Mundo clásico
 
La palabra "theatron" significa espectáculo y designa tanto el lugar o espacio en que se representa una obra, como la misma puesta en escena de una pieza dramática. Todo esto es bien sabido, pero ¿cómo se justifica hoy día la existencia del teatro antiguo? No es que tengamos muchos datos nuevos(aunque hay algunas inscripciones descubiertas por los arqueólogos que aportan novedades) pero lo que sí es cierto es que partimos de nuevos supuestos: conocemos mejor las implicaciones políticas del antiguo teatro en tiempos de Pericles (s. V. a.C); han progresado mucho nuestro conocimiento sobre las relaciones que existen entre el el ritual y el drama; hemos avanzado notablemente en lo relativo a la representación y puesta en escena moderna, y -lo que es de mayor actualidad- nos interesa mucho más la pervivencia del teatro antiguo y su recepción en los siglos XX y XXI.
Pensemos, por ejemplo, en el interesante debate que anualmente se abre con motivo de los Festivales de Teatro de Mérida, Itálica, el Matadero de Madrid o Segóbriga acerca de cómo deben enfocarse las representaciones. De una parte los "traductores y adaptadores" defienden sus ideas, mientras que los "directores escénicos" disienten frecuentemente de las posturas de los primeros.
Deberíamos oír las opiniones de los jóvenes directores y actores de tantos y tantos grupos que por la geografía de nuestro país (y de muchos otros) siguen representando las obras clásicas.
Para otro día dejaremos lo que supuso en la antigua Atenas la aparición de este género literario y sus relaciones con la propia eclosión de algo tan consustancial al teatro como fue el surgimiento de la democracia.
Hoy dejo en el aire algunas preguntas:
¿Cómo explicar el magnetismo que sobre el hombre y la mujer de cada época ejerce la contemplación de un drama antiguo? Quizá son los temas; quizá los personajes; quizá los argumentos. Por qué nos sigue interesando qué le sucedió realmente a Edipo, "el hijo de la fortuna"?; ¿Por qué o hasta qué punto representa representa el prototipo de la muchacha ácrata que lucha desde su soledad contra el omnímodo poder del Estado?; ¿Qué sentido tiene la desaforada ambición por el poder de los príncipes de Tebas?; ¿Debe el ciudadano obedecer siempre las leyes de la comunidad si se plantea un conflicto entre su conciencia y la ley?; ¿Quién fue la apasionada Medea?; ¿Qué papel juega el destino en la vida de los seres humanos?
Bueno, queridos blogueros, a ver qué respuestas os sugieren estos interrogantes.
Antonio Guzmán

Jueves, 18 de Junio 2009
Redactado por Antonio Guzman el Jueves, 18 de Junio 2009 a las 18:53

Comentarios

1.Publicado por David el 23/06/2009 10:56
Me interesa mucho el diálogo, por desgracia no siempre fructífero, entre las dos tendencias de interpretación del teatro clásico que señala esta entrada -filólogos, editores, traductores, frente a adaptadores, directores escénicos, actores-; me parece que hay que evitar la rigidez en la actualización del teatro clásico. Gran parte de los grandes avances culturales de occidente se deben a este reinterpretar, "repensar" y reinventar a los clásicos: recordemos cómo se apropian de las obras clásicas Racine o Shakespeare... Precisamente acabo de ver un libro muy interesante sobre las óperas basadas en mitos y tragedias clásicas, que recomiendo vivamente: es de Michael Ewans -a la sazón, clasicista y hombre de escena- y se titula "Opera from the Greek: Studies in the Poetics of Appropriation" (2007). Pues de eso se trata, de apropiarse de los clásicos y hacerlos nuestros: por cierto, felicidades por la idea de este blog, que servirá a este afán, y un saludo muy cordial a todos!

2.Publicado por antonio guzman el 23/06/2009 17:27
Amigo David: tienes razón en que las puestas en escenas y reposiciones del teatro clásico atraen a mucha gente. No hay que pensar más que en una cosa, el propio Sófocles por ejemplo también "adaptó y repensó" los mitos de Electra y de Edipo, que existían con anterioridad a él. El los enriqueció, los remodeló y los puso en escena a su manera.¡, partiendo de personajes y caracteres anteriores. O sea que no debemos aferrarnos en exceso a una versióncanónica ni cerrada, por muy ilustre que sea.

¿Te acuerdas por ejemplo que de las Troyanas (el año pasado la pudimos ver en versión libre de Irigoyen en el Matadero de Madrid) hizo Sartre (el francés) una versión situada en Argelia en la que manifestaba su repulsa a los horrores de una guerra nuclear, o que durante su estancia en prisión Nelson Mandela asistió a una representación de ANTIGONA muy revolucionaria, o que Seamus HEANEY puso en en escena un FILOCTETES (1990) en clave nordirlandesa?.
Seguiremos...

3.Publicado por Charo el 25/06/2009 15:46
Totalmente de acuerdo con ambos. El inmovilismo resulta empobrecedor. Los mitos viven por su continua reinterpretación, y las tragedias clásicas lo son porque representan conflictos humanos ucrónicos y utópicos, aunque haya cabido a Grecia el honor de acrisolarlos y darles categoría a través de verdaderas obras maestras que por fortuna nos ha legado el destino.
A propósito de reinterpretaciones, Jorge Alí Triana llevó al cine con gran acierto desde mi punto de vista el mito de Edipo en su "Edipo alcalde" (1996) con guión de García Márquez, e interpretado entre otros por Jorge Perugorría (Edipo), Ángela Molina (Yocasta), y Paco Rabal (Tiresias), ambientándolo en el gran conflicto social y político de Colombia y las FARC.
El más importante signo de la grandeza de los clásicos es precisamente su pervivencia, y la continua revisión a que son sometidos da cuenta del alcance de su mensaje, que traspasa fronteras.

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