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El sentir del gatonejo es un sentir del Otro como aquel que no corresponden a los Mismos de donde llega y que dejo de ser de sus Mismos.


Gatonejo
ESCRITO POR MILTON ARAGÓN Se le conoce como gatonejo a aquellos gatos que nacen sin cola o con alguna mutación que les da aspecto hibrido entre gatos y conejos. Son unos animales curiosos que dan mucho para la imaginación. Si los ubicamos desde una definición biológica de especie, el gatonejo es una especie imposible, pues no solo corresponden a dos géneros distintos: Oryctolagus para los conejos y Felis para los gatos, sino también a familias distintas. Por lo tanto no existe posibilidad (natural) alguna de cruza. El caso es que en el imaginario (¿popular? ¿silvestre?), el gatonejo se presenta como el producto de la cruza entre las dos especies, dada su curiosa fisonomía, nos lleva a la ficción de animales fantásticos.  
La figura de éste curioso gato es utilizada por el escritor mexicano Antonio Ortuño, en su más reciente novela Méjico (Oceano, 2015), como analogía del sentir de los hijos de migrantes, en especifico en el caso de los españoles en América. Dicha novela narra la historia de una familia en dos exilios: el nieto huyendo hacia España por un lío con un líder sindical en México y los abuelos viajando de España a México durante la Guerra Civil.  Omar (el nieto) nunca había visitado España, pero su madre nunca abandonó el vínculo con su patria, a pesar de haber llegado de niña a México, ella seguía demostrando su origen geográfico en su hablar y actuar. De hecho hasta el pasaporte español tenía Omar. Dentro de su lío con el líder sindical, Omar decide esconderse en Madrid con una prima lejana que había nacido en Colombia llamada Juanita. Es ella quien le explica su sentir por medio de la figura del gatonejo: “Lo que está mal con usted es sencillo, dijo al fin. Usted, como yo, es un gatonejo. Una cosa que nació en un lado pero con los pies en otro y sus patas no se corresponden con sus orejas. Gatonejo: es, una cruza, un bicho. Se siente raro con unos y otros y es verdad. Eso no se quita pero tampoco tiene importancia”. ¿No es acaso éste sentir como gatonejo lo que pasa cualquier migrante aunque sea una migración interna? Basta pensar en el hombre marginal de Robert E. Park que no es ni de aquí ni de allá o el extranjero de George Simmel que nos resulta próximo y distante a la vez, para ver un par de ejemplos. El sentir del gatonejo es un sentir del Otro como aquel que no corresponden a los Mismos de donde llega y que dejo de ser de sus Mismos.
La patas no corresponden a las orejas le dice Juanita a Omar. Solo quien ha partido o llega a otro sitio que-no-es-el-suyo y que se sale de lo común, puede entender esto, pues se ha vuelto ese Otro que profana los modos del espacio de los Mismos. Lo interesante es que los gatonejos nacieron en el lugar de los Mismos. 

Martes, 3 de Noviembre 2015
Nota

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