Bitácora

Un sentido homenaje a Rafael Llopis en la décima edición del curso MOTIVAR

Redactado por Mónica Edwards el Miércoles, 16 de Noviembre 2016 a las 20:25

Casi increíble que ya estemos transitando por la décima edición del curso 'Cómo motivar a los estudiantes mediante actividades científicas atractivas'. Pero no fue un acto inaugural más, como el de todos los años. Esta vez nos animaba un ambiguo sentimiento aunando alegría y tristeza. Alegría por la década cumplida, tristeza porque al mismo tiempo se despedía quien fue su principal impulsor, el Dr. Rafael Llopis-Castelló.



Quizás los profesores participantes de esta nueva edición del curso al principio no notaron nada, pero no era un acto inaugural cualquiera ni uno más. Despedíamos al Dr. Rafael Llopis-Castelló, a nuestro 'don Rafael', sin cuya motivación inicial el curso no existiría. Poco a poco, mientras se iban desgranando los discursos, surgieron los recuerdos sobre cómo don Rafael -con esa inteligencia socio-emocional que le caracteriza- iniciaba los primeros contactos, pasando luego a la tarea casi imposible de resumir la semblanza de su vida, una vida entera dedicada a la investigación y la enseñanza. 
Como suele ocurrir en estos casos, las frases hablaban de lugares, repasando su extenso currículum e hitos académicos, sus estadías en Francia, Reino Unido y muchos otros sitios, sus numerosas colaboraciones en proyectos internacionales. Las palabras hablaban de incontables actividades buceando en nuevas posibilidades sobre cómo enseñar y aprender ciencias.
Y aunque esas descripciones eran incapaces de recoger los abrazos, las risas y las emociones que acompañaron esos años lo mismo estaban allí. Se traslucían en su modo de sonreir, en la mirada de admiración de sus colegas y amigos, en los gestos de Juan Antonio Llorens, ahora profesor en la Universidad Politécnica de Valencia, recordando que fue su alumno de doctorado primero, su discípulo después. Alguien la dijo y todos nos sentimos atravesados por la vibración de esa palabra: 
Gracias.
 


Gracias por su contribución al 'campo de conocimiento', gracias por su don de gentes, por su permanente optimismo y su capacidad para reunir, para coordinar, para facilitar esa cooperación que siempre se nombra y que en la práctica no es tan sencilla de llevar a cabo. Gracias 'don Rafael', porque de su amor por la educación y su enorme motivación por mejorar la enseñanza nació el curso Cómo motivar a los estudiantes mediante actividades científicas atractivas.

Casi parece ayer cuando tuvimos esas primeras reuniones debatiendo sobre la importancia de buscar y proporcionar una 'didáctica' para un aprendizaje que fuera más efectivo. Y las discusiones sobre la necesidad de que los profesores participantes crearan sus propios proyectos para llevar al aula, que los evaluaran y estimaran el éxito alcanzado. Incluso sobre el título del curso, porque pensamos en actividades que sean atractivas pero a la vez profundamente comprometidas con la función y el valor de la ciencia y la tecnología en la sociedad y la evolución humana. De eso se trata. En aquellas primeras reuniones Don Rafael no hablaba sólo de buscar nuevas propuestas metodológicas para mejorar las maneras de enseñar, le movía la lucha contra creencias muy persistentes, tan persistentes que aún hoy están en numerosos docentes, estudiantes, padres y en la sociedad en general: 'las ciencias son un tostón', 'las ciencias no son fáciles de entender', 'no valgo para las ciencias',  'las ciencias no son para las chicas'  ...
A don Rafael Llopis-Castelló le movía y le mueve el convencimiento de que el aprendizaje de las ciencias es importante para alimentar vocaciones pero sobre todo para dar herramientas y 'competencias útiles para la vida' y contribuir a un aprendizaje que haga a profesores y alumnos un poco más felices. 

Nos contagió con su ilusión, la compartimos y transformamos en la misión de este curso. Pero somos conscientes de que podría haber tenido un formato muy diferente, más 'tradicional', organizado y desarrollado por un grupo de especialistas en didáctica. Este es otro aspecto a agradecer, ya que de su iniciativa surgió la idea de conectar diferentes actores y entornos educativos -formales y no formales- junto a diferentes perspectivas metodológicas, saltando incluso las fronteras hacia otros países. Gracias a sus diligentes interacciones se promovió la creación de redes interinstitucionales y la generación de una comunidad de prácticas rica y diversa, con la participacion del staff del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, el CEFIRE de Valencia, profesores de la Universidad Politécnica de Valencia, del Liceo Francés, del Colegio Alemán, del IES Sorolla y tantos otros. 

Podría seguir comentando las distintas intervenciones durante el acto inaugural, datos que hablan sobre la importancia que está adquiriendo la formación en ciencias y tecnologías bajo el impulso del enfoque STEAM o CTEAM (Ciencia, Tecnología, Arte y Matemáticas) ... integrado en nuestro curso desde hace varios años de modo implícito. Cifras sobre las demandas actuales de carreras universitarias en estas áreas en el mundo, y especialmente en Europa, donde se dice crecerá un 14% hasta el 2020.  Lo confieso, incluso tengo un par de preguntas en la punta de mi lengua: ¿Necesita España más científicos y tecnólogos en las actuales circunstancias? ... ¿Qué cosas deberían cambiar?
Pero no es un momento para críticas ni para los complejos análisis a los que nos derivan estas cuestiones. Es momento para saborear los muchos buenos momentos y experiencias compartidos durante tantos años, de abrazar a nuestro amigo y decirle simplemente GRACIAS.