"Necesitamos escuelas de complejidad porque el rechazo de la complejidad es el principio de toda tiranía". José García Calvo
Huellas
La dulce y cantarina voz de Doña Paca se paseaba por el pasillo central del aula en un día, que no puedo datar por su lejanía, en que la luz de los cielos canarios atravesaba los grandes ventanales de la clase.
Todas las alumnas guardábamos silencio, nada se movía. Las imágenes poéticas penetraban en nuestros corazoncitos infantiles con el sonido de la lectura. Ésta se hacía más y más intensa en la medida en que Tagore nos narraba la aventura imaginada de un lejano niño que se escondía tras la “flor de la champaca” para espiar los movimientos cotidianos de su madre.
Aún mis oídos guardan la melodiosa voz de mi maestra, descubriéndonos el placer de leer y el de imaginar cómo pudo el niño de la narración trepar por el árbol hasta colocarse en una flor, mecerse muerto de risa en el viento y bailar sobre las hojas nuevas sin que su madre lo adivinara. Cómo podría proyectar su sombra desde lo más alto sobre el Libro Sagrado de su madre “en el mismísimo sitio en el que ella estuviera leyendo” y que al anochecer bajase del árbol para ser de nuevo su niño.
“¿Dónde has estado tú picarón?” “No te lo cuento madre”… nos diríamos”
Pasó el tiempo… leo a Tagore a mis pequeños hijos, mientras sus ojos se resisten al sueño porque quieren que les lea más cuentos de aquel niño lejano… Mi maestra sigue aquí despertando en otras generaciones el amor a la lectura…
Todas las alumnas guardábamos silencio, nada se movía. Las imágenes poéticas penetraban en nuestros corazoncitos infantiles con el sonido de la lectura. Ésta se hacía más y más intensa en la medida en que Tagore nos narraba la aventura imaginada de un lejano niño que se escondía tras la “flor de la champaca” para espiar los movimientos cotidianos de su madre.
Aún mis oídos guardan la melodiosa voz de mi maestra, descubriéndonos el placer de leer y el de imaginar cómo pudo el niño de la narración trepar por el árbol hasta colocarse en una flor, mecerse muerto de risa en el viento y bailar sobre las hojas nuevas sin que su madre lo adivinara. Cómo podría proyectar su sombra desde lo más alto sobre el Libro Sagrado de su madre “en el mismísimo sitio en el que ella estuviera leyendo” y que al anochecer bajase del árbol para ser de nuevo su niño.
“¿Dónde has estado tú picarón?” “No te lo cuento madre”… nos diríamos”
Pasó el tiempo… leo a Tagore a mis pequeños hijos, mientras sus ojos se resisten al sueño porque quieren que les lea más cuentos de aquel niño lejano… Mi maestra sigue aquí despertando en otras generaciones el amor a la lectura…
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PORTIA Asociación para la Transdisciplinariedad
Portia, Asociación para la Transdisciplinariedad” es una institución heredera de un conocimiento que quiere transmitir: la cultura transdisciplinaria. La perspectiva transdisciplinaria es la que organiza y da sentido y finalidad a nuestra Asociación, a su estructura, a sus objetivos, a sus acciones, a sus metas y a sus valores. Como consecuencia de esa perspectiva, la Asociación se constituye como una estructura flexible, abierta, sabiéndose enriquecida y enriquecedora del contexto en el que nace y en el que se desarrolla, con capacidad pendular para transformar y transformarse en el juego entre sus creaciones, sus vivencias y sus reflexiones.
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