Sentir que ser es reconocimiento, presencia en el aquí y ahora, proyecto en la eternidad, individualidad en lo colectivo, serenidad en el devenir, autenticidad en la confusión, permanencia en el cambio, quietud en los procesos, diversidad en la unidad.

Sentir que poseer es desprendimiento, no identificación con objeto alguno, capacidad para dar y tomar, para la transformación de lo poseído en sutiles símbolos de profundos significados, para trascender la apariencia y atraer lo consistente, para saberte poderoso y vivir sin apego alguno, con la humildad del que reconoce el valor de la desnudez.

Sentir que poder es reconocer la propia identidad como creador, saber que ser creador es asumir la responsabilidad y las consecuencias de lo creado; es sostener la creación mientras está configurándose como identidad, hasta que el soplo de la vida le insufle poder; que todas las obras llevan su propia capacidad de ser y que una vez que toman consciencia de ello se autorregulan y se autogeneran en interrelación, poniendo de manifiesto, individual y colectivamente, la identidad de quien los creó.

Sentir el amor es identificar en todas y cada una de las expresiones de lo real lo que nos vincula, es reconocerse en lo existente, es alegrarse con la imposible división de lo existente, es emocionarse con la complicidad de los lazos que nos conectan, es aceptar que las diferencias son percepciones limitada de la riqueza absoluta, es contemplación desde el infinito de lo aparentemente finito, es compasión por la temporalidad de lo material que lo transforma todo en eterna unidad.

Sentir eternidad es saberse fuera del tiempo y del espacio; viajar sin límites; comprender abarcando; aceptar por conocimiento global; acoger lo esencial e integrar lo ilusorio; nacer y morir en un solo instante; vivir los ciclos con la intensidad renovada de lo nuevo; amanecer permanentemente en cada ocaso; reconocer la historia como una peculiar lectura de entretenimiento humano, crónica ajustada mientras tanto se avanza hacia la conciencia.

Sentir la grandeza ilimitada es sentir a la vez lo concentrado en la pequeñez de la semilla que al germinar desaparece para mostrar lo que guardaba. Lo grande es la no manifestación que abarca sin ruido, permanece sin imponerse, ocupa en el vacío, contiene sin forma, moldea sin patrones y libera sin condiciones. En sus no límites tienen cabida todas las leyes que se ejecutan como una sublime sinfonía.

Sentirse creador es sentir que eres uno con la criatura; que la creación te crea y que lo creado te expresa; que crear es la esencia de una voluntad que se nutre de la creación y que se materializa con ella; que ser creador es vivir la eternidad mientras el proceso de nacimiento de la criatura se pone en marcha, enlazándose a la espiral que el eterno movimiento construye, mientras se complejiza, paso a paso, y se diluye en lo inabarcable.