A propósito de las palabras del diplomático peruano, señor Eduardo Ponce Vivanco, en el párrafo final del articulo “Postdata desde Lima”, donde señala “Esperemos que el rey Salomón ilumine a los magistrados, recordándoles que para los peces no hay frontera,…”, cabe señalar un par de cosas:

1° Que el Rey Salomón no ejerció la función jurisdiccional en la forma desnaturalizada en que Perú pretende que se comporten los jueces de la Corte de La Haya, haciendo partición del objeto “controvertido” (la zona marítima) en partes iguales entre demandante y demandado, sino que muy por el contrario el rey Salomón, en el caso sobre la disputa de maternidad de un recién nacido, dictamino asignando la maternidad en su integridad, sin división, a la mujer que de acuerdo a la prueba recabada aparecía como la verdadera madre del neonato en disputa. La orden del monarca, dada a uno de sus guardias, de partir al recién nacido por la mitad no constituye la sentencia, sino que solo fue el medio, de oficio, que su sabiduría le indico como el más apropiado para obtener un antecedente, un medio de prueba, que le permitiera dictar sentencia fundada, como corresponde a todo aquel que ejerce tan trascendental rol.

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