Colores y formas, planos y dimensiones a materializar. Fuente: es.artquid.com
¿Cuáles han de ser los requisitos necesarios para que la acción humana deje de ser reactiva, dominada por la inercia, bajo los principios de la costumbre y de la cultura tradicional, y pase a ser creadora de mundos evolucionados que lleven a la especie por derroteros marcados por las leyes universales?
En primer lugar, se ha de buscar la inspiración reflexionando sobre lo que somos, cuál es nuestro verdadero origen y hacia dónde se quiere encaminar los pasos.
En segundo lugar, hay que alcanzar la comprensión posible. Entender los hechos en su complejidad y en su trascendencia, vinculando los acontecimientos al momento evolutivo y a las condiciones que se dan en las distintas dimensiones de la realidad que se juzga, y en la que se quiere incidir y llegar a transformar.
Tercero. Perseguir la trascendencia. Nada se da porque sí. Todo lo que surge tiene una razón de ser y forma parte de un proceso que tiene un origen y lleva a un destino. En el universo no hay despilfarro, todo se aprovecha; cualquier elemento es necesario y juega una función, necesaria también.
Cuarto. Tener la voluntad de participar. Querer participar es hacerser consciente del papel creador que a cada individuo le ha asignado la vida en este juego, asumiendo la responsabilidad que esa participación lleva consigo.
Quinto. Ir al encuentro de la cooperación en los objetivos comunes, tratando, en todo momento, que las acciones vayan encaminadas hacia el bien común.
Sexto. Reflexionar sobre las experiencias que vivimos y los aprendizajes que de esas experiencias emergen.
Séptimo. Aceptar los condicionantes que padecemos, personales y/o colectivos, las limitaciones y los impedimentos que encontramos y que también nos dan datos sobre la naturaleza de nuestra temporal realidad.
Octavo. Pedir ayuda a los otros y a lo otro, a nuestros hermanos humanos y a lo intangible que se confabula a través de leyes que trascienden nuestra conciencia y nuestros conocimientos y que no podemos nombrar porque carecemos de recurso alguno para ello. Sólo de eso que no podemos nombrar tenemos una experiencia mística, no cuantificable. Lo único que la explican son las emociones, las certezas, las sincronicidades, las paradojas, el orden de la naturaleza, las leyes que están por encima de la voluntad humana, los anhelos y las añoranzas que mueven los espíritus de los hombres y las mujeres hacia la perfección. También, los ideales que marcan la vida de cada individuo, la inteligencia instintiva de todo lo que tiene vida. Y, hasta la razón que trata de cuestionar lo que no tiene explicación, queriendo buscar allí donde se niega la existencia de lo impalpable.
En primer lugar, se ha de buscar la inspiración reflexionando sobre lo que somos, cuál es nuestro verdadero origen y hacia dónde se quiere encaminar los pasos.
En segundo lugar, hay que alcanzar la comprensión posible. Entender los hechos en su complejidad y en su trascendencia, vinculando los acontecimientos al momento evolutivo y a las condiciones que se dan en las distintas dimensiones de la realidad que se juzga, y en la que se quiere incidir y llegar a transformar.
Tercero. Perseguir la trascendencia. Nada se da porque sí. Todo lo que surge tiene una razón de ser y forma parte de un proceso que tiene un origen y lleva a un destino. En el universo no hay despilfarro, todo se aprovecha; cualquier elemento es necesario y juega una función, necesaria también.
Cuarto. Tener la voluntad de participar. Querer participar es hacerser consciente del papel creador que a cada individuo le ha asignado la vida en este juego, asumiendo la responsabilidad que esa participación lleva consigo.
Quinto. Ir al encuentro de la cooperación en los objetivos comunes, tratando, en todo momento, que las acciones vayan encaminadas hacia el bien común.
Sexto. Reflexionar sobre las experiencias que vivimos y los aprendizajes que de esas experiencias emergen.
Séptimo. Aceptar los condicionantes que padecemos, personales y/o colectivos, las limitaciones y los impedimentos que encontramos y que también nos dan datos sobre la naturaleza de nuestra temporal realidad.
Octavo. Pedir ayuda a los otros y a lo otro, a nuestros hermanos humanos y a lo intangible que se confabula a través de leyes que trascienden nuestra conciencia y nuestros conocimientos y que no podemos nombrar porque carecemos de recurso alguno para ello. Sólo de eso que no podemos nombrar tenemos una experiencia mística, no cuantificable. Lo único que la explican son las emociones, las certezas, las sincronicidades, las paradojas, el orden de la naturaleza, las leyes que están por encima de la voluntad humana, los anhelos y las añoranzas que mueven los espíritus de los hombres y las mujeres hacia la perfección. También, los ideales que marcan la vida de cada individuo, la inteligencia instintiva de todo lo que tiene vida. Y, hasta la razón que trata de cuestionar lo que no tiene explicación, queriendo buscar allí donde se niega la existencia de lo impalpable.
Alicia Montesdeoca
Editado por
Alicia Montesdeoca
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Alicia Montesdeoca es consultora e investigadora, así como periodista científico. Coeditora de Tendencias21, es responsable asimismo de la sección "La Razón Sensible" de Tendencias21.
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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