NEGOCIACIÓN: Blas Lara

Hechos

El lector de periódicos comienza a enterarse de la competitición entre países en cuestiones de la legislación fiscal (caso de Irlanda) o de la legislación laboral con el fin se atraer a los inversores internacionales.

La lucha entre países es despiadada. Todos pretenden su parte de botín fiscal. En juego están muchos miles de millones de dólares de recaudación, que los presupuestos de los estados necesitan en los duros tiempos que vivimos. Otro tanto hay que decir sobre la competición monetaria, de las delocalizaciones y los puestos de trabajo.
Hablemos de la concurrencia fiscal entre países. Los paraísos fiscales, ¿son moralmente legítimos? Ni siquiera es pensable hoy por hoy que vea la luz una legislación internacional eficaz que imponga orden, racionalidad, justicia y equilibrio. El egoísmo de las naciones individuales lo impide. Y el resultado es que entre países reina un darwinismo puro y duro, que no se limita a asegurar la propia supervivencia, sino que se mueve por una avidez ciega y sin freno. Vivimos en plena selección natural. Que el más adaptado a las circunstancias sobreviva y triunfe.
Como si fuera moralmente aceptable que se impongan algunos pueblos por su pretendida superioridad técnica o su mayor adaptación (fitness) a los condiciones de nuestro entorno económico.

Una tela de araña envuelve el planeta entero

Los circuitos de transferencias de dinero que llevan a cabo las empresas y bancos multinacionales constituyen una espesísima red por la que circulan en permanencia cantidades inimaginables de dinero. Por mis propias experiencias en el seno de multinacionales testifico que se pratica la planificación fiscal y la manipulación de precios de transferencia de mercancías. Para ello se utilizan sociedades de distribución que consisten en un simple buzón postal; sociedades de inversión, que no necesariamente imprescindibles, en las que se facturan servicios comerciales, financieros, consultoría, etc . En resumen, se trata de mecanismos de movimientos de repatriación de dinero y de ubicación flexible para « optimizar » el pago de impuestos a los estados.
Son mecanismos que los ciudadanos ordinarios no podemos utilizar sin violar la ley. (Ejemplos tenemos abundantes en la prensa de los escándalos de este orden). Pero son mecanismos de los que las multinacionales se sirven sin contravenir la ley. Que para eso tienen en la plantilla una pléyade de abogados especializados que estudian los resquicios legales . Más aún, los gobiernos locales crean facilidades e incentivos. Poca idea tiene la gente de la inmensa tela de araña que envuelve el planeta con sus densos entramados financieros.
¿Contravienen la moralidad estas prácticas ?
Deseo llamar la atención sobre la limitación, la ineficacia,- por no decir la ausencia -, de una legislación internacional en este dominio. Y también sobre la evidente inexistencia de códigos y principios morales que regulen amplios e importantísimos sectores de convivencia entre pueblos.

Cómo determinar los límites de la moralidad

En las relaciones entre pueblos se interponen menos obstáculos morales o éticos que en la relación binaria entre dos personas, que ésa sí, ha sido ha atraído más la atención de los moralistas y ha sido mucho más codificada por leyes y religiones. La relación entre países, pueblos y grupos es un combate en el que todos los golpes están permitidos. Una competición en las que no hay reglas de juego. Parece legitimo el egoismo grupal y la rapacidad. La ambición. Que gane el más fuerte sobre el terrenos económico-comerciales, e igualmente en el de la concurrencia fiscal. En tiempos en que domina el pensamiento neoliberal no están mal vistas estas formas de darwinismo económico.

La Historia de Europa demuestra que algunos pueblos se han comportado como depredadores despiadados. Nombrarlos sería ir contra las intenciones pacíficas de este ensayo. La situación a la que han llevado al mundo esas prácticas egoístas es tan extremamadamente injusta para algunos países, que hora es ya de que comencemos a pensar en integrar los intereses del otro, y a hablar de moral y de responsabilidades entre colectividades. Nuestra moral regula las relaciones de un individuo con otro. Sin embargo, no parece estar tan claro que las relaciones entre grupos deban ser objeto de regulación moral.

Fraternidad entre pueblos ?

Hablando de la convivencia entre grupos, pensemos que existen odios latentes pero arraigados entre pueblos, prejuicios seculares que conducen a sobresaltos de violencia periódica. En este momento, son muchos los conflictos potenciales que pueden estallar a lo ancho del planeta. Basta que surja una chispa -como el asesinato de Sarajevo- para que el mundo desencadene una guerra. La tensiones internas estaban latente como en los volcanes que van a estallar. Hoy subsisten numerosos focos de odio entre pueblos e incluso entre los varios componentes de estados plurales. Y hay quienes fomentan estos odios por intereses personales. O por atavismos decimonónicos.
¿Por qué dos entidades paises vecinas están abocadas frecuentemente a entrar en conflicto ? ¿Por una inconfesable rapacidad ? ¿Se justifica la confrontación con el vecino como manera de definirse y autoafirmarse ? Al nivel entre individual se dice que el hombre es un lobo para el hombre (Hobbes) Pero ¿y entre comunidades humanas ?
¿Cómo surgen países nuevos ? ¿Qué pensar de los nacionalismos ? Quizás haya que comenzar por distinguir entre los nacionalismos espontáneos y los inducidos o provocados. Hay nacionalismos activos y nacionalismos reactivos. ¿Se trata de pueblos originariamente « humillados » de los que se ha abusado a lo largo de la Historia ? ¿O son pueblos manipulados para satisfacer las ambiciones particulares de algunos « lobos » infiltrados en el rebaño ? La fragmentación de la humanidad va directamente contra la esencia misma del hombre que es ante todo biológicamente uno. La biología debiera tener la última palabra. El peligro de una forma u otra de racismo late bajo el nacionalismo, al menos de determinadosl nacionalismos activos.

¿Remedios ?

Los griegos antiguos con su visión tan profunda de los fenómenos humanos, decían que la guerra es la madre de todas las cosas. Según ellos la emergencia de ideas nuevas y de formas políticas nuevas, seguiría a las colisiones, guerras y catástrofes. Un limpiado periódico de aguas estancadas para ir a mejor.
Pero también los griegos inventaron los juegos panhelénicos para crear espacios de tregua, períodos de paz durante los que se multiplicaban las ocasiones y las Iniciativas para fomentar la amistad y el aprecio entre la fragmentada nación helénica.

En esas altas aspiraciones de los griegos clásicos se inspiró Pierre de Coubertin al resuscitar los Juegos Olímpicos.
Con tristeza constatamos hoy que las competiciones olímpicas, - ¡y el fútbol en particular! –se han transformado en gigantescas máquinas para crear y mover dinero, que parecen más bien exacerbar los repliegues nacionalistas que favorecer la amistad entre los pueblos.

Conclusión pesimista

Nos falta una doctrina de moralidad intergrupal. El mensaje de fraternidad de Jesús se dirige al individuo, pero no a los grupos sociales. (Jesús no entra en ese tipo de relaciones. Los condiciones geopolíticos y sociales de entonces no lo requerían. Sin embargo, he leído con interés unas páginas del escrito Evangelii gaudium del papa Francisco a este respecto).

No hay soluciones definitivas para liquidar las barreras que constituyen entre las colectividades humanas, la insolidaridad, los intereses económicos egoístas, las diferencias de ideologías políticas o religiosas. Los racismos. La conciencia de superioridad de algunos conjuntos humanos.

Poco ha quedado del Tribunal Internacional Independiente de Bertrand Rusell, contituido por sabios independientes que diriman los conflictos potenciales y anticipen las soluciones racionales antes de que estallen las confrontaciones.

Ni siquiera se logramos restañar para siempre las llagas del pasado. Nuestros historiadores no tienen ni la fuerza ni el poder para limpiar la Historia de toda la escoria de odios y falsedades acumuladas durante siglos.

La paz entre los pueblos es hoy por hoy un mensaje utópico. Jesús predicó « el amor al prójimo, entre individuos », no entre pueblos. Soñemos en lejanos mundos mejores.
Blas Lara Jueves, 20 de Febrero 2014 - 15:46


Nuestro vivir es posible gracias a la extendida red de afectos y amores en que crecimos y que nos sustentan cada día.
Una rápida mirada hacia dentro de nosotros mismos nos hará tomar conciencia de la amplia red de afectos en la que vivimos envueltos. Sus tonalidades son muy diferentes. Desde el amor hacia los miembros de nuestra familia, fundado en el entroncamiento biológico común, hasta la gama de amigos que hemos ido encontrando y seleccionando a lo largo de nuestra existencia. Desde las amistades de la infancia hasta el amor último, definitivo, fusional, si es que hemos tenido la suerte de haberlo encontrado.


LA INDIGENCIA DE AFECTOS, NUESTRA CONDICIÓN DE HOMBRES

Nace el bebé en la más absoluta indigencia y en la más total dependencia. No solo necesita el alimento corporal, sino que su desarrollo cerebral requiere el ingrediente del amor de sus padres para iniciarle en el aprendizaje de la lengua ‑instrumento mayor de inmersión en el comercio humano‑ y, en especial, para insertarse en la sociedad y adquirir las bases del futuro comportamiento como respuesta a los estímulos exteriores.

EL HOMBRE SALE DE SÍ HACIA LOS DEMÁS

De mayor, el salir de su castillo interior, de su «cerrado sí mismo», es para el hombre una necesidad absoluta. El hombre es un ser potencial que solamente se despliega en un entorno social. De esa manera, llena su hondo vacío metafísico mediante la interacción con los otros. Los otros constituyen a la vez su espejo, sostén psicológico, fuente de alegría, paradigma de comportamiento. De fuera, nos vienen hasta el sentido y la significación del vivir. Una búsqueda que el hombre va a perseguir sin descanso desde sus primeros años.

LA VARIEDAD DE FORMAS DEL AMOR

La introspección nos revela, sin dificultad, la variedad de nuestros afectos, con modalidades e intensidades diferentes. Lo que sentimos por los otros asciende gradualmente desde la tolerancia, la comprensión, el prejuicio positivo…, hasta la empatía, el buen entendimiento y la simpatía mutua. Desde la amistad al amor y, por último, en lo más alto de la escala, el amor fusional. (Sería posible matematizar un tal espectro de formas, representando los afectos en un espacio topológico, dotado de una métrica particular).

LA UTOPÍA DEL AMOR UNIVERSAL

El amor al prójimo es, probablemente, el mayor aporte sociológico de la figura histórica de Jesús, de enorme significación en la Historia de las Ideas. Comparo con Hobbes, Rousseau y otros.

Pero el amor evangélico, sin límites ni reservas, es una pura utopía que conduce al fracaso, tanto en la historia individual como en la dimensión social. Según algunos (¿santos o iluminados?), el amor al prójimo sin límites ni restricciones (presentar la otra mejilla al que te abofetea) es lo que mejor condensa la ideología del cristianismo. Pero esta interpretación no puede ser admitida sin restricciones. A falta de espacio para desarrollar aquí este tema, invocaré la frase del propio Evangelio: «Sed cándidos como palomas y prudentes como serpientes» que marca reservas a la utopía del amor sin límites ni cautelas.

PERO AL SALIR HACIA EL OTRO…

Al salir hacia el Otro, cruzando la «tierra de nadie» entre las personas, te vas a encontrar frecuentemente con la maldad, el egoísmo, la ruindad, la mala educación, y lo que es más frecuente: la inelegancia del alma. Y, a fin de cuentas, con la frustración.

EL IMPOSIBLE AMOR FUSIONAL

Alguien escribió en algún sitio: «Un día quise irme para siempre con la persona que más amaba. Se estaba muriendo. Pero la tuve que dejar penetrar sola en el túnel terrible de la muerte. En ese momento trascendental, ella se hundió profundamente en la negra oscuridad y yo me quedé infinitamente solo. Ese día comprendí que la distancia con los seres más queridos nos es impuesta como una necesidad ontológica, constitutiva del ser humano».

LA GESTIÓN DEL AMOR Y LA AMISTAD

El buen ejercicio del arte de amar necesita gestionar sabiamente las distancias entre las personas.

Se han de guardar distancias simplemente para protegerse.

Se sale de sí al encuentro del Otro por la amistad o por el amor. Pero ¿hasta dónde es prudente, legítimo, aconsejable aproximarse al Otro?

El mutuo aprecio nos inclina a aproximarnos de manera física y sobre el plan psicológico.

La proximidad física es evidente y no necesita muchos comentarios, si no es el de las diferencias de sexo y de cultura que llevan a apreciaciones diferenciadas de esa proximidad.

La proximidad psicológica tiene que ver con el propio desvelamiento, con la eliminación gradual de las barreras y con la apertura hacia el Otro. Transparencia del uno para el otro.

Pero no se le dice a cualquiera todo lo que se dice en familia.

Ni siquiera la candidez evangélica nos obliga a dar cualquiera las razones de nuestros comportamientos.

LAS DIFERENCIAS ENTRE PERSONAS

Estas formas de aproximación suponen un extendido camino hacia el Otro en el hay que salvar el problema real de las diferencias entre las personas. Constituyen un obstáculo las diferencias de gustos y maneras. Y, de forma más sutil, las diferencias de tono vital en lo cotidiano y de tonos emocionales de los que somos tributarios por nuestra genética y nuestras biografías diferentes. Recordando, como queda dicho, que la fusión es imposible aún en el matrimonio.

DIFERENTES AMORES, DIFERENTES DISTANCIAS

Oí decir a una señora de mucha edad, y con numerosos descendientes, que hay parientes a los que se les quiere mucho, pero que están mejor en el álbum de fotos.

La cuestión se centra en situar a cada uno en el sitio adecuado, como las piezas en un tablero de ajedrez. No es cosa fácil, sino algo muy delicado.

Se puede amar intensamente a una persona, por ejemplo a un hermano, y guardar obligatoriamente una distancia considerable para evitar colisiones, decepciones, frustración.

Hay gente a las que más vale dejarlas en un distante nicho, quizás idealizándolas, para no sufrir la decepción de una proximidad inadecuada.

PROGRESANDO EN LA AMISTAD

En el camino de la progresión, en una amistad o en un amor, hay que ser lúcidos para ver hasta dónde se puede ir. Y hay que ser capaz de detenerse a la distancia debida, a pesar de lo que atrae llegar a una amistad verdadera y profunda.

La mayoría de la gente se detiene en el camino, por egoísmo, por no ser capaz de dar más. Por eso, hay que tener en cuenta hasta dónde quiere ir el otro para evitar decepciones.

ROL DEL HUMOR EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA AMISTAD

El humor y la broma es un instrumento inteligente para crear un espacio de juego y de encuentro, superficial tal vez, ambiguo siempre, pero con efectos positivos para el tratamiento de las diferencias. Es un espacio situado en la «tierra de nadie» que separa los seres humanos. En ese espacio se disuelven y esfuman a veces muchos de los conflictos reales o potenciales que surgen al constatar las diferencias entre las personas. Y, si no llegan a disolverse de forma completa, el encontrarse, en ese espacio de prueba, permite, sin demasiados riesgos, rectificar posicionamientos y dar pasos atrás, cuando se cometió el error de aproximarse de manera demasiado rápida e inapropiada.

PARA CONCLUIR

Es oportuno tomar conciencia de la gran variedad de nuestras afectos y de nuestros amores. Reconocer sus limites.

Queramos o no, luchamos embarcados en una ilusión permanente en busca de afectos verdaderos y fiables. Buscando significación a la vida. Aquello de San Juan de la Cruz:
Buscando mis amores
iré por esos montes y laderas…


Pero nos toparemos con las frustraciones y los límites. El mito griego del Sísifo que remonta incesantemente una roca sin lograr llegar nunca a la cima.

Habrá que quedarse a medio camino, contentándose con la mediocridad de la vida. Un compromiso acorde con nuestra última limitación ontológica.

Aprendamos, al menos, a gestionar la amistad y el amor, y, correlativamente, las distancias que convienen en cada caso.
Blas Lara Sábado, 30 de Noviembre 2013 - 23:36

Artículos


EL CARNAVAL DE VENECIA Y EL GRAN TEATRO DEL MUNDO

En el blog último postulamos la soledad radical como estatuto ontológico de las personas.. La muerte, que es quien tiene la última y definitiva palabra sobre nuestra existencia, situa al individuo en la posición auténtica de una angustiosa soledad metafísica de «un ser lanzado al mundo » (Heidegger). Dijimos allí mismo que las personas son últimamente como islotes en el océano o como colinas en la vasta llanura del mundo. Pero necesitados por ineludibles exigencias psicológicas y hasta biológicas de entrar en comunicación con otros.

Cuando en situaciones extremas de la vida quedamos solos con nosotros mismos, experimentamos esa pavorosa soledad y buscamos romperla por todos los medios. En la vida ordinaria diluimos esa necesidad profunda de « con-vivencia » en transacciones banales con los demás. Porque el remedio a la soledad, el verdadero amor fusional es una rara conquista del alma, tan rara que constituye casi un mito literario. Lo más frecuente es la frustación, o el resignado pacto de acomodamiento con el pasar del tiempo.

Las salidas de la insoportable soledad son frustrantes. Por eso no es frecuente arriesgarse a salir del castillo interior para entrar en interacciones en profundidad con los demás. La mayoría de las interacciones en profundidad muchas veces acaban siendo desacertadas, desafortunadas y hasta dolorosas.

La gente tiende a vivir su vida, o encerrada en su castillo personal, o saliendo al exterior, a ese « no man’s land » (NML), territorio de nadie, que se extiende entre las personas. Son menos peligrosas las transacciones que tienen lugar en el territorio neutro del NML, donde se preservan las distancias.
Este mensaje enfoca ese territorio oscuro y vago de NML, que yo sepa, poco estudiado, al que no se presta suficiente atención a pesar de que nos movemos en él casi permanentemente.
Ideas principales
a) El juego entre imágenes
b) El teatro que tiene lugar en el NML, la tierra de nadie
c) Las distancias apropiadas entre las personas
d) El modo principal de comunicación

Un juego entre imágenes

El juego no se da entre personajes reales. Mi Yo contra el Yo del Otro. No negocio con el otro, sino con la imagen que tengo de él. Más aún, yo no negocio sino desde el papel que yo me he atribuido. La negociación así considerada es un juego entre imágenes, un juego de roles. La gente sale de su castillo interior al NML cubiertos con máscaras para interpretar ante los demás sus roles respectivos en el Gran Carnaval de la vida. Difícilmente se quitan las máscaras para jugar el juego de la verdad , como en la tan conocida pieza dramática y el conocido film, Who is affraid of Virginia Wolf ? Los actores no juegan al desnudo, como ellos son en realidad porque ni siquiera ellos mismos saben quiénes son, para poder así jugar su verdadero papel ante otros. Y además porque se han parapetado detrás de los personajes que, con su fantasía o sus buenas intenciones, se han construido para entrar en la representación. Una cosa es lo que realmente se es, y otra muy distinta lo que se pretende parecer o se quisiera ser.

El teatro sociopsicológico

En negociación, y en general, en cualquier interacción entre personas, estamos en plena ficción. El uso estratégico y la manipulación de la ficción es uno de los principales instrumentos que se usan en el arte de negociar. Como en la guerra. Por ejemplo, en la negociación de compra-venta de una casa, tiene lugar un juego entre personajes enmascarados tras su rol de comprador y vendedor, cada uno imbuido en su papel. Otro tanto, pero mucho más aún, sucede en los escarceos amorosos.
Es peligroso ir al combate al descubierto, y ser « cándidos como palomas ». El Evangelio matiza inmediatamente su precepto añadiendo que hay que ser además « prudentes como serpientes »

Distancias estratégicas entre personas

En última instancia, máscaras son el traje, el look, la manera de presentarse, la cortesía y buenas maneras de actuar en la superficial sociedad de las apariencias.
Al despojarse de la máscara y de sus artificios descubre el hombre su intimidad. Y como « nadie es grande para su ayuda de cámara » (Tayllerand), el desnudarse es peligroso y es insensato. No se puede ni se debe ir tan lejos ante cualquier persona. Por pudor, por elegancia y por simple prudencia. No hay que dejarse aproximar por el Otro hasta la intimidad.
Por eso, para los que ocupan altas posiciones, rodearse de misterio ante los otros, especialmente ante los subordinados, es una buena estrategia de protección.

Una situación particular es la de la negociación comercial. No es aconsejable hablar con el corazón en la mano, hablar de « corazón a corazón », sin ninguna garantía. No se sabe quién es el otro, ni todo lo que realmente quiere. Es preferible al contrario permanecer en la zona neutra del NML, sin pretender traspasar el recinto interior del otro. Es claro que al actuar así estamos bordeando los límites de la ética, esa zona en la que la inteligencia estratégica comienza a ser difícilmente compatible con la candidez evangélica de la paloma.

En las transacciones de la vida de todos los días, cada uno escogerá sus principios de comportamiento, según su ética personal. Claros, ingenuos y abiertos, ¿por qué no? Pero no más allá de lo necesario, ni más allá de lo que el otro merezca. Porque la vuelta atrás es dura y difícil sobre todo en amor y en amistad.
Por consiguiente hay que saber guardar las distancias apropiadas, tanto las psicológicas como las físicas. Hasta estas últimas son muy importantes, especialmente cuando hay códigos y precripciones culturales que regulan la proximidad y los contactos. No se comportará uno de la misma manera con nórdicos que con mediterráneos.

El lenguaje esencial de la comunicación

Para romper la incomunicabilidad metafísica de base, el hombre, también animal social a pesar del dogma existencialista que admito, sale de sí, desborda el NML y en ocasiones, osa abordar al Otro para obtener ventajas materiales, o con finalidades más íntimas para obtener su benevolencia, simpatía, aceptación o amor. Con esas pretensiones se aventura a entrar en comunicación profunda con el Otro.

No es necesario insistir en la importancia de la comunicación verbal, es decir, el intercambio de mensajes orales o escritos. Es evidente, y ha sido constatemente estudiada desde la Retórica de Aristóteles. Más bien deseo poner el acento en una forma de comunicación esencial entre humanos, seres biológicos dotados de pasiones, valores y emociones.

Structural coupling, en mensajes no verbales

H. Maturana y F. Varela, en su libro The Tree of Knowledge. The Biological Roots of Human Understanding, ofrecen una visión de la interacción humana, extraordinariamente interesante. Los autores interpretan la comunicación entre seres humanos como un structural coupling, que traducido literalmente sería un acoplamiento estructural. Es esa una visión mucho más penetrante que la del simple intercambio de mensajes como se da entre dos ordenadores.
Acoplamiento es una sintonía, una interfusión entre agentes. Acoplamiento « estructural » conlleva transformación de estructuras internas del uno y el otro de los dos cerebros comunicantes. Cambios en sus sistemas de valores, en sus conocimientos, en sus emociones. Transformaciones en las redes neuronales de cada uno.
Esta perspectiva biológica de acoplamiento estructural en el caso de la interacción ordinaria entre seres humanos podría considerarse hiperbólica y más bien apropiada a las transformaciones evolutivas de las especies. Así presentan la evolución Maturana y el recientemente desaparecido Jerry Iglowitz. Sin embargo en pura psicología de la comunicación humana la perspectiva del acoplamiento estructural tiene el mérito inmenso de poner en evidencia aquello que diferencia radicalmente la comunicación entre humanos de los intercambios digitales entre ordenadores. Algo que tiene hoy una tremenda significación y que es necesario recalcar en nuestro mundo cada vez más peligrosamente numerizado.
En ese sentido de comunicación biológica animal, los mensajes que enviamos de tipo no verbal (tono de voz, mirada, gestualidad facial) son mucho más decisivos y penetrantes que las secuencias de palabras y conceptos que intercambiamos. Nuestra animalidad provee la sustancia última de la comunicación entre humanos.

Los mensajes no verbales de raíz biológica son primordiales cuando desbordamos los convencionalismos y ficciones de la NML y nos proponemos penetrar en el castillo interior del Otro.
Blas Lara Lunes, 29 de Julio 2013 - 17:33

¿Cómo dar el primer paso hacia el Otro con garantías de éxito en una negociación o en cualquier otra situación de interacción humana ?


En todo momento abordamos a otra persona o somos abordados por otros para intercambiar cosas importantes o menos importantes, unas veces para obtener bienes o ventajas materiales, otras para socializar ,para ganar la aceptación o simpatía.

Los primeros gestos o movimientos de acercamiento tienen una gran importancia porque de ellos- pero no solo de ellos puede depender el éxito del intercambio futuro.

¿Qué reglas aconsejar para este primer movimiento estratégico en la negociación y la interacción ? Resulta difícil dar una receta universal. Tal la diversidad de situaciones y de personas.
Propondré sin embargo una actitud inicial que garantiza la aceptación en una alta proporción de casos.


Nuestra última soledad ontológica

Si hemos asistido de cerca a las últimas horas de una persona muy querida, habremos probablemente comprendido lo vano que es pretender acompañar la terrible soledad existencial en la que el ser querido atraviesa el túnel de la muerte.
No hay que engañarse. Estamos condenados a vivir interior y últimamente solos. Es la condición humana de « seres arrojados al mundo» que decía Heidegger.

Dos personas que inician una interacción son como dos islotes en el mar o dos colinas separadas una frente a otra.
Hobbes – y antes Plauto- nos han dicho que el hombre es un lobo para el hombre (homo homini lupus). Digamos rebajando la sentencia para ser realista, que en última instancia las cosas del otro (¿desconocido?) nos importan poco o nada. Nosotros recubrimos estas realidades psicológicas bajo con amables máscaras que ayudan a vivir la comedia del mundo. Aunque queramos ocultar y ocultarnos este triste y feo egocentrismo. El amor totalmente altruista es una utopía inalcanzable.

La no man’s land entre las personas

En el contexto de los intercambios cotidianos, para ir hacia el Otro, sobre todo si es desconocido, alguno de los dos hemos de romper el hielo de la indiferencia mutua. O siguiendo con nuestra metáfora, tender puentes para atravesar el foso que nos separa.

Es muy importante tomar conciencia de la existencia de esa « tierra de nadie » entre las personas porque ese espacio vacío juega un papel fundamental en las transacciones entre personas. Las cortesías cotidianas, los rituales sociales, las bromas sin mala intención, el hablar del tiempo, de la familia o de los hechos marcantes del día,… juegan un indispensable papel de amortiguador social, situando la interacción en un espacio neutro. Los intercambios habidos en esa aséptica tierra de nadie nos permiten vivir sin entrar a fondo en diferencias o conflictos potenciales.

En ese espacio se juega el gran Teatro del mundo sin peligros ni compromisos. Un lugar en el que entran en acción actores no reales sino fantasmagóricos, imágenes más o menos falsas de sí mismo y de los otros. Todos todos jugamos nuestros papeles sociales casi instintivamente, ya que entrar a fondo en el territorio del otro, apoyándonos en nuestras verdaderas percepciones, ideas, intenciones, intereses, …es peligroso y potencialmente conflictivo. Quedándonos en la periferia se convive mejor, aunque no se entren en acción los « yos » reales. Ni falta que hace en tantísimos casos. Por ejemplo en las negociaciones económicas. Si nuestra ética no nos permite mentir, ¿qué nos obliga a decirlo todo ?


RECOMENDACIONES

1. Situarse a la conveniente distancia uno del otro.

Límites para la apertura de uno con otro.
Antes de verdaderamente entrar en posibles discrepancias y diferencias, es bueno que exista ese espacio neutro que amortigue choques y proteja la intimidad de cada uno.

En amor, en amistad o en simples relaciones de servicio, de autoridad, se cometen muchos errores por no saberse situar a la buena distancia del Otro. Por supuesto que hay que especificar más cuáles son las distancias convenientes en cada caso, teniendo en cuenta los momentos y por supuesto las personas y el tipo de relación.
Una proximidad excesiva puede ser peligrosa tanto en la amistad como en el amor. Mientras que observando la distancia correcta, la relación se hace durable.

Por regla general, en situaciones de negociaciónde bienes materiales, la distancia debe ser máxima evitando contaminaciones de implicación personal.

2. La ingenuidad evangélica, una útil estrategia

Propondré sin embargo una actitud inicial que garantiza la aceptación en una alta proporción de casos.
¿Y si empezásemos presuponiendo que el Otro está lleno de buenas intenciones, que es honrado, que busca la verdad y la justicia ? La mejor manera de hacerselo ver, y de hacerselo créer, es mediante actitudes empáticas a través de la comunicación no verbal, es decir con gestos, tono de voz, etc. A condición que seamos profundamente sinceros.

Esa actitud que alguien calificaría de negociación según el sermón de la montaña, desarma frecuentemente la desconfianza y los prejuicios del otro. Pero no siempre. No a los adversarios malévolos.
Blas Lara Domingo, 23 de Junio 2013 - 21:14

• Mientras vivamos, el tiempo es lo más preciado que poseemos, lo más íntimamente nuestro.
• Todos sabemos que el paciente está tan mal informado y tan indefenso en las manos del médico que es frecuentemente incapaz de una reacción de defensa de sus derechos y de su dignidad.
• El menosprecio del tiempo del otro por parte de algunos médicos constituye un ejemplo de actitud y comportamiento que ofenden a los principios éticos elementales. Un motivo de indignación.


CONSIDERACIONES SOBRE EL TIEMPO Y SUS ABUSOS POR LOS MEDICOS



Un caso real
El Dr X de un Hospital Universitario convoca a una paciente hospitalizada en una residencia lejana para las 8 de la mañana y en su consulta. La paciente hubo de ser trasladada durante tres horas (ida y vuelta) en ambulancia especial, bajo una intensa dosis de morfina a causa de sus dolores. El Dr X se limitó a visionar las resonancias magnéticas ya existentes y a practicar un rápido examen clínico.Todo en menos de diez minutos. No hay manera de entender por qué haberla hecho venir de lejos, en circunstancias de dolor extremo. En esta situación es criticable la arrogancia del médico, su insensibilidad y el abuso inconsiderado del tiempo de la paciente, seguramente para economizar el suyo propio.

I. CONSIDERACIONES SOBRE EL VALOR DEL TIEMPO

El tiempo, es algo tan mio y tan propio que nadie me lo puede arrancar legítimamente. Cuando el tiempo se acabe para mí, yo estaré definitivamente acabado. Es el tiempo el ámbito en el que se despliega mi existencia.
Mientras viva, el tiempo es el bien más preciado que poseo, lo más íntimamente mío. Un espacio que se abree ante mí cada mañana para amueblarlo con emociones positivas. Esa es la razón de existir.
Time is money. Es más que eso. Es lo único que tenemos verdaderamente nuestro. Por esa razón, que alguien se apropie abusivamente de un jirón de mi propia vida.constituye un grave menosprecio.

El tiempo paradójico

Sin embargo …
A pesar de ser nuestro bien más preciado, no sabemos qué hacer con él. Lo malgastamos por nada en negociaciones inútiles y en interacciones banales con otras personas. Si al menos fuese para obtener en retorno un sincero gesto de amistad.

Del mal uso del tiempo

El ser humano vive tan desquiciado que para muchos el tiempo es un fardo insoportable con el que no saben qué hacer. ¿No le parece al lector que gastar el tiempo inútilmente y sin sentido constituye un grave problema existencial?

El valor del tiempo : ricos en tiempo

El empleo que damos a la mayor parte de nuestro tiempo es para venderlo por un plato de lentejas. Para subsistir tenemos que venderlo a quien nos emplee a cambio de dinero.
Pero paradójicamente, al venderlo también nos descargamos de la tarea de tenerlo que administrar.Y nos aliviamos de un peso. Dicho de otro modo, vendemos porciones de nuestra vida para comer y nos liberamos con ello del deber de dar sentido a las horas de nuestra existencia.
Unos han de vender su tiempo para subsistir y otros buscan cómo matarlo para evitar el sinsentido del aburrimiento, Entre estas dos finalidades, pasa la línea de demarcación entre ricos y pobres, según cuál sea la finalidad predominante en el uso del tiempo.

El tiempo en la interacción entre personas

El tiempo transcurrido en interacción con otras personas es un acontecimiento biológico mayor. Al conversar sincronizamos nuestros dos cerebros que, una vez focalizados ambos sobre el objeto común de la interacción, inician una cadena de intercambios de información verbal y sobre todo no verbal. Es un fenómeno en el que cada cerebro recibe información pero no a la manera pasiva de un magnetófono. Ambos cerebros, anclados en la interacción, conviven, comparten un fragmento de vida, entrando en sintonia, en comunión, o en acoplamiento estructural como dice el biólogo Maturana. No son meras máquinas de input/output porque la interacción transforma los cerebros.

Del mal uso del tiempo del otro

El tiempo que damos al que es de algún modo inferior a nosotros, ya sea por la edad o por el rango social, constitute un don que engrandece al Otro porque le da motivos para afirmarse en sí mismo.
Por el contrario, cuando abusamos del tiempo de Otro lo empequeñecemos. Incautar el tiempo del Otro, es minusvalorarlo. En ocasiones puede ser un robo vergonzoso.
No hay una vida que a priori valga más o que sea más preciada que la otra.
Sin embargo, en la realidad de todos los días, el tiempo- jirón de vida – no vale lo mismo tratándose de A que de B por más que creamos y proclamemos la igualdad de derechos y en particular la igualdad de toda vida humana.

Un error común : pensar que el tiempo es una categoría absoluta

El principio de la relatividad de Einstein establece que el tiempo físico no es un absoluto, es decir, que no es necesariamente igual aquí que allá, antes que ahora.
Es esa una consideración filosófica de inmensa significación, pero abstracta. Lo que si se entiende bien es que la percepción que de tenemos de nuestro tiempo psicológico es subjetiva. Nuestra experiencia del tiempo vivido nos enseña que es tremendamente elástica según que sean tiempos de pena o tiempos de gozo, tiempos banales o tiempos entusiasmantes.

El tiempo, un precioso recurso en la negociación

El tiempo es asimismo un precioso recurso en la interacción humana entre dos personas. Y muy en particular en la negociación.
Disponer de todo el tiempo que se quiera y con toda libertad, puede constituir una baza valiosa en el proceso de la negociación,
La disponibilidad del tiempo y el valor que este recurso tiene para una y otra de las partes negociadoras, es frecuentemente diferente y a veces hasta muy diferente. Un caso claro aparece en la relación vendedor-comprador. Es evidente la asimetría del valor del tiempo para vendedor y para el comprador.
En resumen, el tiempo es poder en el momento de negociar.

El tiempo factor de injusticia y discriminación

El tiempo es un poder que ocasiona un desequilibrio entre partes negociadoras.
No hay más que acercarse a una cola de la Seguridad Social o ir a la sala de espera del dentista para constatar de manera casi insultante que el tiempo del médico vale incomparablemente más que el de los pacientes al que no se toma en consideración. Las colas de pacientes en espera recuerdan las tristes colas de distribución de alimentos en países de hambruna.
Cierto es que hemos de admitir que existen estructuras y condicionantes sociales que imponen casi necesariamente esa injusta discriminación del valor del tiempo – siempre un segmento de vida - entre las personas que son a priori iguales en derechos. Eso sucede hoy con el tiempo del médico.



II. EJEMPLOS DE ABUSO DEL TIEMPO DEL OTRO. LAS CONSULTAS MEDICAS

Para poner en evidencia la utilización no ética del tiempo propuse al principio el caso de una consulta médica. Hay sin dudas excusas justificadas o no del comportamiento de algunos médicos. Y es claro que el tema merece un análisis en profundidad que no haré aquí. Sólo lo trato como ejemplo que tiene el mérito de ser claro, además de chocante.
Todo el mundo admitirá que la vocación primera del médico es curar. Supongo que no todos los médicos aceptarían que se les considerase como simples consultores. Porque muchos piensan que el contrato jurídico implícito entre médico y paciente no prevee la curación del enfermo como contrapartida de dinero. Según esta perspectiva, el médico no vende resultados, es decir, no vende salud. Vende solamente su tiempo, independientemente de los resultados.
De ahí un primer abuso ya que el médico puede multiplicar innecesariamente el número de visitas de un paciente.
Verdad es que el tiempo del médico es un recurso escaso que hay que racionar, porque la demanda es alta y porque algunos pacientes tienden a abusar de él. (El racionamiento es un tema muy discutible que tiene una multitud de soluciones quizás parciales pero que aliviarían la situación actual de penuria).
Pero aún admitiendo la práctica del racionamiento actual, constatamos comportamientos que son absolutamente inaceptables. En la consulta médica se advierte con frecuencia un claro ejercicio de dominación.
No es ético desdeñar el valor del tiempo de otra persona, el paciente, sin ningún miramiento. Peor aún, sirviéndose de secretarias y otro personal subalterno como escudo para esquivar al paciente.
El tiempo del médico por principio no es tan valioso e importante que prime sobre cualquier otra consideración en situaciones como la de dolor extremo del paciente a quien se hace esperar. ¿Qué pensar de quién hace esperar a un angustiado paciente que teme un posible veredicto de cáncer ?

Otras prácticas corrientes del mal uso del tiempo igualmente reprobables

Acortar de manera unilateral la duración de una de consulta.
Presionar al paciente sin dejarle el tiempo necesario para exponer su caso.
Manejar el tiempo de consulta, gastándolo en cosas secundarias o en tareas técnicas rutinarias y burocráticas, acortando el tiempo de escucha real del paciente.
Programar unilateralmente la duración, el momento y el tiempo y lugar de la consulta puede tener sus excusas. Hacerlo con carácter imperativo y sin consideración a las graves molestias ocasionadas.

Conclusión

El menosprecio del tiempo del otro por parte de algunos médicos constituye un ejemplo de actitud y comportamiento que ofenden a los principios éticos elementales. Un motivo mmayor de indignación.
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Blas Lara Lunes, 20 de Mayo 2013 - 15:30

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Blas Lara
Actividades profesionales ejercidas: Catedrático de la universidad de Lausanne, Jefe del departamento de Informática, Investigación Operativa y Estadística de Nestlé (Vevey). Libros principales: The boundaries of Machine Intelligence; La decisión, un problema contemporáneo; Negociar y gestionar conflictos.

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