Hasta la aparición de la domótica, la gestión de las diversas fuentes de energía del hogar se ha basado en acciones muy simples tales como: los controles termostáticos o apagados y encendidos de las luces cíclicas y programadas.
En cualquier caso la finalidad de estos controles era, y sigue siendo, el ahorro energético, sin tener en cuenta otros factores igual de importantes como el confort, las variables meteorológicas externas, los hábitos y el comportamiento de las personas y el impacto medioambiental
Conceptos tan actuales como la “construcción verde” y el “desarrollo sostenible” se ha basado, y siguen basándose, en la aplicación de criterios constructivos de alta eficiencia energética, lo que conocemos como arquitectura bioclimática, y en el uso de fuentes limpias y renovables de energía como la solar, la del viento (eólica) y la proveniente de la tierra (geotérmica).
Pues bien con este planteamiento la solución se queda incompleta. Si analizamos estos dos conceptos nos daremos cuenta de que a la sostenibilidad en la construcción, tal y como se plantea hoy, le falta un apoyo fundamental.
Para que una vivienda, o edificio, sean ecológicos y autosuficientes lo primero que hay que hacer es empezar por un buen diseño del “contenedor” es decir del propio inmueble. Este es el trabajo que corresponde a los arquitectos. El diseño arquitectónico contempla que el propio inmueble esté construido con los materiales adecuados, con una correcta orientación, con distribución de superficies y volúmenes que le haga térmica y lumínicamente más eficiente, que no tenga perdidas en su cerramiento y que esté adecuadamente aislado.
De la arquitectura bioclimática como moda se ha pasado a impulsar la generación limpia de la energía como parte importante de la sostenibilidad, y es aquí donde entran en juego las fuentes renovables. De lo que se trata es de generar la energía que va a consumir en el hogar de una forma limpia y no contaminante, y esto se consigue incorporando al edificio (o vivienda) sistemas de captación solar para la producción de agua caliente sanitaria y para la calefacción fundamentalmente.
La implantación de estos sistemas no contaminantes se ha disparado gracias a normativas como el nuevo Código Técnico de Edificación, según el cual es de obligado cumplimiento la implantación en las nuevas construcciones de sistemas que generen de forma limpia un determinado porcentaje de la energía que se va a consumir el propio edificio o vivienda.
Pero, ¿qué ocurre si en una vivienda bien diseñada, y dotada de paneles solares, malgastamos la energía que generamos?, pues que de poco vale la inversión que supone la instalación de estos sistemas.
¿De qué vale instalar iluminación LED si nos dejamos las luces dadas?, y ¿De qué vale calentar el agua con paneles solares térmicos, sin nos dejamos el grifo abierto?
« Para que todo esto sea de utilidad necesitamos gestionar de forma optima e inteligente (aquí introduzco el concepto de Inteligencia Energética) esta energía y es aquí donde entra en juego la domótica y sus tecnologías asociadas. »
Un sistema domótico de última generación va a aumentar el rendimiento de los elementos arquitectónicos (materiales, aislamientos, carpintería, etc.,…) y de los sistemas de generación limpia de energía, ayudándonos a conseguir más fácilmente las exigencias de las nuevas normativas, a amortizar antes los sistemas instalados y a ahorrar mucho dinero en las facturas de consumo energético: agua, electricidad y gas.
Habitualmente se dice que una de las aplicaciones más importantes de la domótica es el ahorro energético, pero esto no es del todo correcto, ya que la mejor forma de ahorrar energía sería no consumirla. No consumir energía va en contra del bienestar (máximo objetivo de la domótica y del desarrollo social).
Es más exacto decir que, una de las aplicaciones más importantes de la domótica es la gestión eficiente de la energía y que el ahorro es el resultado y la consecuencia de esa gestión eficiente.
Los sistemas domóticos bien instalados y de calidad consiguen el máximo confort, con el máximo ahorro y con un mínimo impacto en el medio ambiente. Este triangulo es el verdadero objetivo de la sostenibilidad en el hogar y del bienestar en la sociedad.
Los sistemas domóticos consiguen ahorros energéticos importantes ya que permiten controlar la climatización de una forma zonificada teniendo en cuenta la ocupación de la vivienda. De esta forma el hogar se mantiene óptimamente en niveles de confort y bajo consumo con el consiguiente beneficio para las personas que lo habitan.
Además los sistemas domóticos permiten controlar las luces de una manera inteligente, teniendo en cuenta la luz exterior, la ocupación y la actividad.
Los sistemas domóticos integrados hacen que la motorización de persianas pase a ser un elemento de gestión energética y lumínica.
Otra de las aportaciones de la domótica a la gestión eficiente de la energía son unos nuevos dispositivos: los gestores inteligentes de consumo eléctrico. Estos dispositivos de bajo coste permiten detectar y eliminar consumos innecesarios, gastos eléctricos provocados por olvidos, fallos y averías, así como por sobrecargas en la instalación eléctrica.
A la nueva generación de dispositivos pertenecen los sistemas de gestión del agua y de su energía asociada y los grifos electrónicos, sistemas que permiten hacer un uso y manejo del agua imposible con las griferías convencionales.
La mejor aportación que todo usuario de energía eléctrica puede realizar a su propia economía y al medioambiente es, precisamente, el uso racional y solidario de dicha energía. Afortunadamente, esto hoy en día es más fácil con las nuevas tecnologías.
La domótica, pues, aporta una nueva generación de dispositivos y sistemas a la vivienda que hacen que esta sea energéticamente más eficiente en su uso y disfrute. Por otro lado permiten, mediante la medición y el análisis de los consumos, obtener una serie de conclusiones que ayudan a evolucionar y hacer más eficientes las actuales técnicas y materiales de construcción.
Gracias a la domótica se está consiguiendo construir edificios y viviendas más eficientes e integralmente sostenibles que con cualquier otra energía.
« Por eso digo que la DOMÓTICA como QUINTA ENERGIA supera el concepto de eficiencia energética y establece el concepto de inteligencia energética, ya que hace más eficiente todas las demás (solar, eólica, geotérmica, hidráulica…) »
Dedicado a Mariló
En cualquier caso la finalidad de estos controles era, y sigue siendo, el ahorro energético, sin tener en cuenta otros factores igual de importantes como el confort, las variables meteorológicas externas, los hábitos y el comportamiento de las personas y el impacto medioambiental
Conceptos tan actuales como la “construcción verde” y el “desarrollo sostenible” se ha basado, y siguen basándose, en la aplicación de criterios constructivos de alta eficiencia energética, lo que conocemos como arquitectura bioclimática, y en el uso de fuentes limpias y renovables de energía como la solar, la del viento (eólica) y la proveniente de la tierra (geotérmica).
Pues bien con este planteamiento la solución se queda incompleta. Si analizamos estos dos conceptos nos daremos cuenta de que a la sostenibilidad en la construcción, tal y como se plantea hoy, le falta un apoyo fundamental.
Para que una vivienda, o edificio, sean ecológicos y autosuficientes lo primero que hay que hacer es empezar por un buen diseño del “contenedor” es decir del propio inmueble. Este es el trabajo que corresponde a los arquitectos. El diseño arquitectónico contempla que el propio inmueble esté construido con los materiales adecuados, con una correcta orientación, con distribución de superficies y volúmenes que le haga térmica y lumínicamente más eficiente, que no tenga perdidas en su cerramiento y que esté adecuadamente aislado.
De la arquitectura bioclimática como moda se ha pasado a impulsar la generación limpia de la energía como parte importante de la sostenibilidad, y es aquí donde entran en juego las fuentes renovables. De lo que se trata es de generar la energía que va a consumir en el hogar de una forma limpia y no contaminante, y esto se consigue incorporando al edificio (o vivienda) sistemas de captación solar para la producción de agua caliente sanitaria y para la calefacción fundamentalmente.
La implantación de estos sistemas no contaminantes se ha disparado gracias a normativas como el nuevo Código Técnico de Edificación, según el cual es de obligado cumplimiento la implantación en las nuevas construcciones de sistemas que generen de forma limpia un determinado porcentaje de la energía que se va a consumir el propio edificio o vivienda.
Pero, ¿qué ocurre si en una vivienda bien diseñada, y dotada de paneles solares, malgastamos la energía que generamos?, pues que de poco vale la inversión que supone la instalación de estos sistemas.
¿De qué vale instalar iluminación LED si nos dejamos las luces dadas?, y ¿De qué vale calentar el agua con paneles solares térmicos, sin nos dejamos el grifo abierto?
« Para que todo esto sea de utilidad necesitamos gestionar de forma optima e inteligente (aquí introduzco el concepto de Inteligencia Energética) esta energía y es aquí donde entra en juego la domótica y sus tecnologías asociadas. »
Un sistema domótico de última generación va a aumentar el rendimiento de los elementos arquitectónicos (materiales, aislamientos, carpintería, etc.,…) y de los sistemas de generación limpia de energía, ayudándonos a conseguir más fácilmente las exigencias de las nuevas normativas, a amortizar antes los sistemas instalados y a ahorrar mucho dinero en las facturas de consumo energético: agua, electricidad y gas.
Habitualmente se dice que una de las aplicaciones más importantes de la domótica es el ahorro energético, pero esto no es del todo correcto, ya que la mejor forma de ahorrar energía sería no consumirla. No consumir energía va en contra del bienestar (máximo objetivo de la domótica y del desarrollo social).
Es más exacto decir que, una de las aplicaciones más importantes de la domótica es la gestión eficiente de la energía y que el ahorro es el resultado y la consecuencia de esa gestión eficiente.
Los sistemas domóticos bien instalados y de calidad consiguen el máximo confort, con el máximo ahorro y con un mínimo impacto en el medio ambiente. Este triangulo es el verdadero objetivo de la sostenibilidad en el hogar y del bienestar en la sociedad.
Los sistemas domóticos consiguen ahorros energéticos importantes ya que permiten controlar la climatización de una forma zonificada teniendo en cuenta la ocupación de la vivienda. De esta forma el hogar se mantiene óptimamente en niveles de confort y bajo consumo con el consiguiente beneficio para las personas que lo habitan.
Además los sistemas domóticos permiten controlar las luces de una manera inteligente, teniendo en cuenta la luz exterior, la ocupación y la actividad.
Los sistemas domóticos integrados hacen que la motorización de persianas pase a ser un elemento de gestión energética y lumínica.
Otra de las aportaciones de la domótica a la gestión eficiente de la energía son unos nuevos dispositivos: los gestores inteligentes de consumo eléctrico. Estos dispositivos de bajo coste permiten detectar y eliminar consumos innecesarios, gastos eléctricos provocados por olvidos, fallos y averías, así como por sobrecargas en la instalación eléctrica.
A la nueva generación de dispositivos pertenecen los sistemas de gestión del agua y de su energía asociada y los grifos electrónicos, sistemas que permiten hacer un uso y manejo del agua imposible con las griferías convencionales.
La mejor aportación que todo usuario de energía eléctrica puede realizar a su propia economía y al medioambiente es, precisamente, el uso racional y solidario de dicha energía. Afortunadamente, esto hoy en día es más fácil con las nuevas tecnologías.
La domótica, pues, aporta una nueva generación de dispositivos y sistemas a la vivienda que hacen que esta sea energéticamente más eficiente en su uso y disfrute. Por otro lado permiten, mediante la medición y el análisis de los consumos, obtener una serie de conclusiones que ayudan a evolucionar y hacer más eficientes las actuales técnicas y materiales de construcción.
Gracias a la domótica se está consiguiendo construir edificios y viviendas más eficientes e integralmente sostenibles que con cualquier otra energía.
« Por eso digo que la DOMÓTICA como QUINTA ENERGIA supera el concepto de eficiencia energética y establece el concepto de inteligencia energética, ya que hace más eficiente todas las demás (solar, eólica, geotérmica, hidráulica…) »
Dedicado a Mariló
DOMOTICA PARA LLEGAR A FIN DE MES



