DESCUBRIMIENTOS Y APORTACIONES CIENTÍFICAS DE CRISTOBAL COLÓN


Gabriel Barceló

28/07/2018


Múltiples y conocidos, son los descubrimientos que Colón realiza en sus distintos viajes. Pero, además de los geográficos, que describe con gran detalle, también realizó hallazgos científicos de importancia. Por ejemplo, su propio análisis de su derrota de navegación, le lleva al convencimiento de que la Tierra no era exactamente esférica.


En los años previos al descubrimiento de un Nuevo Mundo, ya destacaba en la defensa científica de su proyecto, pero tras su vuelta, Colón es un referente en todo lo que se refiere a la cosmología, geodesia y navegación de altura: Su opinión es reconocida por sus contemporáneos, los elogios que le tributan algunos historiadores por estas teorías, por sus cálculos de la relación entre la superficie de los mares y los continentes, por sus hipótesis sobre la formación de los archipiélagos y por su constante preocupación de estudiar en todos sus aspectos las tierras aportadas a la corona española. (Rey Pastor, Julio: La ciencia y la técnica en el descubrimiento de América. Editorial Espasa-Calpe 1942, pág. 84.
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El militar, navegante y cosmógrafo portugués Duarte Pacheco Pereira, en su  obra Esmeraldo de situ orbis , escrita en lengua portuguesa, a pesar de su título en latín, recuerda hacia1506, que el famoso cosmógrafo catalán Jaime Ferrer, sometía sus decisiones al juicio de Cristóbal Colón, porque …en el tiempo actual en esta materia más que otro sabe, porque es gran teórico y mirablemente práctico como sus memorables obras manifiestan; y creo que la divina Providencia le tenía por electo, por su grande misterio y servicio en este negocio, el cual pienso es disposición y preparación del que para adelante la misma divina Providencia mostrará a su gran gloria, salud y bien del mundo. (Pacheco Pereira, Duarte: Esmeraldo de situ orbis. Ed. Azevedo. Referido por Rafael Eduardo de Basto. Lisboa: Imprensa Nacional. Cáp. 5, 1892.)
A lo que Fernández Navarrete añade de Colón: No fueron éstas las únicas ideas que con un tino superior a los conocimientos de su tiempo ocupaban su meditación y conservó en sus relaciones dirigidas a los Reyes. Además de las que pertenecen a la geografía física, a la historia natural, a las costumbres y usos de los habitantes del Nuevo Mundo, son muy dignas de nuestro aprecio las que prepararon sucesivos adelantamientos a la hidrografía y el arte de navegar; porque usando de su habilidad para dibujar y construir cartas, las formó de todos los mares y países que iba descubriendo y las ilustraba con las observaciones astronómicas e hidrográficas que le caracterizaron del marino más hábil y osado de aquellos tiempos. (Fernández de Navarrete, Martín. Disertación sobre la historia de la náutica. Madrid, 1846, pág. 119, Ed. Maxtor, Valladolid 2003).
No podemos tener dudas sobre su pericia marinera, que le permitió conseguir con éxito no solo el llegar a las Indias, sino también el tornaviaje, pues lo difícil era la vuelta de las naves desde América. Intentar regresar a Europa por la ruta de ida hubiera resultado imposible, ya que los barcos hubieran tenido los vientos alisios en contra, y él lo sabía. Posiblemente esta haya sido también una de mejores sus aportaciones a las técnicas de navegación.
Aunque la declinación magnética, esto es, la diferencia entre el norte magnético y el geográfico ya era conocida, la variación de la declinación magnética es una función de las coordenadas geográficas y del tiempo. Este fenómeno se manifestó claramente cuando se inicia la navegación de altura, ya que en el cabotaje o en los mares interiores, como el Mediterráneo, tenía un efecto muy limitado.
La variación de la declinación magnética con la longitud geográfica es advertida por Colón; que observa además, que en cierto lugar pasa esta declinación de uno a otro sentido, descubriendo así la existencia de líneas sin declinación, y constatando también la no coincidencia del polo magnético con el polo geográfico. Estos fenómenos, muy posiblemente ya habían sido observados por otros navegantes del Atlántico, pero Colón fue el primero en recogerlo por escrito en su diario de abordo, y en las cartas dirigidas a los Reyes.
El haber encontrado la línea de declinación cero, es su mérito y se justifica por su sagacidad, y porque posiblemente nadie antes de él, había realizado una travesía tan larga, con una brújula abordo. Las observaciones realizadas en las noches del 13 y del 17 de septiembre de 1492, en el primer viaje, quedan perfectamente determinadas en su diario, con la expresiva frase «la estrella hace movimiento y no las agujas» y nada hay en ella de «especioso».
Su hijo Don Hernando Colón recuerda el suceso y especifica que en las primeras horas de la noche las agujas noroesteaban …por mediacuarta, y al alba noresteaban poco más de otra media, de lo que conoció que la aguja no iba derecha a la estrella que llaman del Norte o Polar, sino a otro punto fijo e invisible. Cuya variación hasta entonces nadie había conocido. Don Hernando ya atribuye a su padre haber sido el descubridor de la variación de la declinación magnética. (Hernando Colón: Historia del Almirante, Venecia 1571, incorpora el texto original íntegro).
Y Humboldt (1769- 1859) en su Kosmos, escribe: Cristóbal Colón no tiene solamente el mérito incontestable de haber sido el primero en descubrir una línea magnética sin declinación, sino también el de haber propagado en Europa el estudio del magnetismo terrestre, por sus consideraciones sobre el crecimiento progresivo de la declinación hacia el Oeste, a medida que se separaba de aquella línea...
Lo que se debe a Colón no es solamente el haber observado el primero la existencia de esta declinación, que estaba ya indicada, por ejemplo, en el mapa de Andrés Bianco, levantado en 1436; es haber notado el 13 de septiembre de 1492 que a 2º ½ hacia el Este de la isla Corvo, la declinación magnética cambia y pasa de Nordeste a Noroeste.
Este descubrimiento de una línea magnética sin declinación señala un punto memorable en la historia de la Astronomía náutica, y ha sido justamente celebrada por Oviedo, Las Casas y Herrera… no ha descubierto sólo en el océano Atlántico una región en que el meridiano magnético coincide con el meridiano geográfico; ha hecho, además, la ingeniosa observación de que la declinación magnética puede servir para determinar el lugar en que un buque se halla con relación a la longitud. En el Diario de su segundo viaje (abril de 1496), vemos orientarse al Almirante realmente, según la declinación de la aguja imantada. (Humboldt, Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander Freiherr von: Cosmos. Ensayo de una descripción física del mundo, 1859. Editorial: Los Libros de la Catarata, 2011).
Colón había observado como la polar no coincidía con la aguja magnética, y que esta variación no era constante con la posición del navío en su derrota. Este descubrimiento le lleva al convencimiento de la existencia de una variación en la determinación del norte magnético, por parte de la aguja magnética. El fenómeno de la declinación magnética, como hemos dicho era ya conocido por algunos europeos, pero Colón añade además, con sus observaciones, la variación de esa declinación magnética con el lugar, y la no coincidencia del norte geográfico con la Polar, como ya hemos expresado.
El día 30 de septiembre hace Colón un sensacional descubrimiento, que le deja inicialmente perplejo. Tras un breve análisis, llega a la conclusión de que la Estrella Polar no está en el eje de la esfera terrestre, por lo que también se mueve como las restantes estrellas del firmamento.
Pero si el 13 de septiembre había descubierto la variación de la declinación magnética, el 16 encuentra el Mar de los Sargazos, esa región del océano Atlántico septentrional que se extiende entre los meridianos 70º y 40º O y los paralelos 25º a 35º N, en los que se mantiene grandes calmas atmosféricas, y donde crece un alga, que denominaron sargazo, por su similitud a la vid.
Había hecho sensacionales hallazgos en pocos días: la variación de la declinación magnética, ese nuevo Mar de los Sargazos y la estrella, aparentemente inmóvil, que se movía. (Arranz Márquez, Luis: Cristóbal Colón: misterio y grandeza. Marcial Pons Historia. Memorias y biografías, 2006, 404 páginas). Nos lo describe así en su diario:
Domingo 16 de septiembre.- …Aquí comenzaron a ver muchas manadas de hierba muy verde que poco había, según le parecía, que se había desapegado de tierra, por lo cual todos juzgaban que estaba cerca de alguna isla; pero no de tierra firme, según el Almirante, que dice: «porque la tierra firme hago más adelante» (Colón, Cristóbal: Los cuatro viajes del almirante y su testamento. Primer capítulo: El primer viaje a las Indias. Editor: Anzoátegui, Ignacio B.,  Pág.21. Colección Austral. Edición digital basada en la 10ª ed. de Madrid, Espasa-Calpe, 1991.
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Al día siguiente siguen esas mismas observaciones. Años después recuerda de nuevo su descubrimiento de este extraño mar: …y así mesmo fallo la mar toda llena de hierba de una calidad que parece ramitos de pino y muy cargada de fruta como de lantisco, y es tan espesa que al primer viaje pensé que era bajo y que daría en seco con los navíos, y hasta llegar con esta raya no se falla un solo ramito. Fallo también, en llegando allí, la mar muy suave y llana, y bien que vente recio nunca se levanta. Asimismo hallo dentro de la dicha raya, hacia Poniente, la temperancia del cielo muy suave, y no discrepa de la cantidad quier sea invierno, quier sea en verano (Colón, Cristóbal: Los cuatro viajes del almirante y su testamento. Carta  del Almirante a los Reyes Católicos. Editor: Anzoátegui, Ignacio B., Pág.180. Colección Austral. Edición digital basada en la 10ª ed. de Madrid, Espasa-Calpe, 1991. http://www.cervantesvirtual.com/obra/los-cuatro-viajes-del-almirante-y-su-testamento--0/ )
Este descubrimiento le induce a pensar sobre las variaciones de las corrientes marinas y la meteorología, en función de la posición del buque, siendo precursor en los estudios de la física de la Tierra.
Colón tenía también la habilidad de utilizar la información científica en su provecho, demostrando que el estar debidamente informado era una ventaja en cualquier negociación. Llevaba en este viaje el Almanach Perpetuum, de Abraham Zacuto, y por él sabía que el 29 de febrero de 1504 se produciría un eclipse total de Luna, que estimó sería visto en aquellas latitudes.
 Así, Washington Irving, en su "Vida del Almirante Don Cristóbal Colón" nos narra cómo en su cuarto viaje a las Indias occidentales, en Jamaica se encontraba en una situación difícil. Colón sufre un motín, y en ese momento los nativos aprovechan para negarse a proporcionar víveres. Pero él sabe que se va a producir ese eclipse de luna, conoce el día y la hora, y convoca a los nativos, comunicándoles que si no le aportan alimentos, su Dios hará desaparecer la Luna.
Muchos indios quedaron amedrentados por la solemnidad de esta predicción; otros la trataron con mofa; todos, empero, aguardaban solícitos la venida de la noche. Cuando vieron, en efecto, que una sombra oscura se derramaba por la luna, empezaron ya a temblar. Creció el terror con los progresos del eclipse, y al ver las tinieblas misteriosas que cubrieron la faz de la naturaleza, no tuvo límites su espanto. Se apoderaron de las provisiones que pudieron, apresurándose con ellas a los buques en medio de gritos y lamentaciones. Se arrojaron a los pies de Colón, implorando de él intercediese con Dios para que suspendiera las amenazadas calamidades, y asegurándole que de allí en adelante traerían cuanto se les pidiese. Colón les contestó que se retiraría a comunicar con la deidad. Se encerró en su camarote, y permaneció en él durante el aumento del eclipse, mientras las florestas y playas resonaban con los alaridos y súplicas de los salvajes. Cuando iba el eclipse a disminuir, se presentó de nuevo a los indios, y les dijo que había intercedido por ellos con su Dios, quien bajo la condición de que cumpliesen sus promesas se había dignado perdonarlos; en señal de lo cual disiparía las tinieblas de la luna. (Irving, Washington: The Life and Voyages of Christopher Columbus (Historia de la vida y viajes de Cristóbal Colón, 1828).
En el Cuaderno de Bitácora, el propio Colón lo relata: En la tarde anunciada, cientos de indígenas se congregaron ante los barcos. Cuando salió la luna ya estaba parcialmente oscurecida y el pánico entre los nativos al verla menguar. Rogaron al almirante que la hiciera volver y éste pidió a cambio la reanudación de los suministros.
Los indios, posiblemente ya habían visto muchos eclipses antes, pero les maravilló indudablemente, que aquel intruso pudiera tener esa capacidad de predicción.
Estos son algunos de los ejemplos de la perspicacia y sagacidad del Almirante en el ámbito científico y tecnológico.