INNOVACIÓN: Mónica Edwards Schachter


Cada día millones y millones de hogares ponen en práctica el hábito de preparar humeantes tazas de aromático té, descripto por George Orwell como un 'pilar de la civilización'. Aunque el uso del saquito no entrara en sus planes, constituye un ejemplo curioso de algo que se ha extendido en el uso cotidiano cuya invención se debe al azar o a esa cualidad llamada 'serendipia'. De paso podemos ver ya deambulando en el mercado una innovación incremental en forma de tea-sticks, muy aptos para detenernos aunque sea por unos minutos para mirar con más calma la vida. Quien sabe, quizás los días del saquito de té estén contados.



Dicen fuentes históricas que el saquito de té fue inventado accidentalmente hace poco más de un siglo por un comerciante inglés. En junio de 1908 Mr. Sullivan envolvió algunas hojas sueltas de té en varias bolsas pequeñas de seda para enviarlas como muestra de sus productos a potenciales clientes. Supongo que al recibirlas pasaron de la observación estática a apreciar el aroma desprendido haciendo pruebas en algún tazón o cuenco elegido para la ocasión. No obstante le llevó varias décadas a este minúsculo invento transformarse en una innovación, puesto que la producción comercial masiva de las bolsas de té de papel no despegó hasta la década del 50. Décadas durante las cuales se habrá jugado con la forma, los materiales y sobre todo en cómo convencer a los consumidores de la ventaja de su uso, sumado por supuesto a la manera menos costosa de fabricarlas.

Uno de los primeros cambios fue hecho por el propio Sr. Sullivan, quien ante la queja de los catadores afirmando que el material era demasiado fino, reemplazó la seda por gasa. Pese a la resistencia de los bebedores adscriptos a la rutina tradicional del té, un avance importante se produjo en 1930 cuando William Hermanson patentó un procedimiento de sellado térmico para bolsas hechas de fibra de papel. La verdadera producción en masa tuvo lugar en Gran Bretaña en1953 en manos de José Tetley y compañía. Hacia 1964 se perfeccionó el sistema de finas perforaciones de las bolsitas, mejorando la ubicuidad del producto.
Muchas de las propagandas de esta compañía curiosamente muestran la imagen arquetípica (y de paso bastante distorsionada) de un científico: una persona de bata blanca esgrimiendo su taza de té.




Los eruditos de la cultura del té consideran que el sabor producido por una infusión con uso de la bolsita tiene un sabor diferente al de una tetera, aunque más bien se trataría de comparar la típica hora del té inglés acompañado de una digna tertulia -en un ambiente acondicionado para la relajación, con música y un paisaje a tono, con la necesidad de una pausa de cinco minutos a las que nos ha acostumbrado la sociedad actual. Baste como muestra el escrito de George Orwell precisando los requisitos para la 'ceremonia del té' en su ensayo Una buena taza de té

Más allá de la crítica y las controversias, el clásico saquito originado de una casualidad (un muestrario de hebras de té) quizás sea reemplazado en el futuro por una opción más original: los tea-sticks.

Básicamente los tea-sticks (literalmente palitos de té) son pequeños cilindros de metal perforado o tubos extruidos de una película metálica o de material sintético que contienen las hojas de té (a menudo de una calidad superior). A diferencia de una bolsa de té que se comprime bajo su propio peso al ser sumergida en agua, la estructura rígida o semi-rígida del tea-stick deja espacio suficiente para que las hebras u hojas de té tengan espacio suficiente para emebeberse en agua y expandir sus propiedades, a la vez que la forma y material del recipiente actúan como filtro y agitador.

No estoy segura de que a George Orwell le convenciera su uso, pero ya me imagino una oferta de diferentes variedades de tea-sticks en algo parecido a una cajita de goma de mascar.




Referencias

Orwell, G. (1946). 'A nice cup of tea'. Ensayo publicado en el Evening Standard el 12 de enero de 1946. (The Collected Essays, Journalism and Letters of George Orwell, Volumen 3, 1943-45, Penguin.
Bloxham, Andy (2008). Tea bag to celebrate its century. The telegraph

Redactado por Mónica Edwards el Miércoles, 9 de Mayo 2012 a las 13:10 | Comentarios



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Mónica Edwards
Monica Edwards Schachter
Mónica Edwards Schachter es investigadora, educadora, consultora, escritora y emprendedora, aunque prefiere definirse como una mujer apasionada por aprender y compartir proyectos para mejorar el mundo. Doctora Cum Laude por la Universidad de Valencia con la tesis doctoral ‘La atención a la situación del mundo en la educación científica’ (2003) y Especialista en Proyectos de Ingeniería e Innovación por la Universidad Politécnica de Valencia (2006). Es Ingeniera en Electrónica, Licenciada en Matemática y Física y posee Diplomas de pos-grado en Gestión del Conocimiento por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (México) y Planificación, Gestión y Evaluación de Proyectos Educativos (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Con más de 20 años de experiencia en formación y consultoría, ha participado en más de 20 proyectos de investigación a nivel nacional e internacional. Es autora y co-autora de más de un centenar de publicaciones, entre libros, capítulos de libros y artículos en prestigiosas revistas científicas en temas de innovación tecnológica e innovación social, innovación colaborativa, empoderamiento, living-labs, innovación educativa, educación científica y desarrollo y evaluación de competencias, especialmente creatividad, innovación y emprendimiento. Ha recibido seis distinciones literarias en poesía y en 2004 le fue concedido el segundo premio en el Concurso de Ensayo Manuel Castillo (patronato Nord-Sud de la Universidad de Valencia) con la obra “Redes para la Paz”, publicado en 2007 por el Seminario Gallego de Educación para la Paz y la Fundación Cultura de Paz.




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