FILOSOFÍA SOCIAL: A. Montesdeoca

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Miércoles, 10 de Abril 2013
Nadie debe esperar que otro satisfaga sus anhelos
Ponemos nuestras expectativas fuera de nosotros mismos y nos pasamos la vida mirando a los demás (nuestros seres queridos, nuestros vecinos, los compañeros y compañeras de trabajo, los empleadores, los empresarios, los religiosos o los políticos) esperando que materialicen aquellas realidades u objetos que satisfacen nuestras pequeñas o grandes necesidades. Con esta actitud nos predisponemos a vivir para siempre en la frustración.

Cuánto más nos perdemos buscando el líder, gurú o papa (modelo, religión, ciencia o tecnología) que nos conduzca por el camino de rosas que pretendemos que sea nuestra vida, más nos alejamos de nosotros mismos, de nuestras capacidades, de nuestros intereses, de nuestra identidad, de nuestra creatividad.

Al final nos perdemos, olvidando el motivo que movilizó nuestra búsqueda y el momento en que, equivocando el sendero que nos llevaba a su encuentro, enterramos nuestra razón de existir. Cuando eso ocurre, cualquier proyección que emerge de nosotros es una aberración experpéntica de nuestra humanidad, más cercana a la locura que al sentido común.


El sentido del largo recorrido

La vida humana es un largo y complejo recorrido que se encamina hacia la trascendencia. Cualquier acto humano tiene como motivación o anhelo el perdurarse. La semilla que pone de manifiesto la vida de cada uno o una está configurada por un latido impulsador que vibra de continuo, en una nota propia. Cada nota de lo vivo expresa el canto de lo sutil que le alienta.

Si en esa dirección va la trascendencia, la dirección de la temporalidad humana se desarrolla en sus múltiples creaciones materiales que expresan dicho anhelo: lo material en tres dimensiones, lo espiritual en sutiles formas angélicas.

Ambas expresiones hablando de lo mismo, elevando al ser humano por encima de su ceguera hacia metas casi siempre inalcanzables en la temporalidad.

El anhelo es la misteriosa emoción que se esconde tras cualquier acto cotidiano o extraordinario. Saber interpretarlo es haber conseguido despertar, por un momento, de la ilusión de esa temporalidad que, a pesar de sí misma, también nos impulsa a trascender.

Alicia Montesdeoca


Editado por
Alicia Montesdeoca
Montesdeoca Rivero Alicia
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Alicia Montesdeoca es consultora e investigadora, así como periodista científico. Coeditora de Tendencias21, es responsable asimismo de la sección "La Razón Sensible" de Tendencias21.

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