|
Blog de Tendencias21 sobre las nuevas tecnologías y el marco jurídico
Muchos abogados no se están dando cuenta de los grandes cambios a los que se enfrenta el sector.
Hace un año di una charla en FIDE sobre los cambios que se están produciendo en el ámbito legal. Fue la primera de varias ponencias y artículos en Replicante Legal, en los que he tratado el tema.
Durante estos meses he tenido la ocasión de debatir sobre esta materia con muchos compañeros y me sorprende que la mayoría de abogados piensa que la revolución que tenemos a la vuelta de la esquina se reduce a manejar Lexnet o a aprovechar las nuevas funcionalidad que incorporarán las bases de datos jurídicas. Todos los que piensan así están convencidos de que la figura del abogado, en el sentido tradicional, seguirá existiendo y que lo único que hay que hacer es implementar las nuevas tecnologías cuando se vayan desarrollando. Me recuerda al "que inventen ellos" de Unamuno.
Corremos el riesgo que exponía certeramente Miquel Roca, de que los clientes vengan ya con el tema casi resuelto por Google o, peor aún, que ni siquiera acudan a nosotros porque pueden encontrar solución legal a sus problemas en los servicios que, cada vez con mayor intensidad, se ofrecen a través de internet.
Ciertamente las operaciones complejas que se manejan en los grandes despachos no van a ser automatizadas a corto plazo pero que es una cuestión de tiempo y de intensidad que todos nos veamos afectados por el nuevo ejército de algoritmos legales.
No cabe duda de que las nuevas tecnologías disruptivas están inundando todos los sectores. Los abogados tendemos a pensar que estamos en una torre pero ciertamente no podemos pretender que vamos a ser inmunes a las inundaciones que provocan los tsunamis. Ahora mismo el agua está en la parte baja de la torre. Trasladando el símil a nuestro sector, diríamos que, en este momento, es difícil que un letrado pueda cobrar 200 euros a un particular por preparar un contrato de arrendamiento básico que el cliente puede encontrar gratis o a un precio muy reducido, en las webs que ofrecen este tipo de formularios.
El agua va a seguir subiendo. Servicios como Watson, Legalzoom, Ravel o LegalRobot están ya operativos y cada vez son más potentes. Los fondos están invirtiendo grandes sumas de dinero en proyectos de inteligencia artificial, computación cognoscitiva o machine learning. La cuestión no es tanto que los abogados comprendamos los nuevos desarrollos técnicos y los usemos para conseguir ser más productivos y ofrecer un mejor servicio, sino que los clientes progresivamente van a poder resolver más dudas y necesidades sin acudir a nosotros.
Hay que tomar conciencia de esa realidad y entender que, si nos aportamos valor, cada vez vamos a tener más difícil poder ofrecer servicios competitivos.
Durante estos meses he tenido la ocasión de debatir sobre esta materia con muchos compañeros y me sorprende que la mayoría de abogados piensa que la revolución que tenemos a la vuelta de la esquina se reduce a manejar Lexnet o a aprovechar las nuevas funcionalidad que incorporarán las bases de datos jurídicas. Todos los que piensan así están convencidos de que la figura del abogado, en el sentido tradicional, seguirá existiendo y que lo único que hay que hacer es implementar las nuevas tecnologías cuando se vayan desarrollando. Me recuerda al "que inventen ellos" de Unamuno.
Corremos el riesgo que exponía certeramente Miquel Roca, de que los clientes vengan ya con el tema casi resuelto por Google o, peor aún, que ni siquiera acudan a nosotros porque pueden encontrar solución legal a sus problemas en los servicios que, cada vez con mayor intensidad, se ofrecen a través de internet.
Ciertamente las operaciones complejas que se manejan en los grandes despachos no van a ser automatizadas a corto plazo pero que es una cuestión de tiempo y de intensidad que todos nos veamos afectados por el nuevo ejército de algoritmos legales.
No cabe duda de que las nuevas tecnologías disruptivas están inundando todos los sectores. Los abogados tendemos a pensar que estamos en una torre pero ciertamente no podemos pretender que vamos a ser inmunes a las inundaciones que provocan los tsunamis. Ahora mismo el agua está en la parte baja de la torre. Trasladando el símil a nuestro sector, diríamos que, en este momento, es difícil que un letrado pueda cobrar 200 euros a un particular por preparar un contrato de arrendamiento básico que el cliente puede encontrar gratis o a un precio muy reducido, en las webs que ofrecen este tipo de formularios.
El agua va a seguir subiendo. Servicios como Watson, Legalzoom, Ravel o LegalRobot están ya operativos y cada vez son más potentes. Los fondos están invirtiendo grandes sumas de dinero en proyectos de inteligencia artificial, computación cognoscitiva o machine learning. La cuestión no es tanto que los abogados comprendamos los nuevos desarrollos técnicos y los usemos para conseguir ser más productivos y ofrecer un mejor servicio, sino que los clientes progresivamente van a poder resolver más dudas y necesidades sin acudir a nosotros.
Hay que tomar conciencia de esa realidad y entender que, si nos aportamos valor, cada vez vamos a tener más difícil poder ofrecer servicios competitivos.
ALEJANDRO SÁNCHEZ DEL CAMPO
15/01/2016
Comentarios
Los expertos prevén que en menos de 2 años habrá más de 40 millones de coches conectados y que se estima que el mercado mundial de soluciones IoT crecerá desde los 2 trillones del año 2014 hasta los más de 7 trillones (ambos americanos) de 2020.
Muchos califican el internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) como la siguiente gran disrupción económica. De hecho, ya se empieza a hablar de IoE para referirse al internet de todo. El conocimiento y las posibilidades que ofrece la red serán ubicuos.
Hace unos días preparé un artículo sobre este asunto para el blog El Alcázar de las Ideas a petición de mi amigo Enrique Titos. En el artículo analizaba la "tecvolución" que se va a producir en el mundo del automóvil y de las ciudades (entre otros muchos sectores) una vez que se generalice la tendencia a dotar de sensores y conectividad a los objetos cotidianos y el big data nos permita extraer información relevante de la ingente cantidad de datos que ya se están generando.
Los desafíos legales que se empiezan a plantear son numerosos, entre ellos la protección de la seguridad y de la privacidad. Por ello concluía el post recomendando que esos riesgos se tuvieran en cuenta en el momento del diseño de los servicios (lo que se conoce como privacy by design) para evitar males mayores.
Por cierto, el tema que se plantea en uno de los comentarios sobre la responsabilidad en el caso de programación del software que controla el coche autónomo ya lo traté en septiembre en un artículo de Replicante Legal titulado "Cuando el algortimo toma los mandos del coche "
Hace unos días preparé un artículo sobre este asunto para el blog El Alcázar de las Ideas a petición de mi amigo Enrique Titos. En el artículo analizaba la "tecvolución" que se va a producir en el mundo del automóvil y de las ciudades (entre otros muchos sectores) una vez que se generalice la tendencia a dotar de sensores y conectividad a los objetos cotidianos y el big data nos permita extraer información relevante de la ingente cantidad de datos que ya se están generando.
Los desafíos legales que se empiezan a plantear son numerosos, entre ellos la protección de la seguridad y de la privacidad. Por ello concluía el post recomendando que esos riesgos se tuvieran en cuenta en el momento del diseño de los servicios (lo que se conoce como privacy by design) para evitar males mayores.
Por cierto, el tema que se plantea en uno de los comentarios sobre la responsabilidad en el caso de programación del software que controla el coche autónomo ya lo traté en septiembre en un artículo de Replicante Legal titulado "Cuando el algortimo toma los mandos del coche "
ALEJANDRO SÁNCHEZ DEL CAMPO
04/01/2016
Hace unos días se presentó en FIDE el libro "Pintar la justicia", en el que he tenido el honor de participar.
El libro, liderado por FIDE y editado por Thomson Reuters Aranzadi, cuenta con valiosas aportaciones de destacados abogados así como entrevistas realizadas por Alfredo Urdaci a juristas y científicos e ilustraciones del gran pintor Javier Ballester, Montesol.
Es un libro imprescindible para quienes aprecien la pintura y quieran tener una tener una idea clara de la situación de la justicia en nuestro país.
Os dejo un video con la cobertura del evento de presentación que realizó Tendencias21 y un extracto de mi aportación.
"...Hay que aprender a pensar. Con tanta información disponible como tenemos actualmente, es esencial ser capaz de discriminar lo importante y tener un criterio propio. Tenemos además que pensar de modo global. Es cierto que el derecho es local pero no podemos olvidar que, en este mundo tan interconectado, un precedente judicial o legislativo relevante en Estados Unidos, Japón o la India nos puede afectar a corto-medio plazo.
Otra cuestión relevante es entender bien la tecnología. Lo estamos viendo en otros sectores y pasará también en el legal: los cambios importantes en el mundo jurídico van a venir -de hecho ya están viniendo aunque todavía no lo percibimos en España- de empresas con base tecnológica..."
Es un libro imprescindible para quienes aprecien la pintura y quieran tener una tener una idea clara de la situación de la justicia en nuestro país.
Os dejo un video con la cobertura del evento de presentación que realizó Tendencias21 y un extracto de mi aportación.
"...Hay que aprender a pensar. Con tanta información disponible como tenemos actualmente, es esencial ser capaz de discriminar lo importante y tener un criterio propio. Tenemos además que pensar de modo global. Es cierto que el derecho es local pero no podemos olvidar que, en este mundo tan interconectado, un precedente judicial o legislativo relevante en Estados Unidos, Japón o la India nos puede afectar a corto-medio plazo.
Otra cuestión relevante es entender bien la tecnología. Lo estamos viendo en otros sectores y pasará también en el legal: los cambios importantes en el mundo jurídico van a venir -de hecho ya están viniendo aunque todavía no lo percibimos en España- de empresas con base tecnológica..."
Editado por
Alejandro Sánchez del Campo
Alejandro Sánchez del Campo es Licenciado en derecho por la Universidad de Navarra y Master en Asesoría Jurídica de Empresa por el Instituto de Empresa.
Desde el año 1995 trabaja en la asesoría jurídica de Telefónica, habiendo pasado por casi todos los departamentos legales. Actualmente está en Telefónica Digital dedicado a temas regulatorios relacionados con el internet de las cosas, los servicios audiovisuales y la propiedad intelectual.
Es ponente habitual en distintos foros en temáticas relacionadas con nuevas tecnologías, contenidos y propiedad intelectual. Asimismo es el editor de la web www.replicantelegal.com
Desde el año 1995 trabaja en la asesoría jurídica de Telefónica, habiendo pasado por casi todos los departamentos legales. Actualmente está en Telefónica Digital dedicado a temas regulatorios relacionados con el internet de las cosas, los servicios audiovisuales y la propiedad intelectual.
Es ponente habitual en distintos foros en temáticas relacionadas con nuevas tecnologías, contenidos y propiedad intelectual. Asimismo es el editor de la web www.replicantelegal.com
Enlaces
Últimos posts
Cuestiones legales de las redes sociales
22/03/2016
La que se avecina
15/01/2016
Pintando la justicia
04/01/2016
Jansen y Verne
13/12/2015
Coches autonómos
10/10/2015
Regreso al futuro II
09/10/2015
Retos legales de la innovación
08/10/2015
Archivos
Blog sobre Derecho y Nuevas Tecnologías de Tendencias21
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850