INNOVACIÓN: Mónica Edwards Schachter

En medio de una avalancha de discursos que la aclaman como la economía del futuro y el motor del actual desarrollo socioeconómico en Europa y aunque en algunos posts anteriores mencioné algo sobre este tema, hoy quiero compartir algunas reflexiones sobre qué entendemos sobre innovación social. El debate está abierto: hay quienes piensan que la innovación es intrínsecamente social, ya que surge de la sociedad (aunque esto sea una obviedad) y que todas las tecnologías son sociales por naturaleza, o que simplemente se refiere a trabajar en redes sociales. Otros creen que la innovación social es 'otra cosa' que habría que definir con el mismo 'rigor' académico que se definen otros tipos de innovación y no hay que confundirla con el impacto social o la difusión en la sociedad de una determinada tecnología.



Los dimes y diretes en torno a la innovación social son múltiples y variados. Constituye, como suele afirmarse en el mundo académico, 'un fenómeno complejo y multifacético' donde pululan desde iniciativas de economía social y emprendimientos sociales, actividades de ONGs, de empresas sociales e iniciativas de Resposabilidad Social Corporativa, open innovation y crowfunding, hasta una multiplicidad de prácticas creativas y culturales que surgen de movimientos y grupos sociales. Una búsqueda googleana nos muestra una diversidad de orígenes, vinculaciones y una edad bastante indefinida. En diciembre de 2011 un artículo publicado en ParisTech Review planteaba por título la cuestión: ¿es la innovación social el futuro de la economía? La verdad es que en el artículo no queda muy claro si es el futuro de la economía o el único modo de asegurarnos un futuro, pero se dan algunas pistas sobre el origen del término. Se afirma que la innovación social surgió de mano del management en la década de los 60 con exponentes como Peter Drucker y que actualmente se está expandiendo a través de una proliferación de acciones y propuestas que surgen de la sociedad para cambiar el mundo (o al menos intentar cambiarlo un poco).

Las principales corrientes que asumen su paternidad provienen del ámbito de la economía y la sociología, siendo los principales referentes Joseph Schumpeter, Max Weber y William Ogburn. Para otros la innovación social ya estaba presente en la figura de los emprendedores sociales, entendiendo por tales a los mismísimos activistas de las grandes revoluciones sociales, como aquella que propugnaba por la liberté, egalité y fraternité, tambien con el objetivo de transformar el mundo. Por otra parte, la innovación social se asocia a la difusión de numerosos 'inventos sociales' como la implementación del voto femenino, la instauración de la Corte Penal Internacional o la red facebook, que han provocado en mayor o menor medida importantes cambios en las relaciones humanas y las prácticas sociales.

Con las ideas todavía frescas luego de acabar un estudio que saldrá publicado en los próximos meses en la revista Review of Policy Research con el título 'Fostering quality of life through social innovation: A living-lab methodology study-case' donde analizamos 76 definiciones de innovación social, me gustaría compartir algunas de ellas con vosotros. Lo primero que se puede destacar es un florecimiento de una diversidad de enfoques en distintos lugares del planeta, que constituyen comunidades epistémicas en algunos casos bastante aisladas. Merece la pena recordar que una comunidad epistémica es la expresión que se usa para designar a una red de profesionales con reconocida experiencia, especialización y competencia en un dominio particular de conocimiento. Haas (1992) señala como otra característica la capacidad de estas 'comunidades' o algunos de sus representantes para ejercer cierta autoridad e influenciar en la implementación de determinadas políticas.




Algunos discursos sobre innovación social en el mundo
Algunos discursos sobre innovación social en el mundo

Deshojando la margarita desde la derecha y en sentido antihorario nos encontramos con Stuart Conger, un investigador y educador estadounidense al que conocí en la red Linkedin y con el que vengo dialogando esporádicamente sobre innovación social. El encuentro se produjo cuando un miembro del grupo SIE (Social Innovation Europe) dentro de esta red social planteó la pregunta: Does social innovation need a new definition? Could a new definition increase its efficacy? (¿Necesita la innovación una nueva definición?, ¿podría una nueva definición aumentar su eficacia?). Como respuesta citaba un artículo y una definición propuesta en SIE por Stuart basada en el concepto de invención social. Un invento social en sus palabras es 'una nueva ley, organización o procedimiento que cambia los modos en que las personas se relacionan entre sí, tanto individual como colectivamente'. Cuando una invención 'social' expande su acción transformadora en la sociedad estamos en presencia de una innovación social.

En el caso de Benoît Lévesque, fundador junto a Paul R. Bélanger del Centre de Recherche sur les Innovations Sociales (CRISES) en 1986 en Canadá, la innovación social es vista como los cambios sociales que se producen en tres áreas complementarias: el territorio, la calidad de vida de sus habitantes, junto a las condiciones de trabajo y empleo. Su actual director, Denis Harrison, continúa con la misma línea de acción, quizás demasiado focalizada en el mundo laboral.

En Francia probablemente es Frank Moulaert el máximo exponente del discurso sobre innovación social, basado en el trabajo seminal de J. L. Chambón, A. David y J. M. Devevey en 1982, cuando escribieron Les Innovations Sociales. En este pequeño libro estos autores definen la innovación social como aquellas 'prácticas que más o menos directamente posibilitan que un individuo o un grupo responda a una necesidad o a un conjunto de necesidades sociales no satisfechas'. Para Frank Moulaert las claves de la innovación social pasan por entender el papel de la comunidad y los grupos sociales en el desarrollo en sentido amplio, donde existe una relación dialógica entre las instituciones económicas y las dinámicas de gobernanza, la sociedad, los modelos de desarrollo territorial y la planificación del territorio. Con esta visión de la innovación social, fuertemente anclada al lugar o territorio, ha criticado los clásicos Modelos de Innovación Territorial, basados en conceptos como distrito industrial, cluster y milieu innovateur, entre otros, y ha propuesto un modelo alternativo de desarrollo local Alternative Model for Local Innovative Development (ALMOLIN). Sintetizando (y mucho) sus ideas, la innovación social reside en dos pilares: la innovación institucional, que comprende las innovaciones en las relaciones sociales, en el empoderamiento de las personas y en la gobernanza y la innovación en el sentido de la economía social, como la satisfacción de las necesidades que se producen en las comunidades locales.

Agnès Hubert, la única mujer retratada en la margarita aunque por suerte no la única en temas de innovación social, ha recabado una de las definiciones -en mi opinión- más completas en el informe Empowering people, driving change: Social innovation in the European Union realizado para BEPA (Bureau of European Policy Advisers), una de las tantas 'agencias' o plataformas de la Comisión Europea, en este caso encargada de proveer asesoramiento para el futuro de las políticas de la Unión. Para Agnès y colaboradores las innovaciones sociales deben ser sociales tanto en sus medios como sus fines y se definen como nuevas ideas (productos, servicios y modelos) que simultáneamente dan respuesta a las necesidades sociales y crean nuevas relaciones sociales o colaboraciones generando bienestar en la sociedad y al mismo tiempo produciendo mejora en su capacidad para actuar (ver página 7 del informe). Digamos que Hubert representa una voz sobre innovación social 'a nivel europeo', que es también compartida con otras voces más mediáticas, como la de Geoff Mulgan, director de la Young Foundation (Reino Unido), la misma definición la podemos encontrar en el informe Study on Social Innovation: for the Bureau of European Policy Advisors (March 2010)

Con anterioridad, en el informe Social innovation: what it is, why it matters and how it can be accelerated publicado en el 2007 Geoff Mulgan junto a otros colegas popularizaron una de las definiciones más escuetas y simples de innovación social: ‘new ideas that work’ (nuevas ideas que funcionan, en la página 8). Para contrarrestar la enorme ambigüedad -académicamente hablando- a la hora de 'operacionalizar' o tratar de establecer indicadores que nos digan con claridad qué es y qué no es una innovación social, el mismo informe da una explicación más amplia y contundente: la innovación social comprende 'actividades y servicios innovadores que surgen con el objetivo de satisfacer alguna necesidad social y que son desarrollados y difundidos predominantemente por organizaciones cuyos propósitos primarios son sociales'. La innovación social no sólo la hace el sector sin ánimo de lucro, también puede ser promovida por políticos y gobiernos (nuevos modelos de salud pública), mercados (software libre, alimentos ecológicos), movimientos (comercio justo, bancos de tiempo), así como por empresas sociales, individuos y una 'mezcla' entre entidades con y sin fines de lucro. Esto ha dado orrigen a un espacio híbrido de colaboración entre lo público y lo privado que se denomina el 'cuarto sector'. Lo más interesante de los planteamientos de Mulgan reside en el papel de la creatividad de las personas y de la sociedad en su conjunto como motores del cambio social.

Siguiendo con nuestro viaje a través de la margarita, desde Alemania y más específicamente del Sozialforschungsstelle de la Universidad de Dortmund nos llega la voz de Jürgen Howaldt, quien también escribió junto a M. Schwartz en el año 2010 un reporte muy esclarecedor titulado Social innovation: Concepts, Research Fields and International Trends. Tuve el placer de conocerle al realizarse la gran conferencia Challenge Social Innovation en septiembre de 2011 en Viena y le invité a visitar Valencia -dicho sea de paso en esta conferencia presenté algunas ideas de mis 'primeras impresiones' sobre cómo definir la innovación social, entre la lista de presentaciones circula mi pequeño ppt. En marzo de 2012 tuvimos el placer de contar con su presencia en INGENIO, en la Universidad Politécnica de Valencia, hablándonos sobre estos temas. Para Jürgen Howaldt la innovación social se deriva de la necesidad de reconfigurar las prácticas sociales como consecuencia de los cambios que estamos experimentando al pasar de una sociedad industrial a otra basada en el conocimiento y los servicios, situación que implica un cambio de paradigma en los sistemas de innovación. Al margen de innovaciones típicamente tecnológicas, las tecnologías pueden ser instrumentos para la cohesión y la inclusión social, es decir, ser mediadoras en procesos de innovación social.

También Joseph Hochgerner, quien fue 'el alma organizadora' de la Conferencia de Viena y que dirige el Zentrum für Soziale Innovation (ZSI) como la mayoría de teorizadores sobre innovación social, aporta una macroperspectiva de la economía con un mayor protagonismo de la economía social y una reinterpretación del discurso de Schumpeter sobre el papel de los emprendedores en la sociedad. Aunque la definición aportada desde el ZSI es muy directa: 'Innovaciones sociales son nuevos conceptos y medidas para resolver problemas sociales que son aceptadas y utilizadas por los grupos sociales afectados'.

Del lado 'spanish' Ander Gurrutxaga y Javier Echeverría intentan dilucidar el concepto desde su ensayo La luz de la luciérnaga. Diálogos de Innovación Social desde una perspectiva polifacética, atendiendo a aspectos filosóficos, sociológicos, históricos, económicos y evolutivos de la innovación. Para Ander Gurrutxaga la definición de innovación social forma parte del cajón de sastre conceptual en que se ha transformado el discurso de la innovación en general, mientras que Javier Echeverría va en busca de una definición a partir del análisis de muchas clases y actividades de innovación que constituyen innovaciones ocultas según la definición normativa y los alcances del Manual de Oslo

Javier Echeverría en especial está dando un enorme impulso a la innovación social desde el flamante Centro de Innovación Social Sinnergiak en el País Vasco. Las ideas que más me gustaron de él las escuché en un Workshop donde tuve el placer de participar (¡gracias a su invitación, genial poder escuchar a tanta gente brillante!) en febrero de este año en Madrid hablando sobre las Dimensiones de la innovación social. Allí comentó su aproximación desde la filosofía entendiendo que el concepto de innovación social desborda el campo de las ciencias sociales y penetra en otras disciplinas. Es un concepto transdisciplinar que nos plantea el desafío de investigar el fenómeno desde diversas perspectivas, especialmente en cuanto a sus connotaciones éticas. En sus propias palabras: la innovación es un valor y los diversos tipos de innovación pueden distinguirse en base a criterios axiológicos.

Completando este 'muestreo' sobre innovación social Adolfo Rodríguez Herrera y Hernán Alvarado Ugarte exponen su perspectiva desde la realidad latinoamericana en el libro Claves de la innovación social en América Latina y el Caribe publicado por la Comisión Económica para Amércia Latina y el Caribe (CEPAL) en noviembre de 2008. En este documento se muestra una multitud de experiencias donde se pone de manifiesto que las innovaciones en el campo social suelen surgir allí donde el mercado o el sector público no ha ofrecido ninguna alternativa para responder a las necesidades y demandas de la gente. Esto ha dado lugar a un movimiento bottom-up formado por iniciativas que parten de la propia mano de personas o grupos que generan esas respuestas. En este sentido, para estos autores la innovación social emerge como parte de procesos de aprendizaje y prácticas generadoras de conocimiento que tienen lugar en grupo, donde se enlazan y articulan diversos modos de conocer el mundo que refuerzan o generan nuevas competencias en las personas. Aquí nos encontramos con la paradoja de la difusión: ¿cuál ha de ser el alcance de una innovación de estas características? A menudo es difícil que estas innovaciones se diseminen más allá del ámbito local en que se originan, o que se multiplique el número de sus beneficiarios.

Muchas voces agregan su propia visión de este concepto, esto sólo es un viaje 'salpicado' donde falta una extensa lista de otros autores clave. El discurso global es tan amplio que no debe producir extrañeza el contar ya con más de un centenar de definiciones. Esta eclosión en cierto modo forma parte de la evolución natural en la formalización de un concepto. Es necesario preguntarse sobre las diferencias que existen en diversos aspectos, tales como las finalidades y propósitos de cada tipo de innovación (valores, tipo de beneficio que se genera), los sectores y agentes que participan del proceso (público, privado, tercer sector, cuarto sector?), las fuentes de conocimiento, el contexto, las características inherentes al propio proceso, las competencias puestas en juego y el tipo de participación en cuanto a la governanza ... Pese a los numerosos puntos de coincidencia, mucho falta todavía para arribar a un consenso y sobre todo, acerca de cómo evaluar el impacto y entender el rol de la tecnología en la todavía 'caja negra' de la innovación social.

A propósito, ¡me encantaría que me envíen definiciones de innovación social!



Para los que gusten de las referencias bibliográficas

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Editado por
Mónica Edwards
Monica Edwards Schachter
Mónica Edwards Schachter es investigadora, educadora, consultora, escritora y emprendedora, aunque prefiere definirse como una mujer apasionada por aprender y compartir proyectos para mejorar el mundo. Doctora Cum Laude por la Universidad de Valencia con la tesis doctoral ‘La atención a la situación del mundo en la educación científica’ (2003) y Especialista en Proyectos de Ingeniería e Innovación por la Universidad Politécnica de Valencia (2006). Es Ingeniera en Electrónica, Licenciada en Matemática y Física y posee Diplomas de pos-grado en Gestión del Conocimiento por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (México) y Planificación, Gestión y Evaluación de Proyectos Educativos (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Con más de 20 años de experiencia en formación y consultoría, ha participado en más de 20 proyectos de investigación a nivel nacional e internacional. Es autora y co-autora de más de un centenar de publicaciones, entre libros, capítulos de libros y artículos en prestigiosas revistas científicas en temas de innovación tecnológica e innovación social, innovación colaborativa, empoderamiento, living-labs, innovación educativa, educación científica y desarrollo y evaluación de competencias, especialmente creatividad, innovación y emprendimiento. Ha recibido seis distinciones literarias en poesía y en 2004 le fue concedido el segundo premio en el Concurso de Ensayo Manuel Castillo (patronato Nord-Sud de la Universidad de Valencia) con la obra “Redes para la Paz”, publicado en 2007 por el Seminario Gallego de Educación para la Paz y la Fundación Cultura de Paz.




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