Notas

La concepción de fondo de 1 Tesalonicenses (3-07-11)

Redactado por Antonio Piñero el Martes, 10 de Marzo 2009 a las 07:01


Hoy escribe Antonio Piñero

Hemos terminado ya en las notas anteriores la explicación breve del contenido de la carta, dividiéndola en una especie de esquema. Nos queda por tratar sintéticamente el sentido general de esta epístola.

Muchos comentaristas se preguntan cuál es el sentido profundo de esta carta que en líneas generales no hace más que recordar cosas que los destinatarios ya saben y practican.

Pablo los adoctrina brevemente sobre una idea casi única –también sólo parcialmente nueva— confortándolos con una verdad substancial que los tesalonicenses deberían ya saber o imaginarse bastante bien: todo se acaba pronto y con ello viene la liberación de las penalidades; los justos que hayan muerto ya resucitarán para la gloria; los que aún estén con vida se unirán pronto a Cristo en el paraíso, junto con los muertos resucitados, si siguen comportándose como “hijos de la luz”.

Quizás el sentido profundo de la argumentación paulina sea la defensa de la siguiente tesis -implícita, subliminal, no escrita tal cual en la carta-:

El recuerdo del pasado y de las doctrinas en él recibidas ayuda a ser fuertes en el duro presente y a consolidar las buenas intenciones para caminar en la necesaria rectitud de corazón el tiempo que aún falta para el final.

Pablo argumentaría así:

• A pesar de las dificultades y las persecuciones, he seguido con mi tarea: predicar el Evangelio conforme al designio de Dios (1,5ss) y confiando en Él (2,2).

• Y lo he hecho noblemente, no como esos falsos predicadores que abundan entre nosotros (¿los filósofos paganos, los predicadores de otras religiones, magos y charlatanes? ¿Los adversarios judeocristianos de otras ramas del cristianismo?), que utilizan palabras aduladoras, pero en el fondo no desean más que dinero y gloria humana (2,1-5).

• Si yo me he comportado así de bien tras tantas persecuciones, igualmente habéis de comportarse vosotros, los tesalonicenses. Os habéis convertido (1,9); habéis tenido dificultades y persecuciones (ya predichas por mí: 3,4), pero debéis seguir viviendo de acuerdo con la llamada y elección de Dios (1,4), consolándoos con la doctrina del final inminente del mundo (cap. 4).


Pablo sabe que los tesalonicenses se están comportando de hecho así, porque se lo ha dicho Timoteo (3,1-3).

Como no puede ir a visitarlos, aprovecha para insistir en algunas recomendaciones, que irán saliendo según se le ocurran al dictar la carta. La llamada a vivir en santidad (4,1ss) se fortalecerá con la idea de que el fin del mundo está cerca (4,13ss), y la consolación (la venida de Jesús) no tardará.

Pablo aprovecha la ocasión para tratar un problema que durante su breve estancia en la ciudad no había sido tocado (o al menos no en profundidad) y que Timoteo no había sabido tampoco explicar satisfactoriamente: qué situación tendrán los que ye han muerto ante la resurrección y la venida del Señor (4,13-18).

A esto responde:

• El fin del mundo está cerca. Cristo vendrá como juez de todos en seguida

• Los fieles de Cristo triunfarán con él.

• Los ya fallecidos resucitarán, y los cristianos que aún estamos con vida seremos elevados hasta las nubes y allí nos encontraremos con Cristo. Luego, todos juntos iremos al paraíso.

• Los hallados pecadores e infieles no participarán del paraíso.

Mientras tanto, como la vida sigue hasta los momentos finales, hay que seguir practicando las normas que dio Pablo durante su visita de fundación (4,2): vivir como hijos de la luz (5,4-11), es decir, en pureza, en la honradez para con los demás, en el amor mutuo, en la paz y el trabajo (4,3-11s).

La vida en comunidad tiene también algunas exigencias que han de cumplirse: tener respeto a los que presiden la comunidad (5,12: se refiere a ciertos “cargos” en la comunidad, cuyas funciones no podemos precisar pues no sabemos cómo estaba organizada); vivir alegres, en oración y atentos a los dones del Espíritu (5,17-19).

En síntesis:

Se trataría de una carta apresurada y alegre en la que Pablo da rienda suelta a su cuidado pastoral y su afecto por los recién convertidos. Al Apóstol le parece conveniente apoyarse en el pasado, en los recuerdos de los momentos de la fundación de la comunidad para dar ánimo en el presente: que los tesalonicenses se consuelen de las aflicciones, o persecuciones, resuelvan algunas dudas (en especial respecto a los ya fallecidos) y mantengan las fuerzas para continuar adelante en el camino cristiano ya emprendido.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

www.antoniopinero.com
Martes, 10 de Marzo 2009
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