Aprendiendo con Sancho


10/04/2018

El Quijote es una fuente inagotable de deleite y aprendizaje. En esta ocasión tomamos, del capítulo 42 de la segunda parte, los consejos a Sancho antes de que fuese a gobernar la ínsula. Tal parece que Don Quijote estuviera pensando en un líder de empresa de nuestro siglo.




Disfruta con la magnífica lectura que  Josep Maria Pou realizó para los congresistas;  saborea la dicción, el ritmo, la entonación y el propósito de la lectura, y después repasamos juntos los párrafos que ha leído para acercarlos a nuestra realidad en una organización del siglo XXI.

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Sancho,  hijo, atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto deste mar proceloso donde vas a engolfarte;
Al comenzar una nueva etapa profesional como líder de un equipo - no importa si es la primera vez o se trata de una promoción, un cambio de organización... - la figura del mentor es esencial:  el líder necesita conocer dónde se está metiendo; qué personas configuran su equipo, cuál es el área de actividad, qué relaciones internas y externas están establecidas, qué objetivos tienen asignados, qué agenas secretas existen, en qué cultura organizacional se mueven, etc. etc.  Con la figura del mentor se consigue que estas cuestiones (y muchas otras que sería prolijo enumerar) sean conocidas y aceptadas por el nuevo líder en el menor tiempo posible.  Y todos sabemos que el tiempo es vital para conseguir resultados:  cuanto más breve sea el período de adaptación más rápido llegará el momento en que el nuevo líder pueda tomar las riendas con soltura para gestionar los comportamientos de su nuevo equipo.

que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones
Reflexión inicial para quien asume la nueva responsabilidad:  un puesto directivo es algo complejo que exige saber moverse en la complejidad;  cada decisión estará matizada por numerosas variables (qué necesita el equipo, qué espera mi jefe, qué objetivos estratégicos tiene mi compañía, qué esperan los clientes, qué puedo esperar de los proveedores, qué imagen corporativa estamos ofreciendo en el mercado, etc. etc.) que, por ser complejas, están muy lejos de ser dominadas.  Por eso se espera del líder visión holística y de futuro para trazar el camino y cintura y recursos para amoldarse a los cambios inesperados que se producirán con total seguridad.

Primeramente, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada
Evidentemente, la sociedad del Siglo de Oro se diferencia de la nuestra, entre otras cosas, por el peso de la religión en la vida de la ciudadanía.  Ahora podemos encontrar en una organización líderes que tienen una religión  o líderes agnósticos;  pero en cualquier caso está demostrado que los líderes que han trabajado su faceta espiritual (por ejemplo, trabajando sus valores personales) están más capacitados para liderar de forma ética los equipos de trabajo. Y también está demostrado que los líderes éticos consiguen más reconocimiento y apego, lo que es bueno para ellos y para la consecución de los objetivos corporativos.

Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey.
Don Quijote nos ofrece la secuencia perfecta: primero ten un marco de referencia sobre lo que está bien y lo que está mal, y segundo conócete.  Conocerse dentro de ese marco ético prediseñado es vital para tomar las mejores decisiones sobre sí mismo y sobre el equipo, porque ayuda a dibujar el tipo de relación que se establece entre el yo y el vosotros. El Análisiss Transaccional ofrece herramientas sencillas para realizar este trabajo personal, si quieres acercarte a la teoría puedes echar un vistazo a Quiero ser feliz.

 Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Innumerables son aquellos que, de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad y desta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran. Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a príncipes y señores, porque la sangre se hereda, pero la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.
Una reflexión que vale su peso en oro.  La experiencia nos demuestra que un líder que no esconde sus orígenes y no teme mostrar sus puntos de mejora (siempre que esté en proceso de mejorarlos, obviamente) gana credibilidad, establece lazos afectivos con las personas del equipo, genera orgullo de pertenencia al equipo y consigue en general que la vida sea más grata para sí y para los demás.  Y no olvidemos que los logros corporativos se alcanzan cuando las personas están en condiciones de dar lo mejor de sí.

Para hacer hechos virtuosos  puede ayudar contar con una guía para establecer primero cuáles son mis límites y cuáles mis derechos como persona, que se puede aplicar después a la relación que se establece con las personas del equipo.  Si te apetece puedes echar un vistazo a 10 derechos de los seres humanos auténticos.

Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia
A efectos de nuestro líder inmerso en su organización, solo tenemos que cambiar "rico" por "jefe" y "pobre" por "empleado", porque no nos referimos al estatus económico de las personas sino a su estatus jerárquico dentro de la organización.

Con este matiz es perfectamente aplicable el consejo. Un buen líder atiende las razones de las personas de su equipo y también las de su superior, e intenta encontrar la mejor forma de proceder contrastando ambas.  De hecho, un líder que es capaz de defender ante su propio jefe una postura de su equipo que esté bien argumentada gana credibilidad ante dicho equipo, lo que facilita las relaciones internas y la consecución de los objetivos.  Defender peticiones económicas justas, proponer promociones de personas preparadas, apoyar planteamientos novedosos,... son ejemplos comunes que fortalecen la figura del líder.

Anda despacio;  habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala.  Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
Calma, calma y autocontrol.  Dos virtudes básicas que un buen líder aplica a menudo en las más diversas situaciones como herramientas básicas para no dejarse llevar por las presiones externas o los impulsos personales.  Es una fórmula magnífica para observar / observarse y trazar la ruta de la mejora personal continuada, porque el autocontrol nos permite mantener la salud de todo el cuerpo en su sentido más lato:  salud corporal, sí, y también salud psíquica que se traslucirán en no afectación, en un bien-estar / estar bien que favorece la polinización del entorno más próximo:  más oportunidades de felicidad para el líder y para las personas que le acompañan en este recorrido vital.

En resumen, a través de estos consejos de Don Quijote acompañamos a Sancho en el proceso de aprendizaje continuo para desempeñar adecuadamente el rol de líder. Podríamos diseñar nuestro plan de mejora profesional teniendo en cuenta los siguientes ejes: 
  Disponer de un mentor en los momentos críticos; Saber gestionar la complejidad; Mantener actualizado el marco ético; Trabajar el autoconocimiento; Mostrar con humildad los propios puntos de mejora; Apoyar a cada persona del equipo y a éste en su conjunto; Trabajar la calma y el autocontrol.
Si deseas alargar esta relación, tus aportaciones serán muy bienvenidas. ¿Te animas?
 

Edita Olaizola