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Buscando amor como la sangre: “Siamesas”, de María Ramos

El Gaviero publica el primer poemario de la autora almeriense, que estremece desde su primera página


La editorial El Gaviero ha publicado “Siamesas”, primer poemario de la autora almeriense María Ramos. En él, la poeta aborda el tema de la maternidad no deseada de una manera muy visual, con precisión de cirujano. El resultado es un libro que estremece desde su primera página; escrito más allá de estereotipos, eufemismos o desvíos retóricos. Por Víktor Gómez Ferrer.




Buscando amor como la sangre: “Siamesas”, de María Ramos
"Hasta qué punto mi cuerpo existe como realidad y no como un objeto dirigido por otros. Hasta qué punto mi cuerpo es un espacio propio”.  (María Ramos).

Esta ópera prima de María Ramos, fue muy del aprecio de la fundadora y editora de El Gaviero, Ana Santos. Esto suscitó mi interés, sin haber abierto una página ni conocer nada de la obra de la autora almeriense, residente en Sevilla. Curiosidad que se transformó en admiración y gratitud.

Cuando hablamos de feminismo, hablamos desde una larga trayectoria de emancipación, justicia, igualdad, cultura y cuerpos reprimidos, menospreciados o mercantilizados, desposeídos para los usos reproductivos, las ofrendas a los dioses o amos de la Ciudad.
Mucho se ha teorizado, desde los feminismos, sobre el cuerpo, la biopolítica, pero poco se ha avanzado, porque el corazón y la mente de la mitad de la población humana, masculina, encuentra una gran dificultad en “comprender” y empatizar con lo que supone ser mujer, corporal y socialmente.

Cuando leí Siamesa (El Gaviero Ed., 2015), de María Ramos, lloré, como llora un huérfano, un bebé de la calle, al encontrar a su madre, a su madre involuntaria. La poesía tiene el don de desnudar las verdades que han opacado la historia de la tristeza humana, del patriarcado y de los escribas de la guerra, el poder, lo fálico y dogmático , amparado en la razón de la fuerza.
 
Ni teoría ni fantasía
 
La poesía de María estremece desde su primera página, porque no es teoría ni fantasía ni tan siquiera imaginación desbordante: es vida asfixiada en las leyes y en los significados de nuestra sociedad.
 
Embarazarse y ser madre en España, con 21 años, de manera imprevista, indeseada, y tomar decisiones desde ahí, es una realidad muy difícil de empatizar realmente. Más aún por los hombres. Y es el “cómo” se expone poema a poema esa compleja y contradictoria realidad, lo que hace de este poemario un libro de referencia en la esperanza de una sociedad más igualitaria, más libertaria, más justa y atenta a las necesidades y experiencias del cuerpo, último campo de batalla en el que el ser humano se gasta y desgasta para no convertirse en un siervo útil a la sociedad de producción y reproducción sin voz ni voto. “Asumo nuestra belleza y asumo las pérdidas”.

El cuerpo lo recuerda todo
 
El poemario se divide en cuatro partes.  La primera es un poema en prosa, autosuficiente, que desarrolla la paradoja, el drama, de un embarazo no deseado en la encrucijada entre la adolescencia y la primera juventud.
 
Se llama Siamesa y es muy visual, pero no sólo de lo externo, sino con precisión de cirujano, por dentro del ser. Del ser que percibe que lleva dentro de sí, otro proyecto de ser. Los sentimientos son incontrolables y variados. Rompen con visiones edulcoradas o ranciorreligiosas de la maternidad. Tocan médula de una sociedad “despreocupada” o excesivamente “paternalista”.

Así dice: "Con frecuencia me pregunto qué siente una madre cuando su sociedad la acompaña”. Más allá de que no hay conciliación familiar en el mundo laboral, aún menos hay conciliación y participación libre de la mujer en la constitución y desarrollo de la sociedad.

La segunda parte, II, sin título, es la que expone la tensión entre la educación de la mujer para ser madre sumisa, hogañera y famliar al uso decimonónico, y la inteligencia de una joven madre que se atreve a dirigir como puede su núcleo famliar atípico, su hija y ella, trabajándose al tiempo las contradicciones, los prejuicios, los miedos, el amor, la soledad, la cosificación, la incomprensión, el coraje, la autonomía, desdoblándose, “la que desea elevar sobre la inercia las preguntas adecuadas” (en sus propias palabras).

La tercera parte, Comparación de la belleza, linda con la perfección expresiva y por momentos sutilmente aforística. Ahora son breves poemas, mínimas muescas del dolor y la belleza, simultaneidad de lo sanante y de la herida.

Al decir “el cuerpo lo recuerda todo (ya nada duele)”, encontramos esa pequeñita piedra sobre la que se sostiene todo el libro, toda su luz rasgando la oscuridad del pensamiento insensible y atroz de la cultura de los esclavos y las concubinas, y confirma que sólo la belleza (la hija y todo lo que ella le enseña inconscientemente) es capaz de convertir el dolor en poema, el poema en libro y el libro en vida dignificada, admirable.

Siento que hay utopías realizables, realizándose, micromilagros de lo corpóreo, consciencia que se eleva y refuerza contra todo signo de adversidad, un devenir-mujer tan necesario en el siglo XXI, como ya advirtieran pensadoras y pensadores del pasado (Deleuze, Simone de Beauvoir). Cuando confirma que “la tristeza también es fértil”, hay un acto de poética-vida incontestable y augur para este intento de superación de la condición humana.

Osadía justificada

La cuarta parte señala, sucintamente: “y aún os preguntáis por qué la mujer escribe su cuerpo”. Osadía justificada (en varios poemas) cuando se habla de lo que se ha vivido y digerido con dolor y valentía.  "Te doy  la nada y el vientre/ Te doy el pudor y el sexo/Te doy el placer y el daño."

¿Qué es la entrega, el amor, la amistad, el goce, la muerte del amor? En el segundo poema, encabezado por una antítesis: "la maternidad es un estigma la maternidad no es un estigma": Nos muestra como la mala educación sentimental, el adiestramiento y doma, van contra la naturaleza vigorosa y portentosa del ser humano, y muy especialmente de la mujer, el sexo fuerte. Luchar una contra la masa social es mayor desventaja que la de David con Goliath, porque en este caso el Dios de los patriarcas está con Goliath.

¿Cómo superar eso? Ella dice: “Arrojaron el milagro a la basura”. ¿Es eso una derrota? Indagad en el libro, sabio más de lo que nunca imaginé. Indagad. Leed. Entrad en Siamesa. A mi me ha enseñado mucho más que libros sesudos y pertinaces de teoría de la liberación, el feminismo, la desobediencia civil o la dignidad humana:

“Prometo canciones / desde mi voz de verano / desde mi voz de niña. / Prometo mi tiempo”.
Esta es la clave de toda vida, de toda madurez y lucha por lo suficiente y el bien común, por lo justo: "prometo mi tiempos". Que a la postre es la riqueza mayor de un joven. No revelo el final de esta tercera parte, que me lo agencio para mi propia vida, que os invito a leer encarecidamente.

"Vuelve el vacío, vuelve la intimidad del interior la sangre vuelve", nos avisa para no creer que la mujer es una heroína al sentido trágico y melodramático. Se convive con el miedo, las dudas, las fugas, las remontadas, el valor, las incertidumbres, “De nuevo la locura toma forma de pájaro” (con Sylvia Plath, con Alejandra Pizarnik) siguiendo a su manera y desde su tiempo la mejor tradición poética de la resistencia, María: desmitificar el amor y el deseo: renombrarlos desde la experiencia y la reflexión (consciente, inconsciente).

Un magma de verdad

Hay que advertir que el libro se escribe prácticamente diez años después de los sucesos. No es una impronta, sino un libro que ha ardido en las entrañas de la poeta hasta generar un magma de verdad, que va incluso más allá de lo que ella pueda ser consciente y que convierte su Siamesa en un libro universal, de todas, pero también de todos.

Un cuarto poema de la última parte del libro es lírico, mistérico, transparente, brioso, estremecedor. ¿Qué es convivir entre amantes?, ¿Qué es deseo y qué es libertad?,  ¿Qué es miedo del diálogo, de la empatía y qué es soledad?

Un quinto poema retoma el asunto de la belleza como sanación contra la moralina y la hipocresía: “mi temor no fue un pecado mi temor fue belleza herida”.  Las consecuencias de un error de cálculo y el asumir un sacrificio supone ciertas trabas de envergadura. Para amar a otro amante, para valorar cómo criar y por qué no huir, para tomar conciencia de qué escoger, contra todo pronóstico o exigencia de los otros, y verse junto a otras mujeres en similar situación motiva, denota que hay otras formas más hermosas, bellas, de vivir el presente.

De todo lo que huye nuestra cultura hegemónica, la generosidad, el sacrificio, las contradicciones, la libertad y gobierno de tu cuerpo y mente, las enfermedades crónicas, la inutilidad productiva, la muerte, Siamesa sopesa, valora, tiembla y asume.

No es un cuento, ni una analogía o leyenda. Poesía es vida. La vida es poetizable si se quiere entender algo y darle vuelo. Y ese micromilagro sobrevuela, bucea, por cada página de este libro.

En el siguiente poema afirma: “ninguna costilla te ha creado” y podríamos añadir que el primer ser humano nació del vientre de una mujer. Este poema también requiere de una atenta lectura. La poeta maneja de manera impecable el tropos del pájaro, las metáforas que le circundan. Y se resuelve en mujer, cosa inusual todavía hoy. Mujer libre, pese a que se nos desnudó como una manada de ciervos, con toda su belleza y sus límites.

Eplílogo

Un breve y axiomático epílogo de cinco líneas cierra el libro, abre el libro de la vida. Como un oráculo matriarcal que asumo y recomiendo releer.

A sus 32 años, nos encontramos ante una poeta que nos dará algunas de las mejores páginas de la actualidad. Para no exagerar diré que he releído el libro nueve veces en dos meses. Por puro goce y obsesión con lo revelado, y para darme ánimos a seguir con determinación en la poesía y en la vida, por la libertad e igualdad de todos los seres humanos, por la libertad del cuerpo de las mujeres, hombres, transexuales.

Por la lectura, escritura y publicación de libros que nos descentran y posibilitan que seamos más humanos. Nuestro tiempo ha aportado grandes ventajas en la comodidad de vida y conocimiento, pero ha restado algo esencial, que recupera Siamesa: la voluntad de poder, la resistencia al daño y la autosuperación.

Caer, errar, no es el fin, sino el puente para llegar a ser otro menos débil, menos adormilado o temeroso. Quien quiera leer este libro que atienda a “lo suficiente” en su complejidad, fuera de estereotipos y de eufemismos o desvíos retóricos. Lo que hay, es: 

“Cuando el fruto cae debe pudrirse antes de alimentar la tierra”


Miércoles, 5 de Octubre 2016
Víktor Gómez Ferrer
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