Notas

Mi tremenda parcialidad. La cuestión del matrimonio y el divorcio según Jesús de Nazaret como prueba (426-01)

Redactado por Antonio Piñero el Viernes, 8 de Junio 2012 a las 01:14

Hoy escribe Antonio Piñero


Desde hace un cierto tiempo algún que otro comentario a este Blog suele repetir que últimamente he perdido el sentido de la imparcialidad que había mostrado antaño. Hay una prueba de ello: me saco de la manga un Jesús patriarcalista y un tanto antifemenino. Y lo hago con toda consciencia propalando voluntariamente una falsedad que cuadre con mi idea previa de la personalidad de Jesús.

Corríjanme si me equivoco, pero he llegado a pensar que ese argumento va, además de su valor en sí mismo como muestra de parcialidad, dirigido a desacreditar el valor de una obra publicadas por mí recientemente: Una antología de textos: Jesús de Nazaret. El hombre de las cien caras (Madrid. Edaf 2012). Naturalmente esta desacreditación puede afectar a la segunda, Ciudadano Jesús. Respuestas a todas las preguntas (Madrid, Atanor, 2012) en cuanto que acepta los puntos de vista de la primera. Como se trata de ventas, y eso es sagrado en tiempos de crisis, se me ha pedido desde que intervenga. Así lo hago en contra de mi inveterada costumbre.

El ejemplo utilizado es siempre el mismo: no tengo en cuenta que el Nazareno elude la cita de Génesis 2 --sobre la mujer como nacida de la costilla del varón y sus consecuencias; un texto muy negativo sobre la mujer--, para sustituirla por el texto igualitario de Gn 1 (“varón y hembra los creó…”). Voluntariamente paso por alto la situación de la mujer según el pasaje del cap. 1 del Génesis, que presenta un talante positivo, y me fijo más en el pasaje del cap. 2 del mismo libro –texto no igualitario, pero citado igualmente por Jesús. Por tanto, repito: achaco al Nazareno y a su pensamiento general sobre las mujeres un machismo al igual que el que solía imperar en su época.

Pretendo ahora en esta comunicación considerar si mi presentación de los textos y su comentario incurre en parcialidad.

A. En el libro Jesús de Nazaret el hombre de las cien caras, los textos son presentados del siguiente modo (p. 111):

1. Jesús y las mujeres en general

Las mujeres no son un ser secundario respecto al varón ya que Jesús cita el texto igualitario de Gn 1,27-28

“Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: ‘¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?’ 4 El respondió: ‘¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra?’” (= Gn 1,27-28 ) (Evangelio de Mateo 19,3-4).

Las mujeres son un ser secundario respecto al varón ya que Jesús cita el texto no igualitario de Gn 2,24 (la mujer creada a la par que Adán).

“Y que dijo también Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne?” (= Gn 2,24: la mujer creada como complemento secundario de Adán y a partir de su costilla, que se une a su marido y es una carne con él) (Evangelio de Mateo 19,5).

Como pueden observar los lectores no emito comentario alguno. Es más afirmo que según un texto, Jesús adopta una postura positiva hacia las féminas, pero que en el otro no. Los dos son del Evangelio de Mateo y van uno detrás del otro.

Para una comprensión más cabal, ofrezco los textos básicos, ampliados de los capítulos 1 y 2 del Génesis referidos en esos textos:

Génesis 1,27-28:

"Y dijo Dios: hagamos al hombre a imagen nuestra… Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos, henchid la tierra y sometedla”.

A este respecto comento en Jesús y las mujeres (Madrid, Aguilar 2008, p. 152:

“Lo importante de este pasaje bíblico es que Dios, al tomar una decisión nueva y trascendental después de crear el universo, crea al ser humano como hombre y mujer simultá¬neamente, en absoluta igualdad de condiciones. El texto da también por supuesto una igualdad a la hora de hablar del "multiplicaos" y del "dominad" sobre los animales y la tierra. Era ésta una lección igualitaria muy notable, pero que –tal como aparece- no fue seguida luego por el judaísmo, probablemente Jesús incluido, más influido por el segundo relato de la creación de la mujer (Gén 2)”.

Obsérvese la frase subrayada y en negrita: “no fue seguida luego por el judaísmo, probablemente Jesús incluido”… “¡Probablemente!”

El segundo texto es Gn 2,21-24 (p.154):

“Infundió Dios un sopor sobre el hombre, que se durmió; entonces le tomó una de las costillas, cerrando con carne su espacio. Luego Yahvé Elohim transformó en mujer la costilla que había tomado del hombre y la condujo al hombre. Éste exclamó entonces: “Ésta sí que es esta vez hueso de mis huesos y carne de mi carne”. A ésta se la llamará 'varona' porque del varón ha sido tomada. Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne”

Y comento (p. 154):

“Es claro que la mujer aparece en el texto sagrado como un ser cronológicamente posterior, constituido del y para ayuda del varón, como una ayuda y compañía secundaria que los animales no pueden ofrecer”.

Más adelante, en el mismo libro “Jesús y las mujeres” (p. 155) comento de nuevo que el judaísmo del siglo I hizo muy poco uso de Génesis 1 y comentó muchísimo más Gen 2. Es éste un hecho incontrovertible. Y añado que la cita por parte de Jesús del segundo pasaje del Génesis “debió de ser” (“deber de” en castellano expresa siempre una probabilidad. Algo que no se conoce bien, paro de lo que se cree que pudo ocurrir de esa manera) una muestra de que Jesús está dentro de este ambiente general. De lo contrario se habría limitado a citar Gn 1 y nunca Génesis. Pero cita los dos.

Seguiremos dos días más
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Viernes, 8 de Junio 2012
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