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Blog de Tendencias21 sobre las implicaciones sociales del avance científico, tecnológico y biomédico.


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Diversos investigadores han mostrado que la ciencia y la tecnología generan un marco que no se limita, exclusivamente, al análisis y la investigación sobre los hechos o sobre la verdad. El sociólogo Maurizio Meloni nos muestra que la biología es un buen ejemplo de ello.


En buena parte de las sociedades actuales la biología ha generado una transformación de la realidad a partir de la interpretación que realizamos de los hechos y de nuestro ambiente. Es decir, es habitual encontrar que cualquier persona explica su cotidianidad en base a procesos biológicos o biomédicos. La herencia, los genes, la transmisión de enfermedades, etc. son algunos de los elementos que nos sirven de argumentación y que condiciona nuestra vida.

Ahora bien, el conocimiento biológico –tras caer en cierto nivel de “desprecio” entre principios del siglo XIX y la Segunda Gran Guerra– ha ido adquiriendo gran importancia a raíz de la década de los 70. El mendelianismo o el lamarckismo fueron dos elementos que condicionaron sustancialmente las ideologías. El primero, el mendelianismo defendía una especie de determinismo genético sobredimensionado. El segundo, en cambio, hipertrofiaba la determinación ambiental. Ambos enfoques, como nos indica Meloni, tuvieron importancia partidista y fueron empleados por las derechas ideológicas y, paradójicamente, también por las izquierdas.


La vinculación entre la política, la ciencia y la tecnología ha sido mostrada por diversos investigadores. Autores como Foucault, Fox Keller, Haraway, Meloni, Paul o Schmitt (entre otros) se preocuparon de estudiar estas vinculaciones. No obstante, muchos de ellos establecieron tal relación en el contexto del mantenimiento, o no, del orden social establecido. En este sentido destaca Jasanoff quien, en su States of Knowledge, llegó a considerar que tanto la ciencia, como la tecnología eran, ambos, agentes políticos.

Maurizio Meloni (2016) en su texto Politica Biology plantea un interesante enfoque. Según este autor, la política biológica que él plantea trasciende a la propia teoría científica. De tal manera que cada posición científica llega a convertirse en un condicionante de la moralidad y de la política. En este sentido, el conocimiento biológico actual ha hecho que pasemos de una concepción dura de la herencia a una blanda. Ello trae consigo que sabemos que nuestras actividades sociales generan alteraciones sociales que pueden condicionar, a su vez, a las futuras generaciones.

Ante estas reflexiones me surge la duda acerca de si el hecho de que la ciencia y la tecnología sean agentes políticos afecta al sistema educativo o bien se ve afectado por él. Sobre ello hablaremos en otra ocasión. Dejo en suspenso la cuestión por si alguno de vosotros tiene alguna idea al respecto.

Referencias bibliográficas
  • Jasanoff, S. (ed.) 2004. States of Knowledge. The Co-production of Science and the Social Order. New York: Routledge.
  • Meloni, M. 2016. Political Biology. Science and Social Values in Human Heredity from Eugenics to Epigenetics. New York: Palgrave macmillan.

Lunes, 4 de Febrero 2019
Nota

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