Las discrepancias en las posiciones respecto al enfrentamiento entre Israel y el grupo palestino Hamás impidieron ningún tipo de acuerdo. Los participantes coincidieron en la necesidad de reactivar una solución política que pasa por la coexistencia de dos estados (en línea con las resoluciones de la ONU), proteger a la población civil y asegurar el envío de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza de forma continuada, evitando, en todo caso, la amenaza de ampliar el conflicto árabe-israelí.
En síntesis, de nuevo estamos ante una amenaza a la seguridad global, con conflictos armados, incremento de la violencia, del crimen organizado y de las acciones de radicales independientes, con las graves consecuencias que provocan sus impactos (crisis humanitarias, refugiados, carencia de bienes básicos, miseria, desesperación, etc.).
La guerra entre Israel y Hamás reaviva el fantasma de la yihad en Europa. Así, a la hora en que se escribe esta crónica, apenas han pasado 48 horas desde que un tunecino matara a tiros en Bruselas a dos suecos aficionados al fútbol. También se han producido más de 70 amenazas de bomba y evacuaciones de grupos de viajeros en diez aeropuertos franceses, así como la evacuación y cierre temporal del Palacio de Versalles y del Museo del Louvre en París por equivalentes amenazas de bomba.
En sólo unos días, tras el comienzo de la violencia, se puso a circular de nuevo por Europa el espectro de la Yihad. Sin embargo, transcurrido ya más de medio mes de renovada tensión bélica en Oriente Medio, y pese a que el doble asesinato lo ha reivindicado Isis, nadie puede sostener aún que ese estallido esté implicando un renacimiento de ese movimiento o de Al Qaeda.
No obstante, la UE teme que el conflicto entre Israel y Hamás provoque una escalada regional pues, siempre que se han desarrollado conflictos en Oriente Medio en los que Occidente ha intervenido, se han sucedido después ataques terroristas en Europa o América.
Los Ministros de Interior de la Unión Europea han debatido sobre las acciones que se deben implementar tras los atentados y amenazas terroristas acaecidas en Europa en solo una semana, y prometen mayor cooperación ante la amenaza terrorista.
España no ha aumentado su nivel de alerta antiterrorista -que se mantiene en el nivel 4 desde el año 2015-, aunque sí ha reforzado la seguridad en entornos significativos e infraestructuras críticas, y ordenado medidas complementarias de seguridad dentro del nivel 4 que implican implantar una serie de acciones estrictas de refuerzo de los dispositivos de seguridad y de las capacidades de control y seguimiento por parte de todos los organismos implicados en garantizar la seguridad.
Así, el Ministerio del Interior intensifica las medidas por conflicto en Oriente Medio, “Se refuerzan las medidas de protección en legaciones diplomáticas y las actividades de los países con mayor nivel de amenaza, a raíz del ataque terrorista de Hamás a Israel y las operaciones de respuesta de Israel ante esa agresión”.
Entre otras actuaciones, se activan determinadas unidades especiales, se refuerzan los dispositivos de protección, se incrementan las medidas de vigilancia sobre las infraestructuras críticas, se coordinan las actuaciones de cibervigilancia y se realizan evaluaciones periódicas sobre todas estas medidas. Especial hincapié se hace sobre medidas de carácter complementario referidas a la utilización de las nuevas tecnologías informáticas.
En este sentido, nuevas exigencias y retos de seguridad se ponen de manifiesto, y el aumento de riesgos y amenazas no tradicionales, especialmente el terrorismo internacional y los ciberataques, han tenido como objetivos principales tanto a los individuos como a las infraestructuras esenciales, incrementando la vulnerabilidad de éstas y produciendo graves perturbaciones en el normal funcionamiento de la sociedad.
Por todo ello, la Gestión Integral del Riesgo es el principal objetivo pues, según la Estrategia de Seguridad Nacional, “Los ciberdelitos y ciberespionaje, el hacktivismo, y la vulnerabilidad en infraestructuras críticas y servicios, son los riesgos principales a los que se enfrenta España”. Si tenemos en cuenta que pone éstos al mismo nivel que el terrorismo y las crisis migratorias, se hace patente que la seguridad en infraestructuras críticas es algo a tener en muy en cuenta ante una amenaza terrorista.
Seguridad Global, Integral e Integrada
Hay que destacar que el nivel 4 sobre 5, además de que implica una serie de medidas especiales pone de manifiesto la necesidad de aplicar y gestionar el concepto de seguridad global, que se viene configurado como una prioridad fundamental para España y, retos como la lucha contra el terrorismo y contra la delincuencia organizada o la agresión a la ciberseguridad resultan primordiales dentro de nuestra política interior y exterior.
Hemos de aplicar herramientas de gestión del riesgo y activar el enfoque de una seguridad, integral e integrada que permitan el abordaje de todos los aspectos que afectan al ámbito de la prevención y protección, y que deben contar, al menos, con las siguientes características:
Nuevas bases. Planes de Seguridad
En España se viene estableciendo planes de seguridad, generales y sectoriales que pueden considerarse modelos de éxito para garantizar la seguridad, principalmente en infraestructuras críticas y estratégicas, tanto en el ámbito público como en el privado.
Modelos basados en la colaboración público-privada, con los que las organizaciones y sus directivos de seguridad son conscientes de que la prevención y la protección garantizan los servicios esenciales para la sociedad, sus usuarios, clientes, intermediarios y colaboradores, así como el funcionamiento de todas las actividades y operaciones con plenas garantías y confianza.
Las infraestructuras en general, y las críticas y estratégicas en particular, necesitan herramientas de gestión que sean transversales en relación a la protección de las instalaciones, teniendo en cuenta las principales áreas afectadas por la seguridad, sobre todo a nivel de indicadores críticos.
En este sentido, la evolución de los sistemas de seguridad y sus nuevas aplicaciones, son una especial base para garantizar la continuidad del funcionamiento ante la amenaza terrorista, así como la convergencia entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y las empresas de seguridad privada.
Esta convergencia entre distintos entes/ámbitos está avanzando en un nuevo modelo, más allá de la colaboración, hacia una integración operativa público-privada, que permite tomar una mayor conciencia y corresponsabilidad en las decisiones a adoptar.
Sectores de Infraestructuras Críticas. Áreas prioritarias
La Seguridad Nacional y las Infraestructuras Críticas pueden considerarse un objetivo global muy especial para el terrorismo, y la prevención y la protección se ha de abordar a nivel institucional, siguiendo políticas nacionales, además de un enfoque internacional.
Por definición, las infraestructuras críticas son vitales para el funcionamiento de la sociedad. Sin suministros confiables de energía o transporte o el seguro funcionamiento de sus estructuras esenciales (sanitarias, financieras, suministros, etc.), nuestra forma de vida actual no sería posible.
Contra la amenaza terrorista hemos de pensar en global, pero hemos de actuar en local, en nuestra dimensión ciudadana, pues la fragilidad y las vulnerabilidades se ponen de manifiesto y, para abordar la seguridad de las Infraestructuras Críticas y Estratégicas, resulta imprescindible disponer de una visión integral del entorno, interno y externo, que tenga en cuenta todos los aspectos de la actividad y sus objetivos, con una perspectiva panorámica, identificando todos los riesgos, amenazas y vulnerabilidades de la organización ante cualquier amenaza, especialmente la que puede planear en tiempos convulsos.
En definitiva, se trata de establecer una metodología que permita transformar los datos en información y éstos en inteligencia. Aunque, en un contexto global, estas herramientas sean una pequeña parte de la seguridad, en el singular campo de las Infraestructuras Críticas, sin duda ayuda de forma significativa a afrontar las amenazas previsibles, identificadas dentro de un campo de probabilidades ya estudiado.
Por todo ello, es fundamental disponer de métodos de análisis para su procesamiento, a fin de poder transformar el conjunto de los datos en inteligencia que permita conocer tendencias, tomar decisiones y optimizar recursos acordes con esa escala de cinco niveles, complementarios y asociados a los niveles de alerta del Plan de Prevención y Protección Antiterrorista.
Para las organizaciones, públicas y privadas, adaptarse implica una revolución profunda en su modelo de gestión de la seguridad, en sus estructuras y procesos internos, y en cómo las personas interactúan y se comportan.
En este último año, principalmente derivado de la pandemia y de la guerra en Ucrania, hemos visto destacada la resiliencia, la adaptabilidad y la constante toma de decisiones. Nuestro protagonismo fue evidente en la capacidad de nuestras organizaciones para afrontar la seguridad de personas y bienes.
Desde el conocimiento y la experiencia académica y profesional en la planificación y la gestión de las seguridades, creemos en la evolución como un camino de transformación y mejora continua y compartida que, actualmente, va más allá de la mera transformación adaptativa natural, para convertirse en una Re-Evolución.
La respuesta al nuevo paradigma ha de ser líquida, como lo es el momento. El nuevo modelo de seguridad humana y de las organizaciones pasa por esa Re-Evolución.
Seguridad y Re-Evolución
La Seguridad Humana y Ciudadana es el proceso de establecer, fortalecer y proteger el orden civil democrático y social, minimizando los riesgos y eliminando las amenazas, permitiendo una coexistencia segura y pacífica, y garantizando la salvaguarda de los derechos humanos, especialmente del derecho a la vida, a la integridad personal, a la inviolabilidad del domicilio y a la libertad de movimiento.
El proceso de transformación de la sociedad hasta nuestros días, ha llevado implícito un aumento constante del bienestar y de la sensación de seguridad y, si realizamos un breve recordatorio de nuestra historia reciente, encontramos distintos hechos muy significativos y contradictorios, que nos demuestran la necesidad de no bajar la guardia hacia esa búsqueda constante de la seguridad.
Ahora, Re-Evolución viene a significar “volver a evolucionar”, retomar el estudio y análisis de la situación, dejando atrás paradigmas obsoletos, e identificando los nuevos retos y exigencias, para saber dar a la sociedad las respuestas adecuadas en la dirección correcta.
Hoy en día el primer objetivo es buscar el nuevo equilibrio y el nuevo orden social que garantice la imprescindible seguridad jurídica, económica, laboral y social.
De la misma forma que los objetivos de la seguridad han ido evolucionando, la respuesta pública y privada no se ha quedado atrás y ha experimentado un cambio sustancial desde sus inicios, principalmente motivado por los avances tecnológicos y la mayor cooperación y valores compartidos conseguidos, pero no es suficiente.
Desde el estudio y la planificación, hasta el rigor en la identificación y evaluación de los riesgos, el planteamiento y aplicación de soluciones globales y la planificación y gestión global, como decíamos recientemente, este será un año de nuevas tendencias, exigencias y retos para la seguridad, tanto física o lógica, como pública o privada.
Se prevé que cada uno de estos planteamientos y desarrollos permitirá a los profesionales responsables de las seguridades estar mejor preparados para enfrentar y capitalizar las innovaciones en soluciones y servicios y, en última instancia, brindar mayor seguridad en los entornos físicos y digitales.
Nuevas exigencias
Nuevas exigencias requerirán de esa Re-Evolución para establecer nuevos planteamiento y soluciones, principalmente en:
Seguridad en la cadena de suministro. Los problemas en la cadena de suministro seguirán siendo una tendencia de inseguridad dominante y será fundamental llevar a cabo un control exhaustivo ya que los ciberataques se producen por vulnerabilidades y carencias de seguridad en las operaciones con proveedores.
Protección de las infraestructuras críticas. La tendencia al incremento de ataques a las infraestructuras críticas y estratégicas se incrementará y debemos seguir avanzando ante las nuevas exigencias de protección y el desarrollo de los planes de seguridad, contingencia y continuidad, que serán la garantía para el funcionamiento de los servicios esenciales.
Soluciones “zero trust”. Las organizaciones requerirán soluciones y sistemas de confianza para garantizar una visibilidad y un control completo de sus redes y deberán implementarse desde un enfoque “security by design”, planificación y ejecución para garantizar el mejor control y gestión de la seguridad global de forma integral e integrada en todo el proceso.
Autentificación de procesos. Si bien adoptar un enfoque de confianza cero, principalmente para la ciberseguridad, se centra en autenticar las credenciales de los dispositivos y aplicaciones conectados, la capacidad de establecer la autentificación de los sistemas de control de acceso biométrico y la videovigilancia en sí serán cada vez más fundamentales para confiar en su valor.
Liderazgo y dirección de seguridad global. Las exigencias, cambios de paradigmas y liderazgos en la gestión de las seguridades, ha motivado la creación de nuevos perfiles profesionales en los últimos años en todos los niveles: Director de Seguridad (CSO), Director de Seguridad de la Información (CISO), Director de Cumplimiento (CCO) y al que hay que añadir otro más reciente, como es el Director de Seguridad Global (CGS). Este tiene como misión gestionar la seguridad integral e integrada de todo lo relacionado con la actividad de la organización.
Nuevos retos
Como consecuencia de las nuevas exigencias se nos presentan nuevos retos principalmente en los aspectos de:
Seguridad integral e integrada. La pandemia ha sido un especial catalizador en la implementación de las tecnologías de prevención y protección de activos y personas con bajo o nulo contacto, muchas de las cuales ahora están integradas de forma permanente, al igual que el uso de plataformas para el trabajo a distancia o teletrabajo, el video inteligente, el control y gestión del transporte y la logística, etc., a fin de garantizar el funcionamiento de las organizaciones en materia de salud y seguridad pública y privada.
Modelo de trabajo híbrido. Los modelos de trabajo híbridos son la norma hoy. Es una de las principales tendencias que dominará la industria de la seguridad en esta Re-Evolución y representa un modelo de seguridad en el que ningún dispositivo es automáticamente confiable y debe ser validado.
Ciberseguridad estructural OT. La seguridad como misión tradicional de la que se ocupaban los departamentos de TI, continuará trasladándose a la OT, creando nuevos retos para las organizaciones. No obstante, la amenaza de ciberdelincuencia se ha incrementado y requerirá de nuevas soluciones personalizadas por sectores de actividad.
Ataques de ransomware. A lo largo de los últimos años hemos visto incrementarse notablemente el número de amenazas y ataques de ransomware con métodos "file" y "fileless", siendo ya habitual su presencia en el mundo digital actual. Los ataques seguirán aumentando y serán cada vez más sofisticados, perjudicando a instituciones y organizaciones públicas y privadas, así como a los ciudadanos en general.
El sondeo y análisis de la información captada nos ha llevado a relacionar las principales exigencias y retos de seguridad. En la actualidad, se vislumbran líneas de acción, de lo que llamamos Re-Evolución (respuesta evolutiva), para el planteamiento de las mejores soluciones para la gestión del riesgo en materia de seguridad física y ciberseguridad, con nuevas coordenadas para la planificación del manejo de la incertidumbre y la resiliencia.
Innovación tecnológica
La industria de las seguridades se encuentra en una posición única para identificar los potenciadores más importantes, los eventos disruptivos y los desarrollos derivados de las nuevas exigencias y retos, que darán forma al panorama de la seguridad desde el diseño y desarrollo tecnológico de nuevas soluciones y aplicaciones para una gestión integral e integrada.
Especialmente, se prevé que en esta Re-Evolución se irá consolidando la importancia de la ciberseguridad para proteger los diferentes ámbitos institucionales, industriales y comerciales.
Tras observar el mercado, escuchar y analizar a grandes usuarios y empresas, creemos que los siguientes temas afectarán a la demanda y la oferta de la industria de las seguridades, en una tendencia consolidada, tanto en este año como en el futuro.
El valor compartido
El valor compartido en la seguridad es una nueva visión que ofrece soluciones innovadoras de alto valor estratégico y operativo en el mercado globalizado de la seguridad de alto riesgo y, en especial, para los sectores de actividad estratégicos y críticos, contribuyendo al progreso con respuesta a las nuevas exigencias y los nuevos retos.
Desde el valor compartido entre la seguridad pública y la privada y la mayor profesionalización de la oferta y la demanda, se plantea igualmente una Re-Evolución y, sin duda, una nueva oportunidad para avanzar en la Seguridad Global de un mundo de retos colectivos y futuro incierto, con necesidad de entender las nuevas dinámicas sociales, económicas, energéticas y tecnológicas, a fin de propiciar el desarrollo de ese amplio concepto de la nueva seguridad que va a estar presente de ahora en adelante.
Para ello, se impone la revisión y redefinición de las políticas de seguridad, creando una nueva cultura de seguridad integral e integrada, estableciendo los mecanismos de control y gestión de la seguridad física y lógica, y cuidando los sistemas, sin olvidar dimensionar la resiliencia.
Pero también hemos de aprovechar la oportunidad para avanzar en la seguridad global, prevención más protección para los ciudadanos, dado que, en estos momentos, las amenazas se presentan con muchas dimensiones y formas, en ámbitos como la geopolítica, la delincuencia y terrorismo, las catástrofes naturales y, más recientemente, las pandemias mundiales y los efectos multiplicadores de la guerra de Ucrania.
Los desafíos que sugiere el nuevo contexto global de riesgos y amenazas requieren soluciones de seguridad innovadoras, tanto en el ámbito público como en el privado, que incorporen a la inteligencia y la tecnología como bases de una estrategia de seguridad necesaria para operar en las organizaciones y la sociedad en su conjunto, pero sin olvidar que el valor social contribuye a crear valor económico, y viceversa, siendo inexcusable el contemplar como un todo ambos tipos de valores.
Con ello, podremos ofrecer soluciones holísticas para la Gestión del Riesgo y, especialmente, para las Infraestructuras Estratégicas y Críticas que, sin duda, requieren productos y servicios de seguridad adecuados a sus específicos riesgos, amenazas y vulnerabilidades.
También precisamos una Re-Evolución para la colaboración público-privada desde el cumplimiento a la integración operativa, contando con la cooperación de todos los actores involucrados en la regulación, planificación y operación de las diferentes infraestructuras que proporcionan los servicios públicos esenciales para la sociedad, logrando una asociación público-privada que resulte provechosa para todos, sin olvidar que una óptima colaboración descansa en la óptima calidad del proveedor de servicios de seguridad al ciudadano.
La experiencia académica
También hemos de realizar una Re-Evolución en el desarrollo académico centrado en una profesionalización especializada en la gestión, liderazgo y la mejor organización para la implementación y gestión de los sistemas y servicios de seguridad.
Hemos de Re-Evolucionar la especialización e impulsar a organizaciones y profesionales responsables y comprometidos, para que aprendan y se desarrollen siendo proactivos, innovando, colaborando y aportando valor. Es preciso capacitar a sus líderes y equipos para conseguir ser una organización imparable ante las nuevas exigencias y retos de seguridad de la sociedad.
Hemos de Re-Evolucionar el protagonismo de la seguridad en las organizaciones a través de un aprendizaje activo e inmersivo.
Creemos en la evolución como un camino de aprendizaje y transformación continuo y compartido que va más allá de la respuesta adaptativa natural, convirtiéndose en una Re-Evolución profunda, ajustada a estos tiempos de crisis múltiple globalizada en los que se requiere un debate individual y conjunto, profundo y sincero, sobre los caminos para superarnos y superarla.
Resultan incomprensibles las dificultades, las inseguridades, la desprotección social y el sufrimiento humano que ha provocado esta guerra. Más de un tercio de la población de Ucrania ha sido forzada a huir de su hogar. En ese contexto, la situación de las inseguridades sigue siendo impredecible.
Apoyar a las poblaciones desplazadas en Ucrania es una prioridad central. Los retornados espontáneos tendrían que recibir asistencia mediante una combinación de programas humanitarios, de desarrollo, de recuperación y de seguridad, lo que allanaría el camino para la recuperación, la reconstrucción y la reactivación económica.
La inseguridad global es manifiesta. Para las personas desplazadas internas, la seguridad y el acceso a una vivienda adecuada son los principales obstáculos para un retorno sostenible en condiciones dignas.
Como ha declarado Pascale Moreau, Directora Regional de ACNUR para Europa, “No debe menguar nuestra respuesta para satisfacer las necesidades de las personas desplazadas y garantizar su seguridad hasta que encuentren un hogar”.
Consecuencias y repercusiones de la guerra
Además de los miles de víctimas mortales y los millones de desplazados internos y refugiados, gravita sobre la población la violencia de género, el reclutamiento forzado de hombres, los problemas de acceso a alojamiento y medios de vida, la descomposición de la economía, la corrupción, las venganzas, las psicopatías exacerbadas por el estrés y el dolor, y un largo etcétera de horrores, del todo incomprensibles en pleno Siglo XXI, que muestran sin paliativos los deficitarios y débiles avances efectuados en materia de protección global.
"Es desgarrador que innumerables niños se lleven la peor parte de este conflicto, forzados a abandonar sus hogares y escuelas mientras huyen en busca de seguridad", dijo Andrew Morley, presidente y director general de World Visión International.
Como complemento dantesco de tanto sinsentido, la crisis de Ucrania amenaza y afecta al suministro energético y de alimentos y a la estabilidad económica de algunos de los países más vulnerables del mundo, dado que Rusia y Ucrania proporcionan casi una cuarta parte del suministro mundial de trigo, y ya estamos viendo cómo este conflicto afecta al abastecimiento de alimentos en países como Yemen y Líbano.
Las consecuencias humanitarias, económicas y medioambientales siguen creciendo. Y no sólo está pasando factura en Ucrania, sino en todo el mundo, donde sus efectos están alimentando otros conflictos y emergencias.
Un conflicto que se extiende por mucho tiempo deja ciudades completamente destruidas y devastadas, pero dentro estaban sus habitantes, que, si tuvieron la suerte de sobrevivir, se encuentran igualmente destrozados por tener que enfrentar el día a día en constante amenaza, soportando el miedo, el hambre, el frío y la pobreza, además de sentir que siempre su vida y la de sus seres queridos, corre peligro.
No obstante, tener de pronto convertidos en ruinas su domicilio, su negocio, su estatus social, su patrimonio o los recuerdos de una vida, no es el drama mayor a enfrentar. El verdadero drama de las víctimas de un conflicto bélico es que muchos pierden a familiares, amigos, vecinos, conocidos e incluso su barrio o entorno afectivo. Esa amputación repentina de toda una biografía es difícil de paliar y menos de sanar por más programas de intervención que se pongan en marcha.
Es preciso repensar y reinventar nuestros sistemas energéticos y alimentarios globales pues, los efectos combinados de la guerra de Ucrania y otras crisis e inseguridades relacionadas, están dejando al descubierto importantes vulnerabilidades y debilidades, principalmente en los sistemas energéticos y alimentarios mundiales.
La guerra en Ucrania agrava la inseguridad alimentaria. Solo la región del Norte de África y Oriente Medio (MENA), aunque solo representa el 4% de la población mundial, concentra el 30% de la compra mundial de trigo, la mitad de la cual procede de Ucrania y de Rusia. La ONU advierte del aumento de personas con inseguridad alimentaria, como una situación agravada por la guerra en Ucrania.
Por otro lado, los ministros del Interior de la UE, en reciente reunión de Consejo informal en Praga, alertaron sobre los riesgos para la seguridad que implica la guerra en Ucrania, que podría acabar generando más tráfico de armas, de personas y de drogas, violencia e incremento de la inseguridad ciudadana en Europa, según la comisaria europea, Ylva Johansson.
Desde la perspectiva de la seguridad humana es prioritario poner en el centro de los debates las vidas de las personas y atender de forma prioritaria la necesidad de minimizar el riesgo y las inseguridades para la población civil desde un compromiso riguroso y global.
Inteligencia y seguridad
El Servicio de Seguridad e Inteligencia de Ucrania (SBU - Sluzhba Bezpeky Ukrayiny) es la agencia de seguridad nacional ucraniana. El acrónimo SBU es el nombre común empleado por los ucranianos para referirse a los servicios secretos que tiene, entre otras funciones la lucha contra los delitos que ponen en peligro la paz y la seguridad de la sociedad, el terrorismo, la corrupción y las actividades delictivas organizadas de la gestión y la economía, así como otros actos ilícitos que amenazan los intereses vitales de Ucrania.
Desde que se produjo la invasión rusa los servicios de Inteligencia se han convertido en una herramienta clave y cabe destacar que las Agencias de Inteligencia de Estados Unidos han colaborado con Ucrania desde el comienzo del conflicto apoyando las operaciones de recopilación de información. Un ejemplo de ello podría ser la información en tiempo real a las fuerzas ucranianas de cuándo y dónde impactarían los misiles y bombas lanzados por el ejército ruso, aunque la labor de los servicios de inteligencia va más allá de conocer las posiciones del enemigo.
Desafíos a medio y largo plazo
Sobrevivir y prosperar es el plan europeo para apoyar a Ucrania en la guerra pero, por desgracia, la guerra tiene pocas perspectivas de terminar a corto plazo. La violencia remite a veces, pero la falta de una solución negociada significa que puede reavivarse en cualquier momento. Los ucranianos y sus simpatizantes de Europa y otros lugares deben hacerse a la idea de que esta será larga y con graves consecuencias.
Una crisis como la actual podría desembocar en una grave escalada militar y con graves impactos humanitarios y se hace necesario prever planes de asistencia humanitaria y de políticas de migración y asilo basadas en el respeto a los derechos humanos y las obligaciones internacionales.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha recordado que hay más de 13 millones de ucranianos desplazados de sus hogares por la guerra de Ucrania y ha alertado de que sus perspectivas de volver a sus casas están marcadas por la inseguridad.
Igualmente, la preocupación por la seguridad alimentaria en esta región es elevada, como ponen de manifiesto las numerosas declaraciones del Secretario General de la ONU, António Guterres, quien ha hablado de un riesgo «de hundimiento del sistema de alimentación mundial».
Pero hay otras batallas que se están librando, también en la comunicación e información. Los usuarios de Internet y las redes sociales están siendo bombardeados con desinformación sobre el conflicto. La campaña de desinformación de Rusia está tratando de convencer a un público en casa y en todo el mundo de que lo que está haciendo en Ucrania es justificable. Todos los violentos lo hacen.
En definitiva, no podemos ni debemos permitirnos seguir construyendo sociedades inseguras, violentas y desiguales, sometidas a riesgos globales, y han de ponerse de manifiesto soluciones, igualmente globales, para su seguridad y protección, basadas en los derechos humanos, el bien común y la solidaridad.
Las guerras, en el fondo siempre incomprensibles, también producen pánico, desconfianza social e inseguridad no solo en los países afectados sino en todo el mundo, pero es curioso ver que, pese a que en la historia de nuestro planeta nunca ha habido un periodo con menos guerras que el presente, el análisis de todo el horror, el dolor y la estupidez humana precedentes no ha servido casi nunca para evitar los siguientes conflictos, siempre basados en la injusticia, la inseguridad y el miedo.
Por eso es preciso trabajar a nivel mundial por resolver poco a poco tres frentes de sustentación de inseguridades muy concretos:
Son momentos de profundización y sensibilización hacia lo esencial. Nunca más que antes, hay que llevar también la paz y el ejemplo de cordura a los programas y discursos de nuestros políticos, porque sólo haremos seres sanos, sensibles, sensatos y seguros, si los líderes mediáticos que aparecen en las pantallas mundiales dan muestra de esos valores.
Combatir la inseguridad es tarea del Estado y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. No obstante, frente a los nuevos y crecientes desafíos de actos antisociales (tráfico de drogas, delincuencia organizada, blanqueo de capitales, terrorismo internacional, vandalismo, etc.), las instituciones estatales no siempre disponen de la capacidad para responder adecuadamente a estos riesgos y amenazas, y se encuentran cada vez más limitadas a la hora de diseñar estrategias eficaces.
Todos estos aspectos son ingredientes que alimentan esa inseguridad del ciudadano, tanto percibida como real, frente a los cuales los políticos deben buscar respuestas eficientes, tratando de ofrecer un bienestar lo más estable posible, en los aspectos económicos, políticos y sociales, empezando por dar una atención prioritaria a los ámbitos locales.
Para ello, ahora que en España entramos en período de elecciones locales y generales, un programa de modernización y reinvención de la seguridad solo puede basarse y plantearse pensando en el global para actuar de manera eficiente en lo local.
Pensar en global y actuar en local. Conceptos
En general, y en las instituciones públicas en particular, existe un roce natural entre la mentalidad global y la local, que se tiene el deber de resolver.
Hay que ir transmitiendo la seguridad (y muchos otros conceptos) desde el pensamiento global al local, es decir, desde el nivel europeo, al de país, al de comunidad, al de ciudad y al de barrio.
Pensar en global y actuar en local debe ser un inteligente acuerdo político y social frente a los problemas de inseguridad y emergencias que ponga en marcha y optimice el uso de los valores y los recursos disponibles.
Bases de trabajo
Estructuras locales de seguridad:
La Constitución Española, en su artículo 148.1.22, atribuye a las Comunidades Autónomas competencia en materia de coordinación y demás facultades en relación con las Policías Locales y los servicios de emergencia.
La Ley Orgánica 2/1986, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (LOFCS) regula este aspecto al establecer, en su artículo 39, que corresponde a las Comunidades Autónomas, coordinar la actuación de las Policías Locales en el ámbito territorial de la Comunidad, mediante el ejercicio de las siguientes funciones:
Las políticas nacionales en los ámbitos tradicionales de la seguridad ya no son suficientes para salvaguardarla en pleno Siglo XXI. Sólo un enfoque integral, que conciba la seguridad de manera amplia e interdisciplinar, a nivel nacional, europeo e internacional, puede responder a los complejos retos a los que nos enfrentamos.
La Estrategia Española de Seguridad (EES) basa la política de seguridad en una serie de conceptos básicos, como: un enfoque integral de las diversas dimensiones de la seguridad, la coordinación entre las administraciones públicas y con la sociedad, la eficiencia en el uso de los recursos, y la anticipación y prevención de las amenazas y riesgos.
Es de desear que el desarrollo de una reorganización progresiva del Sistema de Seguridad Nacional, basado en las estructuras y organismos que vienen desempeñando funciones de seguridad, posibiliten, mediante las oportunas modificaciones legislativas, la tan aludida integración de todos los actores públicos y privados de la seguridad, favoreciendo que su gestión sea, como se ha proclamado tantas veces, más ágil y eficiente.
Al mismo tiempo, en las Estrategias elaboradas hasta la fecha se echa en falta una alusión más clara y dinámica al mundo local, a sus estructuras, partícipes de la seguridad precisamente en el entorno más directamente percibido por la sociedad.
Evolución y desarrollo
El objetivo es plantear la cultura de la seguridad como un bien público, propiciando la evolución y desarrollo de un paradigma de seguridad compartido, que abarque de lo global a lo local. Los principales organismos centrados en el análisis del concepto de seguridad han dejado patente su carácter evolutivo y la necesidad de adaptarlo a las transformaciones acaecidas con la creciente globalización.
La necesaria integración, definida en las sucesivas Estrategias de Seguridad adoptadas en los ámbitos internacional y nacional, requiere una toma en consideración de la perspectiva local, haciéndola partícipe de los objetivos trazados en los diferentes niveles y estrategias.
En este sentido, conviene recordar que en España, más del 85% de la población reside en el 16% de municipios, que representan los de un censo superior a 5.000 habitantes y que el colectivo de las policías locales, estimado entre 70.000 y 80.000 efectivos, se encuentran repartidos, precisamente, en esos mismos municipios.
Entre las propuestas señaladas en torno a los procesos de mejora y adaptación de la Policía al actual contexto global, cabe señalar las siguientes:
Con esta perspectiva, la seguridad local ha de dar respuesta a una serie de ámbitos o retos que son vividos con especial intensidad en los entornos urbanos, configurando lo que se viene a denominar como
Estrategia Local de Seguridad:
En todo caso, teniendo en cuenta que los planteamientos han de ser glocales, es decir, aplicando esquemas de seguridad global a lo local, e integral e integrada entre los recursos de seguridad pública y privada como se establece igualmente en la Ley de Seguridad Ciudadana y Ley de Seguridad privada.
Finalmente, para pensar en global y actuar en local, hay que tomar conciencia de nuestra propia responsabilidad de tratar de profundizar y comprender la realidad que nos rodea y la urgencia de sus amenazas, compartiendo nuestros conocimientos como manera de contribuir a una sociedad basada en la seguridad y el bien común.
Para crear las condiciones de un cambio sostenible es necesario tejer redes de colaboración, y nuestras relaciones personales y profesionales pueden constituir también un ecosistema de transformación.
En esta línea, queremos invitar a pensar de manera global, generando un marco de desarrollo exportable que nos permita actuar en lo local. Vamos a cambiar poco a poco el paradigma y la cultura de la seguridad en nuestra sociedad, hasta llegar a integrar esa estructura facilitadora de nuestro bienestar de manera tan silenciosa y eficiente que, como el propio esqueleto que sustenta nuestro organismo, no se note siquiera que está integrado debajo de la piel que nos cubre, permitiéndonos experimentar la tranquilidad de existir en paz como sociedad y como personas, en una armonía codependiente y sinérgica.
En este sentido, tenemos algunos datos impactantes sobre la seguridad de los pacientes, y se estima que anualmente alrededor de 143 millones de personas en el mundo sufren daños como consecuencia de la falta de seguridad en la atención hospitalaria. Como consecuencia de la falta de seguridad de los pacientes se origina un gasto hospitalario de más del 15 por ciento del presupuesto.
La 74ª Asamblea Mundial de la Salud aprobó en mayo del 2021 el «Plan de acción mundial para la seguridad del paciente 2021-2030», con el fin de potenciar su seguridad como un componente esencial en el diseño, los procedimientos, la gestión y la evaluación del desempeño de los sistemas de seguridad de todo el mundo.
La seguridad en hospitales y del paciente, responsabilidad de todos
La inversión para mejorar la seguridad puede conseguir ahorros considerables, así como mejor resultado para los pacientes, ya que el coste de la prevención del daño es, generalmente, menor que el coste derivado de afrontar sus consecuencias.
La seguridad de los pacientes está prevista en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, cuyo objetivo general es "garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades", siendo un objetivo primordial el procurar el acceso de todas las personas a los servicios de salud esenciales con todas las seguridades.
Ello es responsabilidad de todos los profesionales implicados en el amplio esquema de desarrollo de la actividad sanitaria y se deben adoptar las acciones necesarias para aplicar todas las medidas de seguridad a nuestro alcance con eficacia y eficiencia, garantizando así, tanto la salud y bienestar del usuario, como los de los profesionales sanitarios.
La seguridad del paciente tiene un punto de arranque fundamental en una educación y formación básica y continua en materia de calidad de todos los profesionales implicados, que garantice que estos tengan las aptitudes y competencias profesionales adecuadas en sus respectivos cometidos y funciones dentro de todo el largo proceso.
Con todo y por ello, se puede y debe mejorar la seguridad de los pacientes, generando una cultura de la seguridad en el ámbito sanitario, siendo de vital importancia la aplicación de procedimientos y generación de conductas que traten de reforzar las distintas seguridades.
En este sentido, interesa resaltar la importancia de la formación de equipos multidisciplinares, con la participación de diferentes especialidades profesionales (arquitectura, ingeniería, empresas tecnológicas y de seguridad, etc.), además de todos los correspondientes a las disciplinas sanitarias (gestores, médicos, auxiliares, sanitarios, etc.), trabajando de forma conjunta y colaborativa, con un objetivo común: “Primun non nocere”, es decir, dentro de la potencial injerencia que toda intervención sanitaria representa, poder garantizar la excelencia en el funcionamiento y programación dirigida a la conservación, mantenimiento y recuperación de la salud de los pacientes, siempre con el menor daño posible.
Seguridad global, integral e integrada
Hoy en día, se contabiliza a nivel mundial un número elevadísimo de víctimas y de daños a las personas, en gran medida evitables, a causa de las deficiencias, errores y vulnerabilidades, tanto en los procedimientos e infraestructuras, como en la propia atención sanitaria. Ya sea debido a falta de inversión o a mala gestión, lo que subyace es en gran medida las carencias derivadas de una deficiente cultura para la seguridad de los pacientes.
Reconociendo que garantizar la seguridad del paciente es una prioridad clave en la prestación de los servicios de calidad y considerando que todas las personas deben recibir servicios de salud seguros, independientemente del lugar donde se presten, se presenta, en primer lugar, la necesidad de desarrollar una cultura de seguridad que, por una parte, conozca, acepte y afronte el amplio catálogo de riesgos inherentes a la asistencia sanitaria y por otra, trate incidentes o errores con un criterio no meramente defensivo.
Por otro lado, reafirmando el principio de «ante todo no hacer daño», son evidentes los beneficios que pueden obtenerse promoviendo y mejorando la seguridad del paciente con actuaciones en el conjunto del sistema sanitario a todos los niveles, sectores y entornos, teniendo en cuenta que la seguridad del paciente (y de los trabajadores sanitarios) no puede garantizarse sin acceso a infraestructuras, tecnologías y dispositivos de prevención y protección que deben estar bien informados, y con un personal sanitario, técnico y de gestión cualificado y comprometido, desarrollando su labor en un entorno propicio y seguro.
Garantizar la seguridad de los profesionales es sinónimo de proteger la de los usuarios, por lo que la prevención de riesgos laborales es uno de los pilares sobre los que debe asentarse el trabajo desempeñado en los centros asistenciales y hospitalarios.
Consolidar una cultura de la seguridad y un enfoque centrado en el paciente y mejorar y garantizar la seguridad requieren, igualmente, la creación de un liderazgo sólido, con enfoques sistémicos y sistemáticos, recursos humanos y de tecnologías adecuadas y el intercambio de prácticas óptimas y confianza mutua, según proceda, mediante la cooperación y la colaboración profesional público-privada.
Igualmente, hemos de reconocer que la mayoría de los eventos adversos pueden evitarse con estrategias y prácticas eficaces de prevención y mitigación, según corresponda, con políticas bien elaboradas, sistemas de datos, procesos de atención rediseñados para mejorar el ejercicio profesional, sistemas de regulación y control eficaces y estrategias de comunicación adecuadas, con soluciones de valor, especialmente en el campo de la prevención, para tratar de que los riesgos sean los mínimos y, en el caso de que se materialicen, los sistemas estén preparados para poder disminuir el impacto o el daño.
El planteamiento de presente y de futuro de las instalaciones sanitarias, exige de: una gestión integral e integrada de las seguridades (industrial, física, lógica, pública y privada); una gestión integral y centralizada de la vigilancia y la comunicación; una organización y gestión de la autoprotección, y una alineación de los objetivos de sanidad y seguridad con una normalización y homogeneización de la gestión integral.
Además, hemos de hacer notable la importancia de la seguridad desde el diseño y la arquitectura actual que trabaja en lo que se denomina “diseño basado en evidencias”, cuyo objetivo es establecer un vínculo directo entre las estrategias de diseño y los resultados médicos. Uno de los resultados obtenidos con los trabajos actuales es una herramienta que permite identificar posibles actuaciones de mejora, y ordenarlas según su coste, lo que puede resultar de gran utilidad para los centros sanitarios.
Retos y oportunidades. Asignaturas pendientes
En un mundo que evoluciona rápidamente y en el que convergen salud, seguridad y tecnología, una asistencia sanitaria sostenible ya no solo se limita a los retos sociales y medioambientales relevantes a los que nos enfrentamos actualmente. Hemos de proporcionar herramientas y soluciones optimizadas que mejoren la sostenibilidad financiera y la eficiencia de las organizaciones sanitarias, mejorando la seguridad para proteger, tanto a pacientes como al personal sanitario, ampliando el acceso a una atención de calidad y proporcionando a los profesionales de la salud una seguridad y un apoyo personalizado y oportuno a lo largo de todo el proceso del paciente.
Hemos de innovar en el presente y para el futuro, y eso pasa por preocuparnos por la falta de progresos generales en la mejora de la seguridad de la atención de la salud y un buen comienzo es darnos cuenta de la mejora significativa que las medidas de seguridad han tenido durante la pandemia de la COVID-19, con un impacto variable y una eficacia efímera dado que, en muchos casos, no han sido adaptadas para su aplicación fructífera permanente.
Hemos de reconocer la importancia de una medición sólida de la seguridad del paciente para promover sistemas de salud más resilientes, una labor preventiva mejorada y más específica, fomentando la seguridad y la concienciación sobre los riesgos y su eficiente tratamiento. La transparencia en el análisis de datos de incidentes, junto con la capacitación y el desarrollo profesional continuo ha de crear y mantener una plantilla de personal sanitario y de seguridad, competente y comprometido, que trabaje en un entorno favorable para poder garantizar la seguridad en la ejecución de la atención sanitaria de los pacientes y sus familias. Esencial será para ello, hacerlos partícipes en esa mejora de la seguridad de la atención que consiga los resultados sanitarios deseados.
Sin embargo, no podemos olvidar que, para mejorar y garantizar todo eso, es necesario subsanar los déficits en materia de conocimientos, políticas, diseño, prestación y comunicación a todos los niveles y con todas las seguridades.
Capítulo aparte merece el planteamiento de una formación especializada y continuada, con el entrenamiento y actualización a lo largo de toda la vida profesional como uno de los ejes de la seguridad del paciente y de un funcionamiento seguro.
Renovar la cultura de seguridad implica aplicar un modelo de valor compartido por todos los profesionales e individuos implicados en cualquier organización (y más las sanitarias) que han de trabajar de forma coordinada, colaborativa y participativa dentro de unas organizaciones tan plurales y complejas, que precisan llevar como bandera un conjunto de valores y normas que posicionan a la seguridad, la reducción del riesgo de daño y la mejora continua como el objetivo común a perseguir de cara a una asistencia sanitaria de calidad y una seguridad del paciente impecable.
Celebremos el “Día Mundial de la Seguridad del Paciente” y trabajemos por esa seguridad global, integral e integrada, pública y privada.