Un estudio en cinco países demuestra que nuestra propensión a ver mentes, intenciones y emociones en la fauna no es instintiva, sino un reflejo directo de nuestras creencias religiosas, nuestro grado de conexión social e incluso del lugar donde vivimos.
Fuente : https://www.levante-emv.com/tendencias21/2025/06/2...
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