Mundo clásico
 

Algunas veces, nuestra admiración por un autor antiguo nos lleva a identificarnos con él y a que lo veamos como si fuera uno más de nuestros "modernos". Sólo algunos autores de la Antigüedad han disfrutado de este privilegio: desde luego, poetas como Propercio y Catulo están dentro de este excepcional grupo. La clave, a menudo, se encuentra en la delicada identificación de la obra con la propia vida. Redactado por FRANCISCO GARCÍA JURADO


POR QUÉ PROPERCIO ES UN POETA MODERNO: LA PERSONA POÉTICA
Borges manejó la posibilidad de una literatura compuesta por obras sin autor conocido. Se trataría de meros textos, huérfanos de la figura ajena de su autor, que, sin embargo, los sustenta y motiva. Sin embargo, necesitamos imaginar a los autores, pues de otra forma no podríamos dialogar con ellos. La forma más excelsa de diálogo viene dada cuando nos identificamos plenamente con el autor y tratamos de ver el mundo con sus propios ojos. A veces, el escritor moderno gusta de la recreación de un autor antiguo fundiendo, por lo general, su vida y su obra. Si bien los autores de una literatura antigua pueden subyacer en un texto moderno bajo diferentes aspectos, voy a destacar la modalidad que denominamos “personas” (“máscaras”), es decir, la representación de la "voz" de un autor por parte de otro. Tal procedimiento, si bien pueden rastrearse en todos los tiempos, recibe nombre y forma en la modernidad: Robert Browning dio nombre a esta singular forma de recreración, entre teatral y poética, de una voz, donde no podemos dejar de citar el monólogo dramático que a partir de Propercio hizo el poeta norteamericano Ezra Pound en su “Homage to Sextus Propertius”­. A caballo entre la traducción, a veces con defectos de interpretación del texto latino, y la recreación, lo cierto es que Pound ha conformado un texto donde se pone la “máscara” de un hermoso y vigoroso Propercio. Pound, asimismo, nos recuerda al poeta catalán Joan Perucho cuando evoca la reaparición fantasmal de Cintia en el poema titulado “La sombra de Propercio”, con ecos muy particulares a la elegía séptima del libro cuarto:

“Llevabas la sortija calcinada en el dedo,
fragmentos de barro en el rostro
amoratado, y rota la seda de tu vestido
cuando sentí el peso de tu cadera
junto a mí, muy cerca de mi sueño.
Intentaste hablar nuevamente, y tus ojos
reflejaron los días llenos de amor
por las cosas y por nuestros encuentros.
Ha surgido así la cabaña del prado y el camino
cerca del riachuelo de aguas heladas
y la habitación donde moriste en la sombra.
Un viento ha helado mi corazón. Nada vuelve otra vez.
Escucho la nocturna voz de tu silencio
y veo cómo sales sin abrir ni cerrar
la puerta, y atraviesas la cerca.”

Cabe que nos preguntemos quien habla en este poema. ¿Es Propercio, que habla con una Cintia ya fallecida? ¿Es Perucho, que habla con la Cintia de Propercio? ¿Son ambos? ¿Quizá no habla nadie? Puede ayudarnos a compender mejor este poema el intenso soneto que Luis Alberto de Cuenca ha dedicado también al poeta latino y cuyo título, “Pasión, muerte y resurrección de Propercio de Asís”, ya lo dice todo:

“Sombras, Propercio, sombras, gavilanes
oscuros, imprecisos, niebla pura,
cincha, brida y espuela. No profanes
el mástil del amor, la arboladura

del deseo, la ofrenda de los manes,
con la triste verdad de tu locura,
cosmética, veneno, miel, divanes,
y el perfume letal de la lectura.

Conocerás un puente de cuchillos,
la brisa del instante, el terciopelo
remoto como el torso de una diosa.

Sudor frío de muerte, tenues brillos
de Cintia envuelta en luminoso velo,
y, al fin, la permanencia de la rosa.”

¿Quién habla en este poema, a quién se interpela realmente? ¿A Propercio? Estos son los misterios que nos regala la poesía y, en particular, esta historia no académica de la literatura antigua en las letras modernas a la que vengo dedicando ya años de lectura y vivencias. Seguiremos contando nuevos retazos de esta historia imprevista en nuevas entregas.

Francisco García Jurado
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE

Sábado, 17 de Octubre 2009
Redactado por Antonio Guzmán el Sábado, 17 de Octubre 2009 a las 11:00

Comentarios

1.Publicado por Manuel Jesús el 23/02/2010 13:09
No creo que un autor de la antigüedad sea moderno por "la delicada identificación de la obra con la propia vida", sino porque lo que escribió quedó temblando en el tiempo y nos llegó a nosotros. Por esto Herrera pudo amarlo, y nosotros hoy lo amamos.
Sin embargo tan importante es su transmisión, "dum nos fata sinunt, oculos satiemus amore: / nox tibi longa venit, nec reditura dies." De nada sirve a alguien que no sepa latín estos versos, el 98% de los lectores de poesía en castellano, pienso que ellos han de ser vertidos al castellano no sólo en visión, lo que expresan, sino también en expresión, cómo lo expresan. Yo, porque vislumbré la llama de Propercio así los traduje:

"En tanto que el destino lo permita
que sólo para amar sean nuestros ojos,
llegará la larga noche, y los días
volarán como pájaros."

Creo que es fundamental para la modernidad de un autor de la grecia y la italia antigüa no ya sólo sus maravillosos versos, sino la apasionada traslación en nuestra lengua. Aquellos versos pueden traducirse de mil maneras, pero sin hermosura, por mucho que expresen, no nos llegará su luz y temblor, únicas cualidades de su modernidad. O ¿no es Garcilaso a fecha de hoy muchísimo más moderno que cualquiera? Porque brilla y tiembla, sólo por eso.

Evidentemente opiniones del por qué un autor es o no moderno existen muchas, yo aquí sólo he pretendido dar la mía. Gracias por el blog, y la oportunidad de comentarios.

2.Publicado por Francisco García Jurado el 24/02/2010 09:31
Manuel Jesús, gracias por este precioso comentario y enhorabuena por esa traducción properciana que termina con libertad y belleza. Vemos lo que queremos ver, está claro, y llevo años estudiando los aspectos biográficos de la literatura. La recreación de las personas de los poetas, y la identificación con sus vidas, puede ser algo que consideremos como puramente accesorio con respecto a su obra.. o no. Sin querer tendemos a identificaros con las fitguras de los autores, adoptamos sus voces (como hace Ezra Pound con la "voz" del mismo Propercio, dialogamos con ellos (como hace Gozálo Rojas con Ovidio), o tejemos sus vidas imaginarias (como hace Marcel Schwob con Lucrecio). Todo esto configura una gramática de personas, primera, segunda, tercera. Creo que es suficientemente rico y complejo como para tenerlo en cuenta.

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