Después de un relajado día de piscina en la siempre bella
Acapulco, salté de
Guerrero a
Oaxaca. Allí el interés por la NTE motivó que cuatro de sus Universidades:
(UNIVAS / José Vasconcelos; La Salle; Anáhuac y Mesoamericana) se coordinasen para patrocinar y organizar mi visita, propiciada por la Dra.
Zazil Chagoya desde la
CINTE (Cátedra Itinerante de la Nueva Teoría Estratégica). Mi agenda incluía una conferencia con coloquio (dos intensas horas) y un Seminario de 8 horas (repartidas en dos sesiones). Tengo que agradecer a
Zazil Chagoya y a su marido
Carlos, su gran hospitalidad, salpicada con exquisitos platillos de la cocina oaxaqueña (una de las cuatro grandes de México: yucateca, poblana, de Sinaloa y oaxaqueña ) y amenizada por la charla siempre ágil de su pequeña hija Lía, de 7 años, campeona infantil de ajedrez de la zona, muy impresionada al ver mi foto (de los años 80) con
Anatoli Karpov que reproduzco para nostálgicos junto con otras actuales de este viaje (aclaro para los que no me reconozcan, que el de pelo y la barba negros soy yo).
La mañana del domingo pudimos visitar, acompañados por la siempre atenta
Viki, el
convento de Santo Domingo cuyo templo es una de las muestras más importantes de la arquitectura barroca novohispana y que además alberga el
“Museo de las culturas de Oaxaca” que exhibe entre otras maravillas el legado de la tumba 7 de
Monte Albán. Esa misma tarde dejé atrás a la mágica
Oaxaca, una ciudad que ningún turista que visite México debería dejar de conocer.