Fuente: taringa.net
La necesidad de estar en sí misma surge de la necesidad de permanecer en la propia energía. Cada ser es en sí mismo un generador de creación, si ese generador se obstruye, a causa de ignorar su presencia, el ser humano se pierde tratando de tomar de los otros el alimento que requiere para ser.
Las consecuencias son evidentes, renuncia a conocerse y se identifica con todo lo de afuera; se orienta por los estímulos que le vienen a través de los sentidos y se pierde en las infinitas veredas que se ramifican sin fin; se apega a los objetos y pierde su libertad; se hace dependiente de las propuestas y no impulsa su obra creadora; busca correspondencia en el corazón de los otros y no descubre la fuerza amorosa que anida en su corazón y que es el manantial eterno desde donde ha de nutrirse.
En esta etapa humana el objetivo principal sigue siendo el descubrir ¿quién soy?
Mientras tanto, hay que limpiar los “circuitos” por donde fluye la vida. Favorecer que ésta circule a través de los canales que la propia naturaleza ha creado. Hay que purificar nuestras venas, dar cauce a nuestras emociones, comunicarse con todo lo que nos rodea (seres vivos o inertes). Dejar que entre la luz y acariciar amorosamente todo lo que se toca para suavizar las asperezas y limar las fricciones.
Abrirse al mundo para que las corrientes del aire renovador entre por las ventanas de la consciencia y refugiarse en los entornos amables, cuando las tormentas nos pongan en peligro de perder nuestra brújula.
Las consecuencias son evidentes, renuncia a conocerse y se identifica con todo lo de afuera; se orienta por los estímulos que le vienen a través de los sentidos y se pierde en las infinitas veredas que se ramifican sin fin; se apega a los objetos y pierde su libertad; se hace dependiente de las propuestas y no impulsa su obra creadora; busca correspondencia en el corazón de los otros y no descubre la fuerza amorosa que anida en su corazón y que es el manantial eterno desde donde ha de nutrirse.
En esta etapa humana el objetivo principal sigue siendo el descubrir ¿quién soy?
Mientras tanto, hay que limpiar los “circuitos” por donde fluye la vida. Favorecer que ésta circule a través de los canales que la propia naturaleza ha creado. Hay que purificar nuestras venas, dar cauce a nuestras emociones, comunicarse con todo lo que nos rodea (seres vivos o inertes). Dejar que entre la luz y acariciar amorosamente todo lo que se toca para suavizar las asperezas y limar las fricciones.
Abrirse al mundo para que las corrientes del aire renovador entre por las ventanas de la consciencia y refugiarse en los entornos amables, cuando las tormentas nos pongan en peligro de perder nuestra brújula.
Alicia Montesdeoca
Editado por
Alicia Montesdeoca
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Alicia Montesdeoca es consultora e investigadora, así como periodista científico. Coeditora de Tendencias21, es responsable asimismo de la sección "La Razón Sensible" de Tendencias21.
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