Durante la mayor parte del siglo pasado, los EE UU fue casi la única nación del mundo capaz de confiar a la industria privada los servicios públicos de telecomunicaciones, esfuerzo asegurado por AT&T y sus filiales, a través de una estructura orgánica integrada desde la investigación, los Bell Labs, la fabricación, Western Electric y la operación del servicio a través de una serie de empresas telefónicas conocidas como Bell System que operaba sobre la base de un monopolio regulado por las autoridades federales.
En 1981, la FCC toma la decisión histórica de liberalizar los servicios que combinaban la comunicación y el proceso de datos, estipulando que desde 1983, AT&T solo podría ofrecer esos servicios a través de una filial totalmente independiente, por lo que se vio obligada a crear una nueva entidad, AT&T Information Systems.
La decisión de la FCC fue seguida de un acuerdo que ponía fin a un largo proceso de siete años del Departamento de Justicia por prácticas antimonopolio. Según este decreto, AT&T, atrapada in the web of corporate law, debía renunciar a sus 22 compañías de explotación local, levantándose, sin embargo las anteriores restricciones que le impedían participar en los mercados no regulados.
Estas dos acciones gubernamentales ponen en marcha uno de los mayores procesos de reestructuración de la historia de las telecomunicaciones: La desagregación de una empresa de mas de 70 millones de clientes, 3 millones de accionistas, un millón de empleados y unos activos de mas de 150 mil millones de US$!
Como resultado de este proceso, las antiguas compañías de explotación quedan agrupadas en siete empresas regionales independientes entre si y de la propia AT&T, que se hace cargo de la fabricación, la investigación, las comunicaciones nacionales y LD, los servicios de información y el mercado internacional en el debería competir entre otros con la propia ITT.
Necesidad y virtud
Ante esta “desamortización”AT&T hace de la necesidad virtud, entrando de lleno en el mercado de la información con la oferta de una amplia gama de productos y servicios de vocación mundial.
El resultado final de la liberalización, conduce a la segregación la actividad de la operación, que mantiene el nombre de AT&T, de las otras actividades. Así, la innovación y la tecnología se organizan con una política de “divisiones por chimeneas:” Network Systems, Microelectrónica (hoy Agere), los Bell Labs y BCS. En 1996, una vez segregada BCS con la denominación de Avaya, se bautiza el resto con el “desconocido” nombre de Lucent Technologies…
Año 2001. Sorpresa, H. Schacht y S. Tchuruk máximos responsables de Lucent y Alcatel, anuncian la fusión de ambas entidades, pero los acuerdos se rompen en el último momento el 29 de mayo, año en que Thomson pasa a llamarse Thales para abandona definitivamente las telecomunicaciones. Las causas nunca quedaron totalmente claras, aunque la razón profunda, pudo ser la dificultad de reconvertir un enorme conglomerado, que obligaría a despidos sin precedentes.
Desde entonces, ambas empresas han sabido adaptarse a las vicisitudes del mercado y el nuevo intento de fusión recientemente anunciado y ya imaginado en 1985, se sitúa en un contexto totalmente favorable y conveniente desde todos los puntos de vista. A la tercera va la vencida!