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EGIPTOLOGÍA: F. Martín y T. Bedman
Blog de Tendencias21 sobre el Antiguo Egipto

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Lunes, 19 de Mayo 2008 - 09:59

Un equipo de arqueólogos alemanes de la Universidad de Hamburgo ha conseguido acabar con uno de los mayores misterios de la Antigüedad al encontrar los restos del Palacio de la legendaria Reina de Saba en la ciudad santa de Axum, en el estado federado etíope de Tigray (norte). (Agencia EFE)


Barrio de casas de la guarnición judía en la Isla Elefantina. Copyright IEAE
Barrio de casas de la guarnición judía en la Isla Elefantina. Copyright IEAE




Arqueólogos alemanes encuentran en Etiopía los restos del palacio de la reina de Saba
Datado en el siglo X antes de nuestra era, ha sido localizado en la localidad de Axum

'En ese palacio pudo estar el Arca de la Alianza', dice la Universidad de Hamburgo.

Un equipo de arqueólogos alemanes de la Universidad de Hamburgo ha conseguido acabar con uno de los mayores misterios de la antigüedad al encontrar los restos del palacio de la legendaria reina de Saba, en la ciudad santa de Axum, en el estado federado etíope de Tigray (norte).

El profesor Helmut Ziegert, del Instituto de Arqueología de la Universidad de Hamburgo, que dirige el equipo, está además convencido de que en un altar levantado en el palacio y orientado hacia la constelación de Sirius reposó durante largo tiempo el Arca de la Alianza que contenía las Tablas de la Ley de Moisés.

"Todo cuadra. Los detalles, la datación y la orientación del edificio", ha explicado Ziegert, cuyo equipo realizó el descubrimiento durante la actual campaña de excavaciones de primavera, en la antigua capital de un imperio que abarcó desde Yemen hasta el este de Sudán, controlando el comercio entre África y Asia.

Datada hace unos 3.000 años, la residencia de la reina Makeda, como se llama a la reina de Saba en Etiopía, ha sido hallada bajo los muros del palacio de un antiguo rey cristiano en la capital de la iglesia ortodoxa etíope y la ciudad mas sagrada del país.

El mayor tesoro que albergaba el palacio de la legendaria reina era probablemente el Arca de la Alianza, un cofre de madera de acacia negra recubierto de oro en el que, según fuentes históricas y religiosas, se guardaban las tablas con los Diez Mandamientos que Moisés, según la Biblia, recibió de Dios en el monte Sinaí.

Ziegert ha subrayado que su equipo ha dedicado los últimos nueve años a investigar como llegó el judaísmo a Etiopía en el siglo X antes de nuestra era, a la vez que trata de localizar el emplazamiento actual del Arca de la Alianza.

"En ese palacio pudo estar custodiada durante un tiempo el Arca de la Alianza", donde, según fuentes históricas y religiosas, se guardaban las tablas con los Diez Mandamientos

Añadió que las investigaciones han revelado que el palacio original de la reina de Saba fue trasladado poco después de su construcción y levantado de nuevo orientado esta vez hacia la estrella de Sirius.

El equipo de científicos de Hamburgo presume que Menelik I, rey de Etiopía e hijo de la reina de Saba y del rey Salomón de Jerusalen, según la tradición de la iglesia ortodoxa etíope, fue quien ordenó levantar el palacio en su emplazamiento final.

Las numerosas ofrendas que los científicos germanos encontraron en torno al lugar donde debió de estar el altar han sido valoradas por los expertos como una clara señal de que la especial relevancia del lugar se ha transmitido a lo largo de los siglos.

Los últimos resultados de las investigaciones realizadas en Axum indican que, con el arca de la Alianza y el judaísmo, llegó a Etiopía el culto a Sothis, que se mantuvo hasta el siglo VI de nuestra era, explicó Ziegert.

Dicho culto, relacionado con la diosa egipcia Sopdet y la estrella Sirius, traía consigo que todos los edificios de culto se orientasen hacia el nacimiento de esa constelación.

El jefe del equipo de arqueólogos y científicos alemanes ha subrayado que los restos encontrados en las excavaciones de sacrificios de reses vacunas son una característica también del culto a Sirius practicado por los descendientes de la reina de Saba.

El Antiguo Testamento habla de una reina de Saba, cuyo nombre propio omite, que visitó Israel y regaló grandes tesoros al rey Salomón, del que le impresionó su sabiduría y que le hizo convertirse al monoteísmo y ensalzar a Yahvéh.

La tradición religiosa etíope asegura que de la breve relación entre la reina de Saba y el rey Salomón nació un hijo, que posteriormente sería conocido como Menelik I, rey de Etiopía, quien presuntamente se llevó el Arca de la Alianza desde Israel a su país.

Dicha tradición asegura que el arca se encuentra actualmente en la Iglesia de Nuestra Señora de Sión en Axum, donde es custodiada por la única persona autorizada para verla o tocarla, un sacerdote descendiente directo de los levitas, la tribu de Israel responsable de su cuidado desde que fue construida para acoger los Diez Mandamientos. (Fuente: JUAN CARLOS BARRENA -EFE

Una propuesta de solución

Conocida la interesantísima noticia arqueológica que antecede, queda ahora ofrecer algún dato más respecto a la verosimilitud histórica de la presencia del judaísmo en Etiopía, así como su relación con los ecos míticos de la existencia del arca de la alianza en dicho lugar.

El asunto tiene cierta relación con la egiptología como se verá, puesto que el mundo antiguo estaba perfectamente intercomunicado y los rastros de toda esta historia pasan por la Isla Elefantina, en Egipto.

Elefantina es una isla egipcia situada enmedio del río Nilo, está junto a la primera catarata, frente a la moderna ciudad de Asuán. En ella se han descubierto restos arqueológicos que van desde las primeras épocas de formación de la civilización egipcia hasta la época romana.

En excavaciones llevadas a cabo en los años 1906, 1911 y 1953, fueron descubiertos en la isla numerosos papiros judíos escritos en arameo que fueron datados en el siglo V a.C.
Pertenecieron a una colonia de soldados mercenarios judíos que tuvieron su acuartelamiento y sus viviendas en la isla desde antes de la invasión de Egipto por el rey persa Cambises, (525-c 400 a.C.).

Según la documentación hallada, en la isla había un templo dedicado a Yahveh. Los soldados parece que también daban culto a otros dioses. Con motivo de la salida de los persas de Egipto, después de la primera invasión persa, se produjo la destrucción del templo hacia el 410 a. C.

Parece que los judíos de la isla Elefantina habrían conseguido autorización del Templo de Jerusalén para reconstruir el templo, pero a condición de no ofrecerse en él sacrificios con derramamiento de sangre. El sacrificio de sangre había sido erradicado del culto judaico después del destierro de Babilonia.

Uno de los papiros encontrados conservado recoge fragmentariamente un decreto del rey Darío II (419 a.C.) ordenando a los judíos de Elefantina celebrar la Pascua en armonía con la nueva reforma de la ley mosaica en esta materia, reformas que se llevaron a cabo en tiempos del rey judío Josías (640-609 a.C).

En cuanto al establecimiento de la comunidad judía en la isla, se sabe que ya había una importante población judía formada principalmente por soldados judíos y sus familias, a principios del siglo VII a.C y que se habían asentado en la isla Elefantina antes de que se produjeran las reformas de culto del rey Josías, siguiendo por tanto la religión mosaica con arreglo a los antiguos ritos hebreos.

También en tiempos del rey saíta Psammético II (hacia el 593 a.C ) se acogió en Egipto a judíos, no conformes con la reforma religiosa realizada en la Ley mosaica. El faraón los incorporó como mercenarios en su ejército, siendo destinados a guarnecer la Isla Elefantina para proteger la frontera sur del país contra las incursiones de los reyes de Napata y otras tribus de la Baja Nubia.

Los papiros de Elefantina nos informan que, entre los años 525 y 522 a. C. el rey persa Cambises decretó como represalia por las revueltas egipcias contra su gobierno, la destrucción de los templos egipcios de la isla Elefantina, mientras que el templo judío fue mantenido intacto, dado que las tropas acantonadas allí le eran leales.

Cuando los persas abandonaron Egipto expulsados por los egipcios, el templo judío fue destruido en venganza. Además, es claro que los sacrificios de corderos y carneros que los judíos de Elefantina hacían en su templo, como practicantes del rito hebraico antiguo de oblación de sangre no debieron agradar a sus convecinos egipcios, máxime que en la isla y su alrededores el dios principal, el Señor de la Catarata, era el dios criocéfalo Jenum. De modo que el sacrificio de los carneros se veía por los egipcios como un grave sacrilegio.

El problema parece que surgió, cuando, a partir de estos graves acontecimientos que trajeron consigo el asesinato de gran parte de la colonia judía de Elefantina y la expulsión del resto de la población hebrea, los supervivientes decidieron abandonar la isla. Este viaje lo debieron emprender hacia el Sur, Nilo arriba, puesto que en el Norte de Egipto serían recibidos como amigos de los persas y, por tanto aniquilados por los egipcios.

Además, aquellos judíos exiliados no podían regresar a Jerusalén porque allí eran considerados como blasfemos objeto de anatema, en definitiva apartados de la ley mosaica por su herejía que les hizo construir otro templo para Yahveh en Elefantina, cuando según el credo judío solo podía haber un templo: el de Jerusalén.

La propuesta lógica final es que los judíos de Elefantina con su Arca de la Alianza remontarían el Nilo y concluirían llegando al norte de Etiopía, donde se asentaron y aún permanecen.

¿La teoría confirmada?

El investigador británico Graham Hancock propuso hace años en su libro Símbolo y Señal una teoría bastante plausible que ahora cobra cuerpo con la noticia de los descubrimientos arqueológicos del equipo de la Universidad de Hamburgo en Axum.

Durante muchos años Hancock había investigado sobre el paradero del Arca de la Alianza. En 1983 Hancock oyó hablar de la leyenda de la posible presencia del Arca con Etiopía. Cuando él estuvo de corresponsal en Etiopía y visitó al Templo de Santa Maria de Sion, en la ciudad de Axum, conoció a quien afirmaba ser el Tabot o Guardián del Arca , quien le relató la leyenda del hijo de Salomón y de Belkis, la mítica reina de Saba.

La hipótesis de Hancock proponía que el Arca salió del Reino de Judá, en Israel, estuvo depositada en el templo judío de Elefantina (Egipto), y después llegó hasta el norte de Etiopía, donde se dice que permanece actualmente.

Francisco J. Martín Valentín. Egiptólogo

Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman


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Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman
Francisco  J. Martín Valentín y Teresa Bedman
Francisco J. Martín Valentín es egiptólogo. Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. Director de la Misión Arqueológica Española en Asasif, (Luxor Occidental Egipto), desarrollando actualmente el “Proyecto Visir Amen-Hotep. TA 28". Director de la Cátedra de Egiptología ‘José Ramón Mélida’. Teresa Bedman es egiptóloga. Gerente del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. Co-directora de la Misión Arqueológica Española en Asasif, (Luxor Occidental Egipto), desarrollando actualmente el “Proyecto Visir Amen-Hotep. TA 28”. Secretaria de la Cátedra de Egiptología ‘José Ramón Mélida’.





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