Durante los siglos XV y XVI, los médicos constituían una profesión no muy bien vista, y absolutamente especulativa.
En las pocas Universidades que impartían esta disciplina, se memorizaban textos de Avicena, Hipócrates y Galeno, entre ótros, sin ningún adiestramiento práctico. Los estudios duraban tres años, al final de los cuales el alumno tenía que hablar sobre un tema escogido de los autores anteriormente citados.
A mediados del siglo XVI, se empezó a diseccionar cadáveres, lo que produjo enfrentamientos con el Clero.
Gracias al conocimiento de la Anatomía, el médico empezó a estar en contacto con la realidad orgánica.
Las disecciones de cadáveres no las realizaba el profesor, sino algún ayudante barbero. No estaba bien visto que el médico se ensuciara las manos.
Lo que sí existía era un inicio de formulación magistral, ya que los boticarios hacían los remedios prescritos por el médico.
Felipe III intentó remediar la mala fama de la clase médica. Así, el 10 de Abril de 1.617, dictó una Real Orden, para que los futuros médicos supiesen de fiebres, sangrías, orinas, purgas, pronósticos, enfermedades y accidentes.
No se hizo demasiado caso a esta Real Orden. La Medicina tardaría en salir del oscurantismo existente.
En las pocas Universidades que impartían esta disciplina, se memorizaban textos de Avicena, Hipócrates y Galeno, entre ótros, sin ningún adiestramiento práctico. Los estudios duraban tres años, al final de los cuales el alumno tenía que hablar sobre un tema escogido de los autores anteriormente citados.
A mediados del siglo XVI, se empezó a diseccionar cadáveres, lo que produjo enfrentamientos con el Clero.
Gracias al conocimiento de la Anatomía, el médico empezó a estar en contacto con la realidad orgánica.
Las disecciones de cadáveres no las realizaba el profesor, sino algún ayudante barbero. No estaba bien visto que el médico se ensuciara las manos.
Lo que sí existía era un inicio de formulación magistral, ya que los boticarios hacían los remedios prescritos por el médico.
Felipe III intentó remediar la mala fama de la clase médica. Así, el 10 de Abril de 1.617, dictó una Real Orden, para que los futuros médicos supiesen de fiebres, sangrías, orinas, purgas, pronósticos, enfermedades y accidentes.
No se hizo demasiado caso a esta Real Orden. La Medicina tardaría en salir del oscurantismo existente.