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EGIPTOLOGÍA: F. Martín y T. Bedman
Blog de Tendencias21 sobre el Antiguo Egipto

Artículos y comunicaciones

Lunes, 8 de Octubre 2007 - 13:29

Esta comunicación, producida en el marco del ciclo 'Tebas, los dominios del dios Amón', tuvo por objeto formular una síntesis actualizada del Templo de Amon de Karnak para ponerla a disposición del público que asistió a las conferencias impartidas en el Museo de San Isidro de Madrid celebradas entre los días 15 de noviembre y 20 de diciembre de 2001.


Templo de Karnak. Segundo pilono y Kiosco de Taharka
Templo de Karnak. Segundo pilono y Kiosco de Taharka

El conjunto de los templos de Karnak, en la actual ciudad de Luxor, en el Alto Egipto, constituye el área arqueológica más extensa del mundo. Aunque se ha trabajado en este lugar desde la creación del Servicio de Antigüedades en 1858 , fue en el año 1967 cuando se estableció una misión permanente constituida por un equipo mixto franco-egipcio, integrado en el Centro Franco-Egipcio para el Estudio de los Templos de Karnak (CFEETK), para excavar, consolidar y reconstruir los restos de la que fuera la mayor ciudad religiosa conocida del antiguo Egipto.

Los primeros exploradores modernos.

Los primeros viajeros que llegaron a Tebas después de la conquista árabe de Egipto, entre los siglos XII al XV, más propiamente peregrinos que exploradores, solo se sintieron interesados, conforme a la corriente de la época, por la visita y conocimiento de los lugares vinculados a los relatos del Nuevo Testamento.

A partir del siglo XVII otros viajeros, esta vez con fines lucrativos, llegaron a recorrer el Alto Egipto con la intención de controlar las rutas comerciales del mar Rojo.
En el año 1589 un veneciano cuyo nombre no nos ha llegado, describió por primera vez conocida las ruinas de los templos de Karnak.

Después vendrán los viajes de los padres capuchinos Protasio y Francisco y del padre Vansleb. A partir de los relatos que le fueron entregados a éste último por los citados capuchinos ha llegado hasta nosotros una de las primeras descripciones conocida, hecha por viajeros occidentales, a propósito de las ruinas de Karnak; no obstante, hay que decir que, aunque descritas, no fueron identificadas con el gran conjunto de templos construidos al servicio y mayor gloria del antiguo dios Amón de Tebas.

La primera vez que, a sabiendas del lugar que se visitaba, se hizo una exacta descripción del mismo, fue cuando el jesuita Claude Sicard viajó a Tebas y a las ruinas de los templos de Karnak, lo que acaeció en el verano del año de 1718 , ochenta años antes de que los sabios de la expedición napoleónica explorasen aquéllos venerables restos para realizar los dibujos que, luego, permitirían mostrar todo su magnífico esplendor al asombrado mundo occidental.

Nos dice el viajero francés:

"¿Qué elogios no ha dado toda la antigüedad a Tebas, llamada en otro tiempo Dióspolis Magna?. No hay autor, que no hable de ella como de una ciudad cuya grandeza y hermosura excedía a toda ponderación…. No hay paraje alguno en Egipto donde se encuentren tan hermosos monumentos y tantas cosas dignas de nuestra curiosidad. Pondré algún ejemplo: al este del Nilo se ven seis puertas enteras del castillo en que estaba el palacio de los reyes de Tebas….

Al salir por cada puerta se encuentra una calle larga de esfinges y de todas las especies de estatuas de mármol que mostraban el camino a palacio. Nada es éso en comparación del salón grande de palacio. Lo sostenían 112 columnas de 72 pies de alto y de 12 pies y un tercio de diámetro, pintadas y cubiertas todas de figuras en relieve. Fuera del salón, están también pintadas las murallas y el techo en diferentes peristilos. Se pueden contar hasta mil columnas, cuatro colosos de mármol y muchos obeliscos…."

Aquel esplendente conjunto que se esparcía a unos 300 metros de la orilla del río Nilo, extendiéndose sobre más de un kilómetro y medio en dirección al este, eran las ruinas de la antigua y santa ciudad donde, durante más de dos mil años, reinó el soberano de todos los dioses: Amón.


Amón, ¿Quién eres?.

Los textos de las Pirámides, conocidos por primera vez a partir de ejemplos de la dinastía V (hacia 2465-2325 a. de C.) , recogen alguna mención de este oscuro dios tebano cuyo nombre significa "el oculto" , y una de cuyas antonomasias era "aquel que se ha creado a sí mismo y cuya manifestación no es conocida".

Este antiguo dios, señor del aire, patrón de los bateleros de la zona de Koptos desde tiempo inmemorial, fue concebido como dios local en la ciudad por definición, Niut, la 'Tebas de las cien puertas' de los relatos homéricos .

En principio, fue una divinidad poco importante pero, con la instauración de la dinastía XII, durante el Imperio Medio (1991-1650 a. de C.), se convirtió en la principal divinidad protectora de la casa real.

Su culto comenzó a incrementarse, y Tebas, dejó en segundo término al que había sido hasta entonces su dios más destacado, Montu, para entregarse al de la divinidad que la convertiría en una de las capitales religiosas más poderosas del mundo antiguo.

El dios Amón se mostraba a los ojos de los hombres bajo aspecto humano, ciñendo en su cabeza un casco con dos altas plumas, y llevando en su mano derecha el cetro del poder que, a su vez, expresaba el símbolo ideográfico de la propia ciudad de Tebas.

A él se asimilaron otros cultos antiquísimos como el de la fertilidad, regida por el dios Min ; con el tiempo, después de extender su tutela a los poderosos reyes del Imperio Nuevo, finalmente, acabó enfrentándose a ellos, tornándose entonces en el dios Amón-Ra, imagen del disco solar en la bóveda celeste.

Doblegada la realeza a sus pies, al final del Imperio Nuevo, devino en "rey de todos los dioses". Él, que fue el primero, 'el increado', se convirtió de este modo en el auténtico soberano de todo Egipto.

Así, Amón, formó parte de la creación del poder de Egipto sobre el mundo y acabó poseyendo él mismo a la tierra negra, causando también, su decadencia y la extinción de su grandeza.

La familia sagrada de Karnak.

Amón fue oportunamente dotado por los teólogos tebanos de Karnak de una esposa, la diosa Mut , la madre por excelencia, y de un hijo, Jonsu, el dios lunar que completaba con su padre el dominio de los astros.

Amón también adoptó para manifestarse la forma del carnero, emblema de la potencia generadora. Este animal sagrado esparció su imagen por todos los rincones de su templo en Tebas, pero no fue la única efigie en la que se podía reconocer al dios: también la oca fue utilizada como forma animal de su manifestación divina.

Así pues, Amón fue el amo y señor de la ciudad santa de Karnak en el corazón de Tebas y reinando allí, lo hizo sobre todo el mundo.

El lugar de Karnak.

La palabra árabe Karnak significa 'castillo', 'ciudad fortificada'. Tal denominación se ciñe perfectamente a la realidad de esta ciudad, puesto que la misma se halla construida en el interior de un muro de ladrillo que, en origen, debió tener más de veinte metros de alto. Su nombre egipcio más genuino fue el de "Ipet Sut" que significaba "el más venerable de todos los lugares", refiriéndose desde luego al recinto sagrado donde se encontraba el santo de los santos del templo.

En efecto, así fue. La ciudad de Karnak, comenzada a construir quizás en tiempos del Imperio Antiguo , llegó a ser probablemente el más sagrado entre todos los lugares religiosos de Egipto.

La llamada "Lista de los antepasados" , elaborada en tiempo de Thutmosis III para rememorar a todos los reyes que hicieron algo en favor del dios Amón en aquél lugar, cita en su encabezamiento al propio Snefru, el último rey de la dinastía III, hacia el 2613-2589 a. de C.

Sin embargo, la primera mención en los textos respecto a la existencia de un templo dedicado al dios Amón en Karnak se remonta a una época algo anterior al reinado de rey Antef II, durante el Primer Periodo Intermedio, hacia el 2112-2063 a.C.

El segundo soberano de la dinastía XII, el gran Sesostris I, hacia el 1965-1920 a. de C., hizo obras en el santo de los santos del templo, dedicando un naos para acoger la estatua del dios. También mandó erigir, con motivo de su fiesta Jubilar, una capilla-reposadero para la barca procesional del dios.

Pero el gran auge de Karnak vino de la mano de los reyes de la dinastía XVIII. A partir de dicho momento, hacia el año 1554 a. de C. y hasta el 313 d. de C., Karnak no haría más que crecer, transformarse y ampliarse sucesivamente bajo todos los reyes nacionales y extranjeros, incluidos los emperadores de la poderosa Roma.

Así pues, ininterrumpidamente, durante dos mil trescientos años existió en Karnak culto continuado con sus cánticos, rituales y misterios; durante ese enorme periodo de tiempo Karnak acogió las oraciones y plegarias de un pueblo piadoso, pero también fue el centro del poder político en Egipto.

El desarrollo constructivo de Karnak.

Karnak conoció sus etapas de construcción sucesiva conforme a los programas de reinado de los diferentes soberanos egipcios.

A partir del santuario inicial del Imperio Medio, el templo de Amón se desarrollaría en dirección oeste, perpendicularmente al río, como era habitual para casi todos los templos egipcios. Este eje Este-Oeste, se complementaría con otro, Norte-Sur, que daría al conjunto monumental su definitiva configuración.

Karnak, más que ningún otro monumento de culto en Egipto, fue la imagen viva del universo egipcio. Se construyó siguiendo las direcciones de los dos principales fenómenos físicos que regían toda la vida del país: el sol en su trayectoria celeste y el río Nilo en marcha desde el sur hacia el norte.

En sucesivas etapas constructivas, el santuario, el 'Ipet Sut' por excelencia, se fue rodeando de salas, ampliándose con patios y pilonos, con sus puertas, en dirección a la orilla del Nilo para, en un momento determinado, creando su nueva dirección hacia el sur, relacionarse con el templo de la diosa madre 'Mut' y, más allá, a ocho kilómetros de distancia, establecer el 'Harén Meridional', lugar al que se trasladarían una vez al año el dios con su familia para celebrar la Fiesta de Opet.

Amen-Hotep I, (1526- 1506 a. de C.), hijo del fundador de la dinastía XVIII, asumió la continuación de la obra en el estado en que se encontraba el templo desde el Imperio Medio. Para ello, construyó capillas realizadas en piedra calcárea, alrededor del muro de protección que albergaba el santuario del Imperio Medio.

Su sucesor, Thutmosis I, (1506-1493 a. de C.) continuó su proyecto constructivo, rehaciendo el recinto del Imperio Medio. Al final de su reinado, dicho recinto se había rodeado por otros dos de forma rectangular, separados entre sí por un deambulatorio.

Elevó el primer pilono construido en Karnak, hecho con piedra arenisca y revestido de calcárea. Quizás también el primero de toda la historia de la arquitectura egipcia.
Sustituyó la gran puerta de Amen-Hotep I por otro pilono más, creando, de este modo, bajo la dirección de su arquitecto Ineni, una sala con techo que los textos llaman Uadyet.

Delante de este pilono (ahora numerado el cuarto) alzó dos obeliscos de granito rosa cuyos piramidiones estaban guarnecidos de oro.

Thutmosis II, (1493-1478 a. de C.) hijo del anterior, ordenó hacer ciertas obras de menor importancia en el templo. Quizás una puerta monumental para la entrada principal, delante de la cual se alzarían otros dos obeliscos, en un patio ceremonial llamado 'Patio de Fiestas' y una capilla-reposadero para la barca procesional de Amón, hecha de alabastro; éstas fueron, probablemente, sus únicas obras en Karnak.

Cuando la reina Hatshepsut llega al trono (1478-1458 a. de C.) el ritmo constructivo de Karnak crece enormemente.

Su primera obra consistió en sustituir la capilla-reposadero de Amen-Hotep I por otra, que hoy conocemos como la 'Capilla Roja', por estar construida con bloques de cuarcita roja del Guebel El Ahmar.

Este fue el centro del llamado 'Palacio de Maat', para lo que hubo que modificar el espacio existente delante del santuario del Imperio Medio. A ambos lados de la capilla se elevaron otras para las ofrendas y se convirtió la Uadyet de Thutmosis I en un patio al aire libre donde se elevaron dos enormes obeliscos forrados con un capuchón de electrum.

Fue bajo las órdenes de Hatshepsut cuando se inició el trazado definitivo del eje Norte-Sur de Karnak que ya había sido tímidamente iniciado por sus antecesores.

Erigió un pilono (hoy el octavo) que marcaría los límites del templo por el sur. Esta vía era la utilizada durante su reinado por la familia tebana en su salida anual, en procesión terrestre, hacia el Harén meridional con motivo de la Fiesta de Opet. Trazó una vía bordeada de esfinges para unir el templo de Amón con el de Mut.
Finalmente erigió otros dos obeliscos más en la zona este del santuario.

Thutmosis III (1458-1425 a. de C), hizo propias las obras de su tía y madrastra. Además, él ordenó elevar dos pilares heráldicos símbolos del Alto y del Bajo Egipto, a ambos lados de la capilla roja de su antecesora.

Añadió dos obeliscos más entre los de Thutmosis I y Thutmosis II, de tal modo que, en su estado final, un grupo de seis agujas de piedra conducían a la entrada del templo desde el patio ceremonial.

La sala Uadyet se enriqueció con dos hileras de seis y cuatro columnas, respectivamente, al Sur y al Norte.

Al otro lado del área del Imperio Medio, detrás del santo de los santos, en dirección Este, construyó un santuario con eje transversal (Norte-Sur) respecto el principal del templo, llamado Aj-Menu. Dotó a la nave central de dicho edificio con veinte columnas representando mástiles de madera al estilo de los que se utilizaban para sujetar las tiendas de tela. Dicha nave central fue flanqueada por otras dos cuyos techos estaban sujetos con pilares cuadrados.

Allí se celebraban ceremonias destinadas a obtener la regeneración del poder del rey gracias a la intervención divina de Amón.

Detrás de estas salas existe un dédalo de habitaciones y estancias que probablemente estaba destinado, entre otras cosas, a contener los volátiles con los que se hacía el rito de 'la suelta de las aves', y las plantas que representaban el poder generador de la naturaleza, para ser empleadas en el contexto de las ceremonias de renovación del poder Real, con motivo del Año Nuevo.

En el ángulo formado entre los grupos arquitéctonicos de los ejes del templo, Thutmosis III ordenó excavar o quizás agrandar, un magnífico Lago Sagrado.

Delante del pilono de Hatshepsut, (hoy el octavo) hacia el norte, construyó una gran puerta de granito rosa flanqueada por las dos torres de otro pilono, (hoy numerado el séptimo) con dos obeliscos más, delante de su cara sur, para cerrar un patio ceremonial en la vía sur.
Amen-Hotep II (1425-1401 a. de C.), no llevó a cabo demasiadas obras en Karnak, solo se conoce un edificio, situado entre el IX y el X pilonos, en la vía procesional del sur, donde el mismo quedó recogido cuando aquéllos se construyeron. Esta edificación quizás fuera alzada con motivo de la fiesta jubilar del rey. Los restos de otro edificio se acumulan hoy en el Museo al aire libre de Karnak Norte.

Thutmosis IV (1401-1390) reanudó los trabajos en Karnak, principalmente en el eje solar.
Añadió al 'Patio de Fiestas' de Thutmosis II un pórtico con pilares construido con piedra arenisca. A la entrada del templo propiamente dicho se ordenó alzar un porche entre los dos obeliscos de Thutmosis I. Sus columnas estaban chapadas con electrum y soportaban una pequeña estructura de madera.

También decidió concluir las obras de erección de un obelisco mandado esculpir por Thutmosis III, su abuelo, quien no vivió lo bastante para verlo alzado en el templo de Karnak. Fue erigido en la parte Este del templo, en un pequeño lugar de culto. Este obelisco, finalmente, sería enviado a Roma por orden del emperador Constantino (274-337 de C.), quien tampoco vivió para verlo erigido; de ello se ocupó su hijo y sucesor, Constancio II.

El 3 de agosto de 1588 pasó a formar parte del diseño urbanístico de la Plaza de San Juan de Letrán, por mandato del Papa Sixto V.

Thutmosis IV ordenó también la construcción de una capilla-reposadero de la barca de Amón que, posteriormente, sería desmontada y almacenada bajo el tercer pilono.
Amen-Hotep III (1390-1352 a. de C.) llevó a cabo grandes obras de ampliación en Karnak. Su arquitecto Amen-Hotep, hijo de Hapu se encargó de remodelar, en un plan de conjunto, todo el templo.

En el eje este-oeste, desmontó el 'Patio de Fiestas' de Thutmosis II y el porche de su padre y lo enterró bajo los cimientos del gran portal con pilono (el tercero del orden actual) que construyó como entrada al templo. Delante de éste erigió una doble columnata de cinco columnas a cada lado, delante de ella, tras un portal de acceso una vía procesional de esfinges criocéfalas que llegaban hasta el embarcadero divino.

Para rellenar este gran pilono, el más alto de los que hasta entonces se habían construido, desmontó una serie de monumentos más antiguos, tales como la capilla-reposadero de época de Sesostris I.

En el eje norte-sur realizó importantísimas obras, diseñando una vía procesional a partir del pilono de Hatshepsut hasta otro nuevo (el décimo de orden actual) que adelantaba la salida del templo hacia el recinto de la diosa Mut.

Delante se colocaron dos colosos de cuarcita de más de veinte metros de altura, cada uno. También inició probablemente la construcción de una gran vía procesional flanqueada por esfinges que, concluida por Ramsés II y otros reyes posteriores , iba desde el templo de Jonsu, hasta la nueva gran obra de Amen-Hotep Hijo de Hapu, el templo del Harén Meridional (hoy llamado de Luxor).

En el propio recinto de la diosa Mut reconstruyó completamente el templo y renovó sus espacios interiores.

Su hijo y corregente, Amen-Hotep IV (1362-1345 a. de C.), realizó diversas obras en el interior del templo participando en la decoración de la pared norte del vestíbulo del tercer pilono.

También ordenó construir diferentes santuarios atonianos identificados solamente por los relieves existentes en los talatats con los que se rellenaron otras edificaciones posteriores. Su gran obra en el interior de Karnak fue la edificación de un templo dedicado al dios Ra Hor-Ajty, que luego fue desmontado, cuya ubicación original aún no se conoce con certidumbre.

En el año segundo de su corregencia decidió construir, casi pegado al recinto de Amón, pero fuera de este, en la parte Este, un templo-palacio llamado Gemet-Pa-Iten dedicado a dar culto a su nuevo dios Aton.

Cuando el rey hereje abandonó Tebas y cambió su nombre por el de Aj-en-Aton, las obras en Karnak se paralizaron, no siendo reiniciadas hasta su muerte con la restauración de la ortodoxia bajo el rey Tut-Anj-Amón y sus sucesores.

Hor-em-Heb (1340-1314 a. de C.) después de asumir el poder para sacar a Egipto del caos en el que se encontraba tras el cisma amarniense, se dedicó en Karnak a desmantelar el templo de Aton, rellenando con sus bloques de pequeño tamaño el interior del pilono (hoy con el número nueve) que, ordenó construir en la vía procesional del sur.

Concluyó el décimo pilono iniciado bajo Amen-Hotep III y colocó en su parte exterior una copia del célebre Decreto dictado para erradicar la corrupción que, al parecer, asolaba todo Egipto.

En el eje este-oeste construyó, al término de la columnata de Amen-Hotep III, un pilono (hoy el segundo de orden), que se convirtió en la fachada exterior del edificio.
La magna aportación de Sethy I y Ramsés II (1294-1213) en el templo de Amón de Karnak, fue la construcción de la gran Sala Hipóstila entre los pilonos II y III. El nombre que le fue impuesto era 'Sethy-Mer-en-Ptah es santo en la Casa de Amón'.

Aprovechando la vía procesional de las doce columnas papiriformes abiertas, construidas bajo Amen-Hotep III, añadieron otras sesenta y una columnas a cada uno de los lados de la misma, esta vez de orden papiriforme cerrado.

La sala quedaba cerrada por sus cuatro lados con otras tantas puertas principales que establecían los dos ejes norte-sur y este-oeste para desarrollar en su interior los diferentes rituales, tales como la Procesión de la Renovación Real.

Finalmente, el techo que cubría toda la sala en dos alturas diferentes, proporcionaba la penumbra necesaria para facilitar el desarrollo de los misterios que allí se solían representar.

Los demás ramésidas (1213-1196) no ejecutaron en Karnak obras trascendentes dado que la situación política y social de Egipto se iba degradando cada vez más.
Sethy II construyó delante del pilono de entrada, en la parte nor-oeste del patio existente entonces, un templo-reposadero para las barcas de la triada tebana.

Sería Ramsés III quien ordenase construir otro templo reposadero en el ángulo sud-este del mismo espacio ritual.

Durante el llamado Tercer Periodo Intermedio (1070-715 a. de C.) los reyes libios diseñaron la construcción de un gran patio ceremonial que abarcaría, desde el segundo pilono de Ramsés II, hasta otro que comenzaron a construir, pero que nunca terminaron.

El proyecto acogía en su interior a los templos-reposadero de Sethy II y de Ramsés III y estaba dotado con sendas filas de columnas adosadas a sus muros norte y sur.
La Baja Época (747-362 a. de C.) trajo a Karnak las últimas construcciones importantes. En el patio ceremonial de los Bubástidas, Taharka, rey de la dinastía XXV hizo erigir un pabellón-reposadero para la barca de Amón circundado por diez enormes columnas de orden papiriforme abierto.

Para permitir tal construcción se hubo de trasladar la vía procesional de esfinges criocéfalas a derecha e izquierda del patio ceremonial.
En la zona del Lago construyó otro edificio también ceremonial en el que dejó muestras de los ritos de regeneración del dios Amón.

Bajo la dinastía XXX, la última indígena, el faraón Nectanebo I ordenó erigir y redefinió el muro perimetral del templo, prosiguiendo la edificación, sin terminarla, del primer pilono, que quedó en el estado en el que actualmente se puede contemplar.

Para la época posterior a la conquista de Alejandro Magno quedaron obras menores tales como la construcción de una nueva capilla-reposadero para la barca de Amón, hecha bajo el reinado de Filipo Arrhideos, y la decoración de ciertas partes del templo llevadas a cabo por los Ptolomeos y los emperadores romanos.

Los otros templos del recinto de Karnak.

Dentro de la muralla de ladrillo que protegía el recinto de Karnak se construyeron más templos dedicados al culto de otras divinidades asociadas directa o indirectamente con el dios Amón.

Los tres templos más importantes allí existentes fueron edificados durante la dinastía XVIII. El primero de ellos, el del dios Jonsu, fue, en origen, una capilla de Amen-Hotep II reutilizada por Ramsés IV como reposadero de la barca ceremonial de dicho dios.

En origen había existido un templo construido en tiempo de Amen-Hotep III que fue remodelado por sus sucesores, Ramsés III y Ramsés IV. Al final de la dinastía XX, Ramsés XI y, Heri-Hor completaron su decoración, que fue definitivamente terminada en tiempo del emperador Augusto.

En la salida de la vía procesional del templo hacia el sur se edificó, en época ptolemaica, un gran portal que fue decorado bajo las órdenes de Ptolomeo III, Evergetes I.

El Templo de Opet, dedicado a la diosa Opet Ta-Ueret, fue erigido en el lugar donde Thutmosis III y Amen-Hotep II ordenaron construir una capilla para la misma diosa. Después, el faraón Taharka y, más tarde, Nectanebo I, construyeron la capilla-templo tal como hoy la conocemos. Fue profusamente decorada en tiempos de Ptolomeo VIII Evergetes II y Ptolomeo XII, incluyéndose también textos y titulaturas del emperador Augusto.

El otro santuario dentro del recinto de Amón es el templo del dios Ptah-al-sur-de-su-muro. En origen de época de Thutmosis III, fue restaurado y agrandado por Takelot I, Shabaka y los soberanos Ptolomeos.

Diseminados por la parte norte del recinto del templo de Amón se construyeron varias capillas dedicadas al culto del dios Osiris, sobre todo a partir de la dinastía XXII en adelante.

De esta manera, diferentes divinidades compartieron con el rey de todos los dioses su sólida y amplia morada en la ciudad de Tebas.

Los ritos en la Casa de Amón

El templo de Amón en Karnak era la gran maquinaria que hacía marchar al mundo. Día tras día, a lo largo de los milenios, allí se desarrolló el culto divino diario con arreglo a un horario estricto determinado por los sacerdotes astrónomos que observaban el cielo, día y noche.

Las ofrendas alimentarias, líquidas y sólidas se hacían cuatro veces al día y en las fiestas especiales señaladas se hacían mejores y más abundantes. Entregado lo más selecto de los productos al dios Amón, y a las demás divinidades que residían en sus capillas dentro del recinto, el resto volvía a las dependencias sacerdotales para servir de alimento al clero y, en ocasiones, cuando los excedentes eran extraordinariamente abundantes, eran repartidos entre el pueblo piadoso de Tebas que, de este modo, compartía la gloria del dios y sus beneficios.

En todos los templos egipcios y, en particular en el de Amón de Karnak, existían calendarios de festividades durante las cuales se hacían ritos especiales diferentes de los diarios. Eran estas festividades las encargadas de ayudar los cambios de estaciones o de ciclos tales como la llegada de la crecida del Nilo que traería el año nuevo de las aguas altas, o el año nuevo de las cosechas, o el fin del año astral con la celebración del año nuevo solar etc…
Pues bien, el templo de Amón recogía en su interior las salas y estancias para desarrollar y cubrir todos los actos y circunstancias necesarias para la marcha del ordenado mundo egipcio.

La celebración de la realeza en Karnak.

Básicamente, en las estancias del templo de Amón, aparte el santo de los santos donde residía la imagen divina, se establecían las dependencias necesarias para realizar la coronación real imponiendo al soberano las coronas del Sur y del Norte.

Ungido, bautizado y consagrado, el rey se identificaba como dios y, a la vez, como hijo de Amón. En época de Thutmosis I, estas ceremonias se llevaban a cabo en la Sala denominada Uadyet, entre el cuarto y el quinto pilonos.

Tuhtmosis III mandó edificar al otro lado del recinto sagrado el edificio llamado Aj-Menu.
En sus dependencias estaba representado todo el universo y, cada año, se volvían a repetir, en el aniversario de la coronación las ceremonias de renovación de la realeza. Allí se celebraban las ceremonias del agua nueva del Nilo que fertilizaría de nuevo las tierras de Egipto. El rey de modo simbólico traería en una vasija el agua de la crecida desde Assuan para repartirla por todo Egipto.

En época de los ramésidas se construyó la Gran Sala Hipóstila para realizar todas estas ceremonias. En aquéllos lugares el rey recibía el país y el poder de las manos de su padre, Amón.

Lo que antes se había llevado a cabo en la Sala Uadyet de Thutmosis I, fue exigiendo marcos más esplendentes y grandiosos para una monarquía cada vez más exultante y consciente de su papel dominador universal.

De este modo, las ceremonias aseguradoras de que los ciclos anuales naturales se cumplirían puntualmente por la intermediación y la armonía entre el rey y dios, se llevaban a cabo con la presencia del soberano quien, a cambio de su culto, volvía a recibir la confirmación de la realeza entregada por el divino Amón a su hijo.

Las Fiestas Exteriores

Había dos ocasiones al año en las que el dios Amón con todo su esplendor y acompañado de su santa familia, la diosa Mut y el dios Jonsu, abandonaba la ciudad de Karnak para ir a celebrar ciertas festividades.

La Fiesta de Opet

La más solemne de todas las liturgias exteriores era la de Opet.
Atestiguada por primera vez conocida en tiempos de la reina Hatshepsut no cambiará su desarrollo demasiado a lo largo de toda la dinastía XVIII.

Saliendo de sus santuarios transportadas por los sacerdotes, las tres imágenes divinas tomaban el camino de Luxor, donde había un reposadero y un pequeño templo que luego sería enormemente agrandado en tiempos de Amen-Hotep III. En su interior se celebraban ritos no explícitos en los que se renovaba la naturaleza divina de la realeza del soberano a partir de una recreación de la concepción y el nacimiento del rey como hijo carnal de Amón.

Celebrada, a partir del décimo noveno día del segundo mes de la inundación (Ajet), concluía el décimo día del tercer mes de la misma estación. Aunque en época ramésida y posteriormente se alargaría mucho más su duración.

Durante esos días la inundación regeneraba la tierra egipcia, haciendo germinar bajo el líquido de la crecida la promesa de la nueva cosecha y la vida renovada de los campos.

Retirado Amón en su recinto secreto, en su harén, también se producía la nueva creación del Ka del rey. Ambos, rey y dios, experimentaban el misterio de su nacimiento divino renaciendo de su propia sustancia en el tercer mes de la inundación.

Concluído el misterio, renovada la tierra y la naturaleza toda, Amón volvía río abajo hacia su residencia permanente. El pueblo volvía también a su vida cotidiana con la seguridad de que la vida continuaba para él, su familia y sus ganados.

La Bella Fiesta del Valle

En el segundo mes de la estación seca (Shemu) coincidiendo con la luna nueva y con el final de la recolección de la cosecha, comenzaba el viaje de Amón hacia el occidente de Tebas.

Dejando Karnak durante doce días Amón partía en su barca sagrada hasta la altura del templo de Luxor para, cambiando su rumbo, cruzar el río, y entrando por uno de los canales que surcaban la otra orilla, dirigirse hacia la tierra de los occidentales, es decir, de los muertos.

La primera parada la hacía a la altura de Medinet Habu, cerca del Valle de las Reinas. Allí la barca divina con la imagen de Amón era recibida en un templo llamado el Dyemé. Desde allí la imagen del dios visitaba a los templos funerarios reales donde le salían a recibir las imágenes divinas de los soberanos ya muertos y convertidos en dioses.

Las necrópolis de los nobles y las de las gentes populares también eran visitadas por el dios y el pueblo de Tebas. Todos se dirigían a la orilla occidental para limpiar y adornar los monumentos funerarios, participando con gran alborozo en la gozosa fiesta de la rememoración de los difuntos.

El dios Amón se despedía de sus visitas el último día en las proximidades de Deir El-Bahari. Por la noche de esa última jornada, los sacerdotes realizaban el rito de la antorcha, rememorando la ceremonia del fuego nuevo del primer día del año.

Durante esa noche toda la necrópolis se iluminaba con miles de puntos de luz como las estrellas del firmamento, evocando las almas de los difuntos ya justificados. Entonces, se celebraban cenas familiares en las capillas de las tumbas. Banquetes funerarios en los que los participantes bebían vino y cerveza a la salud de Amón y de los difuntos.

Al día siguiente, el dios Amón y su familia, la diosa Mut y el dios Jonsu, abandonaban la orilla occidental para volver a sus residencias en Karnak.

Tales eran las celebraciones y ritos cuyo centro vital estaba ubicado en Karnak, la gran ciudad del dios Amón de Tebas. Una vez más, se habían cumplido los ciclos naturales para el dios, el rey, los vivos y los muertos. Egipto estaba dispuesto para abordar un nuevo año, entre los innumerables venideros, bajo la égida del gran rey de todos los dioses, el divino Amón-Ra de Ipet-Sut.


Francisco J. Martín Valentín.
Egiptólogo

Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman


Editado por
Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman
Francisco  J. Martín Valentín y Teresa Bedman
Francisco J. Martín Valentín es egiptólogo. Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. Director de la Misión Arqueológica Española en Asasif, (Luxor Occidental Egipto), desarrollando actualmente el “Proyecto Visir Amen-Hotep. TA 28". Director de la Cátedra de Egiptología ‘José Ramón Mélida’. Teresa Bedman es egiptóloga. Gerente del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. Co-directora de la Misión Arqueológica Española en Asasif, (Luxor Occidental Egipto), desarrollando actualmente el “Proyecto Visir Amen-Hotep. TA 28”. Secretaria de la Cátedra de Egiptología ‘José Ramón Mélida’.





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