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Teide. pixabay.com
Teide. pixabay.com

 Prisma triangular que se eleva al infinito

Hermética expresión del Universo

Atalaya de horizontes

Útero divino engendrador de vida
 
Defines las tierras,
encausas las aguas,

te curte la intemperie.
 
 
Misterio, Madre, Montaña, Mujer…
 


Alicia Montesdeoca Rivero

Miércoles, 17 de Octubre 2018

Recogida de la cosecha. Emile Claus. Wikipedia.com
Recogida de la cosecha. Emile Claus. Wikipedia.com
 
 Hace muchos, muchísimos años, tantos que mi memoria no recuerda cuando fue, en la tierra existían unos seres, casi invisibles, que cuidaban  de los árboles, las plantas, los insectos y todos los animales grandes y pequeños, alados y terrestres, de la tierra, el agua y el aire.
 
Durante mucho, mucho tiempo, la colaboración entre esos seres y los humanos fue muy estrecha. Esto posibilitó que sus conocimientos sobre la naturaleza fueran aprendidos por los hombres y las mujeres que habitaban nuestro planeta. De esta manera, gracias a sus enseñanzas, conocieron la forma de obtener los frutos que la tierra producía y que les regalaba para su sustento.
 
Para celebrar esta unión tan benéfica con los seres casi invisibles, los humanos decidieron  reunirse con ellos en unas fechas señaladas. Así, al comienzo y al final de cada una de las estaciones del año, se organizaban grandes fiesta para convocar a las energías benefactoras que aquellos seres casi invisibles atraían.
 
 Tras la ceremonia en la que se daba la bienvenida a todos los presentes, se agradecía a los seres casi invisibles los bienes recibidos con su ayuda, y se les rogaba que siguieran ayudando a los seres humanos en sus tareas en el campo, en la pesca y en la caza. Los humanos bailaban, cantaban, reían y comían ricos manjares. Era su forma de agradecer la presencia a sus benefactores y demostrarles lo contentos que estaban por ella.
 

 

Recopilación de conocimientos. pixers.es
Recopilación de conocimientos. pixers.es
Un buen día, alguien pensó que, para que no se les olvidasen tantas cosas como las que habían aprendido, sería bueno ponerlas por escrito. De esta manera se escribió en un libro enorme todas aquellos conocimientos que se habían adquirido de los seres casi invisibles y que, a través de las historias y de los cuentos, habían pasado de padres a hijos.
 
Esta idea tan estupenda permitió que todos los que lo necesitaran pudieran tener la información, aunque no conocieran la forma de ponerse en contacto con los seres casi invisibles.
 
Pero... sucedió que con el paso del tiempo los humanos se olvidaron del origen del conocimiento que estaba guardado en aquel libro tan grande y vivieron como si los seres casi invisibles no existieran.

 

Así, terminaron por pensar que sólo a través de los libros se puede acceder a ese conocimiento, e ignoran que hay un cordón invisible que une el conocimiento de los libros con aquellos seres que, desde el principio de la historia, acompañan a los humanos en su vida en la Tierra.
 
Por eso, cuando leemos un libro hay algo que se alegra en nuestro interior, es la energía que nos llega a través de ese cordón y que nos traslada a aquellos tiempos en que no había intermediarios entre el mundo humano  y ellos, los Casi Invisibles.
 
Aún hoy se siguen haciendo las fiestas cuando se recogen las cosechas, pero ya no se convocan a aquellos seres amigos. Sin embargo, el misterio de la fiesta  es que se sigue haciendo de la misma manera que entonces. Cuando se organiza una siempre es para celebrar algo, todo el mundo está contento y se baila, se ríe, se canta y se comen ricos manjares. Todos aquellos alimentos que sigue regalando la tierra a los seres humanos y que son el fruto de los esfuerzos que ellos hacen, pero también de los seres casi invisibles que aún siguen colaborando con las mujeres y con los hombres del planeta Tierra, a pesar de que no sean convocados ni reconocidos.
 
 

Las formas invisibles. pinterest.cl
Las formas invisibles. pinterest.cl
Pero, ¿quiénes son esos seres casi invisibles de los que hablo? Pues esos son aquellos personajes de los cuentos a los que llaman gnomos, hadas,  ondinas o ninfas, elfos,   etc. Los cuentos son los libros que se escribieron para que hoy los niños supieran de la existencia de ellos. La idea de escribirlos la tuvieron algunos abuelos y abuelas que querían transmitir las historias que les habían contado cuando eran pequeños. Aquellas historias que sus abuelos y sus padres les narraban y que explican cómo vivían esos seres entre los humanos y cuáles eran las tareas que realizaban.
 
La abuela Alicia sabe que esos seres existen. Por eso les habla de ellos, para que cuando crezcan puedan pedir ayuda a los benefactores invisibles que todos los humanos tenemos alrededor. Si cuentan con ellos siempre los tendrán de su parte. Y... cuando celebren algún acontecimiento importante no olviden de invitarlos, son muy alegres y divertidos y les encanta asistir a una fiesta


Alicia Montesdeoca Rivero

Miércoles, 26 de Septiembre 2018

Anochecer. pixabay
Anochecer. pixabay
 
Amo la oportunidad que da el morir,
y abandono toda resistencia
aunque no sepa qué  voy a encontrar
cuando el “yo”  ya desaparezca
 
Está clara la determinación
quiero que lo que soy florezca
que no me confunda más la personalidad
que sólo sirve para que la ceguera crezca
 
Despojada de mi antigua vestidura,
aunque aún tema el desnudo frío,
me enfrento a lo nuevo con la esperanza
de reconocer lo que fue desconocido
 
¿A dónde voy?
¿cuál es el motivo para  seguir andando?
¿qué dirección me indica el viento?
Es el hogar sin tiempo el que me llama
es su añoranza el motivo del reencuentro
 
Y hacia ahí me dirijo,
poco a poco y sin esfuerzo,
sin importar la forma del camino
sólo sé que es directo.
 
Es el momento y así lo asumo,
ahora es mi Alma la que emerge
le dejo hacer a ella su labor
mientras siento como sus brazos me mecen.
 


Alicia Montesdeoca Rivero

Martes, 25 de Septiembre 2018

9.


 
El desarrollo mental o la búsqueda mental de explicaciones
provoca el debilitamiento de la vida en el ser humano
 
No apegarse es volver a ser un niño.
Él no fija por mucho tiempo su atención en nada,
perdería las oportunidades de seguir creciendo
de seguir descubriendo
de seguir aprendiendo
todo el Universo está a su disposición
Si nada se posee, todo se obtiene
 
Movimiento y quietud
comunicación y silencio
abrazo y renuncia
 
Tomar y entregar
crear y soltar
caminar y reposar
fluir
transformarse
crecer
desaparecer
diluirse
encontrarse
ser
 

Cuento del despertar


Amanecer. pixabay
Amanecer. pixabay
Durante eones de tiempo lo femenino se ha manifestado, sólo, como fuerza que soportaba la consolidación y la expresión de la energía masculina. Todos los seres que han poblado y pueblan este planeta han ayudado a que esta fuerza se materialice hegemónicamente. A pesar de esa entrega, lo femenino seguía existiendo plenamente, no podía ser de otra manera porque es expresión genuina de la Fuente de la Vida*.
 
Pero en ese laborar, los seres iban perdiendo la memoria de lo que suponía ser plenamente consciente, de poseer la fuerza creadora de lo femenino, expresión plena de la Gran Madre, la Gran Fuente de la Vida.
 
Aparentemente, la desconexión iba creciendo. Aparentemente, la fuerza de la creación iba alejándose, no había suficientes llamadas a la Madre para que se materializase. Y así, aparentemente, la tierra se marchitaba, el agua se enturbiaba, la luz se oscurecía. Aparentemente, todo perdía vitalidad, color, alegría. Pero era sólo, aparentemente.
 
De pronto, hubo un gran grito, una gran llamada que surgía de las entrañas de la tierra, la Madre llamaba a sus criaturas: ¡Levantaos! ¡Despertad! ha llegado el amanecer; todos tienen que poder gozar de la Nueva Aurora.
 
Las primeras que lo oyeron fueron las mujeres, porque la Madre hablaba un lenguaje que ellas conocían bien. Un lenguaje que las últimas generaciones de hombres y de mujeres parecían haber olvidado, pero cuyos símbolos habían sido guardados, por las mujeres de toda la historia de la humanidad, en su interior. En aquel lugar donde todas ellas han acudido a tomar la fuerza de la vida, para seguir ayudando a consolidar la fuerza de lo masculino; pero, también, donde acudían para recordar y recrearse, en silencio y en complicidad, con lo que hacía fortalecer su identidad de mujer.
 
Ahora que la energía masculina está consolidada, se presenta, para todos los seres, la posibilidad de alcanzar su unidad, la unidad que se logra cuando lo femenino y lo masculino se manifiestan en su esplendor como única expresión de la Madre.
 
Para las mujeres llegó el momento más fácil de su tarea, por eso hay tanta alegría en sus rostros: por fin pueden soltar lo que han guardado con tanto empeño, y en secreto; ya lo femenino no será más una caricatura y la Madre se manifiesta, a los ojos de sus criaturas, con todo su Amor y con todo su Poder, por fin se ha obtenido el privilegio de gozar de su visión.
 
Por eso, entre las mujeres, existe un gran revuelo. Todas se preparan, desempolvan sus mejores galas, símbolos y expresiones, todas ellas, de la Madre. Se lavan, se perfuman y se adornan con los dones que fueron depositados en su naturaleza, es el momento previo de la Gran Boda, de la Gran Unión, donde el Amado se reunirá con la Amada, tras recuperarse mutuamente del gran sueño al que estuvieron sometidos, materializándose, de esta manera, la fuerza del Amor eterno que sostiene al Universo. (Madrid, 2001)
 
 
*La unidad
 
1)   Metafóricamente, lo femenino es la Diosa que se oculta en el interior de la existencia; lo masculino es la materia que ha de despertarse para que tome consciencia de su divinidad.
2) En esta tercera dimensión, la materia se corona como regente de la realidad y para sostener su poder invisibiliza, de múltiples manera, lo divino.
3) Concluyo que: Si algún significado encierra la leyenda de los padres de la humanidad (Adán y Eva, según las fuentes de la cultura hebrea) es que realmente lo femenino invitó a lo masculino a reconocer la divinidad que portaba. Era un desafío, pero no a Dios sino a la vida material para que se elevase y reconociese la divinidad que la integraba.


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Editado por
Alicia Montesdeoca Rivero
Eduardo Martínez de la Fe
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Alicia Montesdeoca Rivero es consultora e investigadora, así como periodista científico. Coeditora de Tendencias21, es responsable asimismo de la sección "La Razón Sensible" de Tendencias21. Este blog está dedicado a sus creaciones literarias.



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