De las tres fases que constituyen un proyecto de cualquier tipo, la fase de Ejecución constituye el punto álgido de la gestión del mismo ya que va a permitir pasar de las hipótesis establecidas a una realidad concreta; de la teoría planificadora a la obtención de unos resultados ciertos que van a beneficiar a colectivos desfavorecidos, también concretos.
La Ejecución del proyecto va a implicar, a su vez, dos aspectos fundamentales: por un lado, la consideración de todo aquello que esté relacionado con la gestión de actividades, tiempos y recursos; y, por otro, la sistemática de evaluación y control de esa gestión para, si es necesario, modificarla y adaptarla a la situación real, a las condiciones de entorno que existan en ese momento.
A pesar de ello, el éxito de un proyecto de Marketing Social no está garantizado ni mucho menos, ya que tiene un gran peso un factor determinante y, a la vez, difícilmente controlable: el factor humano. Disponer de un equipo formado y experimentado en lo que es, en sí, el proyecto es, realmente, la garantía del éxito del mismo.
Dando por sentado esto último, la Ejecución del proyecto se deberá basar en la existencia previa de una normativa de actuación pensada, desarrollada y probada para este fin, así como en unas metodologías o técnicas, tanto de gestión como de control, que nos garanticen, en lo posible, su efectividad.
Cada proyecto de Marketing Social es diferente ya que sus objetivos lo son y la manera de enfocar la problemática social también lo es. No obstante, es posible establecer unos elementos comunes que suelen presentarse en todos los proyectos de este tipo.
Algunos de estos elementos son los siguientes:
- Los Colectivos Beneficiados
- El Equipo Técnico necesario
- Los Socios del Proyecto.
En el próximo artículo nos haremos una serie de preguntas, esclarecedoras en mi opinión, en relación con estos tres factores que influirán exhaustivamente en la óptima ejecución del proyecto de Marketing Social.