemas aquellos que la defendieran. Otros autores como Tertuliano y Gregorio de Nisa sostuvieron que cuerpo y alma se originan y se desarrollan simultáneamente.
 
 
d) Que la culpa antecedente del alma antes de haber entrado en cuerpo alguno es otro elemento de la transmigración que comparten cristianismo y paganismo, aunque con diferentes matices: así, la culpa antecedente se debe en el orfismo a la parte titánica (herencia de los Titanes como entidades divinas malvadas) del hombre. Los órficos consideraban las sucesivas reencarnaciones como castigo que purificaba la culpa recibida de los Titanes.
 
 
e) Que el acceso del alma a otros cuerpos no fue en principio extraño al cristianismo primitivo. San Justino, que vivió a principios del siglo II, habla de ello como de algo asumido y considera que las almas humanas que habitan cuerpos de fieras están como castigo en esa cárcel para purgar sus pecados.
 
 
Aparece también esta idea en algunos tratados de Nag-Hamadi, como en la Carta a Regino y en el tratado Exposición sobre el alma. También aparece en el tratado denominado Pistis Sofía. Debió de ser defendida por Basílides y Carpócrates. Parece que el autor del Apocalipsis de Pablo también creía que las almas pecadoras ingresaban en otro cuerpo. Estos textos no fueron admitidos por la Iglesia.
 
 
La Iglesia definió como dogma la resurrección de los muertos en el Concilio de Nicea (325), convocado bajo la égida del Emperador Constantino, y lo codificó en el credo niceno. Precisamente a partir de esa fecha empieza a manejarse el argumento de la resurrección en contra de la transmigración.
 
 
f) Los Padres cristianos admitieron el fuego como elemento purificador, pero no eterno, sino hasta que el alma quedara purificada y en condiciones de restituir en ella la imagen de Dios. Hasta el IV Concilio de Letrán (1215), presidido por el Papa Inocencio III, quien introdujo la práctica de bulas e indulgencias, no se definió como dogma la eternidad del infierno.
 
 
g) La ortodoxia cristiana mostró siempre reticencias, aunque asimilara alguno de sus elementos, frente a la doctrina de la transmigración. Justino pone en boca de su interlocutor Trifón que las almas reencarnadas no son conscientes de que han cambiado de cuerpo como castigo y por tanto la reencarnación se revela ineficaz.
 
 
Orígenes piensa que los que se adhieren a esta doctrina es porque no creen en la parusía y porque no saben que el castigo de los pecados es el fuego y no las sucesivas reencarnaciones. Una de las críticas más generalizadas se dirige a la posibilidad de que un alma humana pudiera reencarnarse en el cuerpo de un animal o incluso en una planta; otra, lo absurdo que sería pensar que de la región celestial el alma cayera a lo más bajo y que, sin embargo, desde lo más bajo se elevara a lo superior.
 
 
h) Entre los Padres latinos fue Tertuliano quien elaboró la más completa refutación de la reencarnación, mientras que entre los Padres griegos fue Gregorio de Nisa el que hizo una crítica más elaborada de la transmigración, sin dejar de lado las más populares. Muestra los puntos comunes entre transmigración y resurrección para pasar a continuación a refutar la reencarnación y a hacer el elogio de la resurrección.
 
 
i) Después del II Concilio de Constantinopla (553), donde se declararon anatemas a quienes sostuvieran la preexistencia del alma, tanto esta doctrina como la de la transmigración y reencarnación dejaron de ser objeto de discusión en la iglesia latina y, en consecuencia, también se acallaron las críticas que se les dirigían. En la iglesia bizantina, en cambio, vivieron, más o menos matizadas, en autores de la talla de Máximo el Confesor, Simeón el Nuevo Teólogo o Gregorio Palamás.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Domingo, 19 de Agosto 2018
 ¿LA FE CRISTIANA CONCILIA BIEN CON LA REENCARNACIÓN? Biblia y reencarnación. “Compartir” (261) de 16 de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
 Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Es la última parte de esta cuestión tan interesante. El preguntante me ha ahorrado el trabajo de reunir los textos
 
 
He aquí, pues, la tercera parte
 
 
¿LA FE CRISTIANA CONCILIA BIEN CON LA REENCARNACIÓN?
 
 
La fe judeocristiana revela al ser humano como un ser único e irrepetible, pero la cristiana en concreto atestigua la resurrección y revela que las personas cuando mueren van al encuentro del Señor; nadie reencarna en otro cuerpo, ni tampoco queda vagando como un espíritu por el mundo (o en otras dimensiones o planetas), según mantienen determinados espiritistas.
 
 
Para la fe cristiana el ser humano tiene un identidad única en cuerpo y alma, y no hay karma, ya que existe el perdón de Dios Padre que salva. Jesús mismo le dice al ladrón en la cruz: «Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.» (Lc. 23, 39). Es decir, encontramos aquí un ladrón sin karmas y reencarnaciones que sólo por arrepentimiento manifestado de corazón ante el Enviado de Dios llega al cielo definitivo.
 
 
     Creer en el amor infinito de un Dios que salva y perdona, parece no admitir la soledad de estar en manos de una ley fría y universal de causa y efecto. Además para una antropología cristiana, la reencarnación banaliza la muerte, el cuerpo y la propia identidad, siendo solo realidades accidentales.
 
 
     La Biblia pone sus acentos de revelación judeocristiana en algo muy distinto a lo que se entiende como reencarnación:
 
 
     «Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas por toda la eternidad.» (Daniel 12,2-3).
 
 
     «Al llegar a su último suspiro dijo: Tú, criminal, nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna.» (2 Macabeos 7,9).
 
 
     «Pues de no esperar que los caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos...» (2 Macabeos 12,44).
 
 
     «Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno. A los ojos de los insensatos parecía que habían muerto; se tuvo por quebranto su salida y su partida de entre nosotros por completa destrucción: pero ellos están en paz.» (Sabiduría, 3,1-3).
 
 
     «Está establecido a los hombres que mueran una sola vez, y luego el juicio...» (Hebreos 9,27)
 
 
     El mismo San Pablo afirma que si Cristo resucitó todos resucitaremos y que la fe cristiana
está apoyada en la resurrección de Cristo (cf. 1 Cor 15). Y al leer este capítulo de la Primera Carta a los Corintios, es evidente que nuestra resurrección es como la de Jesucristo, por lo que hay una vida nueva y definitiva, no un paseo por diferentes cuerpos.
 
     El Catecismo de la Iglesia católica señala al respecto: «En la muerte, Dios llama al hombre hacia sí. Por eso, el cristiano puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de San Pablo: "Deseo partir y estar con Cristo" (Fil 1,23).»
 
     La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. «Cuando ha tenido fin “el único curso de nuestra vida terrena”, ya no volveremos a otras vidas terrenas. Está establecido a los hombres que mueran una sola vez (Heb 9,27). No hay reencarnación después de la muerte.» (CIC 1011-1013 [CIC = Codex Iuris Canonici o Código de Derecho Canónico]).
 
 
     La Iglesia en líneas generales siempre ha mantenido que a la muerte le sigue inmediatamente el juicio, el encuentro con Dios. «Del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado... y que los resucitará en el último día... Creer en la resurrección de los muertos desde sus comienzos es un elemento esencia de la fe cristiana... somos cristianos por creer en ella.» (CIC 989-991)
 
 
     La Iglesia enseña que esta es la única vida terrena decisiva y el destino del hombre se decide irrevocablemente en esta vida.
 
 
     Además, la creencia en la reencarnación parece negar la necesidad de salvación, ya que cada uno se salvaría a sí mismo, en un camino de superación individual de causa-efecto. En cambio en la fe cristiana la doctrina dicta que somos salvados gratuitamente por Dios, que Jesucristo cargó con nuestros pecados y que nos regala su perdón y la vida eterna.
 
 
     Para la fe cristiana queda excluida toda concepción cíclica del mundo, pues el hombre tiene una historia única delante de Dios, porque Dios le ha creado y querido como ser único e irrepetible. La manifestación gloriosa de Jesucristo al final de los tiempos es el punto final de la historia, no hay para esta fe un ciclo interminable de historias.
 
 
     Por lo tanto, yo diría, sin estar seguro al cien por cien, que la reencarnación no es una creencia propiamente judía ni cristiana; incluso, quizás choca con los fundamentos de la doctrina cristiana. Al menos, no parece que la reencarnación tenga nada que ver con el destino que san Agustín, en «La Ciudad de Dios», piensa que le espera al cristiano más allá de la muerte: «Cristo ha muerto una sola vez por nuestros pecados; resucitado de entre los muertos, no muere ya y la muerte no tiene dominio sobre Él. También nosotros después de la resurrección, estaremos siempre con el Señor al que ahora decimos con el salmo: “Tú, Señor, nos guardarás y nos custodiarás desde esta generación eternamente.”».
 
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Jueves, 16 de Agosto 2018
¿ESTAMOS METIENDO LA REENCARNACIÓN DONDE NO LE PERTENECE?“Compartir” (260) de  14 de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Sigue la pregunta tal como anunciamos el día anterior:. El enunciado es del preguntante
 
 
II) ¿ ESTAMOS METIENDO LA REENCARNACIÓN DONDE NO LE PERTENECE?
 
 
Dicen que la Iglesia Católica borró algunas citas de la Biblia que hablaban de la reencarnación, especialmente en el Concilio de Nicea; pero quienes dicen esto pueden estar difundiendo una falsedad. Que se sepa, ni en la generalidad de fe judía ni en la generalidad de la fe cristiana se creyó en la reencarnación. Esgrimen como argumento que un padre de la Iglesia, Orígenes, creía en la reencarnación. Pero tampoco esto es verdaderamente comprobable, porque parece ser según los estudiosos conocedores de este gran teólogo cristiano que él creía que las almas pre-existían, no que se reencarnaban. Y la doctrina de la preexistencia de las almas fue condenada por la Iglesia, no asumida por considerarla impropia de la tradición y fe recibidas.
 
 
     También dicen los espiritistas que la reencarnación es la creencia más antigua y universal, lo cual tampoco es cierto, porque en los textos del hinduismo dicha doctrina o creencia  aparece a partir del siglo VII antes de Cristo y no en los Vedas que son más antiguos; tampoco la admiten las antiguas religiones chinas (taoísmo y confucianismo), ni en la antigua religión egipcia, aunque el «Libro de los Muertos» tiene algunas menciones a la metempsicosis; pero no es lo mismo. Tampoco los persas, ni los pueblos africanos manejaron esta idea. En los griegos antiguos no hay ideas de reencarnación: Homero, el padre precursor de la cultura occidental y autor de la IlÍada y de la Odisea, que situamos en el siglo VIII a.C., a pesar de transmitirnos las ideas de su tiempo sobre la supervivencia de las almas, no tiene un solo texto alusivo a nada que se parezca a la reencarnación; sólo a Pitágoras, que situamos dos siglos después, en el VI a.C., podemos atribuirle de alguna forma dicha creencia, no en vano por algo lo consideramos en Occidente el padre de la doctrina acerca del alma y de su inmortalidad, luego más tarde también Platón retoma poéticamente tal hipótesis religiosa.
 
 
     Muchos espiritistas utilizan citas de la Biblia sacadas de contexto sobre la vuelta a la vida de Elías o de Juan el Bautista, atribuyéndoles que son una clara prueba de mención de la reencarnación, cuando en realidad tales textos bíblicos nunca se refiere a una idea de ese estilo, y esto lo aseveran los especialistas bíblicos que más saben y han profundizado científicamente sobre dichos textos.
 
 
     Otros autores llegan a decir que hay evidencias científicas de la reencarnación por «terapias de vidas pasadas», como las del Dr. Bryan Weiss y en realidad no solo no son científicas, sino que según varios expertos es una «colección de absurdos», pero obviamente escritos de un modo muy convincente para el gran y crédulo público. También se ha extendido una corriente sin base científica que hace «regresiones hasta vidas pasadas», en base a la psicología transpersonal de Stanislav Grof, quién empleaba el LSD y luego la respiración holotrópica para hacer regresiones que obviamente resultaban en toda clase de alucinaciones. El Dr. Kurt Koch en más de 103 casos investigados durante quince años comprobó los serios disturbios y daños psíquicos de quienes se someten a estos «viajes a vidas anteriores».
 
 
     En síntesis: ni la reencarnación es tan antigua como dicen, ni está en la mayoría de las religiones, ni tiene fundamento científico, y mucho menos tiene que ver con la Biblia.
 
 
El próximo día termino con la transcripción de la extensa pregunta, porque el preguntante amigo responde por sí mismo a parte de la cuestión escribiendo sobre III) ¿LA FE CRISTIANA CONCILIA BIEN CON LA REENCARNACIÓN?
 
 
Como es algo largo, no quiero cansar más hoy al lector.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
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Martes, 14 de Agosto 2018
Sobre si la reencarnación  tiene, o no, un fundamento en la Biblia. “Compartir” (259) de  12 de agosto 2018 Preguntas y respuestas
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Hace tiempo me escribió un lector haciéndome una pregunta sobre si  la reencarnación  tiene, o no, un fundamento bíblico y en el desarrollo de la fe cristiana que se convierte en doctrina. Me pareció muy interesante su planteamiento y quiero que Ustedes, si les parece bien, lo conozcan.
 
Como su exposición es larga, voy a dividirla en postales de diversos días y luego doy mi opinión al respecto
 
Pregunta:
 
 
He aquí lo que planteo para contestar a unos amigos que les ha dado ahora por creer en la reencarnación y me quieren convencer a «marchamartillo» que dicha doctrina se halla también consignada en algunos pasajes bíblicos.
 
 
Le ruego que me diga si es correcto mi planteamiento. Y si no tengo razón, en qué cosa concreta no la tengo, para corregirla de inmediato, pues si es válido lo que digo vale, pero si no, no quiero dar lecciones a nadie sin razón suficiente.
 
 
 
 
LA FE CRISTIANA ANTE LA REENCARNACIÓN
 
 
     I) ÚLTIMAMENTE HAY REENCARNACIÓN HASTA EN LA SOPA. Sin pretender molestar a los que hoy en día les ha dado por querer introducir la creencia de la reencarnación en los antiguos textos judíos y cristianos, les argumentaré a continuación  que dicha creencia es bastante incompatible con dichas religiones y sobre todo con los evangelios canónicos.
 
 
     Es comprensible que si uno es budista o se adhiere a las creencias del hinduísmo, por ser coherente con la propia doctrina, crea en la reencarnación. Pero de igual forma debería ser obvio que un cristiano crea en la resurrección, y no en la reencarnación.
 
 
     El problema es que muchos cristianos, que desconocen en profundidad su propia religión, han asumido últimamente una avalancha de doctrinas extrañas a su tradición doctrinal. Han sido influenciados culturalmente por las creencias espiritistas, teosóficas, esotéricas y gnósticas, especialmente las promovidas por la literatura "New Age". La creencia en la reencarnación, en su versión occidental, es también asumida y difundida por los movimientos contactistas que predican el contacto extraterrestre.
 
 
     Aunque hay muchas variantes sobre la creencia en la reencarnación, podemos definirla como «doctrina según la cual el alma del hombre pasa a través de varios cuerpos hasta que se libera de todo vinculo con la materia». La reencarnación es una creencia de origen oriental, difundida últimamente en los ambientes de la «Nueva Era» con algunos retoques de occidentalización que la han puesto de moda, incluso entre cristianos que se han apartado de su propia tradición. Esta concepción parte del presupuesto de que las almas, luego de la muerte se re-encarnan en otro cuerpo, vuelven a esta vida, para pagar por obras que hicieron en el pasado (hinduismo) o para perfeccionarse vida tras vida (espiritismo).
 
 
     La versión que se difunde más en Occidente, gracias a la literatura espiritista y gnóstica, es mucho más seductora, porque deja de lado los aspectos más duros y negativos (castigo en próximas vidas), para centrarse en un plan egocéntrico de autorrealización, evolución, madurez espiritual y acumulación de experiencias. Y en las versiones más psicologistas (S. Grof, T. Dethlefsen, B. Weiss), se explicarían fácilmente todos los males de la vida como consecuencias de problemas en vidas anteriores.
 
 
     No cabe duda de que las doctrinas reencarnacionistas quieren dar una respuesta a problemas existenciales como el origen del mal, el por qué del sufrimiento, la existencia de desigualdades, el sentido de la justicia más allá de la muerte, pero en parte de las puede criticar como negadoras del amor de Dios, de la salvación, del perdón divino; pues parece que en lugar de asumir el libre albedrío que tanto predican, se decantan por un destino fatal movido por una ley implacable donde cada uno solo está en manos de sí mismo.
 
 
     La creencia en la reencarnación en principio es contraria a la doctrina y la tradición cristiana, además es incompatible con la fe en la resurrección atestiguada en la Biblia y con la fe en Jesucristo como salvador. Pero actualmente hay mucha confusión y desconocimiento debido a la avalancha de libros de "autoayuda", películas, telenovelas y series televisivas que difunden doctrinas de este tipo como una evidencia científica. Algunos autores promotores del espiritismo, la metafísica y la autoyuda esotérica, han promovido falsas ideas sobre el tema.
 
 
(Seguirá)
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Domingo, 12 de Agosto 2018
¿Podría haber sido lapidado Jesús tras una acusación por blasfemia?  “Compartir” (258) de 9 de agosto 2018 Preguntas y respuestas
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Una joven siria condenada a muerte por lapidación a causa de un pecado de índole sexual
 
 
PREGUNTA:
 
 
Tengo una duda acerca de la lapidación judía en época de Jesús. ¿Hubiera sido posible que los dirigentes judíos hubieran acordado lapidar a Jesús por blasfemia o algo parecido? Tengo entendido que el sanedrín no tenía potestad para condenar a muerte. En ese caso me asalta esa duda. Se contrapone la potestad de los judíos para lapidar a alguien hasta la muerte por diversos motivos, y por otra parte el sanedrín no tenía potestad para condenar a muerte.
 
 
¿Qué opina usted de esa posibilidad de lapidación? Ya sabemos que la condena fue por motivos políticos y fue ejecutada por Roma. Pero ¿podrían haber aplicado la lapidación los judíos dirigentes, sin necesidad de acudir a Roma, en caso de haber sido otro reo distinto, por motivos religiosos?
 
 
RESPUESTA:
 
 
Es muy probable que lo pudieran haber hecho fácticamente –y suponemos que el Prefecto no se habría inmutado– si hubiere habido realmente una blasfemia. Supongo que la política de hechos consumados habría maniatado al Prefecto. Pero esto son suposiciones
 
 
Pero lo más probable es que la acusación de blasfemia como tal no fueran determinante para las autoridades judías, ya que realmente era difícil probarla.
 
 
Según los testimonios evangélicos, Jesús jamás pronunció el nombre de Dios y luego blasfemó contra él. Y la legislación judía era muy estricta en la época para condenar por blasfemia. Por tanto, es posible que sea una mera acusación forjada por los evangelistas para mostrar que los judíos condenaron a Jesús por motivos religiosos, no políticos.
 
 
Sin embargo, una acusación política por parte de la cúpula de los dirigentes judíos era perfectamente convincente ante el Prefecto, Únanse Jn 11,47-50 y Lc 23,1-3 y se verá que lo de la blasfemia no tenía razón de ser.
 
 
He aquí los textos:
 
 
Jn 11,47-50:
 
Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. 48 Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.» 49 Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, 50 ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación.»
 
 
Lc 23,1-3:
 
 
Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato. 2 Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.» 3 Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»
 
 
En mi opinión queda claro que a la cúpula judía no se le ocurrió lo de la acusación de blasfemia. Contra la enorme claridad de este texto de nada vale argumentar que el evangelista como persona creía que estas acusaciones eran falsas.
 
 
En mi opinión es esta otra corriente de tradición, poco fundada y que apunta a un antijudaísmo incipiente por parte de los judeocristianos mismos, la que se encuentra en Mc 14,63-65:
 
 
El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?» Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.» El Sumo Sacerdote se rasga las túnicas y dice: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?» Todos juzgaron que era reo de muerte.
 
 
Si se lee detenidamente este texto, se observará que es una pura construcción intelectual judeocristiana la acusación de blasfemia, puesto que no hay delito alguno en proclamarse mesías (Cristo = ungido) e hijo del Bendito, pues eso era precisamente el Sumo Sacerdote, un ungido un hijo del Dios bendito, al igual que el mesías o el profeta que habría de venir.
 
 
En síntesis: no creo que hubiese habido ocasión alguna de lapidar a Jesús. La acusación de blasfemia es una invención teológica judeocristiana contra los enemigos teológicos, los judíos, cuando ya se ha desarrollado entre los judeocristianos mismos la idea de que Jesús tras su resurrección era una entidad divina. En vida de Jesús jamás nadie pensó que Jesús fuese divino o se proclamase divino.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Jueves, 9 de Agosto 2018
María, madre de Jesús y María, la mujer de Clopas (Cleofás), ¿son la misma persona?   “Compartir” (257) de 7 de agosto 2018 Preguntas y respuestas
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
PREGUNTA:
 
 
 
Tengo una pregunta, que con un sí o un no, me resultaría contestada. Acabo de comprar su libro “Jesús y las Mujeres” (Madrid, Editorial Trotta, 2ª edición de 2015), luego de que he leído, casi completo, aclaro que no totalmente, Todos los Evangelios, y justo cuando estaba en el capítulo de sus hermanos, me encontré una entrevista suya en programa de radio Ágora que está en Internet, donde toca ese tema. Ahora mi pregunta ¿es factible que la María, mujer de Cleofás (Alfeo), fuera la misma María madre de Jesús? 
 
 
 
RESPUESTA:
 

Usted se refiere al pasaje de Evangelio de Juan 19,25:
 
“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás (Cleofás), y María Magdalena”.
 
 
Observaciones. Primero: Es inverosímil en una condena romana, múltiple, a la cruz, en pascua, ejemplarizante, de sediciosos contra el Imperio Romano (según el derecho romano) estuviera permitida la presencia al pie de la cruz de sus parientes.
 
 
Segundo. Pero eso no importa para el argumento. El texto dice que la madre de Jesús tenía una hermana que se llamaba también María… Luego había dos hermanas con el mismo nombre en una misma familia.
 
 
Tercero. Se ha especulado mucho, ya que es raro, como le digo, que dos presuntas hermanas tengan el mismo nombre. Pero admitamos por hacer caso al evangelista Juan tengan el mismo nombre
 
 
Sin embargo, creo que NO son la misma persona Ni puede serlo. Supongo que al cristianismo primitivo no le interesaría nada mantener una confusión semejante. Las madres, si se lee la Biblia, Antiguo Testamento, han desempeñado un papel muy importante en la historia de Israel. Y Jesús era un héroe para sus seguidores. Por tanto, no creo que, teniendo maridos distintos sean la misma persona. Cómo va a tener María, la madre de Jesús como marido a José, el carpintero y también como marido a Clopás? Alguien diría: porque María, la madre de Jesús era viuda.  De acuerdo. Podría ser que se hubiese casado otra vez y que los evangelios hayan omitido esta segunda boda de la madre de Jesús.
 
 
 
Cuarto. Pero el texto johánico distingue claramente entre la madre de Jesús y otra María. Por tanto y de acuerdo con el texto, NO SON LA MISMA PERSONA ya que produciría confusión extrema en sus seguidores.
 
 
 
Quinto. Según la tradición, María y Clopas son los padres de Santiago el Menor y de José Joseto), su hermano (Mt 27,56; Mc 15,40; Lc 24,10):
 
 
He aquí los textos:
 
 
Mateo 27,56: “Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo”.
 
 
Mc 15,40: “Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé”
 
 
Lc 24,10: “Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la (¿madre?) de Santiago y las demás que estaban con ellas.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Martes, 7 de Agosto 2018
¿Sabía todo Jesús? ¿Era ignorante, en parte? “Compartir” (256) de  5 de agosto 2018 Preguntas y respuestas
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
PREGUNTA:
 
 
Soy estudiante de Teología y hay una pregunta sobre si considero o no que Jesús no lo supiera todo. Acertadamente creo que usted dice al respecto en su libro que sí que Jesús no lo sabía todo. Teológicamente hablando la solución según el Magisterio de la Iglesia es que los límites del conocimiento de Jesús era debido a los límites de su naturaleza humana. Ahora yo no lo veo así porque qué me dice usted sobre el pasaje 1Cor. 15,20-26. No está San Pablo señalando que Jesús es inferior a Dios Padre... ¿Qué opina usted? Muchas gracias
 
 
RESPUESTA:
 
 
Pues sí. Ese pasaje es revelador. Jesús como mesías es divino- Pero, para Pablo, sólo es divino después de la resurrección. Vea Romanos 1,3-4, que le transcribo abajo. Pablo tiene según 1 Cor una postura "subordinacionista". Esa postura será considerada luego una herejía y condenada. Pablo sería un hereje después de Nicea y Calcedonia.
 
1 Pablo, esclavo de Jesús el Mesías, llamado, apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 2 que había prometido por sus profetas en las Escrituras sagradas, 3 acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne, 4 constituido hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad a partir de su resurrección de entre los muertos, Jesús, el Mesías señor nuestro.
 
 
 
PREGUNTA:
 
 
Me surge una duda respecto a lo que dice usted sobre la Pascua y lo que afirmó en el minuto 00:30:15 de una de sus conferencias. https://www.youtube.com/watch?v=3RdQE-cQQhA
Si estaba prohibido castigar con pena capital en fechas festivas, ¿por qué se llevó a cabo dicha pena en la Pascua?
 
 
 
RESPUESTA:
 

Estaban en el entorno de la Pascua... pero no en la Pascua. La ejecución fue un viernes. Al día siguiente (que según el modo de contar judío comienza al anochecer, bien cuando aparece la primera estrella, bien cuando no es posible distinguir entre un hilo banco y otro negor) fue la Preparación de la Pascua (de tarde del viernes a tarde del sábado). Ese sábado por la tarde comenzó  y al siguiente (tarde del sábado hasta la tarde del domingo), la Pascua.
Consulte, por favor los Evangelios: Mt 27,62; Mc 15,42; Lc 23,54; Jn 19,14
 
 
 
PREGUNTA:
 
 
¿Podrías aclararme una duda? Muchos creen que el nombre de Dios es Jehová, otros que Yahweh. ¿Cual de los dos se ajusta más a las escrituras? Y lo mismo pasa con Yeshua y Yashua)... Gracias.
 
 
RESPUESTA:
 
 
Respecto a su primera pregunta:
 
Ya está respondida en mi Blog y FBook:
 
-Jehová, ¿nombre correcto?  (“Compartir, 30 noviembre 2014”, Blog/FBook)
 
-Jehová, Yahvé, ¿lo mismo?  (“Compartir, 1 marzo 2015”, Blog/FBook)
 
Acceda, por favor, a la publicación en mi Blog o FBook, utilizando el segundo buscador:
 
http://mynorte.com/cristoria  
 
http://mynorte.com/cristoria/pyr.html
 
 
 
 
Y respecto a la segunda:
 
El nombre correcto es aparentemente Yeshúa. Se duda entre Yehoshúa o Yoshúa, porque son formas anteriores, vulgares, del mismo nombre, pero que están atestiguadas. Teóricamente también podría ser Yahoshúa, ya que el componente todas esas variantes es Yahvéh = "Yahvé salva". Así que la respuesta es ambivalente.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Domingo, 5 de Agosto 2018
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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