INNOVACIÓN: Mónica Edwards Schachter

La expresión Responsible Research & Innovation (RRI, Investigación e Innovación Responsables), últimamente simplificada en 'Responsible Innovation', viene haciéndose cada vez más visible bajo el impulso de las narrativas de la Comisión Europea. Es uno de los tópicos fundamentales en el programa de investigación e innovación Horizonte 2020, donde ha sido integrado horizontalmente en todas las áreas. El tema no es nuevo: la responsabilidad y los aspectos éticos en relación a la producción y usos del conocimiento científico y tecnológico se vienen debatiendo durante décadas. Los complejos y numerosos dilemas que plantea la convergencia y crecimiento de lo neuro, bio, nano junto a las TIC reclama con urgencia un meta-debate sobre la gobernabilidad y los límites de una investigación e innovación irresponsables.


Aunque todavía no es trend topic (al menos si lo buscamos en google trends) sí lo es para la mayoría de investigadores europeos, dada su presencia en los programas de financiación y las convocatorias realizadas desde el antiguo programa marco y el floreciente Horizonte 2020. Es en este contexto donde está expandiéndose con rapidez a través de numerosos proyectos, como por ejemplo Gobernanza para la Innovación Responsable (Governance for Responsible Innovation, GREAT, el Foro de Responsabilidad Responsibility Forum, RRI-Tools, Responsible industry, junto otras iniciativas. Para una lista detallada, ver aquí.

¿Por qué esta 'fiebre' de la responsabilidad? Aunque parezca repentina, en realidad se hunde en profundos debates sobre la ética y los límites al quehacer científico, que se han profundizado en la explosiva sociedad del conocimiento y de la innovación. El impacto social de la investigación y la innovación se está volviendo más y más evidente... pero también impredecible.

Desde 2008, la Organización Holandesa para la Ciencia y la Investigación (NWO) ha sido una de las pioneras en esta temática, advirtiendo que la más prometedora de las innovaciones puede fallar si no se tienen en cuenta sus posibles consecuencias éticas, legales y sociales a tiempo. Menciona como ejemplos el uso de archivos electrónicos de pacientes, el secuestro de dióxido de carbono en Barendrecht y el 'medidor eléctrico inteligente'.

La sociedad, la gente, tiene -o debería tener- grandes expectativas sobre la contribución que puede hacer la ciencia y la tecnología a la vida de las personas y a un desarrollo humano sostenible. El papel que puede desempeñar la revolución de la Internet of Things, la nanociencia y nanotecnología, la neurobiofísica y las ciencias biomédicas, en conjunción con las TIC es descomunal. Se habla ya de una inminente revolución nano-industrial impulsada por la molecular manufacturing.
¿Cuánto pueden y podrían aportar a la resolución de los problemas globales de alimentación, salud, seguridad, vivienda y transporte, para paliar los efectos del cambio climático y hacer frente al gran desafío energético? ¿Cuánto puede contribuir esta 'revolución' a resolver la presente situación de insostenibilidad en aspectos ecológicos, económicos, sociales y culturales? Estos asuntos constituyen una prioridad en las políticas y las agendas sociales y de desarrollo de todo el mundo. Los llamados a la responsabilidad no son casuales, teniendo en cuenta las soluciones que el know-how tecnológico y científico son capaces de aportar a los problemas de la sociedad, examinar sus aspectos éticos y sociales resulta crucial.


Algunos antecedentes de la RI (Responsible Innovation)

Desde la perspectiva académica, los fundamentos de la RRI se basan en enfoques y estudios anteriores, como la evaluación de tecnologías constructivas (constructive technology assessment, Rip et al., 1995), la gobernanza anticipatoria (anticipatory governance, Karinen y Guston, 2010), la 'upstream engagement' (algo así como la participación 'aguas arriba', Wilsdon y Willis, 2004) y la perspectiva de integración socio-técnica (socio-technical integration, Fisher et al., 2006).

Hace ya más de una década Guston (2004) propuso la creación de Centros de Innovación Responsable en universidades y laboratorios de investigación como un mecanismo institucional para explorar estos modos de gobernanza anticipada y participativa de las actividades científicas y tecnológicas. El Center for Responsible Nanotechnology (Centro de Nanotecnología Responsable, CRN) se inició en 2002 como un centro de investigación y un think tank sin fines de lucro para tratar las principales implicaciones sociales y ambientales en este campo de investigación. Otros ejemplos son el Virtual Institute for Responsible (VIRI) apoyado por la National Science Foundation, situado en la Arizona State University (USA) y el Franhoufer Center for Responsible Research and Innovation (CeRRI) en Alemania .

En mayo de 2011 se organizaron varios workshops y encuentros destinados específicamente a definir qué es RRI. Dos de ellos tuvieron lugar en mayo: el DG Research Workshop on Research & Innovation in Europe y el Franco-British workshop on responsible innovation: From concepts to practice. En el año 2008 la Comisión Europea publicó un código de conducta para investigación responsable en temas de nanociencia y nanotecnología y poco después publicó el informe Towards Responsible Research and Innovation in the ICT Technologies and Security Technologies Fields. La difusión mas reciente puede repasarse en esta pequeña síntesis de su evolución, en el siguiente link de la Comisión Europea. En 2014 el espacio Euroscientist dedicó un número especial a RRI y también ha visto la luz el primer journal sobre el tema: Journal of Responsible Innovation,

Pero sin duda las voces más influyentes para arribar a lo más parecido a una definición de RRI están contenidas en el libro Responsible Innovation. Managing the responsible emergence of science and innovation in society, editado por Richard Owen, John Bessant y Maggy Heintz. Un lugar especial, tanto en este libro como en su influyente presencia en documentos y reportes publicados por la Comisión Europea es el de René Von Schomberg.



La definición provisional (y amplia) de RI

La definición operativa dada por Von Schomberg (2011, p. 9) considera que RRI es 'un proceso transparente e interactivo por el cual actores sociales e innovadores se hacen mutuamente responsables los unos de otros en vista a la aceptación (ética), la sostenibilidad y la deseabilidad social del proceso de innovación y sus productos comercializables (orientados a permitir los adecuados avances científicos y tecnológicos insertos en nuestra sociedad'. Esta es una traducción aproximada de la que me hago responsable. El original dice:

‘a transparent, interactive process by which societal actors and innovators become mutually responsive to each other with a view on the (ethical) acceptability, sustainability and societal desirability of the innovation process and its marketable products (in order to allow a proper embedding of scientific and technological advances in our society)’

El Programa Horizonte 2020 'Ciencia con y para la Sociedad' asume esta visión amplia, definiendo RRI como un proceso en el que `'todos los actores sociales (investigadores, ciudadanos, responsables políticos, empresariales, organizaciones del tercer sector, etc.) trabajan juntos durante toda la investigación y el proceso de innovación con el fin de alinear mejor el proceso y sus resultados con los valores, necesidades y expectativas de la sociedad europea' (CE, 2013, p. 4). De acuerdo a esta definición, define unos tópicos que considera claves para avanzar en la implementación de la RRI:
1. Involucrar a la ciudadanía y promover una mayor participación de los actores sociales en las actividades de ciencia e innovación,
2. Mejorar y promover la educación científica y la alfabetización científica.
3. Considerar especialmente temas de equidad de género.
4. Fortalecer el acceso abierto al conocimiento científico, los resultados de la investigación y la información
5. Considerar los aspectos de governanza y ética de RRI como transversal a todos estos temas

La organización holandesa NWO considera que la RRI identifica los aspectos éticos y sociales de las innovaciones tecnológicas -productos y servicios- en fases tempranas de su desarrollo, de modo que puedan considerarse en la etapa de diseño. En tal sentido, consideran indispensable incluir la reflexión y tomar decisiones en torno a cuestiones como la privacidad, la seguridad, la confianza, la sostenibilidad, el impacto económico, incluso en el aspecto psicológico y de comportamiento, que también forman parte de este intríngulis de la responsabilidad. Plantean que un enfoque de innovación responsable tiene que ser:
- Proactivo: incorporando aspectos éticos y sociales desde el principio del proceso de diseño
- Interdisciplinario: investigadores de humanidades, ciencias y ciencias sociales y del trabajo tienen que trabajar en estrecha colaboración para un enfoque que realmente sea parte de un proceso de innovación que incluya la prevención
- Internacional: la investigación debe tener en consideración sus interrelaciones con el contexto global
- Relevante respecto al uso del conocimiento: las propuestas de investigación han de ser analizadas y evaluadas en términos de la relevancia y aplicabilidad de sus resultados
- Producir valorización: con una participación estrecha de todas las partes implicadas en la investigación que garantice que los resultados puedan ser implementados de modo directo
Varios ejemplos de proyectos en los que están instrumentando estas recomendaciones pueden consultarse aquí.

Stilgoe et al. (2013), por su parte, enfatiza la necesidad de considerar cuatro dimensiones en la RRI, que denomina 'anticipation in governance, reflexivity by actors and institutions; inclusion of new voices and responsiveness in the innovation systems'. En medio de estos grandes frameworks y la apertura hacia un diálogo colectivo sobre responsabilidad, investigación e innovación, algunas voces críticas comienzan a alzarse contra una visión superficial no sólo de la palabra responsabilidad sino también de la facilidad con que se presupone puede darse esta interacción entre multiples actores/stakeholders en cualquier ámbito de la ciencia y la tecnología. Como afirma en un reciente artículo el mismo Guston (2015) a propósito de la connotación siempre positiva que se asigna a la innovación: Responsible innovation: who could be against that? (Innovación responsable: quién podría estar en contra de eso?)


Mirando hacia el futuro con una meta-responsabilidad compartida


En general, tanto en términos de Innovación Responsable (IR) y de Investigación e Innovación Responsable (RRI) hay un interés general -especialmente político- en re-evaluar un posible contrato de responsabilidad mutua y cooperativa entre ciencia-tecnología-innovación y sociedad. Guston (2000) ya destacó hace quince años que este nuevo contrato social -evidentemente problemático, a la vista de la cronología- actualizaría algunas condiciones para ejercer esa responsabilidad recíproca, teniendo en cuenta el apoyo de la sociedad para la ciencia y viceversa. En este sentido RRI representa un reto ambicioso que intenta involucrar a todos los actores de la sociedad a través de enfoques participativos e inclusivos y favorecer una gobernanza democráticamente distribuida.

No obstante el tema es bastante controvertido, no sólo por el gap existente y cada vez mayor en cuanto al posible conocimiento y capacidades que posee el ciudadan@ corriente para poder entender antes de decidir sobre un conocimiento cada vez más complejo sino por la cada vez más controvertida manera de producir conocimiento. En sistemas de producción del conocimiento en que los incentivos por publicar -el publish or perish- y las no menos controvertidas relaciones de poder en el tema de patentes -especialmente en áreas que afectan a la salud y la alimentación están provocando un impacto en relación a la mala praxis cada vez mayor, i.e. bad science versus good science y en diversos sentidos, Es interesante leer las reflexiones planteadas hace un par de años por Joseph Stiglitz en su artículo How Intellectual Property Reinforces Inequality. A esto puede sumarse una educación científica y tecnológica que, especialmente en la primaria y secundaria, donde se desea forjar la base de la participación en lo público... está todavía muy alejada de mostrar y ayudar a construir una visión realista y adecuada del quehacer científico y tecnológico (y menos aún de la innovación). Otra cosa es que al hablar de responsabilidad, sea en referencia a favorecer una comunicación más fluida entre policy-makers, científicos, tecnológos y sociedad para llegar a un 'acuerdo de mínimos' y facilitar la aceptación social de investigaciones e innovaciones que se consideren convenientes.

En este contexto de tanto desconocimiento (por no decir ignorancia) y múltiples dilemas morales, ¿cómo armonizar los intereses de los diferentes actores/stakeholders -todos en principio- para que realmente actúen de modo responsable? La tarea parece complicada...aunque no por eso deja de ser apasionante. Como dice un reciente reporte de Forética sobre el tema, aunque no centrado en la parte de investigación sino en la de innovación, la innovación puede ser un producto, un servicio, un proceso, un modelo de negocio o una forma novedosa de organización social. En tal sentido, destacan que el grado de adecuación de cada innovación respecto al criterio de responsabilidad social no es unívoco para el observador y puede llegar a ser inconsistente con el transcurso del tiempo. En ocasiones un producto innovador contribuye positivamente al entorno hasta que se demuestra lo contrario ... y en esto recordé al DDT y a la Primavera Silenciosa (Silent Spring de Rachel Carson allá por 1962. A partir de allí, al menos en mi memoria, los ejemplos casi llegan a convertirse en términos de una progresión geométrica.

Quizás la mayor debilidad en los discursos sobre RRI es la escasa atención a la innovación social, a la capacidad de cambiar nuestras prácticas sociales y culturales y conformar espacios de transformación en la sociedad, la tecnología y la cultura. La RRI nos enfrenta al dilema final de aceptar o no el reto de desarrollar un mayor nivel, una meta-responsabilidad que implique una meta-acción transformadora. Sin duda la educación -especialmente la educación en ciencias, tecnología e innovación- y nuestra capacidad de aprendizaje son nuestros mejores instrumentos para asumir este desafío.



Referencias

Blok, V., & Lemmens, P. (2015). The emerging concept of responsible innovation. Three reasons why it is questionable and calls for a radical transformation of the concept of innovation. In Responsible Innovation 2 (pp. 19-35). Springer International Publishing.
European Commission (EC) (2013a). Options for Strengthening Responsible Research and Innovation Directorate-General for Research and Innovation
2013 Science in Society
European Commission (EC) (2013b). Horizon 2020 Work Programme 2014 – 2015. Science with and for Society. http://ec.europa.eu/research/participants/data/ref/h2020/wp/2014_2015/main/h2020-wp1415-swfs_en.pdf#14 29/06/2015
Fisher, E., Mahajan, R. L., & Mitcham, C. (2006). Midstream modulation of technology: governance from within. Bulletin of Science, Technology & Society, 26(6), 485-496.
Guston, D. H. (2000). Retiring the social contract for science. Issues in Science and Technology 16 (4), 32
Karinen, R., & Guston, D. H. (2010). Toward anticipatory governance: the experience with nanotechnology. In Governing Future Technologies (pp. 217-232). Springer Netherlands.
Rip, A., Schot, J. W., & Misa, T. J. (1995). Constructive technology assessment: a new paradigm for managing technology in society. Managing Technology in Society. The Approach of Constructive Technology Assessment, 1-12.
Stilgoe, J., Owen, R., & Macnaghten, P. (2013). Developing a framework for responsible innovation. Research Policy, 42(9), 1568–1580.
Von Schomberg, R. (2011). Towards responsible research and innovation in the information and communication technologies and security technologies fields. Available at SSRN 2436399.
Von Schomberg, R. (2013). A vision of responsible innovation, in: Owen, R., Bessant, J. Heintz, M. (Eds), Responsible Innovation: Opening up Dialogue and Debate. Wiley, London.
Wilsdon, J., & Willis, R. (2004). See-through science: why public engagement needs to move upstream. Demos.



Editado por
Mónica Edwards
Monica Edwards Schachter
Mónica Edwards Schachter es investigadora, educadora, consultora, escritora y emprendedora, aunque prefiere definirse como una mujer apasionada por aprender y compartir proyectos para mejorar el mundo. Doctora Cum Laude por la Universidad de Valencia con la tesis doctoral ‘La atención a la situación del mundo en la educación científica’ (2003) y Especialista en Proyectos de Ingeniería e Innovación por la Universidad Politécnica de Valencia (2006). Es Ingeniera en Electrónica, Licenciada en Matemática y Física y posee Diplomas de pos-grado en Gestión del Conocimiento por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (México) y Planificación, Gestión y Evaluación de Proyectos Educativos (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Con más de 20 años de experiencia en formación y consultoría, ha participado en más de 20 proyectos de investigación a nivel nacional e internacional. Es autora y co-autora de más de un centenar de publicaciones, entre libros, capítulos de libros y artículos en prestigiosas revistas científicas en temas de innovación tecnológica e innovación social, innovación colaborativa, empoderamiento, living-labs, innovación educativa, educación científica y desarrollo y evaluación de competencias, especialmente creatividad, innovación y emprendimiento. Ha recibido seis distinciones literarias en poesía y en 2004 le fue concedido el segundo premio en el Concurso de Ensayo Manuel Castillo (patronato Nord-Sud de la Universidad de Valencia) con la obra “Redes para la Paz”, publicado en 2007 por el Seminario Gallego de Educación para la Paz y la Fundación Cultura de Paz.




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