El Marketing tiene como objetivo convencer a un mercado acerca de algo y, para ello, utiliza una serie de herramientas que no son más sutiles ni perversas que las que emplea el financiero, el profesional de Recursos Humanos o el controller.
Es cierto que, en las últimas décadas, han surgido nuevas especialidades mucho más sofisticadas que las existentes en el pasado y que, para nuestra desgracia, vienen a complicar, aún más, el panorama y a dar argumentos, en principio, más sólidos a sus detractores.
Analicemos esta "manipulación" a través de algunas de las nuevas variantes del Marketing, anteponiendo el hecho de que, independientemente del campo en el que actuemos, las técnicas utilizadas deberán ser, siempre, absolutamente éticas.
Las tres especialidades del Marketing sobre las que vamos a tratar son las siguientes:
- Marketing Electoral
-Marketing Social Corporativo
- Marketing Interno
Empezando por el Marketing Electoral, nos encontramos ante una de las especialidades más vituperadas, incluso por los mismos que las emplean. Este tipo de Marketing pretende "vender" una ideología política, un programa electoral o un candidato a un mercado constituido por electores potenciales.
Requiere una mayor creatividad ya que lo que maneja son expectativas, futuros logros sociales difíciles de presentar y, mucho más, de materializar.
Las técnicas de Marketing Electoral no son técnicas manipulativas de la mente del votante que, de una manera subliminal, dirigen su decisión, sino que son herramientas que incrementan la transparencia del mercado político, ya que facilitan al ciudadano un mayor conocimiento de todas las posibles ofertas que se presentan en la confrontación democrática, por lo que va a poder decidir con una mayor información del panorama electoral.
Podríamos afirmar que el Marketing Electoral se convierte en un método de educación social que forma al elector y que le permite decidir sobre elementos socio-políticos con una mayor información, pudiendo comparar las distintas opciones y tomar decisiones de forma más racional.
No es manipulador, sino educador del ciudadano, potencial votante.
Otra especialidad del Marketing que, en las últimas décadas, se ha puesto, especialmente, de moda es el Marketing Social y su hermano empresarial el Marketing Social Corporativo.
A principios de los años setenta del pasado siglo, especialistas famosos en el campo del Marketing empezaron a considerar las posibilidades de emplear las técnicas y herramientas utilizadas en el mismo a proyectos dirigidos a la venta de determinadas ideas cuyo fin último fuera la mejora de la calidad de vida de determinados grupos sociales marginados, el desarrollo de la sociedad en su conjunto, el fomento de actitudes básicas de convivencia o la sensibilización de la ciudadanía ante determinadas causas que afecten a colectivos en crisis.
En paralelo, surgió el Marketing Social Corporativo como la aplicación del Marketing Social, por parte de la empresa, a su propia estrategia de negocio. Con ello, pretendía, en términos generales, asociar la imagen corporativa de la compañía, de forma permanente, voluntaria y no lucrativa, a acciones sociales o culturales, o a entidades del Tercer Sector, para mejorar su reputación empresarial.
En el próximo artículo trataremos estas dos últimas especialidades del Marketing desde la perspectiva de la manipulación.
Es cierto que, en las últimas décadas, han surgido nuevas especialidades mucho más sofisticadas que las existentes en el pasado y que, para nuestra desgracia, vienen a complicar, aún más, el panorama y a dar argumentos, en principio, más sólidos a sus detractores.
Analicemos esta "manipulación" a través de algunas de las nuevas variantes del Marketing, anteponiendo el hecho de que, independientemente del campo en el que actuemos, las técnicas utilizadas deberán ser, siempre, absolutamente éticas.
Las tres especialidades del Marketing sobre las que vamos a tratar son las siguientes:
- Marketing Electoral
-Marketing Social Corporativo
- Marketing Interno
Empezando por el Marketing Electoral, nos encontramos ante una de las especialidades más vituperadas, incluso por los mismos que las emplean. Este tipo de Marketing pretende "vender" una ideología política, un programa electoral o un candidato a un mercado constituido por electores potenciales.
Requiere una mayor creatividad ya que lo que maneja son expectativas, futuros logros sociales difíciles de presentar y, mucho más, de materializar.
Las técnicas de Marketing Electoral no son técnicas manipulativas de la mente del votante que, de una manera subliminal, dirigen su decisión, sino que son herramientas que incrementan la transparencia del mercado político, ya que facilitan al ciudadano un mayor conocimiento de todas las posibles ofertas que se presentan en la confrontación democrática, por lo que va a poder decidir con una mayor información del panorama electoral.
Podríamos afirmar que el Marketing Electoral se convierte en un método de educación social que forma al elector y que le permite decidir sobre elementos socio-políticos con una mayor información, pudiendo comparar las distintas opciones y tomar decisiones de forma más racional.
No es manipulador, sino educador del ciudadano, potencial votante.
Otra especialidad del Marketing que, en las últimas décadas, se ha puesto, especialmente, de moda es el Marketing Social y su hermano empresarial el Marketing Social Corporativo.
A principios de los años setenta del pasado siglo, especialistas famosos en el campo del Marketing empezaron a considerar las posibilidades de emplear las técnicas y herramientas utilizadas en el mismo a proyectos dirigidos a la venta de determinadas ideas cuyo fin último fuera la mejora de la calidad de vida de determinados grupos sociales marginados, el desarrollo de la sociedad en su conjunto, el fomento de actitudes básicas de convivencia o la sensibilización de la ciudadanía ante determinadas causas que afecten a colectivos en crisis.
En paralelo, surgió el Marketing Social Corporativo como la aplicación del Marketing Social, por parte de la empresa, a su propia estrategia de negocio. Con ello, pretendía, en términos generales, asociar la imagen corporativa de la compañía, de forma permanente, voluntaria y no lucrativa, a acciones sociales o culturales, o a entidades del Tercer Sector, para mejorar su reputación empresarial.
En el próximo artículo trataremos estas dos últimas especialidades del Marketing desde la perspectiva de la manipulación.