La preocupación por el clima aumenta cada día que pasa. Este fin de semana se lanzó en París un Pacto Mundial por el Medio Ambiente, promovido por cincuenta jueces, abogados y juristas de Canadá, Estados Unidos, India, Pakistán, China, Turquía, Camerún, Rusia y la Unión Europea.
Propuesto por el Club de Juristas de Francia, se diferencia de otros documentos, como la Declaración de Río de 1992, en que no es meramente declarativo, sino que podrá ser invocado contra los Estados ante los correspondientes tribunales.
Es el tercer Pacto Mundial, después del de los Derechos Civiles y Políticos y del de los Derechos Económicos Sociales y Culturales (adoptados en 1966), que reconocerá por primera vez los derechos del Medio Ambiente.
Tiene una perspectiva interesante: toma su fuerza del Derecho, que permitirá reivindicar su aplicación cuando sea necesario, frente a los potentes grupos económicos que se protegen detrás de las leyes. Además, pretende poner el contrapunto a la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París (2015) para contener el calentamiento global.
Esta iniciativa es no menos importante que la que exponen esta semana en la revista Nature decenas de personalidades pidiendo a los líderes del G20, que se reúnen en Hamburgo del 7 al 8 de julio, que actúen urgentemente a favor del clima, ya que sólo quedan tres años para preservarlo.
Agotado el presupuesto del carbono
El Grupo de los 20 es un foro de 19 países, más la Unión Europea, que reúne a jefes de Estado (o Gobierno), gobernadores de bancos centrales y ministros de finanzas para abordar temas relacionados con el sistema financiero internacional.
Entre los firmantes del artículo de Nature están antiguos jefes de Estado, ex-alcaldes, científicos, responsables de ONGs, sindicalistas, dirigentes de multinacionales y de fondos de inversión.
Señalan que se ha agotado el presupuesto de carbono, el que se puede enviar a la atmósfera para mantener la temperatura global por debajo de los 2ºC convenido en el Acuerdo de París. Insisten en que 2020 es el año del no retorno para el clima, y que si la curva de las emisiones de CO2 no se invierte de aquí a tres años, ya será imposible contener el calentamiento global.
El llamamiento se acompaña de un gráfico que expone con claridad la situación. Si las emisiones contaminantes (en azul) descienden realmente de aquí a 2020, el planeta dispondrá de veinte años para reinvertir la situación. Pero si esperamos a 2025, quedarían sólo 10 años, una un plazo demasiado corto para conseguir el reequilibrio climático.
Propuesto por el Club de Juristas de Francia, se diferencia de otros documentos, como la Declaración de Río de 1992, en que no es meramente declarativo, sino que podrá ser invocado contra los Estados ante los correspondientes tribunales.
Es el tercer Pacto Mundial, después del de los Derechos Civiles y Políticos y del de los Derechos Económicos Sociales y Culturales (adoptados en 1966), que reconocerá por primera vez los derechos del Medio Ambiente.
Tiene una perspectiva interesante: toma su fuerza del Derecho, que permitirá reivindicar su aplicación cuando sea necesario, frente a los potentes grupos económicos que se protegen detrás de las leyes. Además, pretende poner el contrapunto a la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París (2015) para contener el calentamiento global.
Esta iniciativa es no menos importante que la que exponen esta semana en la revista Nature decenas de personalidades pidiendo a los líderes del G20, que se reúnen en Hamburgo del 7 al 8 de julio, que actúen urgentemente a favor del clima, ya que sólo quedan tres años para preservarlo.
Agotado el presupuesto del carbono
El Grupo de los 20 es un foro de 19 países, más la Unión Europea, que reúne a jefes de Estado (o Gobierno), gobernadores de bancos centrales y ministros de finanzas para abordar temas relacionados con el sistema financiero internacional.
Entre los firmantes del artículo de Nature están antiguos jefes de Estado, ex-alcaldes, científicos, responsables de ONGs, sindicalistas, dirigentes de multinacionales y de fondos de inversión.
Señalan que se ha agotado el presupuesto de carbono, el que se puede enviar a la atmósfera para mantener la temperatura global por debajo de los 2ºC convenido en el Acuerdo de París. Insisten en que 2020 es el año del no retorno para el clima, y que si la curva de las emisiones de CO2 no se invierte de aquí a tres años, ya será imposible contener el calentamiento global.
El llamamiento se acompaña de un gráfico que expone con claridad la situación. Si las emisiones contaminantes (en azul) descienden realmente de aquí a 2020, el planeta dispondrá de veinte años para reinvertir la situación. Pero si esperamos a 2025, quedarían sólo 10 años, una un plazo demasiado corto para conseguir el reequilibrio climático.
Fuente: Nature
Hoja de ruta
El documento es una hoja de ruta que se resume en estos puntos clave: desarrollar masivamente las energías renovables, prohibir la construcción de centrales de carbón dentro de tres años, repensar las infraestructuras para reducir el impacto climático, desarrollar masivamente los vehículos eléctricos y los transportes colectivos, acometer la reforestación y la conversión de tierras para almacenar CO2 fuera de la atmósfera, disminuir a la mitad los desechos industriales y reorientar las inversiones hacia la acción climática.
Estas inversiones deben abandonar las energías fósiles y potenciar las energías limpias, como la solar y fotovoltaica. También será necesario repensar el consumo de energía en los países desarrollados, aportando a los países con menos recursos las energías limpias que necesiten.
Aunque el llamamiento no menciona la energía nuclear, una forma de producir electricidad sin carbono, sí insiste en que la dinámica energética está a favor de las energías renovables.
Lo que está pasando con el clima pone de manifiesto la nueva señal de los nuevos tiempos: la sociedad civil se está movilizando por iniciativa propia para aumentar la sensibilidad social sobre problemas que nos afectan a todos, y presionan a los poderes institucionalizados para que reaccionen.
Arnold Schwarzenegger lo dijo en la reunión de París para lanzar el Pacto Mundial: la defensa del Medio Ambiente trasciende la división izquierda derecha. Puede que vaya incluso más allá y que traslade el epicentro de la política desde las instituciones a la movilización social.
El documento es una hoja de ruta que se resume en estos puntos clave: desarrollar masivamente las energías renovables, prohibir la construcción de centrales de carbón dentro de tres años, repensar las infraestructuras para reducir el impacto climático, desarrollar masivamente los vehículos eléctricos y los transportes colectivos, acometer la reforestación y la conversión de tierras para almacenar CO2 fuera de la atmósfera, disminuir a la mitad los desechos industriales y reorientar las inversiones hacia la acción climática.
Estas inversiones deben abandonar las energías fósiles y potenciar las energías limpias, como la solar y fotovoltaica. También será necesario repensar el consumo de energía en los países desarrollados, aportando a los países con menos recursos las energías limpias que necesiten.
Aunque el llamamiento no menciona la energía nuclear, una forma de producir electricidad sin carbono, sí insiste en que la dinámica energética está a favor de las energías renovables.
Lo que está pasando con el clima pone de manifiesto la nueva señal de los nuevos tiempos: la sociedad civil se está movilizando por iniciativa propia para aumentar la sensibilidad social sobre problemas que nos afectan a todos, y presionan a los poderes institucionalizados para que reaccionen.
Arnold Schwarzenegger lo dijo en la reunión de París para lanzar el Pacto Mundial: la defensa del Medio Ambiente trasciende la división izquierda derecha. Puede que vaya incluso más allá y que traslade el epicentro de la política desde las instituciones a la movilización social.
Referencia
Three years to safeguard our climate. Nature 546, 593–595 (29 June 2017) DOI:10.1038/546593a
Three years to safeguard our climate. Nature 546, 593–595 (29 June 2017) DOI:10.1038/546593a