INNOVACIÓN: Mónica Edwards Schachter

'La idea es vender agua mineral y con todos los beneficios obtenidos hacer proyectos para llevar agua potable a quienes no la tienen'. En esta síntesis apasionada Pablo Urbano, socio y co-fundador de la empresa social Auara, comenzó a describir la aventura emprendedora iniciada allá por 2015. Auara surgió, nos dice, como el sueño de tres locos que con tres mil euros crearon una empresa donde vender agua es la excusa para ganar dinero y dar respuesta a esa necesidad brutal que detectaron mientras trabajaban como cooperantes en muchos rincones de África. Pablo saca de su mochila una botella que me obsequia con una sonrisa. Tiene un diseño precioso, llaman mi atención su color y sus formas inusualmente rectangulares. 'Y es de plástico 100% reciclado', dice con orgullo. Parece mentira que en menos de dos años hayan vendido más de 700.000 botellas.


Fuente: Auara
Fuente: Auara

La palabra Auara significa 'tormenta en el desierto' en amhárico, idioma etíope. Un torbellino en metafórica lucha contra una estadística que cuesta visualizar en el día a día: millones de personas sin acceso al agua potable, la muerte de un niño cada 20 segundos por enfermedades relacionadas con el agua, una absurda mortalidad por diarreas en pleno siglo XXI. Y que forma parte de un escenario mayor: el de la crisis global del agua, de lo lejos que estamos todavía de aprender, como reivindica el tema central del próximo Foro Mundial del Agua , a compartir el agua (Sharing Water).

Auara fue el nombre elegido para este ‘sueño de tres locos’ -Antonio Espinosa, Pablo Urbano y Luis De Sande- que deseaban hacer una cooperación al desarrollo 'realmente efectiva', en un tiempo en que la crisis dejaba inoperativas a muchas ONGs y donde la generación de confianza se hacía más difícil. Su experiencia en diversas partes del mundo les había mostrado muchos proyectos de cooperación abandonados, no sólo por falta de financiación sino también por una gestión inadecuada, falta de compromiso y escasa participación local o un ‘empoderamiento’ mal entendido. Su web exhibe con orgullo este propósito de hacer cooperación ‘de otra manera’, a través de la co-creación de valor económico y social con la implicación de diversos actores: por un lado proveedores, clientes y embajadorescaras conocidas que contribuyen a visibilizar el proyecto a la vez que concienciar y educar sobre la importancia del agua. Por otro, el protagonismo de las organizaciones y comunidades locales donde se desarrollan los proyectos, con un estricto seguimiento y valoración del impacto generado. 'No hacemos donaciones a ONGs', advierten, 'Nos comprometemos con proyectos concretos. Co-financiamos, co-gestionamos, nos implicamos'. 
 

Todo ello forma parte de la esencia de Auara y las razones por las que ha sido la primera empresa española certificada con el Social Enterprise Mark , un prestigioso sello internacional que acredita a empresas que mantienen la rentabilidad económica mientras el núcleo de sus actividades se orienta a generar beneficios e impacto social para las personas y el planeta. Obtener este distintivo significa cumplir los siguientes requisitos:
  • Tener unos objetivos sociales y/o ambientales muy claros y reconocidos dentro del objeto social de la compañía, estatutos y acuerdos de socios.
  • Ser una empresa privada e independiente.
  • Que al menos el 50% de sus ingresos provengan de actividades comerciales
  • Que más del 50% de los beneficios se dediquen al cumplimiento de los objetivos sociales o ambientales definidos en la empresa.
  • Que en caso de disolución de la empresa, los activos residuales de la misma se inviertan en proyectos destinados a cubrir los objetivos sociales o ambientales de la empresa.
 
Auara cumple con creces este cometido, puesto que como se ha establecido en sus estatutos, el 100% de sus ingresos proviene de actividades comerciales y dedica el total de sus beneficios a mejorar las condiciones de vida de miles de personas que sufren la crisis mundial del agua.

Hablar hoy de Auara es hablar de una empresa social de éxito, con una larga lista de premios recibidos a su combinación híbrida entre lo mejor de una ONG y una empresa.  Pero, ¿cómo fueron los comienzos?, ¿qué significa para Auara ser una empresa social en España, donde las empresas sociales no existen (al menos no existe una figura legal que contemple su creación)?
 
De la idea de vender agua a la botella 
 
La idea era intervenir en una forma de cooperación que fuera efectiva desde la auto-financiación, a través de la venta de un producto o servicio. Pablo cuenta que en la universidad hizo un curso de creación de empresas y se puso en contacto con un antiguo alumno que había desarrollado una empresa social en Madrid. Esta experiencia le hizo ‘cambiar un poco la idea que tenía de empresa’ y con Antonio, antiguo compañero de colegio, comenzaron a barajar la posibilidad de crear una empresa en lugar de una fundación o una ONG. La elección del producto fue directa, 'si queremos hacer proyectos de agua, ¿por qué no vender agua?'

Comenzaron a investigar y a conectar con empresas del mundo del agua, que ‘al ser tan pequeñitos no les hacían caso’. Hasta que contactaron a alguien de la empresa Pascual , quienes les ayudaron a ‘meterse en la parte industrial’, a ver el tema del manantial, la logística, a conectar con proveedores y aprender sobre la marcha. 

‘Por coherencia -dice Pablo- no podíamos pensar en intentar solucionar problemas en el mundo y generar aquí residuos, porque el agua embotellada al final son plásticos, y apostamos por una innovación’. Por eso las botellas de Auara son de un plástico 100% reciclado, además de un diseño cuadrado para optimizar su transporte. Destaca además que buscaron desde un principio 'ser una alternativa de mercado real, de precio y de calidad de producto', que la propuesta no sólo partiera desde la 'bonita y romántica idea de cuidar el medioambiente' sino que se hiciera tangible en la oferta de un producto espectacular, que el consumidor estuviera encantado. Por ello se decantaron por embotellar en un manantial de León llamado El Carrizal II, un agua de mineralización débil, baja en sodio y alcalina, 'un agua con esas características espectaculares que buscábamos'. Por último, ‘el diseño de la botella hace que entre hasta un 20% más de botellas por palet que un formato tradicional y esto aumenta mucho la eficiencia’. Actualmente están investigando sobre biopolímeros y plásticos biodegradables con el objetivo de eliminar el plástico del packaging antes de 2020. 
 
Financiación: ¿la barrera más importante para una start-up social?

Mientras seguían investigando, buscando y aprendiendo, en palabras de Pablo Urbano: ‘nos hemos pegado con todos por todos lados’. Un aspecto crucial fue la búsqueda de financiación, que ‘al principio es muy complicada’. Si bien hay programas y convocatorias que ayudan al emprendedor, al tratarse de un emprendimiento social ‘a veces no lo entienden. Al final, ¿qué eres, una ONG, una fundación… o qué?’ 

Por otra parte Pablo enfatiza las dificultades propias del sector: ‘El mercado del agua es un mercado salvaje y super-competitivo, un mercado de grandes volúmenes y de grandes multinacionales donde cada milésima de céntimo cuenta. Hay empresas de cervezas, refrescos que tiene una marca de agua en su portfolio de productos y al vender a los restaurantes piden o incentivan a que se consuma todo el portfolio de sus productos, cosa que es normal y …claro, nosotros que sólo tenemos monoproducto pues obviamente no puedo incentivar al bar o al restaurante con nada, salvo que se implique con la labor social’. 

Auara ejemplifica el poder de ir construyendo un capital relacional y la influencia de acceder al sistema de interacciones y soporte, todavía muy débil en el caso de la generación de empresas sociales. A través de la implicación y persistencia de los socios fueron generándose los acuerdos y colaboraciones necesarios, luego de ‘golpear muchas puertas con ilusión y sin dejarse decaer ante las negativas’. Auara comenzó a hacerse un espacio en los restaurantes del grupo La Rumba , en las góndolas de supermercados como El Corte Inglés , sumando una larga lista de partners y colaboradores  con su causa. Al mismo tiempo ha ido influenciado la manera de entender las prácticas de Responsabilidad Social Corporativa en empresas tradicionales.  

Pablo repasa aquellos primeros pasos: ‘La primera venta fue en 2016 … teníamos problemas industriales, la botella no se soplaba bien, la parte inferior de la botella nos daba problemas. Incluso a veces no se entendía bien qué queríamos hacer ... Ahora la gente entiende qué es Auara, el concepto, que somos algo más que el agua que vendemos’. De ese éxito dan cuenta once proyectos en siete países (Etiopía, Haití, Camerún, Benín, Congo, Uganda y Camboya) junto a otros en marcha. No obstante, no todo el mundo es consciente al comprar el producto de estar participando en el fin último de la empresa. Con un modelo de negocio B2B2C, que agrupa el B2B (business to business) y el B2C (business to consumer), Auara vende a través de una cadena de distribución, como es el caso de un restaurante, y éste a su vez a un cliente final. Hay clientes que buscan la botella directamente en Amazon  porque tienen conocimiento previo del proyecto social pero hay otros casos de personas que compran sin tener la mínima idea, sólo porque les gusta el diseño de la botella, o porque vieron una foto en el Instagram de algún restaurante de moda.
 
Parte del éxito que están alcanzando reside en sus impecables estrategias de marketing, aunque el funcionamiento no habría sido posible sin las inyecciones de financiación recibidas a través de otros agentes que están trabajando con la misma vocación de hacer posible otra economía. Pablo cuenta que a los primeros apoyos financieros recibidos de una 'ronda de familiares y amigos que se unieron al proyecto Auara por motivación personal y también convicción social' le siguió una ronda de inversión con 360Cora , una EAFI (Empresas de Asesoramiento Financiero Independiente), entidad autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para prestar servicios de asesoramiento en materia de inversión que opera desde el 2015 (la primer EAFI se registró el 30 de Abril de 2009, luego del cambio jurídico en el sector). A ello le siguió otra ronda de equity crowdfunding donde obtuvieron 212.000€ a través de La Bolsa Social , con la participación de 62 inversores, como otra evidencia de los avances de una economía alternativa y solidaria. La transparencia en su rendición de cuentas es otra de sus virtudes, que puede verse junto a los numerosos premios recibidos en su web, destacando su reciente participación en la iniciativa para emprendedores impulsada por BBVA

Abro una botella y un pequeño sorbo de agua cae  placenteramente en mi garganta, me contagia del optimismo que emana la mirada brillante de Pablo.  Sobre el fondo azulado-verdoso se lee 'empresa social' y el slogan 'Tú bebes, otros beben'. Mis dedos se deslizan sobre el código QR debajo del slogan  que desde la etiqueta señalan un lugar remoto donde  uno de esos proyectos se está haciendo realidad.  Quizás alguien en un pequeño rincón de este planeta también esté disfrutando como yo de ese gesto aparentemente tan natural y primario que, como sostienen desde Auara, es necesario aprender a valorar como un acto extraordinario. 

Y qué maravilla que en otros lugares, como cuenta Pablo en este video, hay más iniciativas como las de Auara.

 

Para saber más ...
Estudio sobre EAFIs en España (2017)   
 


Comentarios

1.Publicado por Submit a Guest Post in Stuffedition el 10/03/2018 05:57
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Mónica Edwards
Monica Edwards Schachter
Mónica Edwards Schachter es investigadora, educadora, consultora, escritora y emprendedora, aunque prefiere definirse como una mujer apasionada por aprender y compartir proyectos para mejorar el mundo. Doctora Cum Laude por la Universidad de Valencia con la tesis doctoral ‘La atención a la situación del mundo en la educación científica’ (2003) y Especialista en Proyectos de Ingeniería e Innovación por la Universidad Politécnica de Valencia (2006). Es Ingeniera en Electrónica, Licenciada en Matemática y Física y posee Diplomas de pos-grado en Gestión del Conocimiento por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (México) y Planificación, Gestión y Evaluación de Proyectos Educativos (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Con más de 20 años de experiencia en formación y consultoría, ha participado en más de 20 proyectos de investigación a nivel nacional e internacional. Es autora y co-autora de más de un centenar de publicaciones, entre libros, capítulos de libros y artículos en prestigiosas revistas científicas en temas de innovación tecnológica e innovación social, innovación colaborativa, empoderamiento, living-labs, innovación educativa, educación científica y desarrollo y evaluación de competencias, especialmente creatividad, innovación y emprendimiento. Ha recibido seis distinciones literarias en poesía y en 2004 le fue concedido el segundo premio en el Concurso de Ensayo Manuel Castillo (patronato Nord-Sud de la Universidad de Valencia) con la obra “Redes para la Paz”, publicado en 2007 por el Seminario Gallego de Educación para la Paz y la Fundación Cultura de Paz.




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