Notas

La figura del “Hijo del Hombre” en el “Libro de los sueños” (2-27-21)

Redactado por Antonio Piñero el Miércoles, 8 de Julio 2009 a las 06:17

Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos con las figuras (mesiánicas) a medias entre el cielo y la tierra que se van formando en el judaísmo a lo largo del siglo II a.C.(VI).

Dentro del Libro I de Henoc (cuyas secciones fueron compuestas desde el siglo III a.C....) hay una parte denominada “Libro de los sueños (o visiones)” que ocupa los capítulos actuales 83-90 (Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, Cristiandad, Madrid, 1982, pp. 109-123)). Contiene este breve tratadito elementos mesiánicos muy claros y una figura simbólica que puede considerarse como el mesías.

El tema general del es el siguiente: el autor relata como fue el contenido del primer sueño del profeta Henoc –sueño que transmite a su hijo Matusalén- y describe el diluvio (caps. 83-84). En el segundo sueño Henoc ve como un esquema de la historia del mundo desde Adán hasta el reino mesiánico, incluida la caída de los ángeles malvados. Naturalmente, este sueño es descrito como algo que ocurrirá en el futuro.

Tras la invasión asiria del reino del norte (= Israel, con la caída de Samaría: 721 a.C.), Dios entrega el gobierno de su pueblo a setenta pastores (= ángeles no buenos) que permiten que perezcan más israelitas de los debidos, devorados por fieras salvajes.

Dios entonces, apiadado del pueblo judío, establece un juicio que juzgará a estos pastores, los ángeles caídos, junto con los apóstatas de entre los judíos y a los enemigos de Israel. Luego Dios funda una nueva Jerusalén y establece en ella su reino. Cierto número de gentiles se convierte entonces al verdadero Dios y a la religión israelita y a continuación se consolida el reino mesiánico. Los paganos que no se convierten se mantienen al menos con gran respeto, a distancia de Israel.

La fecha de composición de este libro se calcula por lo que cuenta y sabe y por lo que no cuenta y no sabe: el autor parece conocer bien la historia hasta la batalla de Bet Sur de Judas Macabeo (164 a.C.), pero luego no parece saber más. Es decir, el libro debió de componerse en torno a la época inmediatamente psoterior, hacia al 160 (fecha de la muerte de Judas Macabeo, batalla de Bet Horón) o un poco más tarde.

Para épocas posteriores, puesto que ya no sabe nada, su obra hace una verdadera profecía de lo que cree que será la edad mesiánica. En ella piensa que Dios tomará venganza de los ángeles malvados –los causantes, por sus pésimas inspiraciones e impulsos, de que los hombres sean a su vez también malos y que han gobernado Israel inhabitando el interior de sus gobernantes humanos-, junto con todos los judíos que han apostatado de su fe y a todos los pecadores de entre las naciones.

Comenta Sacchi (p. 417) sobre los elementos simbólicos que utiliza el desconocido autor del Libro de los sueños:

En el lenguaje metafórico de nuestro autor a los judíos se les llama siempre ovejas; los ángeles son representados como hombres y los pueblos extranjeros, como animales feroces e inmundos. En el medio, entre los ángeles y los hombres o, en el lenguaje del autor, entre los hombres y las ovejas, están los bueyes, es decir, figuras de la tradición bíblica bendecidas por Dios, como Adán y Noé. Este último es el único entre los vivientes que se convierte directamente en un hombre, es decir, eliminando la metáfora, en un ángel (1Hen [Libro de los sueños] 89,1.9). Sem, Abrahán e Isaac son aún bueyes, aunque Jacob es simbolizado ya como una oveja, como lo son también los doce patriarcas de las doce tribus de Israel. También son ovejas, y no bueyes, Moisés y Aarón (1Hen [Libro de los sueños] 89,17 y 18).

El comienzo del reino mesiánico es descrito así en el Libro de los sueños 90,18-27:

Vi que se llegó a ellos el dueño de las ovejas [es decir, Dios mismo, quien según el texto parece descender a la tierra; ovejas = israelitas] y en tomó en su mano la vara de la cólera y golpeó la tierra, que se abrió. Todas las bestias y las aves del cielo [pueblos paganos] dejaron de estar junto a las ovejas y fueron tragadas por la tierra que las cubrió.

El vidente continúa así:

Vi que se dio a las ovejas una gran espada y salieron contra las bestias salvajes para matarlas [batalla final contra los impíos]. Vi que era construido un trono sobre una tierra amena, y que se sentaba en él el dueño de las ovejas, y que otro cogía los libros sellados y los abría ante el dueño de las ovejas…

Se juzga a los ángeles –como dijimos- simbolizados por astros y son arrojados al infierno; se juzga a los pastores y a las ovejas apóstatas que son condenadas y arrojadas a la misma sima llena de fuego (90,21-27).

Finalmente, tras el juicio se describe el reino mesiánico (1 Henoc 90,28-39):

Me levanté para ver hasta que él [Dios] enrolló la vieja casa [Israel dentro del mundo caduco]… Vi que trajo el dueño de las ovejas una casa nueva, más grande y alta que la primera, y la puso en lugar de la que había sido recogida… y el dueño de las ovejas estaba dentro. Vi a toas las ovejas que quedaron y cómo todos los animales de la tierra y todas las aves del cielo caían prosternándose ante las ovejas, suplicándoles y obedeciéndolas en todas sus órdenes[…]

Las ovejas eran todas blancas… todas las bestias del campo y todas las aves del cielo se reunieron también en esa casa [la Jerusalén o país mesiánico; se piensa que la mayoría de los gentiles se convierte; el reino mesiánico no es sólo judío, sino universalista]. El dueño de las ovejas se alegró muchísimo, pues todas eran buenas y habían vuelto a casa.

Vi que las ovejas habían depuesto la espada que les había sido entregada, la volvieron a su vaina y la sellaron ante el dueño [la paz mesiánica]… Toda la casa estaba llena…

Vi que nacía un toro/buey blanco, de grandes cuernos [el mesías], y cómo todas las bestias del campo y aves del cielo lo temían… y el dueño de las ovejas se alegró por él y por todos los toros [los ayudantes del mesías].

Aquí, en este texto simbólico, puede observarse de nuevo la variedad de concepciones mesiánicas del judaísmo. De este pasaje se deduce que el mesías aparece detrás del Juicio, no antes. La tarea de juzgar es llevada a cabo por Dios mismo, solo, sin ayudantes; el mesías viene después del Juicio; nace de la misma comunidad, es un mero ser humano; tiene la misión de gobernar la comunidad de los justos israelitas una vez establecido el reino de Dios por Éste; ante el tiemblan todas las naciones de los gentiles que no han llegado a convertirse.

Seguiremos con este imaginario mesiánico. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Explicación breve del texto de Gálatas 2,1-10 (II)”

Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha.

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Magíster de "Ciencias de las Religiones"

Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla

Véase postal de 26-06-2009

Enlace de Internet para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.



Miércoles, 8 de Julio 2009
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