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10.


 
No ser indica ya la suma presencia
la realización del objetivo
la pérdida de individualidad
la comprensión de lo absoluto
el abandono del protagonismo,
para dejar paso a lo que es en sí mismo
 
Saber estar implica silencio
no interferir el movimiento supremo
facilitar el cumplimiento del objetivo  que importa
colaborar con el proceso
asumir plenamente la función de sombra
 
Saber quién eres lleva a la no-acción
significa presencia permanente
implica posición propia
conduce al punto de encuentro
 
Allí donde el gran manto de la sabiduría
te acoge y te envuelve
 
Yo soy aquello que no se ve
expresión del amor que nutre la vida
silbido del viento
reflejo del rayo
frescor del manantial lejano
nada en el todo
 


Alicia Montesdeoca Rivero

Martes, 13 de Noviembre 2018

 
 
Qué tiene a tu alma atenazada,
 
para que tu juventud se haya esfumado
 
 en una rutina comercial
 
Para que tus ventanas sean estrechas
 
Para que tu sonrisa sea sólo una mueca,
 
aunque de tu garganta surjan sonidos de agua cantarina
 
 
Qué impidió que crecieras
 
en todas las direcciones que tu naturaleza prometía
 
 
Dónde se perdió esa energía
 
para saltar, volar, cantar, reír a carcajadas,
 
que nos prometía tu sola presencia
 
 
Deshace  niña ese nudo
 
Prepara una ligera maleta y ponte presta para el viaje
 
Con cada amanecer surge una nueva oportunidad de vivir
 
Y... a ti te está esperando
 
 
 
A Laura
 
( Madrid, 2002)
 
 
 
 


Alicia Montesdeoca Rivero

Jueves, 8 de Noviembre 2018

Modelando con arena. Fuente: pixabay.com
Modelando con arena. Fuente: pixabay.com
Era verano y Jorge jugaba en una playa, a orillas del mar Atlántico, haciendo formas y castillos con la arena mojada.
 
Inclinado sobre la superficie arenosa, contemplaba las figuras que modelaban sus manos. Tan abstraído estaba que no vio acercarse a un enorme cangrejo, el cual, parándose ante él, miraba sorprendido a aquel ser  tan extraño de forma, pues sabrán que era la primera vez que aquel cangrejo veía a un niño.
 
De pronto, el pensamiento que tenía tan entretenida su cabeza de pelo rubio se interrumpió y dentro de ella Jorge oyó una voz que decía ¿qué cosa eres? ¿Yo?, respondió el niño, también desde el pensamiento, sí, tú el que me responde, volvió a sentir que le decían.
 
Soy un niño, dijo Jorge, sin darse cuenta que respondía, ni saber desde dónde llegaba la pregunta.
 
¿Un niño? Volvió a sentir que le decían ¿Qué es un niño?
 
 Jorge calló un momento, reflexionando sobre la respuesta que iba a dar. Un niño, dijo al fin, es el hijo de una mamá y un papá humanos
 
¿Mamá y papá humanos? ¿Qué es un humano? Siguió preguntando aquella voz
 
Sí, tengo una mamá y un papá. Ellos son como yo pero más grandes

El nuevo amigo de Jorge. Fuente: pixabay.com
El nuevo amigo de Jorge. Fuente: pixabay.com
Pero ¿Tú quién eres? Ahora el que preguntaba era Jorge. ¿Dónde estás?
 
Yo soy yo, le respondió la voz, y estoy aquí a tu lado.
 
Jorge miró en todas las direcciones, buscando a otra persona. Pero no había nadie, ni niño ni adulto que estuvieran lo suficientemente cerca para hablar con él.
 
No te veo, le dijo a la voz ¿Dónde estás?
 
Y la voz le volvió a decir: aquí a tu lado
 
De pronto Jorge descubrió un hermoso cangrejo que movía sus pinzas como haciéndole señas para que lo descubriese. ¡Ah! Exclamó Jorge, eres un cangrejo
 
¿Cómo que un cangrejo? Dijo el pequeño ser, a mí no me llames eso. Yo soy yo y vengo de aquel lugar en donde vivo, señalando, a la vez que hablaba, unas rocas llenas de pequeños orificios, que estaban siendo cubiertos por el mar cada vez que las olas se acercaban a la orilla.
 
¿En aquellas rocas? Le preguntó el niño
 
El cangrejo volvió a extrañarse ¿rocas? Por qué le llamas así al lugar de dónde vengo
 
En ese momento Jorge comprendió lo que pasaba. El cangrejo desconocía que todo tiene un nombre para ser llamado. Al darse cuenta de esto, decidió contarle a su nuevo amigo cómo los humanos denominaban cada una de las cosas que les rodeaban a los dos en aquel momento.  Así que le habló del mar, las gaviotas, la arena, el cielo azul, las nubes, la brisa, el sol, la luna...
 
Al cangrejo le divertía mucho el juego que se habían inventado los humanos para nombrar todo lo que existía a su alrededor. También le sorprendía el sonido diferente que emitía Jorge cada vez que indicaba un nombre distinto para denominar una nueva cosa.
 
Toda la tarde estuvieron los nuevos amigos compartiendo sus conocimientos. Al final, cuando al niño le llamaron para la cena, prometieron verse de nuevo al día siguiente y seguir profundizando sobre las distintas maneras de conocer el mismo mundo que compartían. 

Jorge, impresionado por su hallazgo, se alejó pensando cómo contar su extraña experiencia a sus amigos para que lo creyeran. El cangrejo, por su parte, decidió ponerle un nombre a los seres humanos. Pensó que el que mejor les iba era el de seres que tienen palabras, de esta manera él también comenzó a nombrar.
 
 
Se volverán a encontrar mañana. Fuente: pixabay.com
Se volverán a encontrar mañana. Fuente: pixabay.com


Alicia Montesdeoca Rivero

Martes, 6 de Noviembre 2018

Editado por
Alicia Montesdeoca Rivero
Eduardo Martínez de la Fe
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Alicia Montesdeoca Rivero es consultora e investigadora, así como periodista científico. Coeditora de Tendencias21, es responsable asimismo de la sección "La Razón Sensible" de Tendencias21. Este blog está dedicado a sus creaciones literarias.



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